Hasta
ahora muchos filósofos se han dedicado a “renovar” palabrerías
sobre el mundo... de lo que se trata es de transformarlo. Ha de
saberlo Myung-Hyun Lee del Comité organizador para el Congreso
Mundial de Filosofía, cuando afirma que “…espera tener
reflexiones renovadas sobre la naturaleza, alcances y funciones
de la Filosofía en una era de creciente multi-culturalidad,
globalización y tecnificación científica 3
”. Si tal “era”, como parece, se refiere a la
“era” del Capitalismo es lógico y urgente convocar a pensar
el futuro, lo nuevo, lo diferente… lo opuesto a esta máquina
de crimen y devastación que amenaza a la humanidad con
destruirla y destruirlo todo. Ojalá que “renovador” no
signifique “resucitador”, que “reflexiones renovadas”
implique búsqueda de lo nuevo y no implique cirugía cosmética
gatopardista de filósofos especialitas en “renovar al
mudo” para renovar sus contratos. Porque es absolutamente
cierto que, sin triunfalismos ni simplismos, urgen praxis
renovadas (y renovadoras) revolucionarias, para que quede claro,
de una vez por todas, que lo único nuevo, posible, es el
Socialismo. El salto cualitativo de la humanidad que se
pertenecerá a sí misma y no a los explotadores. ¿O estarán
planeando otra “tercera vía”?
“La
historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la
historia de las luchas de clases”
La
agonía del Capitalismo, aun prolongada, es tan irreversible que
no es posible, ni para los filósofos más complacidos, con los
mejores intentos, imaginar o encontrar un solo argumento
honesto que pueda defender la historia, los hechos concretos y
los estragos de un sistema económico y social basado en la
corrupción y el robo. Lo que alguna vez fue un sistema con
fuerza revolucionaria capaz de sacar al mundo del periodo
medieval es hoy un sistema decadente que sólo es capaz de
sobrevivir a fuerza de esclavizar, explotar y degenerar a la
especie humana. Y para sobrevivir el Capitalismo invertirá
cuanto tenga a mano así ponga en riesgo la existencia misma del
planeta. Así tenga que comprar filósofos que lo alienten
en su lecho agónico. Uno no pude ser ingenuo. “Lenin y
Trotsky, por el contrario, decían que no existe la crisis final
del Capitalismo, en el sentido de un colapso automático
del sistema. Si se le deja a su merced, el sistema capitalista
siempre encontrará una salida, aunque con un coste terrible
para la clase obrera y la civilización humana.4”
Nos
amenaza la barbarie con su “lógica” modelo imperio: si el
Capitalismo no tiene salida nada tendrá salida. Hay que
recordar a Irak. A los filósofos burgueses les gusta soñar con
la “paz” de las reformas sin sobresaltos. Se
ilusionan, o quieren ilusionarnos, con la idea de un Capitalismo
humanizado sin esa “violencia” de los “resentidos
sociales”, sin odio de clases, sin divisiones
entre “hermanos”. Se hacen fantasmagorías con la reconciliación
de las clases. Hacen fraseología sobre la “paz” social, sin
perder o frenar la productividad ni la rentabilidad burguesa,
con cambios “humanistas”, poco a poco, graduales y sin
aspavientos… retóricos del reformismo, la inconsistencia teórica
y política, la crítica a los métodos revolucionarios y la
defensa de la “democracia burguesa” sin importar su grado de
putrefacción.
No
pocos filósofos andan por el mundo sembrando, todavía, la desconfianza
de los sentidos, las mayéuticas mercantiles de sus metafísicas
fetichistas, sus idealismos como demiurgos fatalistas y la
“subjetividad” como fábrica del cosmos sospechoso… por
mencionar unos cuantos. Todo para sostener la alienación en sus
modalidades más estrambóticas. Todo para mantener vivas las
palabrerías rentables usadas como credo “ilustrado” que
ayuda a esconder la miseria, la degeneración y los muertos en
un sistema devastador y corrupto por definición. Los ricos
pagan por eso fortunas.
¿Qué
es lo nuevo? ¿Qué es lo renovado? Habrá que ver en este
Congreso cómo se elude el “novedosismo” de los filósofos
con aspiraciones prestidigitadoras.¿Será que quieran algunos
hacer pasar por “renovada” la producción actual en un mundo
en crisis de sobreproducción donde sólo puede comprar
el 20 % de los habitantes… será que nos presentarán una
solución renovada al problema del Trabajo y el empleo, los
sueldos, las condiciones laborales, serán, acaso, ideas nuevas
para relaciones obrero-patronales justas, des-alienadas? ¿Se
renovarán los servicios, la agricultura y industria
manufacturera? ¿Se renovará algo en materia de explotación de
materia prima y mano de obra? ¿Hay algo renovable en el
Capitalismo? Ya veremos qué defienden los filósofos burgueses.
