“Toda una vida no sería suficiente para
agradecer lo que hizo el Ejército Rojo por la libertad”, Ernest Hemingway
El próximo 9 de mayo celebraremos el 65 aniversario de la victoria
antifascista encabezada por el Ejército Rojo sobre la barbarie
nazi-fascista. El 9 de mayo de 1945 el Mariscal de Campo nazi Wilheim Keitel
firmaba la rendición incondicional del Tercer Reich ante el Mariscal del
Ejército Rojo Georgi Zhukov, la II Guerra Mundial había acabado con un
balance aterrador de muerte y destrucción.
El papel del Ejército Rojo y de la propia Unión Soviética fue determinante
en la derrota de la Alemania nazi, el General norteamericano Marshall, nada
sospechoso de comunista, afirmaría: “sin los éxitos alcanzados por el
ejército soviético las tropas norteamericanas no habrían estado en
condiciones de hacer frente al agresor y la guerra se habría extendido al
continente americano”, el mismo Presidente norteamericano Roosevelt no
tendría más remedio que elogiar la resistencia soviética en Stalingrado,
reconociendo, igualmente, el papel desempeñado por el Ejército Rojo, con las
siguientes palabras: “la gloriosa victoria frenó la ola de la invasión y
sirvió de punto de viraje en la guerra de las Naciones Aliadas contra las
fuerzas de la agresión”. A partir de 1944, el Ejército Rojo contaba sus
batallas por éxitos, liberando Polonia, junto al ejército polaco, Bulgaria,
Yugoslavia, junto al Ejército Popular de Liberación Yugoslavo, Hungría,
Checoslovaquia y finalmente Alemania. El Ejército Rojo fue determinante en
las liberaciones de Finlandia, Noruega y Austria. La URSS sostuvo casi 1500
días de combate y perdió alrededor de 27 millones de ciudadanos entre
soldados y civiles, los daños materiales ascendieron a la desorbitada
cantidad de 679.000 millones de rublos, 1710 ciudades destruidas, y algo más
de 70000 aldeas y poblaciones menores arrasadas; la guerra destruyó 31850
establecimientos industriales, 40000 hospitales , 84000 centros de
enseñanzas, y 64000 kms de vías férreas. Ese fue el costo, el reguero de
destrucción que tuvo que hacer frente la URSS para lograr su liberación y la
de otros países europeos, después de que en 1941 la Alemania nazi lanzara 5
millones y medio de hombres, 4300 tanques y más de 5000 aviones a la
conquista de la URSS.
Frente a esta gesta, a esta verdadera hazaña bélica, las llamadas
democracias occidentales y los Estados Unidos en un primer momento trataron
de minimizar el papel soviético en la victoria sobre el fascismo; en las
películas bélicas producidas por Hollywood durante los 50 y 60 del siglo XX
apenas si podíamos ver combatir a soldados soviéticos, mientras en Europa y
los USA se acogían a multitud de nazis alemanes, fascistas italianos y
antiguos colaboracionistas eslovenos, ucranianos, croatas, rusos, lituanos,
húngaros, daneses, noruegos, belgas etc., que prestarían importantes
servicios a las agencias de espionaje occidentales en su “guerra fría”
contra la URSS, los países socialistas y los movimientos de liberación
nacional, y como no, contra los enemigos interiores, los comunistas,
revolucionarios y progresistas consecuentes en Occidente, desde Italia hasta
Alemania, Bélgica, Francia, Grecia o el Estado español.
Pero con la caída de las democracias populares europeas, la Alemania
Democrática y la propia URSS, el revisionismo histórico cobró fuerzas y pasó
de minimizar el papel de la URSS ha prácticamente igualarlo en maldad a la
Alemania nazi. Las URSS pasaba así de ser un actor principal en la lucha por
la liberación de los pueblos del fascismo opresor a ser el máximo agresor y
opresor de polacos, ucranianos, lituanos, estonios, letones, o finlandeses.
El caso es que 20 años después de la caída del Muro de Berlín, se vuelven a
apretar las tuercas sobre el papel de la URSS durante la II Guerra Mundial,
recientemente lo podemos comprobar con la conmemoración de la matanza de
Katyn, matanza que se está atribuyendo sin base ni fundamento al Ejército
Rojo y a las supuestas ansias expansionistas de la URSS tras el pacto
germano-soviético, cuando sin embargo, todas las pruebas siempre, hoy como
ayer, han indicado la autoría nazi de tal matanza, como diría Goebbels
entonces: “hemos sido capaces de convertir el incidente de Katyn en una
importante cuestión política”, se ve que el revisionismo histórico
anticomunista ha tomado buena nota del Ministro de Propaganda nazi.
