Entrevista con la
escritora e investigadora iraní Nazanin Amiriam sobre
Afganistán
Nazanin Amirian es una escritora e
investigadora iraní afincada en Barcelona. Uno de sus
últimos libros publicados -Irak, Afganistán, Irán: 40
respuestas al conflicto del Oriente Próximo, Lengua de
Trapo, mayo 2007- contiene, con sus propias palabras, “un
montón de información alternativa a las perversas mentiras
de los los yanquis & company”.
En una reciente columna publicada en Público -“Afganistán:
¿Por qué nos mienten?”-, preguntaba usted cómo era posible
entender que la mayor coalición militar de la historia de la
humanidad, compuesta por unas cuarenta naciones, equipada
con las armas más destructivas y avanzadas jamás fabricadas,
no haya podido controlar Afganistán tras ocho años de
asedio. Déjeme devolverle la pregunta: ¿por qué Afganistán
no ha sido controlada en su opinión?
Afganistán, hasta 1978, era una zona de influencia de Rusia,
Irán, Pakistán y China. Es a partir de esta fecha y con la
agresión militar de los Muyahedines, promovidos en un primer
momento por EEUU, sus aliados occidentales y Arabia Saudí,
cuando la zona acoge de forma violenta a estos nuevos
actores. Actualmente, estas fuerzas se neutralizan
mutuamente, ninguna consigue controlar Afganistán. Las
alianzas se presentan frágiles, como, por ejemplo, la de
Pakistán o la de Hamid Karzai con EEUU. El presidente
afgano, colocado en el poder por Washington, busca ahora
apoyos en Teherán y en Moscú. Es por ello que el gobierno de
Ahmadineyad, cuatro días después de las elecciones afganas y
sin que hasta la fecha se hayan contado todas las urnas,
felicita a Karzai por su reelección. EEUU, que no perdona su
traición, ni ineficacia, planea crear el puesto de Primer
ministro para limitar su poder, hasta encontrar un recambio
viable para destituirlo. Estas discrepancias ya se
manifestaron en la investidura de Obama, a la que Karzai no
fue invitado: su lugar fue ocupado por sus adversarios:
Abdullah (el candidato en las elecciones presidenciales y
empleado del Banco Mundial), Ghani, y Khalilzad (un
oportunista afgano-estadounidense, representante de EEUU
ante la ONU). Ese mismo día, Moscú aprovechó el enfado de
Karzai para ofrecerle un suculento paquete de armamentos, a
pesar de ser consciente de que Kabul no puede comparar armas
a nadie que no sean OTAN.
Comentando las elecciones afganas, Tariq Alí ha señalado que
Hamid Karzai gobierna un escuálido narco estado, y que Wali
Karzai, su hermano, el hombre más rico del país, saca
beneficio de los tráficos de armas y droga y de la presencia
de la OTAN, que los dos candidatos rivales de Karzai, que en
su momento formaron parte del gobierno, “son dos payasos
anhelantes de que Washington abandone a Karzai y los ponga a
prueba a ellos” y que el propio Karzai está coaligado con
religiosos fundamentalistas ultra reaccionarios del Irán
occidental, “a los que ha prometido cinco carteras en el
gobierno y la aprobación de una ley encaminada a legalizar
la violación sexual en el seno del matrimonio”. ¿Está de
acuerdo con este análisis y con estas valoraciones? ¿Puede
cambiar algo la situación tras las elecciones afganas?
EEUU intenta instalar en este país un gobierno centralista
fuerte, capaz de establecer seguridad para que pueda
construir el gasoducto Turkmanistán-Afganistán-Pakistán, e
instalar sus bases militares sin sobresaltos. Karzai ha sido
incapaz de ello, por lo que han lanzado a Abdulah Abdulah,
empleado del Banco Mundial y un veterano fundamentalista
Muyahed. EEUU pretende preparar el terreno para un gobierno
de coalición compuesto por los señores de guerra (los
Muyahedines) y los talibanes afeitados y barbudos. Aun así,
por los motivos arriba mencionados –el choque de intereses
entre los actores del escenario- ninguna fórmula que no sea
la eliminación de unos a favor de otros podrá poner fin a
las diversas guerras que están sucediendo en el país
centroasiático.