Lo tienen difícil, ni duda. En cualquier caso todo lo que
pretenda hacer sobrevivir al Capitalismo y hacer sobrevivir las
ilusiones sobre alguna forma de sobre-vida burguesa deberá ser
debatido a la luz de los datos más concretos sobre la realidad
económica, política e ideológica de la humanidad a estas
horas. Toda filosofía alienada que pretenda pasar por encima,
debajo, al lado, indiferente o mística respecto a las
calamidades más desesperantes que explotan y esclavizan a la
humanidad, acompañará irremediablemente al Capitalismo hasta
la tumba… y se irá con él. Nueva sería un filosofía
actualizada y potenciada al servicio de la transformación del
mundo en manos de los trabajadores. Nuevo sería un sistema
social capaz de emerger dialécticamente de las fuerzas
organizadas hacia el socialismo con los trabajadores del mundo
unidos. Por ejemplo.
Un
Filosofar renovado sólo es posible si se pone en claro
que el sistema capitalista no es eterno. Que el pensamiento fabricado
a su servicio caduca y languidece. El desempleo ahora es una
perspectiva que asedia y representa la moralidad de los
explotadores. Las burguesías creen todavía que pueden
convencer a los trabajadores de que el sistema de "libre
empresa" es el único y mejor sistema posible, precisamente
cuando miramos cómo fallece. Inventan incluso Congresos de Filósofos
y, a veces, alquilan a poetas famosos para organizar y amenizar
las charlas más complacientes con el “mercado
neoliberal”. Como en México con Octavio Paz. El Capitalismo
será incapaz, según pase el tiempo y según maduren las luchas
en su contra, de satisfacer incluso las necesidades más básicas,
es decir, empleo, salario digno, hogar, educación y salud,
jubilación, control de los ecosistemas… El Capitalismo se
desplomará de un momento a otro, en unos meses, en unos años,
su muerte es inexorable. Fenecerá por una suma de factores no
milagrosos. Lo nuevo en el horizonte de los pueblos es el
Socialismo. Hay que ayudar, colegas filósofos, a hacerlo visible.
Los
Filósofos deben pensar en lo costosa que es para la humanidad
la agonía del Capitalismo. Es decir deben pensar cómo piensan
los trabajadores del mundo unidos. El Capitalismo ha
desarrollado la economía mundial anárquica y de guerras
internas que prepara las condiciones para una recesión
devastadora. Tarde o temprano. La agonía del sistema
capitalista como las epidemias, adquirirá un carácter más
general y severo, irá de un continente a otro a la velocidad de
la luz, devastando comunidades, regiones y países enteros. Esa
es la imagen de una agonía en un espejo del mundo no muy
lejano. ¿Se quedaran sin palabras los filósofos?
Filosofar
con los pies en la tierra, en la historia y en sus cambios. Ya
tiene doscientos años de historia del Capitalismo, ya dejó su
sello en todo el periodo y afectó a las relaciones entre las
clases y a la conciencia de cada clase. Una historia de sangre,
obscenidad y guerras, un periodo de lucha de clases tormentoso,
que cambió decididamente la historia de la humanidad y puso en
riesgo grave la supervivencia de la especie humana… varias
veces. Esta agonía es lenta hay que ser cautos, ya otros alguna
vez defendieron la idea de la crisis final del Capitalismo.
Pensaron que el Capitalismo colapsaría, “automáticamente”
debido a sus propias contradicciones sin tomar en cuenta que
papel trascendental deben jugar las luchas campesinas y obreras
en ese cambio. Por eso es de importancia extraordinaria lograr
que el Capitalismo sea derrocado por la clase obrera. La
historia no se resolverá mágicamente sólo porque existan más
pobres, más crisis o más rebeldías… es falso aquello de
“cuanto peor mejor” la historia podrá cambiar porque la
lucha de clases nos permite entender la necesidad de la
organización, la conciencia socialista y la construcción de
una dirección correcta hacia la revolución permanente. Y no
hay de otra.
