El año 2009 es ya el más mortífero para las fuerzas extranjeras desplegadas
en Afganistán desde finales del 2001, después de que cinco soldados
ocupantes, cuatro de ellos estadounidenses, fueran muertos este martes, en
un momento en el que la opinión pública norteamericana apoya cada vez menos
la intervención.
Dos efectivos norteamericanos y otro de la fuerza de la OTAN (ISAF)
perecieron este miércoles por la explosión de una bomba en el sur de la
nación centroasiática.
En total, 804 militares yankis han fallecido en estos ocho años.
Cuando aún quedan cuatro meses para que acabe el año, 298 militares
extranjeros han muerto ya en el país asiático, frente a las 294 víctimas
mortales en todo el 2008, según la página digital independiente
icasualties.org.
Estas muertes se producen en un momento en el que la estrategia del
presidente estadounidense, Barack Obama, en Afganistán, es cada vez más
criticada en su país, donde la opinión pública es ya mayoritariamente
contraria a la guerra.
Los estadounidenses componen la gran mayoría (62 000 hombres) de los 100 000
militares extranjeros destinados en Afganistán.
El sur, especialmente la provincia de Helmand (feudo de los talibanes y
productora del 55% del opio mundial) es la región más violenta del país.
Las tropas internacionales y afganas han llevado a cabo desde hace varios
meses numerosas operaciones, de cara a las elecciones celebradas el pasado
jueves, perdiendo muchos de sus hombres, víctimas la mayor parte de bombas
artesanales.
Según icasualties.org, 66 soldados extranjeros murieron en agosto y 298, de
ellos 174 estadounidenses, desde el inicio del 2009.
La insurrección se ha intensificado y extendido considerablemente en los dos
últimos años.
El problema político amenaza con intensificarse en Estados Unidos, donde
Obama podría pronunciarse en breve sobre el envío de nuevos refuerzos a
Afganistán, pese a que desplegó recientemente otros 21 000 soldados sobre el
terreno.
Su nuevo comandante para Afganistán, el general Stanley McChrystal, debería
solicitar nuevos refuerzos en las próximas semanas, pero esto chocaría con
los deseos de los estadounidenses.
El lunes, un senador demócrata (el partido de Obama) exigió por primera vez
una fecha para la retirada de las tropas estadounidenses en Afganistán,
cuestionando además la efectividad de los refuerzos.
"Es hora de iniciar el debate sobre un calendario flexible para que la gente
en Estados Unidos, en Afganistán y en el resto del mundo vean que tenemos la
intención de retirar nuestras tropas", declaró el senador Russell Feingold,
quien agregó que una retirada no significaría que su país dejase de
perseguir al grupo islamista Al Qaeda.
Según los medios estadounidenses, el general McChrystal estudia tres
opciones: una de "alto riesgo" consistente en pedir solo 15 000 soldados
suplementarios; una de "riesgo medio" que sería pedir 25 000 nuevos hombres,
y una de "escaso riesgo" al solicitar el envío de 45 000 militares. (Tomado
de un análisis de AFP)