Apunta usted en el artículo al que hacía referencia que el
que algunos miles de talibanes sin tanques, ni aviones,
hayan puesto en ridículo a 100.000 soldados veteranos y a
medio millón de militares pakistaníes, es sólo un pretexto
para justificar el envío de más tropas, cumpliendo el deseo
del presidente Obama. ¿Sólo un pretexto dice usted? ¿Cuál es
entonces el deseo del presidente Obama?
Si el objetivo de Obama y sus aliados es controlar
Afganistán, por intereses geoestratégicos y energéticos, y
piensan que la única vía de hacerlo es el envío de más
tropas para ganar la batalla a sus rivales rusos, iraníes y
chinos, necesita como pretexto exagerar la potencia de los
talibanes, ya que ante la opinión publica parecería
“inmoral” (más allá de la legalidad internacional) invadir
un país, bombardearlo y matar a cientos de miles de personas
por intereses económicos. Necesita envolver su proyecto para
esta zona en un halo de heroicidad (“salvar el mundo del
peligro de unos terroristas sin escrúpulos”) y apelar a la
necesidad de seguridad para todos. Es el mismo truco que
emplearon en el caso de Irak. Empezaron con que Saddam era
un dictador (por lo tanto, su peligro sólo afectaba a sus
propios ciudadanos) y siguieron con que tenía armas
mortíferas y ántrax que llegaban a EEUU, o que sus misiles
alcanzaban Londres, etc., para inculcar a los ciudadanos
occidentales la dimensión planetaria de la amenaza y el
peligro de Irak, y con ello poder intervenir. Pasa lo mismo
con los talibanes: en la primera fase dijeron que su
barbaridad afecta sólo a la población del país; luego, para
poder invadir y ocupar el país, les implican en los
atentados del 11-S, que al fin y al cabo sería un atentado
contra UN país, y ahora dicen que son un peligro para la
humanidad ya que desde Pakistán pueden hacerse con las armas
nucleares. ¿Se acuerda que Hilary Clinton, hace mes y medio,
decía que los Taliban estaban cerca de Islam Abad? Ni en los
dibujos animados se puede ilustrar una batalla entre unos
desarrapados armados con rifles de fabricación casera y
cientos de miles de soldados con aviones de ultima
generación, bombas, misiles, radares, etc. ….¡y que encima
pierdan!
Usted sostiene que el verdadero escenario apunta a que la
Organización de Cooperación de Shangai (OCS), fundada por
China y Rusia en 2001, está apretando a la OTAN para que
abandone su zona de influencia tradicional. ¿Cree usted
entonces que hay intereses comunes de China y Rusia en esta
situación? ¿Cómo aprietan Rusia y China a la OTAN para que
abandone el escenario afgano? ¿Pueden Rusia y China
enfrentarse a la OTAN?
El nacimiento de la Organización de Cooperación de Shangai
(OCS) ha sido uno de los acontecimientos más importantes
después de la Guerra del Golfo Pérsico en la zona, pues
cuestiona la nueva doctrina internacional unilateralista
auspiciada por los Estados Unidos. La OCS está compuesta por
China, Rusia, las cuatro repúblicas de Asia central
-Tayikistán, Kazajstán y Kirkizistán y Uzbekistán-, y cuenta
con India, Irán y Pakistán como miembros observadores, y con
la perspectiva de integración de Brasil y Venezuela. O sea,
más de la mitad de la población del planeta. Su objetivo es
promocionar la cooperación y desarrollo común de los países
miembros. En esta línea, incluyeron en su agenda el
mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región e
incluso constituyeron la Estructura Regional Antiterrorista
(RATS) con sede en Tashkent, capital de Uzbekistán.
La existencia de esta Organización ofrece un nuevo enfoque
sobre las cuestiones de seguridad y esto, evidentemente,
determina la presencia de la OTAN en territorio afgano.
Rusia y China pretenden desalojar a las tropas de la OTAN
con la firme intención de recuperar lo que siempre fue su
tradicional esfera de influencia. Así, la OCS exigió en 2004
un calendario de retirada las fuerzas armadas
norteamericanas de la región.
En el mes de mayo del 2005, el presidente de Uzbekistán,
Islam Karimov, dirigente del estado más fuerte de la región,
que hasta este momento había jugado a dos bandas con Moscú y
Washington, tuvo que enfrentarse a unos graves disturbios
armados organizados por el ilegal partido islámico de Hizb-ut-Tahrir,
que según Karimov, recibe ayuda de Washington, Afganistán y
Pakistán. Por ello señaló a Washington como responsable de
la intentona para desalojarle del poder, y por ello exigió
el inmediato desmantelamiento de la base estadounidense de
Janabad, para cuyo cumplimiento dio un plazo de seis meses.
