9 de Julio de 2007
Ayer se cumplieron exactamente 191 años de la declaración formal de la
Independencia en la provincia de Tucumán.
Hoy, muchas escuelas festejan este acontecimiento... pero para festejar, debemos
primero comprender qué festejamos, comprender nuestra historia y al mismo tiempo
analizar nuestro presente.
Un diccionario nos puede decir que independencia es “libertad; situación de un
país que no depende de otro; entereza; una patria libre”.
Pero cada una de estas palabras puede tener un significado subjetivo totalmente
distinto para cada uno de nosotros. Si nuestra independencia es libertad, es
patria libre, es entereza, dignidad... ¿Qué es patria, qué es dignidad para un
chico que no tiene un plato de comida en su casa; o para el que abandona la
escuela para ser sustento de su familia?¿Qué es patria para el chiquito que
muere de neumonía por falta de medicamentos en pleno 2007?¿Qué es dignidad para
la persona que duerme en la calle; para los desalojados?¿Qué es entereza para el
desocupado?
Y si la libertad y la dignidad están estrechamente ligadas a lo humano...
¿Cuán humanizante es un país que reprime a los docentes, que militariza
escuelas? Un país donde los salarios de la mayoría de sus trabajadores no
alcanzan la canasta familiar.
¿Cuán humanizante es la dolorosa muerte de un trabajador en lucha por nuestros
derechos, por nuestras escuelas?
¿Cuán humanizante fue la muerte de Carlos Fuentealba hace tres meses en plena
“libertad” y “democracia”?
“...nada de lo humano debe sernos indiferente”*
Pero para interpretar nuestro presente, debemos revisar nuestra historia:
El Acta de la Independencia firmada apresuradamente el 9 de Julio de 1816 en el
Congreso de Tucumán fue exclusivamente política, no económica. La falta de
industria y comercio entre las colonias llevó, paradójicamente, a ser cada vez
más dependientes de nuestra compradora y vendedora: Inglaterra. Hoy lo somos de
las multinacionales, del Banco Mundial... “prefiero una libertad peligrosa que
una servidumbre tranquila...” dijo alguna vez Mariano Moreno.
Rendir homenaje a la Independencia, a la que realmente deseamos, es también
comprometerse y recordar que la verdadera libertad, la verdadera patria, la
verdadera dignidad es el pan en cada mesa, es trabajo, es un techo, es salud y
educación para todos y por igual. Dijo un gran hombre: “Librar del hambre sólo a
la mitad de los que la sufren es una meta vergonzosa y modesta".**
Algún día los trabajadores, los desocupados, el pueblo todo, seremos los
protagonistas de la historia que algún día contarán nuestros chicos.
Rodolfo Walsh escribió alguna vez... "Nuestras clases dominantes han procurado
siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan
héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas
anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La
historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas
las otras cosas."
Finalmente, resultaría interesante y adecuado en este momento el comentario de
Lenin “es más emocionante vivir la experiencia de la Revolución que escribir
sobre ella”.
Podría agregar a ello que, en lo que a mi respecta, sería también emocionante
vivir la experiencia de la libertad, la verdadera libertad mi pueblo, que
escribir discursos críticos sobre ella.
* Fray Beto
** Fidel Castro
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