Lejos de las mentiras y los mitos
Estos días se celebra el aniversario de la Comuna Asturiana de 1934.
Evidentemente desde la derecha se trata de demonizar este acontecimiento. Y
desde la izquierda hay quien en estas fechas lo celebra no sin cierto rubor,
como aquel viejo crápula que recuerda sus excesos juveniles, pero ya no esta
dispuesto a repetirlos, ni tampoco esta capacitado para ello. También hay
quien vacía de todo contenido revolucionario y celebra estas fechas como si
fuera una romería. Otros desde la extrema izquierda se escandalizan por que
el PSOE o la UGT pretendan participar en los actos de homenaje. Sin
mencionar aquellos otros que retuercen la Historia para que cuadre con sus
posiciones políticas, siguiendo la vieja frase: No dejes que la realidad te
estropee un buen análisis. Para todos ellos parece que Javier Bueno,
Director del diario Avance, órgano de expresión de la UGT en los años
treinta, hablaba: "Del Octubre asturiano todo el mundo habla muy bien como
episodio heroico, pero hay elogios que suenan a exequias. De lo que se trata
es de conservar bien viva la Revolución de Octubre".
En estos tiempos de crisis económica, caben no pocos parecidos con la
situación económica después del Crack del 29, aunque la burguesía y sus
portavoces tratar de quitarle hierro a la crisis y empiezan a hablar de
brotes verdes, repuntes, recuperación de la demanda... etc, tratando de
echar tierra a los ojos de los trabajadores y confundir; mientras se empieza
a rondar el 20% de paro.
Desde los intelectuales de la derecha, Pío Moa es uno de los mas destacados
en este terreno, tratan de presentar los acontecimientos de Octubre del 34
como un intento de golpe de Estado organizado por el PSOE y la UGT,
presentándolos como los únicos responsables de la polarización que
posteriormente desembocaría en la Guerra Civil del 36 y posteriormente en el
Franquismo. De este tipo de gente no se puede esperar nada parecido a la
realidad, tan solo justificaciones, como una hoja de parra para tapar sus
vergüenzas. Parece que nada importe lo que en aquellos años se estaba
produciendo en Europa: En Italia el fascismo había triunfado ya en los años
veinte; en Alemania el ascenso de los nazis al poder a comienzos de los años
treinta; mientras que en1934 en Austria los trabajadores habían tratado de
evitar el ascenso del fascismo al poder por vías "democráticas", siendo
finalmente derrotados, tras oponer una tenaz resistencia, hasta el punto que
los barrios obreros de Viena fueron bombardeados para terminar con ella. Los
trabajadores asturianos habían popularizado el eslogan: "Antes Viena que
Berlín" haciendo alusión a que era preferible combatir el ascenso del
fascismo activamente, antes que entregar sin lucha sus organizaciones
políticas y sindicales, como había ocurrido en Alemania . Era una lucha a
muerte entre la burguesía y la clase obrera, en la que sólo se podía vencer
huyendo de cualquier sectarismo y manteniendo una política de independencia
de clase (expropiando la banca, los grandes monopolios, los grandes
latifundios...) Eran años en los que la burguesía necesitaba aplastar a las
organizaciones obreras, para recuperar sus beneficios, imponiendo
condiciones laborales salvajes, y prohibiendo cualquier organización de los
trabajadores. En Alemania incluso se llegaron a prohibir los Clubes de
Ajedrez. En toda Europa recurrieron a los fascistas para movilizar a la
arruinada pequeña burguesía y poder enfrentarse a la clase obrera.
Sin embargo, leyendo los artículos publicados sobre el Octubre del 34,
parece que este cayera como un trueno en un día despejado. En todo momento
se obvia como la burguesía y los terratenientes habían renunciado a la
Monarquía, como aquel que abandona un pesado lastre. Tampoco se explica como
aceptaron la II Republica a regañadientes, bajo la presión de los
trabajadores y de los campesinos sin tierra. Tan solo esperaban tiempos
mejores y tener la ocasión para revertir la situación, para volver a dominar
sin que nadie les molestara.
El Estado Español de la época tenia todos los problemas de un país atrasado:
La cuestión nacional y los Estatutos de Autonomía de Euskadi, Catalunya y
Galiza, la separación real de Iglesia y Estado, el limpiar de oficiales
reaccionarios el ejército, Con la llegada de la tan deseada República, las
masas esperaban una trasformación radical del país. La clase obrera aspiraba
a conseguir unas condiciones laborales dignas y los campesinos y jornaleros
ansiaban la tierra, especialmente en Andalucía y Extremadura Los campesinos
no podían esperar eternamente a que se produjera la Reforma Agraria tal como
se estaba produciendo, a paso de tortuga. Una situación no muy distinta, en
cuanto a la propiedad de la tierra, de la que tenemos hoy en día, dicho sea
de paso.