Pero no se trata solamente de revisionismo histórico, la condena al
comunismo del Parlamento europeo, el anticomunismo oficial de corte fascista
en los países del Báltico, Hungría o Chequia (ilegalizando a la juventud
comunista), van más allá de la interpretación de la Historia y constituyen
hechos relevantes, que se unen a las condenas a Cuba, la guerra mediática
contra los gobiernos de Venezuela y Bolivia, y en general a la lucha contra
aquellos países celosos de su soberanía e independencia que se niegan a
verse sometidos a los dictados del imperialismo. Esta nueva ola surgió como
respuesta a la lucha de los pueblos y los trabajadores, especialmente en
América Latina y Oriente Medio, poniendo de relieve que la teoría y la
práctica de la transformación social revolucionaria y la liberación nacional
lejos de estar muertas seguían vivas.
Todo ello tiene como fin último el legitimar en las conciencias de los
trabajadores y los pueblos el modo de producción capitalista y su democracia
burguesa, es decir, la dictadura del capital sobre el trabajo, y la opresión
y el expolio del imperialismo. Es fundamental, en estos tiempos de crisis
capitalista, hacer ver la inutilidad de todo intento revolucionario de
transformación social, de todo intento de alternativa democrática a lo
establecido, incluso dentro de los propios límites del sistema, y de todo
intento por defender y mantener la soberanía e independencia de los pueblos,
rompiendo el hilo histórico de las luchas pasadas con las presentes.
Vivimos momentos de crisis del modo de producción capitalista, que tiene sus
causas más profundas en la caída tendencial de la tasa de ganancia, con la
sobreproducción y el subconsumo de las masas, pero que se ha expresado,
debido a la importancia que las operaciones financieras adquieren en el
imperialismo, cada vez más complejas, amplias, globales y sobre todo, más
especulativas, primero, en los créditos hipotecarios para después afectar al
conjunto del mundo financiero. Justamente, en estos momentos es cuando le es
más vital al sistema activar toda su maquinaria de propaganda para legitimar
sus medidas agresivas contra los pueblos y los trabajadores, medidas que
tienen como fin el trasvase de fondos a los bancos e instituciones
financieras, es decir, a los auténticos culpables de esta crisis. Entre esa
propaganda no puede faltar el contaminar a las masas con el anticomunismo,
para hacerles ver que no hay más alternativa que aguantar el chaparrón,
mientras el dinero público, el dinero de los trabajadores y sectores es
puesto en manos del gran capital para seguir creando nuevas burbujas,
saquear, y especular. En definitiva, el anticomunismo pretende anular la
lucha de las masas en primer lugar por evitar el despojo y el expolio, y en
segundo lugar, por aspirar a una sociedad diferente.
El pueblo y los trabajadores de Grecia están en las calles haciendo frente a
las agresiones dictadas por las instituciones europeas e internacionales que
suponen prácticamente la ruina de los trabajadores y sectores populares, un
auténtico expolio, y un ataque a su soberanía nacional. Pronto veremos como
el anticomunismo enfilado contra las luchas sostenidas por el Partido
Comunista de Grecia (KKE), con una amplia representación institucional y de
base, y por otras organizaciones comunistas y revolucionarias griegas, irá
al rescate de la legitimación del modo de producción capitalista.
En el Estado español también se vive una ola anticomunista furibunda,
destinada a minimizar, y a veces hasta negar los crímenes del franquismo,
dejando intacto todo el entramado institucional postfranquista tal y como
corresponde a los intereses de la gran oligarquía española.
Desde Andalucía, un país oprimido, ANDALUCÍA COMUNISTA quiere reivindicar el
papel de la URSS en la lucha contra la bestia nazi y en la derrota del
Tercer Reich frente al revisionismo histórico y las condenas políticas a las
experiencias socialistas pasadas y a las actualmente existentes, quiere
reivindicar en general el papel de los comunistas en la organización y el
combate al fascismo allí donde se ha manifestado, porque hoy como ayer el
gran capital sigue echando a las calles a sus bandas de “incontrolados”
fascistas, para confundir y dividir a los pueblos y a los trabajadores.
Queremos reivindicar nuestro papel en la lucha por la liberación nacional de
Andalucía, un país oprimido y dependiente que en estos momentos de crisis
está siendo duramente golpeado por el imperialismo, mientras sigue desarmado
política, social, económica y culturalmente. Por último, queremos expresar
la solidaridad internacionalista de los comunistas andaluces con la lucha de
los trabajadores y el pueblo de Grecia, que de manera ejemplar está
ofreciendo una justa y legítima resistencia frente a los planes depredadores
de la Unión Europea y el FMI; la lucha de los trabajadores y el pueblo
griego es nuestra lucha, entre otros motivos, porque si Grecia es periferia
de la UE, Andalucía es a su vez la periferia de la periferia europea que es
el Estado español.
Pueblos y trabajadores de Andalucía y el Mundo entero que no os confundan:
el anticomunismo es fascismo. El anticomunismo, al igual que el fascismo,
solo sirve a los intereses del gran capital y a sus ansias de dominación,
explotación y opresión.
Andalucía Comunista