Pero Karimov era un aliado de Israel y Estados Unidos firme,
muy firme.
Efectivamente. Karimov dejaba atrás su alianza con Israel y
EEUU, aquella que en 1997 les llevó a ser los tres únicos
países del mundo que, en el seno de las Naciones Unidas, se
opusieron al levantamiento del bloqueo a Cuba. Ahora se
acerca a la Federación Rusa y a cambio Uzbekistán recibe
garantías de seguridad y cooperación militar y se facilita
su ingreso en el mercado libre de la Comunidad Económica
Euroasiática (CEEA), compuesta por Rusia, Bielorrusia,
Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán.
La postura del residente uzbeko fue aplaudida por China, con
el que firmó un pacto estratégico sobre cuestiones de
“seguridad mutua frente a amenazas externas, como fuerzas
separatistas y movimientos guerrilleros supranacionales”,
así como con un acuerdo para la construcción de un gasoducto
por valor de 600 millones dólares.
La reacción de la Administración USA no se dejó esperar. En
su viaje a Kazajstán -segunda ex república de la URSS en
extensión después Rusia-, la secretaria de Estado
norteamericana solicitó al presidente del país, Nursultán
Nazarbaev, la autorización para construir un oleoducto que
conectara los campos de petróleo de este país con el
oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhán. A la secretaria de Estado no
se le escapaba que en unos años Kazajstán podrá llegar a
producir más de 2,5 millones de barriles al día.
A pesar de que las compañías estadounidenses ya han
adquirido 75% del campo petrolífero de Tengiz, China se
compromete a pagar 4,2 billones de dólares por la empresa
Petrokazajstán, que controla 550 millones de barriles.
Desde Kirguizistán, la suerte de la base militar de Manás
está incierta. EEUU ha conseguido renovar el permiso de la
permanencia de las tropas de la OTAN en esta estratégica
base aérea, pero en cualquier momento la situación puede
cambiar.
Rusia necesita controlar las reservas energéticas de la zona
para recuperar su estatus como superpotencia en la región y
para convertirse en la columna del movimiento de países
No-OPEP en el escenario del oro negro. El valor estratégico
de Rusia no procede de sus recursos petrolíferos (dispone
tan sólo del 5% de las reservas mundiales de petróleo) sino
de su geografía: ejerce control sobre los oleoductos que se
dirigen hacia Europa Central a través de la vía segura del
Mar Báltico, frente a la inestabilidad de las que atraviesan
el Mar Negro y el estrecho del Bósforo. A demás, Rusia es
propietaria de la primera reserva del gas del planeta -el
32% de las reservas conocidas-, y la principal
suministradora de gas de los países europeos.
China estudia la construcción de un oleoducto que saldría de
Kazajstán, atravesaría su país y terminaría en el Pacífico,
mirando a mercados de Japón y Corea.
En cuanto a Rusia, China y la OTAN
Respecto a alianza ruso-china es cierto que son unas
relaciones muy complejas. China y Rusia, dentro del OCS,
realizaron unas maniobras militares bautizadas como “Misión
de Paz 2007”, en el Chelyabinsk ruso y en Xinjiang china,
con el fin de consolidar su alianza y demostrar su capacidad
de reacción conjunta. Están unidas en expulsar a la OTAN de
Asia Central.
¿Quién alimenta militar y políticamente a los talibanes?
¿Cuáles cree usted que son sus finalidades esenciales?
La prensa española presenta como talibán a todos los
opositores al gobierno de Karzai y a la presencia de la OTAN
en Afganistán. Sin embrago, los talibanes, como un grupo de
fundamentalistas pashtunes apoyados por Pakistán y Arabia
Saudí, no son más que unas decenas de agrupaciones armadas
que operan en este país. Más allá de sus nombres, si damos
una respuesta a la pregunta de “¿A quien beneficia el caos
en Afganistán?”, encontraremos a Estados mentores de dichas
organizaciones. Rusia, China e Irán pretenden que la OTAN
salga de la zona. Y ya que no lo va a hacer por las buenas
tras su fracaso de encontrar a Bin Laden(¡), les van a
empantanar el terreno para que se hundan allí. Y cuánto más
soldados envíen, mejor.
Para que se vea hasta qué punto un país como China es
perjudicado por la presencia de la OTAN en esta región,
echemos la mirada atrás, cuando el tsunami arrasó Indonesia.