El
Capitalismo agoniza y la autoridad que disfrutaron los
filósofos en otro tiempo se desvanece exponencialmente porque,
entre otras razones, muchos pensadores han sido incapaces de
entender su composición de clase, la han escondido o
traicionado o han sido veleidosos que se niegan a entender que
“todo lo que sube tiene que bajar”. La dialéctica de la
historia. Porque muchos filósofos dejaron de cultivar la pasión
por la verdad en el seno de las mejores luchas humanas y se
abandonaron a los escarceos más mercenarios con la burguesía.
La explotación ha aumentado en todos los países, los
capitalistas anhelan extraer toda la plusvalía posible a los
trabajadores… esa es la base de la producción capitalista y
eso genera injusticias, crímenes, hurto degenerado y un
malestar creciente que refleja un síntoma de la debilidad
patente y latente de todo el sistema.
Los
Filósofos han de tomar posición porque la agonía del
Capitalismo entró en una fase de destrucción vigorosa, marcada
por las guerras y un periodo de gran inestabilidad y entró en
un largo periodo de declive, que no sigue una línea recta. Hay
periodos breves de recuperación y tiene sus peculiaridades. El
Capitalismo tiene bajo nivel de desarrollo de la producción,
una gran burocracia estatal y crisis destructora de las fuerzas
productivas. El futuro del Capitalismo es la pobreza, la deuda,
el hambre y el analfabetismo, una caída del nivel de vida. Todo
esto confirma que el Capitalismo se encuentra en un declive
manifiesto de maneras diversas. “La prolongación de la
agonía del Capitalismo, amenaza con socavar la cultura y la
civilización humana, o incluso el futuro de la humanidad. La
tecnología que puede ser una amenaza para la existencia de
nuestras especies (la guerra química y biológica, ingeniería
genética, energía nuclear…) está en manos de
multinacionales irresponsables; la destrucción del planeta por
la sed de beneficios de los monopolios; la degradación del
medio ambiente —el aire que respiramos, el agua que bebemos,
la comida que comemos— se lleva a cabo en nombre del
beneficio. Las desenfrenadas actividades del imperialismo
provocan una guerra tras otras. Todos estos fenómenos
—tomados en su conjunto— ponen un gran signo de interrogación
no sólo sobre el futuro de un sistema socioeconómico que ha
logrado sobrevivir a sí mismo, sino también sobre el futuro de
nuestro planeta5”.
Y muchos filósofos, trabajadores de la filosofía, no se
atreven a tomar su lugar al lado de los trabajadores.
Hace
falta que los filósofos como trabajadores del pensamiento
eleven la calidad de su trabajo y contribuyan a desarrollar el
Socialismo. Hace falta que los filósofos entiendan el
Socialismo Científico desde, sus propias luchas como
trabajadores de la filosofía y contribuyan a expresarlo en el
seno de las luchas obreras y campesinas del mundo entero para
que se beneficien con las mejores herramientas de la ciencia
filosófica. No habrá Socialismo capaz de llegar automáticamente
a la victoria. Es necesario un método y su correcta aplicación,
será necesaria la orientación marxista a cada momento y una
organización, desde abajo, capaz de inspirar y desarrollar la
confianza más garantizada entre las masas luego de haber
fraguado con la praxis una experiencia y una dirección
inteligente, audaz, creativa y no sectaria. Pero un método
revolucionario implica, sin oportunismos, muchas cosas, según
se den los momentos y las circunstancias… según se presente
el correlato de fuerzas en conflicto. No se debe tener miedo a
ninguna herramienta consensuada desde abajo y pertinente con un
programa revolucionario ni en el parlamento ni en la insurrección.
Hay que ser muy dúctiles en la organización y muy rigurosos en
los principios científicos del socialismo.
El
Socialismo sólo teórico es ridículo y peligroso. El método
revolucionario que puede llevar al proletariado a la conquista
del poder no puede despreciar ninguna herramienta pero ha de
estar atento evitar toda solución que no asegure la construcción
concreta del poder en manos de los obreros y los campesinos y la
organización del partido revolucionario nuevo.
