Primero de Mayo,
un día diferente en Cuba
Por: Nuria Barbosa León
Para los cubanos celebrar el Primero de Mayo es un hábito
creado desde mucho antes del triunfo de la Revolución, y cada año
sorprende más, por la cantidad de personas que participan y la forma en que se
organiza.
En la Isla el Día Internacional del Trabajo es feriado, no
se acuden a las labores de rutina pero se mantienen en activo los centros de
producción continua y los de servicios de primera necesidad.
En cada localidad, territorio ó ciudad se organizan actos y
marchas donde los obreros se movilizan para exigir el fin del bloqueo, la
salida sin condicionamiento de la Base Naval de Guantánamo, la libertad para
Los Cinco y justicia en el caso de Posada Carriles. Pero a su vez se reafirma
la sostenibilidad del socialismo para los cubanos.
Cada cual prepara su cartel, se viste con los colores de la
bandera o porta banderitas cubanas que alza cuando se encuentra muy cerca de la
tribuna donde están los dirigentes de la provincia o del país. Los hay que
cargan tambores, cajones, tumbadoras, cencerros, claves, maracas y hasta
cazuelas improvisadas para armar la conga de cajón.
Algunos centros laborales improvisan carrozas, los pioneros
y estudiantes acuden con iniciativas propias para destacarse dentro de la
muchedumbre. No falta el padre que lleva en sus hombros al niño vestido de
miliciano y la anciana que demora en caminar pero que saluda con una sonrisa a
las cámaras de televisión.
En Ciudad de la Habana se desfila o se hace una
concentración en la Plaza de la Revolución y la máxima aspiración de los que
acuden al lugar es encontrarse con el saludo amistoso del Comandante en Jefe.
En la capital no se duerme la noche anterior, desde la
madrugada comienza el traslado del personal, se cuenta con el transporte
público ó de empresas. El amanecer es un murmullo desordenado de claxon,
sirena, gritos y voces que se agitan para llegar temprano al lugar acordado.
Los puntos de embarque y de destino, están alejados de la
Plaza para evitar accidentes de tránsito, por lo que se camina muchos
kilómetros entre conversaciones de amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Si
se coincide con una conga hasta se echa un pasillo para que el deambular sea
divertido.
En las calles y avenidas aledañas se sitúan carpas de venta
de comestibles ligeros, baños públicos, pipas de agua y centros de emergencias
sanitarias con ambulancias garantizadas. El personal paramédico se mueve con
una camilla entre la multitud presto a dar atención rápida y especializada a
cualquiera que lo necesite.
Labor importante realiza la prensa que no sólo transmite en
tiempo real lo que acontece sino que guía por los altoparlantes con música y
consigna para que la actividad fluya sin decaer el entusiasmo.
No hay fuerzas antimotines, ni gases lacrimógenos, ni
violencia. No se exigen demandas laborales ni se protesta en contra del
gobierno. La policía dirige el tráfico y los mismos trabajadores, organizados
por sindicatos, hacen los cordones para que no hayan desvíos en las marchas.
Hay un coro gigante integrado por artistas y aficionados al
canto, también está la banda de música y la pizarra humana. Los pintores y
diseñadores se encargan de los murales y de engalanar el lugar. Una vez
concluida la movilización una gran tropa de trabajadores comunales barre todos
los desechos y la Plaza vuelve a la normalidad.
Hasta el sol, este día, alumbra más. Los cubanos se vuelven
un mar de pueblo en una muralla humana compacta y el enemigo tiembla al no
entender por qué todos apoyamos a la Revolución.
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