Los pocos avances que se lograron en los dos primeros años, el llamado
Bienio Progresista, fueron vistos por los terratenientes y capitalistas como
un ataque a sus privilegios. Y para los trabajadores y campesinos pobres
eran medidas tan insuficientes que muchos perdieron las ilusiones que tenían
en la República con rapidez. Los ministros del PSOE en el gobierno, servían
como escudo a los posibles ataques desde la izquierda y alimentaban los
prejuicios sectarios dentro de la CNT. Mientras que la crisis económica
seguía provocando paro de masas, la conflictividad social iba en aumento.
En última instancia lo que facilitó la victoria de la derecha en las
elecciones del año 33, fue la incapacidad de los dirigentes de los partidos
obreros, principalmente del PSOE, de mantener una política independiente de
clase. Una vez la derecha en el poder, atacó todos los avances que se habían
logrado: se decretó el indulto de los que habían participado en el intento
de sublevación contra la Republica del General Sansurjo en Sevilla; paralizó
la Reforma Agraria; atacó a los ayuntamientos de izquierdas en el campo
andaluz que hacían de paraguas a los jornaleros frente los abusos de los
señoritos y caciques locales; aumentó la represión al movimiento obrero.
Pese a todo ello la presión de la clase obrera no cesaba, y esto tenia su
reflejo en sus organizaciones, sobre todo en el giro a la izquierda en el
PSOE y muy especialmente en la UGT. El caso mas significativo es el de Largo
Caballero, que de colaborar con la dictadura de Primo de Rivera y ser el
ministro de Trabajo durante los dos primeros años de la República, pasa a
ser el líder del ala de izquierdas del Socialismo en el Estado Español. Este
giro propiciaría su entrada en las Alianzas Obreras, que habían tenido su
origen en Catalunya como frente único contra el paro forzoso de los obreros,
frente al paro voluntario de los señoritos. Pero fue en Asturias donde esta
Alianza llego mas lejos, al integrarse en ella las dos principales
organizaciones de la clase obrera: la UGT y la CNT.
Aunque desde sectores nacionalistas se trata de presentar el Octubre del 34
como un proceso únicamente asturiano, cualquiera con un conocimiento
mínimamente riguroso de la Historia se sonrojará ante estas afirmaciones. La
insurrección asturiana estalla, dentro del proceso revolucionario que se
estaba desarrollando desde el año 31, como parte de un amplio movimiento de
resistencia a la intención de incorporar a los fascistas al gobierno,
representados por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) Lo
único que evitó que en el resto del Estado Español tuviese las repercusiones
de Asturias fue la actitud de los dirigentes obreros y fundamentalmente de
la dirección del PSOE.
En Andalucía apenas si tuvo repercusiones, tras la derrota terrible de la
huelga en el campo en el verano de 1934, con muchos de los afiliados de la
UGT en la cárcel. En Catalunya, donde la CNT, principal fuerza de la clase
obrera, no participó en las Alianzas Obreras, la insurrección quedó a merced
de la dirección de Ezquerra, que se limitó a declarar la independencia desde
la Generalitat, sin dar ninguna orientación a los trabajadores ni tomar
ninguna medida seria para conquistar el poder. En Euskadi los trabajadores
se hicieron con el control de las zonas mineras y proclamaron "el socialismo
y el comunismo", esperando durante días un plan de acción de sus dirigentes,
sin éxito. Algo parecido sucedió en Madrid donde grupos de trabajadores
deambulaban por la ciudad paralizada en busca de sus dirigentes.
Tan sólo en Asturias las Alianzas Obreras funcionaron como órganos de
coordinación efectiva para garantizar el éxito de la insurrección, que
rápidamente demostró su carácter proletario y socialista, iniciando la
creación de comités, etc... Pero el aislamiento de la revolución anticipaba
ya su desenlace, aunque los trabajadores consiguieron mantener el poder
durante varios días, El "apoliticismo" que adoptó la dirección nacional de
la CNT frente a estos acontecimientos facilitó la tarea de reprimir a los
insurrectos, ya que pese a ser la principal fuerza entre los ferroviarios,
no se opuso al transporte de tropas hacia Asturias ni decretó la Huelga
General para evitarlo. Finalmente los revolucionarios fueron aplastados por
el ejército, que pudo concentrar todas sus fuerzas en reprimir la Comuna
Asturiana.
Pero el aplastamiento de la revolución del 34 abriría un nuevo auge en la
lucha de clases que llevaría al triunfo arrollador del Frente Popular en
1936 y abriría nuevamente la perspectiva de la revolución ante los ojos de
los trabajadores y campesinos pobres. De los errores que llevaron a la
derrota de la Revolución Española en su conjunto tenemos la obligación de
aprender, para poder superarlos en el futuro. De la abnegación y la madurez
política de las masas que protagonizaron estos acontecimientos colosales
debemos tomar ejemplo las generaciones precedentes. Este es el mejor
homenaje que podemos hacerles, el de continuar la lucha por una sociedad más
justa.
Paco Ibáñez