Es
preciso entender y explicarnos entre todos, con la máxima
claridad, de qué manera, en qué terrenos, con qué alcances,
riesgos y posibilidades se presenta la lucha de clases a cada
minuto. Es inexcusable construir la solidaridad revolucionaria
de las masas, romper toda esperanza en la supervivencia del
Capitalismo, toda ilusión sobre el arrepentimiento de
los explotadores "democráticos". Es imprescindible la
educación de cuadros de filósofos revolucionarios, es
indeclinable la crítica dialéctica y científica contra la
“cultura” burguesa, el “arte” burgués, la opinión
publicada por el stablishment en sus mass media,
el “sentido común” (es decir la moral burguesa), aprovechar
lo mejor para superarlos y es absolutamente necesario ser
capaces de mostrar, un temple y una disciplina implacables y
creativos para encontrar, hombro con hombro, al lado de los
trabajadores, una solución razonada para cada problema que se
presente a la construcción del Socialismo. Es preciso trabajar
al lado de las capas más combativas del proletariado y aprender
a mirar críticamente, con su sensibilidad, las condiciones
objetivas de la lucha de clases y corregir lo que sea necesario
para recuperar el desarrollo de la humanidad. De lo contrario el
filósofo será un inútil a la revolución.
Una
clave para los filósofos es contribuir con los trabajadores del
mundo a dar el “salto cualitativo” hacia la construcción de
un partido desde abajo, partido alegre, entusiasta, fresco,
renovador que inspire confianza entre personas solidarias y
comprometidas, entre compañeros que debaten diferencias y
fortalecen fraternalmente sus coincidencias… un partido pleno
de futuro con estrategias y tácticas, capaz de plantear
perspectivas con firmeza teórica y prueba práctica. Un partido
dispuesto a mejorar las condiciones de vida con una economía
ideada, planificada y controlada por los trabajadores mismos. Un
partido como el que, hasta hoy, no se ha visto.
Si
el sistema todo ha de transformarse, así sea con ritmos que aun
no conocemos, elijamos que se transforme hacia lo mejor posible.
No repitamos los errores. Ni los horrores. Preparémonos eludir
todas las ideas y prejuicios que no colaboren a construir la
seguridad en nosotros mismos y nuestra independencia del ser y
pensar burgués agonizante. La conciencia de las masas, en más
de una actividad, puede transformarse en 24 horas si las
condiciones nos lo exigen. Pero eso no ocurrirá milagrosamente.
Y ningún filósofo comprometido con la humanidad, en serio,
puede hacerse el sordo. Nuestro desafío mayor radica en mirar
el terremoto con antelación y preparemos, confiando en nuestras
propias fuerzas, para sobrevivirlo mientras ideamos la creación
de un mundo mejor. Socialista pues. En última instancia, la
viabilidad de cualquier sistema socioeconómico que podamos
crear, dependerá de que seamos capaces de impulsar los medios
de producción. De que estén en manos de los trabajadores. Si
logramos controlar eso, con un programa socialista, habremos
dado un paso vital.
Filósofos
del mundo, no todo se reduce a la economía. Claro que no bastará
con transformar los medios y la propiedad privada sobre ellos,
habrá que transformar las formas en que nos relacionamos, las
relaciones de producción, para desaparecer de nuestras vidas y
cabezas la imagen del “patrón”, del “dueño” del
sistema que nos exprime, nos inhibe, nos amedrenta, nos silencia
y nos frena la creatividad… derrotar toda alienación,
desaparecer todo autoritarismo en las aulas, las fábricas, las
sobremesas y las sábanas…y junto con el cambio de las
relaciones impulsar el cambio de la cultura, los hábitos, los
gustos… mejorarlos pues para que mejorándolos nos hagamos
mejores personas, mejor especie. No es imposible.
Muchos
filósofos han sido capaces de absorber, de manera correcta, es
decir en la práctica directa, las ideas y métodos
fundamentales del marxismo pero muchos han vivido, demasiados años,
asilados en los cubículos y los pasillos, en las aulas y
en las bibliotecas, como intelectuales pequeño burgueses
incapaces de la critica, o de auto-critica, incapaces de poner
la ciencia al servicio de la revolución socialista. Muchos filósofos
le temen al marxismo sin saber por qué y muchos lo desconocen
inexplicablemente. Pero cada filósofo debe saber que la Filosofía
no necesariamente atrajo a todo lo mejor de la
intelectualidad científica. No están entre las filas de los
filósofos los hombres y mujeres mejor preparados dedicados a
servir sinceramente a la causa de la Filosofía para transformar
al mundo. Hay burócratas y burros cuya ignorancia e
irracionalidad traicionan todo espíritu de “amor al saber”.
Hay una cantidad no pequeña de filósofos que carecen de
formación científica en materia política y carecen de
experiencia en las luchas campesinas y obreras que les
permitiera adquirir una verdadera comprensión marxista. Una
compresión de la Filosofía para transformar al mundo no sólo
para contemplarlo.