Pues, bajo el pretexto de ayuda a la población, Washington
construyó una base militar en la provincia de Aceh, próxima
al estrecho de Malacca, ruta que transporta el petróleo que
sale del Océano Índico rumbo a China. El paso siguiente en
el intento de bloquear a China ha sido llevar la guerra de
Afganistán a Pakistán, donde Pekín había construido el
puerto de Gwandar, en la provincia estratégica de
Baluchistán, que además le permitía conducir el petróleo
iraní, con el que China se abastece en el 40% de sus
necesidades de crudo, cruzando Baluchistán, región donde
operan los separatistas y extremistas islámicos de
Jondol.lah (Soldados de Dios) de etnia Baluch, financiados
por EEUU, para hacerse con el control del puerto de Gwandar.
En este escenario, la India tampoco permitirá que Afganistán
vuelva a las manos de los pashtunes (Taliban) propakistaníes,
con los que Obama pretende negociar, afirmando que son los
“taliban moderados”.
El plan de Obama de aumentar sus tropas en Afganistán -ruta
obligada de trazar el gasoducto de Turkmenistán- Pakistán,
hace aguas. El motivo: el sabotaje -realizado por…
¿patriotas, seguidores del destituido Musharraf, de
islamistas pashtunes?- a los vehículos que transportan ayuda
logística a sus militares en Afganistán desde el paso del
Khyber en Pakistán, que está cortado desde febrero. Por ello
el Presidente norteamericano busca alternativas: utilizar la
ruta de Irán, pedir la cooperación de Uzbekistán previo
permiso de Moscú, o hacerse con el control militar de
Pakistán. A pesar de que los convoyes de la OTAN ya
transitan por las carreteras iraníes (¡sí, ha leído bien!)
con bandera alemana, la desconfianza mutua enturbia la
perspectiva.
En cuanto a la ruta rusa, EEUU teme las exigencias de Moscú
a cambio: la no ampliación de la OTAN hacia Georgia y
Ucrania y la no instalación de escudos antimisiles en Europa
del Este.
Queda la tercera opción: aplastar toda la resistencia en
Pakistán, auspiciando un régimen dictatorial, o balcanizarlo
bajo el pretexto de "federalizarlo", que de paso sería un
regalo a la India por su contribución en retener el ascenso
de China. Planes que se ponen a prueba en Baluchistán, una
vasta tierra poca poblada, repleta de petróleo, gas y minas
de esmeralda, además de compartir fronteras con Irán y el
mar Arábigo. En esas aguas, por las que pasa el 30% del
petróleo del mundo, China ha reconstruido el puerto Gwadar,
enojando a la India que vigila un océano que lleva su
nombre. Controlar este enclave permitiría a Obama, además,
paralizar la construcción del gasoducto de Paz que
conduciría el gas iraní hacía Pakistán e India, para
sustituirlo con el oleoducto Caspio-Afganistán-Pakistán,
anulando las rutas de hidrocarburo ruso-iraníes, un sueño
que se convierte en pesadilla por la rotunda oposición de
dichas potencias. Rogozin, el enviado ruso ante la OTAN, ya
lo advirtió: "mientras más acercan sus bases a nosotros, más
fácil nos es atacarlas". Los iraníes piensan lo mismo.
La Administración Obama, apunta usted también, ha llevado el
conflicto a Pakistán para controlar la provincia de
Baluchistán. Este territorio es rico en gas natural, colinda
con Irán y el Mar Arábigo, por cuyas aguas pasa el 30% del
petróleo mundial decía. Hacerse con este enclave, vuelvo a
citarla, “permitiría a la OTAN paralizar la construcción del
gasoducto que conduciría el gas iraní hacía Pakistán e
India, para sustituirlo con el gaseoducto
Caspio-Afganistán-Pakistán, anulando las rutas ruso-iraníes
que inyectan energía a la economía china”. Pero ¿esa
estrategia no es una estrategia de altísima tensión? ¿No
puede provocar el desmembramiento y descontrol de Pakistán,
además de la resistencia enérgica de Rusia y China,
ampliándose el conflicto con derivadas insospechadas?
