Desde el 20 de enero la isla de
Guadalupe, Departamento del Ultramar francés (DOM), se encuentra totalmente
paralizada por una huelga general. Las manifestaciones están siendo
lideradas por el LKP (Colectivo Contra la Explotación) que reagrupa a más
de 40 organizaciones sindicales, asociativas y políticas. Entre las
principales reivindicaciones encontramos un aumento neto por mes de 200
euros de los salarios más bajos, de las jubilaciones y de los subsidios;
una reducción de 0,50 euros del precio del combustible; una baja del IVA
para los productos de consumo popular. Esta huelga cuenta con el apoyo de la
amplia mayoría de la población explotada y las manifestaciones organizadas
por el LKP son masivas, “el equivalente a manifestaciones de 6 millones de
personas en la metrópoli” (Le Monde, 9/2/09). Un movimiento huelguístico
similar también paraliza desde el 5/2 la isla de Martinica. En la Guyana
francesa, que a fines del año pasado conoció un conflicto parecido, y en
la Reunión (una isla francesa del Océano Indico) las manifestaciones
comienzan a organizarse. Por su parte, el gobierno y la patronal
temen una radicalización de la protesta y el contagio en la metrópoli. Es
que, de hecho, luego del fracaso la semana pasada de las negociaciones entre
representantes del LKP, de la patronal y del gobierno, el conflicto tiende a
endurecerse. De un lado, la patronal guadalupeña opone una resistencia durísima
a la demanda de aumento de salarios y exige que sea el Estado quien se haga
cargo; el LKP, de su lado, llama a fortalecer el movimiento contra la
patronal pero al mismo tiempo, a través de su portavoz Elie Domota,
denuncia al gobierno por no financiar el aumento salarial a través de
exoneraciones fiscales, coincidiendo así con el reclamo patronal; a esto el
gobierno, en la voz de uno de sus representantes, replica hipócritamente
que “las negociaciones salariales son un asunto entre la patronal y los
sindicatos” y que “es impensable que (…) los aumentos salariales sean
financiadas por el contribuyente” (entrevista a R. Soubie, Le monde,
16/2). ¡Evidentemente, esta “preocupación” por el contribuyente no se
manifestó siquiera discretamente cuando el presidente N. Sarkozy puso a
disposición de los bancos franceses 360 mil millones de euros para
salvarlos de la crisis! Lo que en realidad busca el gobierno es no sentar un
antecedente para los trabajadores metropolitanos. Los partidos de extrema izquierda, por
su parte, junto con asociaciones organizaron una concentración en apoyo a
la huelga general en las Antillas el 16/2 en París. En ésta O. Besancenot,
portavoz del NPA, declaró que el 20/2 viajará a las Antillas. Violentos
enfrentamientos con la gendarmería: el LKP podría perder el control En las últimas horas se registraron
saqueos e incendios a negocios, incendios de automóviles, bloqueos de rutas
y violentos enfrentamientos entre jóvenes y la gendarmería. En efecto,
mientras se mantiene la huelga, el lunes y el martes por la noche grupos de
jóvenes radicalizados de algunos barrios populares, verdaderas
“banlieues” tropicales, se enfrentaron durante toda la noche con
piedras, molotovs e inclusive armas largas con las fuerzas de represión
(policía y gendarmería). Los protagonistas de los enfrentamientos son jóvenes
desocupados que podrían desbordar la dirección del LKP ante la desesperación
que lleva a más de un mes de huelga general completa en la isla. Una
testigo cuenta: “cuando los gendarmes llegaron (…) apoyados por helicópteros,
escuché algunos tiros de intimidación y explosiones de bombas lacrimógenas.
Los jóvenes apedrearon los vehículos. Tenía la impresión de estar en
Haití” (Le monde, 17/2). De hecho, ya se produjo la primera muerte. Se
trataría de un sindicalista, miembro del LKP, de cincuenta años que, según
la prefectura de Pointe-à-Pitre (con el valor que esto tiene), habría
recibido un impacto de bala proveniente de un corte improvisado en Chanzy,
uno de los barrios más calientes de la capital de la isla, custodiado por jóvenes.
Igualmente, tres policías habrían resultado levemente heridos de bala. Por otro lado, cuestiones ligadas a la
opresión colonial comienzan a tomar un peso importante en algunos
manifestantes. En efecto, “detrás del LKP, algunos portan
reivindicaciones abiertamente independentistas” (Le Monde, 17/2). Esto se
puede constatar en pancartas de manifestantes en donde se ve escrito “¿Departamento
en teoría o Colonia en realidad?” o en la manifestación-conmemoración
del 14/2 pasado en la que se recordó “la masacre de San Valentín” de
1952, cuando la policía abrió fuego contra obreros rurales que reclamaban
un aumento salarial. En definitiva, para que la legítima
bronca de la juventud y de los trabajadores antillanos no pierda nada de su
potencialidad y para evitar las provocaciones, es necesario que el LKP pegue
un salto en las medidas de fuerza que adoptó hasta aquel momento, en total
independencia de las fuerzas políticas burguesas isleñas o metropolitanas,
empezando por los representantes locales del Partido Socialista (Victorin
Lurel, presidente de la región), el LKP tiene que poner en discusión el
mando político de la isla que llevó hasta ahora a la perpetuación de la
opresión colonial. En Francia, las organizaciones obreras y populares,
empezando por la extrema izquierda, tienen que rodear el conflicto antillano
con la máxima solidaridad. Esto no solo sería la única manera para frenar
el arrebato represivo del Estado francés que podría tratar de desmantelar
el movimiento huelguístico sino para retomar allí también el camino
trazado por los heroicos luchadores antillanos que siguen cantando “Jou
nou ké mété a jounou péké vwè jou !” (¡Más que nunca, la lucha
continúa!). En los territorios coloniales franceses
(DOM-TOM) los trabajadores sufren condiciones de vida insostenibles. En
efecto, la diferencia del costo de la vida en los DOM-TOM comparado con la
metrópoli es tal que “los funcionarios (de Francia metropolitana) mutados
a los territorios de Ultramar ven su salario aumentado de 35% desde que
aterrizan en la isla de la Reunión, de 40% cuando se instalan en Guadalupe,
en Martinica o en Guyana francesa, y de más de 100% en las islas más
lejanas de la Polinesia francesa… en la mayoría de los casos, los
salarios de los franceses que trabajan en el sector privado se alinean con
los de los funcionarios” (LeJDD.fr, 6/2/09). Sin embargo, el resto de los
salarios, especialmente los más bajos, se encuentran al nivel de los de
Francia metropolitana. Esta situación de carestía se debe a los impuestos
al consumo de productos populares, a que la economía de estos territorios
es totalmente dependiente de la importación de alimentos y de insumos y, en
relación con esto último, a los márgenes de ganancias de los grandes
grupos económicos ligados al negocio de la importación, de la exportación
y de la distribución dirigidos por la minoría “béké” (descendientes
blancos de los primeros colonos). Por otra parte, las colonias francesas
conocen un desempleo galopante: en Guyana francesa y en Guadalupe el
desempleo llega a 25%, en Martinica a 21% y en la isla de la Reunión a 22%.
La situación de los jóvenes es peor. Se estima que el nivel de desempleo
entre los menores de 30 años es de 40% en Guadalupe, Martinica y Guyana
francesa y en la Reunión de casi 50%. Esta situación hace que muchas
personas emigren hacia la metrópoli (cerca del 20% de los oriundos de los
DOM vive en Francia metropolitana). Philippe Alcoy
Condiciones de vida insoportables
Jueves 19 de febrero de 2009
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