Abu Ghraib: uno de los méritos
de Alberto Gonzales
Publicado el 28 de agosto de 2007
Por Amy Goodman
La repentina renuncia de Alberto Gonzales como Fiscal General
de Estados Unidos anunciada el lunes pasado no ocurrió lo suficientemente a
tiempo. Las políticas y la politización de la justicia que han sido su sello
personal permanecen. Gonzales ha sido un pertinaz ejecutor y defensor de las más
nefastas políticas de la administración Bush/Cheney: desde la práctica de la
tortura y las escuchas telefónicas sin órdenes judiciales hasta la destitución
de fiscales estadounidenses y la ampliación de los poderes del ejecutivo.
Pensemos en la tortura. En enero de 2002, Gonzales escribió
un memorándum en el que calificaba como “desfasadas” algunas de las
disposiciones reflejadas en la Convención de Ginebra. Después de eso llegó el
notable informe Bybee de agosto de 2002, que sirvió como base legal para las
técnicas agresivas de interrogación posteriormente reveladas en las fotos de Abu
Ghraib.
El informe argumentaba que no sería considerada tortura una
técnica de interrogación que no causara un dolor “equivalente en intensidad al
dolor que acompaña a una herida física grave, como un fallo de órganos, la
disminución de una función corporal o incluso la muerte”. Asimismo, permitía
cualquier cosa que estuviera por debajo del “daño psicológico significativo que
perdurara considerablemente, por ejemplo meses o incluso años”. Gonzales
autorizó a la CIA y al Pentágono a usar el informe Bybee como base de sus
directrices operativas, lo que permitió que sus agentes llevaran adelante
interrogatorios agresivos con la seguridad de que quedarían impunes ante los
posibles procesos judiciales por crímenes de guerra.
Esto llevó a sostener prácticas como el uso de perros en los
interrogatorios. Tony Lagouranis, ex interrogador del Ejército de EE.UU.,
recordaba así el uso de perros en Irak: “Estuvimos usando perros en el centro de
detención de Mosul, que se hallaba en el aeropuerto. Poníamos al preso en un
contenedor de transporte. Lo manteníamos despierto toda la noche con música y
luces estroboscópicas, en posiciones incómodas, y luego llevábamos a los perros.
El preso tenía vendados los ojos, así que no entendía realmente lo que estaba
ocurriendo, aunque teníamos al perro controlado”. Esto no está tan desfasado.
Cuando estaba siguiendo la cobertura periodística de la
dimisión de Gonzales, con el volumen de la televisión bajo, vi que aparecían
imágenes de perros. En la parte de abajo de la pantalla se podía leer “Se
declara culpable”. Me pregunté: ¿estarán las cadenas de televisión diciendo la
verdad sobre el legado de Gonzales? Subí el volumen. La noticia era sobre el
mariscal de campo del fútbol americano Michael Vick y su escándalo sobre peleas
de perros. Escuché al presidente Bush usar la frase “arrastrado por el fango”.
¿Se estaría refiriendo a lo que les ocurre a los detenidos? No, se estaba
refiriendo a la reputación del último de sus compinches de Texas al momento de
abandonar la Casa Blanca.
El escándalo de los fiscales estadounidenses, considerado por
la mayoría como la razón por la que Gonzales dimitió (su declaración a la prensa
de 1 minuto y 40 segundos no dio ninguna pista sobre los motivos de su
renuncia), continuará acosándolo. El presidente del Comité Judicial de la Cámara
de Representantes, John Conyers, promete que las audiencias para investigar las
destituciones seguirán adelante: “Esto no lo libera de la obligación de
responder a nuestras solicitudes de presentación ni de ser citado
judicialmente, ni de que sea acusado de desacato. No hay que ser investigador o
congresista para entender esto. Así que esto no cambia nada”.
Nada cambia
tampoco para Bush. El mismo día de la renuncia, Bush se hallaba en un evento de
recaudación de fondos para el senador republicano Pete Domenici, implicado en la
destitución del fiscal estadounidense David Iglesias. Pocos saben que Iglesias,
cuando era un joven abogado militar del cuerpo jurídico del ejército conocido
como “JAG”, llevó adelante un caso que más tarde se convirtió en la película
Cuestión de honor (A Few Good Men).
El personaje de Iglesias fue interpretado por Tom Cruise.
De igual modo, nada cambia para los presos de Guantánamo o
las prisiones secretas de la CIA. Aún se les niega el hábeas corpus, aún siguen
siendo sometidos a interrogatorios agresivos, con técnicas como el aislamiento
sensorial y la privación del sueño. El Centro para los Derechos Constitucionales
(Center for Constitutional Rights), la organización de abogados sin fines de
lucro que representa a cientos de presos de Guantánamo, tiene sus reparos a la
hora de dar la bienvenida a la dimisión:
“Gonzales fue fundamental a la hora de preparar el terreno
para que se produjeran abusos y atrocidades en Abu Ghraib. Además, sus cargos de
Consejero Legal de la Casa Blanca primero, y de Fiscal General después,
estuvieron marcadas por una abierta hostilidad hacia las libertades civiles y
una alarmante falta de respeto por la Constitución de EE. UU. y las leyes
internacionales. Guantánamo sigue ahí, al igual que las torturas, las escuchas,
las prisiones secretas de la CIA, las ‘rendiciones extraordinarias’ y los
juicios ilegales”.
El Procurador General de EE. UU., Paul Clement, ha sido
designado como Fiscal General provisorio. Quién sustituirá definitivamente a
Gonzales durante el resto del mandato de Bush continúa siendo una pregunta sin
respuesta. De acuerdo con la lógica cruel del gobierno de Bush, tendría sentido
nombrar a Michael Chertoff, director del Departamento de Seguridad Nacional,
quien ha tenido una miserable falta de responsabilidad con la gente de Nueva
Orleáns y de la costa del Golfo, justo en el momento en el que se acerca el
segundo aniversario del huracán Katrina.
Quien sea que termine siendo designado por Bush para ocupar
el cargo, tiene un enorme trabajo por delante.
_________________________
Amy Goodman es la presentadora de
Democracy Now! (www.democracynow.org),
noticiero internacional diario emitido por más de 500
estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo.
En inglés:
http://www.truthdig.com/report/item/20070828_the_tortured_tenure_of_gonzales/
traducido por:
Ángel Domínguez y Democracy Now! en español,
spanish@democracynow.org
volver