Tenga en cuenta que las superpotencias dejarán de serlo, en
primer lugar, si no se abastecen con energía y, en segundo
lugar, si permiten que sus rivales y enemigos tengan control
sobre ellas y las rutas de su tránsito. Mientras Rusia tenga
en su territorio la llave del oleoducto que lleva el gas a
Ucrania y Alemania, como ejemplo, podrá usarla como un arma
para pervivir y jugar en el escenario mundial. La guerra en
el Cáucaso, en Irak, la crisis con Irán, el conflicto con
Venezuela, con Bolivia…..o sea, los principales guerras del
mundo, están motivadas por la energía. ¿Los costes y riesgos
de esta tensión? El cambio de las fronteras, la remodelación
de los mapas y la redistribución de las zonas de influencia.
Asia Central y Oriente Medio, en menos de treinta años, han
sido el territorio más afectado por los cambios en sus
escenarios políticos, principalmente porque el 65% de las
reservas del gas y petróleo del mundo está ubicadas allí. Le
doy algunos ejemplos de ello: además de la caída de la URSS
y de la revolución iraní y la toma del poder por los
islamistas anticomunistas, hay que sumar en Afganistán el
derrocamiento del gobierno marxista, los golpes de Estado en
Pakistán, la ocupación del Golfo Pérsico bajo el pretexto de
salvar a Kuwait, para más tarde invadir y ocupar Irak, el
giro a la derecha en la política exterior de la India (de
hecho, acabar con el movimiento de los No Alineados)...
Estos son algunos de los cambios producidos en esta región,
inimaginables hace 40 años.
Le sorprende que haya planes para cambiar el mapa de
Pakistán. ¡Pero si en 1971 le sacaron de sus entrañas un
territorio para llamarle Bangladesh y declarar así su
independencia!
No piense usted en términos de una guerra mundial clásica
desarrollada en Europa. Las potencias han aprendido a
resolver sus discrepancias fuera de sus propias fronteras:
en Yugoslavia, Irán, Irak, Afganistán, Somalia (le remito
sobre este último país a un artículo que escribí sobre los
piratas somalíes).
En el escenario que usted dibuja, ¿cuál es el papel de
Israel? ¿No juega en este sangriento partido?
Sí, claro que juega su papel. Las firmas de petróleo
israelíes así como sus empresas de armas, han invadido Asia
Central. Lo mismo ha hecho Turquía.
Israel ha estado presente en la guerra de Irak, y es quien
atiza el fuego de guerra contra Irán (a pesar de la desgana
de Obama)…
Su papel es primordial en la construcción de oleoducto Baku-Tiflis-Ceyhan
(Azerbaiyán-Georgia y Turquía), tres países integrados en la
OTAN y aliados de Israel, que une el mar Caspio con el
Mediterráneo oriental, rodeando Rusia.
En Azerbaiyán, país que abastece el 25% de las necesidades
energéticas del país hebreo, así como en Turquía, Israel
participa de paso en el negocio de la vigilancia de las
rutas de petróleo por las amenazas de distintas guerrillas,
militarizando estos corredores. El proyecto de construir un
oleoducto submarino que una el puerto Ceyhan de Turquía con
el de Ashkelon de Israel, aparte de cubrir las necesidades
de este país, le permitirá reexportarlo a los demás países
de Asia (India, Lejano Oriente) , quitándole el mercado a
Rusia, Irán y Arabia.
Y en cuanto a Irán, ¿puede respirar tranquila? ¿Está fuera
del punto de mira?
¡No! Irán se enfrenta con tres enemigos que persiguen
diferentes objetivos: EEUU y sus aliados occidentales que
están detrás de la segunda reserva del gas y del petróleo
del mundo, además de querer controlar el país por su
posición geoestratégica; Israel que, ante la presencia de un
Irán fuerte en la región, no puede ser la fuerza hegemónica,
sin olvidar que es además Irán quien impide que Israel
construya un oleoducto desde Irak hasta el puerto de Hifa en
su país (de aquí la enorme presión a Obama para que le
permita bombardear Irán). Por último, están los países
árabes (Egipto, Arabia y Jordania) muy molestos por la
influencia de un Irán (persa-chiita) en sus zonas de
influencia tradicional, los espacios árabes-sunnitas que
ellos controlaban, como Palestina, Siria, o los países del
Golfo Pérsico.
La doctrina Dual Containment Policy, la “doble contención”,
elaborada por Henry Kissinger postulaba contener el
crecimiento económico y militar, así como el desarrollo
social de Irak e Irán, mediante una política de desgaste
equitativo y paralelo y evitar así que ninguno de los dos
terminara cuestionando la hegemonía y el liderazgo de su
verdadero baluarte en la región, Israel, impidiendo que se
rebelaran contra su política expansionista. Con la guerra
Iran-Irak, ambos países nos destruimos mutuamente; luego,
desde 1991 hasta ahora, han terminado por enviar a Irak a la
Edad de Piedra. Ahora toca contener a Irán.