Cargamos
el lastre burgués de un sistema social que también ha sometido
a la explotación a muchos filósofos, como a todos los
trabajadores… cargamos un lastre ideológico burgués que
impide comprender la dialéctica y el papel del filósofo como
un trabajador también alienado. Muchos filósofos esconden su
ignorancia, su orfandad de método filosófico socialista, tras
la palabrería formalista de la “lógica” más conveniente
al quietismo de algunas universidades y no pocos centro de
investigación. Muchos filósofos sienten que es impertinente,
que no les pertenece, luchar políticamente como filósofos
concientes de su fuerza de trabajadores organizados. Son
individualistas y desconfían hasta del universo. Han sido
educados y sometidos, por ejemplo, a los designios del
formalismo lógico para las conductas políticamente correctas,
los programas académicos laboralmente correctos, la estética
decorativamente correcta, la epistemología sin política,
sin economía… sin rebeldía, sin lucha de clases. “Tal
formalismo es una característica del pensamiento burgués, y
sobre todo de los intelectuales formados en la universidad. Es
la base de la lógica formal. Este método consiste en la
elaboración de una hipótesis más o menos arbitraria, basada
en un puñado de datos seleccionados y después se intenta
justificar la hipótesis con una nueva aportación de cualquier
dato que pueda corroborarla. Este método es conocido por los
estudiantes de posgraduado que tienen que defender una tesis
doctoral. El aspecto positivo de este método es que a menudo
arroja nuevas e interesantes ideas o iluminan las teorías ya
existentes. Pero el aspecto negativo, es que pueden llevar a
conclusiones equivocadas y arbitrarias, lo que identificamos
como sofistería. Por cada tesis doctoral que lleva a nuevo
descubrimiento, hay cien que se pueden arrojar al cubo de basura6.”
Hay
filósofos que ignoran lo que es una lucha por sus derechos y
desconocen en la práctica lo que significa la solidaridad con
quienes luchan por el Socialismo. No ven que se trata del
episodio más importante en las centurias más recientes, no ven
la dialéctica de la historia, no ven que se muere un sistema
asesino y que nace una humanidad conciente y dueña de sus
fuerzas… una humanidad que quiere desarrollarse plenamente.
Creen que es una “tendencia” un capricho de sectas, una
movida de grupúsculos… y no ven que se trata del ascenso de
la humanidad.
Muchos
filósofos son incapaces de ver que viene a galope tendido, a
lomos de la historia, de un continente a otro, la revolución
Socialista. Viene bajo la dirección de los trabajadores, con su
dirección objetiva y subjetiva. Muchos no la ven venir por que
no pueden o no quieren. Pero este Congreso Mundial de Filosofía
está obligado a hacerla visible. O será nada.
Es
obligación de un Congreso con esta envergadura poner en su
lugar las incertidumbres viejas, demostrar lo ocioso que son
muchas de ellas y dar lugar a la urgencia de cuestionar esta
sociedad producto dialéctico de la historia humana. Es su
obligación ¿Hay quién objete? preparar las energías para
esos futuros acontecimientos que irán apareciendo según emerja
el Socialismo en todo el mundo. Este congreso debe pensarse como
espacio para pensar la transición dialéctica plena de
contradicciones acumuladas: pensar críticamente la desigualdad
social y la insolencia burguesa que vive entre privilegios
injustos e ilegales, pensar el costo brutal de la plusvalía,
pensar la desfachatez de las jornadas laborales; pensar la
inseguridad laboral; pensar el ataque sistemático a las
organizaciones de trabajadores; pensar la concentración obscena
del capital y el poder degenerado de los monopolios y las
empresas. Pensar el papel de los gobiernos parásitos
responsables de endeudamientos delirantes, pensar la reducción
del gasto público, la defraudación de los sistemas de
bienestar, vivienda y salud; pensar la extorsión y el
terrorismo fiscal contra los más pobres y el perdón legalizado
a impuestos que no pagan los ricos... Pensar las degeneraciones
del gusto, la estética de la miseria, la violencia psicológica
contra niños y adultos, la marginación y la persecución, la
degradación cultural y la mansedumbre por terror cotidiano.
Pensar para no quedarse pensando y pasar a la acción de
inmediato, pensar como una acción práctica que transforme al
mundo de inmediato. Pensar la praxis, en praxis, para la praxis.
O sea, pensar en movimiento. ¿O dirán que nada de esto es
asunto de la Filosofía? ¿O dirán que son temas tangenciales?
¿Qué es tendencioso, que abordar esos temas politiza la
Filosofía? ¿Qué hay que hablar del Ser en abstracto sin
hablar del ser humano en concreto?
Este
Congreso ha de tener en claro el momento transicional en que
aparece y habrá de poner en claro que el Capitalismo no es
eterno, ni divino. Que es imperativo comenzar a pensar en
colectivo, y sin exclusiones, cómo vivir, trabajar, pensar y
actuar de manera diferente sin el peso demencial del Capitalismo
y lo fácil que será vivir, pensar, trabajar y actuar sin miedo
a la represión, sin miedo la violencia de los empresarios y sus
gobernantes pagados para sofocar la libertad de los pueblos. Qué
fácil será organizarnos para nuestro bien colectivo si no
estamos amedrentados permanentemente. Este Congreso, en horas de
transición, deberá abordar el pensamiento hacia el Socialismo
y la cronología de la humanidad hacia sus transformaciones más
profundas. La Revolución Permanente.
Para
eso será necesario un Congreso con Filósofos que no se
escandalicen con la transformación que emprenden los pueblos
desde abajo y harán falta filósofos que no sean cómplices de
la explotación capitalista de la esclavitud o la servidumbre.
Filósofos capaces de entender y enriquecer el pensamiento ante
el hecho extraordinario de cambiar las monstruosidades del
Capitalismo que ni es eterno, ni es inmutable. Que es preciso el
cambio y que ya se gestan en las entrañas de la historia los
embriones Socialistas que son testimonio vivo, que cambiará,
transformará todo hasta en los aspectos más imperceptibles. El
Capitalismo entró en una fase de decadencia terminal, que puede
durar cierto pro que mientras dure las consecuencias negativas
de su sobre-vivencia pesarán sobre la humanidad de manera
amarga. Aun con destellos de vida relativa no mejorarán las
contradicciones, a cambio se exacerbará el paisaje de
degeneración y barbarie. Ya se ven los signos de las fases que
amenazan al mundo con catástrofes terribles. Como las
hambrunas, como las epidemias, como las invasiones para saquear
materias primas y mano de obra.
Este
congreso que convoca a pensar de manera renovada lo nuevo
deberá estar en guardia contra la tribu mediocre de Filósofos
profesionales y aduladores a sueldo, que tratará de llenar con
salivas reconciliadoras de clase, cualquier perspectiva de
cambio profundo. Es preciso prepararse contra la cooptación del
Congreso (si no es que ya está cooptado) por parte de
sabihondos de biblioteca que no sólo ignoran el ascenso del
Socialismo sino que lo combaten y que combaten, como pueden y
donde pueden, cualquier preparación de la vanguardia
proletaria, luchan contra la creación y formación de cuadros
además calumniar a diestra y siniestra el pensamiento más
avanzado que se ha puesto al servicio de la revolución de los
pueblos: el marxismo.
Este
congreso ha de saber que la muerte del Capitalismo conlleva
batallas de tipo muy diverso y también momentos de calma
relativa. Calma engañosa siempre. Este congreso, que llama a
pensar lo nuevo, es, a su modo, preludio de una batalla nueva y
ha de saber que los filósofos del Socialismo no se duermen en
la calma, que éste llamado a pensar lo nuevo comporta
las tareas de entrenarse, limpiar y velar las armas,
convocar y organizar a filósofos nuevos, mejorar todas los
medios y modos de comunicación y logística… en fin
prepararnos para ofrecernos sin reservas y ganar las batallas próximas.
Estar al lado de los trabajadores, como trabajadores, acelerando
en lo posible el fallecimiento del Capitalismo, para construir
junto a los campesinos y los obreros, la victoria del
Socialismo.
Presenciamos
un periodo de la historia del Capitalismo lleno de crisis
convulsivas sin precedentes, en todo el mundo, eso hace sonar el
toque de difuntos por este sistema económico y social de opresión
y explotación que la inmensa mayoría de los seres humanos no
resiste más. Es este un momento de tránsito donde lo viejo no
termina de morir y lo nuevo no termina de nacer… Y ya que, con
su deceso, el Capitalismo dejará muchos beneficios a la especie
humana ¿por qué no le damos a su muerte, organizados y
fuertes, una ayudadita? Al fin y al cabo muchos no derramaremos
ni una sola lágrima.
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