Por lo demás, ¿qué papel juegan potencias occidentales como
Gran Bretaña y Alemania en este conflicto que no dirigen?
EEUU, sin el apoyo de Alemania, Gran Bretaña y Francia, no
podía ni puede permanecer en Afganistán. Lo que pasa es que
al menos Alemania y Francia, que colaboran con Washington
porque necesitan hacerse con estas fuentes de energía, no
enlazan su suerte con la de EEUU, justamente porque
energéticamente están atrapados por Rusia. Están en medio y
juegan su papel maniobrando.
España se ampara para su permanencia en que la intervención
en Afganistán se hizo bajo el paraguas de la ONU. ¿Cuál es
en su opinión el papel de España en esta situación? ¿Qué
hace un país como España en un lugar como éste?
Primero: España es miembro de la OTAN y, como tal, está
obligado a someterse a los mandos de esta organización
militar.
Segundo: su permanencia en Afganistán –¡ahora, además, con
entusiasmo!- es causa de la devoción ciega e inexplicable
que siente el presidente Zapatero por Obama.
También hay que tener en cuenta que España a cambio recibirá
recompensas e incentivos. Imagínese que hoy abandonara
Afganistán. ¿Cuál sería la reacción de EEUU, Alemania o
Francia? ¿Qué medidas tomarían contra el gobierno
socialista? Dada la falta de confianza en si mismo que
desprende el gobierno del señor Zapatero, prefiere no tener
agitaciones exteriores para poder atender la ofensiva
interna imparable del Partido Popular.
Hasta que no haya una opinión pública contraria a la
permanencia de España en el país afgano, el gobierno no
revisará su postura.
El mes de mayo de 2009, recordaba también Tariq Alí, Graham
Fuller, el antiguo jefe de la CIA en Kabul, publicó un
análisis sobre la crisis de la región. Fuller ha afirmado
que Obama “se ha adentrado por el mismo sendero recorrido
por George Bush y que llevó al fracaso en Pakistán”, que el
uso de la fuerza no traerá la victoria y que los talibanes
son todos étnicamente pashtunes y que es una fantasía pensar
que se pueda sellar la frontera entre Pakistán y
Afganistán”. ¿Tan caótica es la situación?
Pakistán es, al igual que Israel, un Estado creado con
criterios religiosos y no en torno a un grupo étnico. ¡Son
Estados imposibles!
No pueden sellar estas fronteras ya que los pashtunes y los
baluches están en ambos lados, por lo que la Administración
Obama con la expresión AF-Pak pretende remodelar estos dos
países: primero borrar sus fronteras, para luego crear un
Baluchistán y un Pashtunistán; el resto permanecería (o no)
bajo la denominación de Afganistán y Pakistán. …Y esto es
sólo para empezar.
Nota final de N.A sobre sobre la cumbre del Caspio en la que
se ha excluida la presencia de Irán
La primera crisis de la política exterior del régimen tras
las elecciones. Irán no ha sido invitado a la cumbre de los
países ribereños del Mar Caspio, a pesar de los acuerdos
previos que exige la presencia de todos los miembros. Es un
atentado contra los interese nacionales de Irán, en parte
por la mala gestión y la peor imagen que da la República
Islámica en el mundo, sobre todo tras las elecciones
presidenciales y el Golpe de Estado de los militares en
favor de Ahmadineyad, la masiva detención de los ex
ministros y altos cargos del régimen y los defensores del
reformismo.
Es un advertencia a Irán y un nuevo bloque anti iraní en la
escena internacional.
Este lago, antes de la caída de la URSS, pertenecía a Irán y
la Unión Soviética. Hoy las fronteras marítimas de este mar
interior lindan con Azerbaiyán, Kazajistán, Turkmenistán,
Irán y Rusia. La región del Caspio es una de las más ricas
en petróleo y gas del mundo y las disputas sobre la parte
que corresponde a cada uno siguen sin resolverse.
El polémico proyecto de Turkmenistán de construir un
gasoducto sobre el lecho marino para poder exportar gas a
Europa a través del proyecto Nabbuco es otro ingrediente que
irrita a Irán, y también a Rusia.
Salvador López Arnal
Rebelión
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