A través de bases y embarcaciones militares Estados Unidos continúa expandiéndose por América Latina, el año pasado fue Colombia, ahora le tocó a Costa Rica, nación que permitirá el ingreso a su soberanía marítima de 46 flotas y más de 7 mil soldados estadounidenses para el presunto combate al narcotráfico, esto ha levantado polémica en un país que renunció a los temas militares al abolir su ejército en 1948.
Es por ello, que los partidos políticos costarricenses como Acción Ciudadana (PAC), la Unidad Social Cristiana (PUSC) y el Frente Amplio (FA) se opusieron a la presencia militar estadounidense, alegando que “la fuerza destructiva de los buques, helicópteros y marines es desproporcionada para el combate del narcotráfico”.
En tal sentido, el representante del Partido Unidad Social Cristiana, a través de Luis Fishman, manifestó que interpondrá un recurso de inconstitucionalidad ante la Corte, con la finalidad de que anule el acuerdo con Washington, pues considera que la decisión “va más allá” del convenio de patrullaje conjunto y la presencia de buques, aviones y helicópteros artillados estadounidenses “convertirá a Costa Rica en una de la bases navales más grandes de Estados Unidos en el mundo”.
La Asamblea Legislativa costarricense renovó el convenio de vigilancia conjunta contra el narcotráfico en sus aguas para el período comprendido entre el 1 de julio al 31 de diciembre del 2010, así ha sido desde los últimos diez años. La diferencia entre este nuevo acuerdo y los anteriores es que existe la posibilidad de que unos 7 mil oficiales y 46 embarcaciones estadounidenses puedan participar en las costas costarricenses para realizar operaciones militares, misiones antinarcóticos y supuestas acciones humanitarias en la región.
De acuerdo a la publicación de los diversos medios costarricense, la mayoría de las naves de guerra son fragatas con una eslora de 135 metros, con capacidad para transportar dos helicópteros artillados SH-60 o HH-60B – Blackhawks, además de 200 marines y 15 oficiales en cada uno. Pero otras naves y portaaviones, como el USS Making Island, tienen la capacidad para transportar a 102 oficiales y casi 1500 marinos, y están artillados y preparados para el combate intensivo. Pueden transportar 42 helicópteros CH-46, cinco aviones de combate duro AV-8B Harrier y seis helicópteros Blackhawk. También se ha autorizado la entrada de submarinos de combate, naves tipo catamarán, un buque hospital y vehículos de reconocimiento y combate con la capacidad de movimiento tanto por mar como por tierra. Además ingresar a Costa Rica el buque USS Freedom, con la capacidad para combatir a submarinos.
Según la prensa de ese país, los efectivos podrían llegar a ser más de 13 mil y su permanencia hasta de un año. La mayor base naval de EEUU, hasta hoy, se ubica en Japón y comprende una flota de 40 a 50 barcos, por lo que el despliegue en Costa Rica será uno de los más grandes del mundo.
Posición del gobierno
Ante lo que ha significado la renovación del convenio la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, manifestó que servirá para el combate al narcotráfico y rechazó que el acuerdo represente un riesgo para la soberanía de su país.“Garantizo que estos convenios son los mismos (que se han firmado en los últimos 10 años) y no voy nunca a exponer al país a un incumplimiento constitucional y muchísimo menos a una militarización de la lucha antidrogas”.
Para los personeros del gobierno de Costa Rica el índice de violencia y criminalidad se ha elevado en la nación centroamericana, como producto de la extensión de las actividades del narcotráfico en México y Colombia. Por ello, el ministro de Seguridad, José María Tiberino, expresó que las fuerzas castrenses vendrán a apoyar al Servicio de Guardacostas del país y actuarán bajo su supervisión.
Por otro lado, el presidente de la República de Venezuela, Hugo Chávez, indicó que además de las tropas que se movilizan hacia Irán para bloquear a la nación persa, en Latinoamérica se efectúan las mismas movilizaciones de las tropas del ejército estadounidense, el cual pretende acabar con los gobiernos democráticos de la región que son soberanos y que se han desligado de los intereses de la Casa Blanca.
“Yo tengo una información de amigos panameños, amigos centroamericanos, costarricenses, de varios países de Centroamérica, que la ofensiva imperial sobre América Latina va a continuar”. Ejemplificó con el reciente caso de Costa Rica: “Acaban de anunciar la firma de un convenio aprobado por el Congreso y el Gobierno de Costa Rica, por medio del cual hablan de que llegarán a tierras costarricenses hasta 10.000 marines y 46 buques de guerra, además de portaaviones, submarinos, armas sofisticadas, y todo ese movimiento que es una amenaza inminente contra nuestros países, con la excusa del tema del narcotráfico”.
Sobre esta situación, alertó el presidente Chávez lo siguiente: “Estamos en una situación realmente preocupante, las presiones sobre Irán, flotas de guerra de Estados Unidos y sus aliados cruzando por el canal de Suez, además de las presiones sobre Corea del Norte”. Al respecto, precisó que todos los países deben estar en alerta ante esta amenaza mundial, que lamentablemente está fundamentada en los egoístas intereses del capitalismo estadounidense y su empeño de mantener su hegemonía sobre el planeta, la cual es insostenible.
Reacciones
Diferentes organizaciones sociales y analistas han calificado el acuerdo como una invasión militar, y la entrega de la soberanía de Costa Rica. Además no se puede dejar de lado los casi 100 años de lucha de los panameños para librarse del enclave estadounidense y los escasos resultados obtenidos en Colombia y México por parte de la Casa Blanca en la lucha contra el narcotráfico, el fracaso del Plan Colombia y los más de 22 mil muertos desde 2006 a marzo de 2010. Aunado a los abusos cometidos por las fuerzas de EEUU en otras naciones y la impunidad que los acompaña.
Para el representante para México y Centroamérica de la Oficina de la ONU, contra la Droga y el Delito, Antonio Mazzitelli, el 85% del beneficio por tráfico de cocaína desde Suramérica a EEUU se queda en este país. Las cifras, desmitifican que los traficantes latinos son los más beneficiados de la cadena.
Finalmente son 14 bases militares ubicadas en diversos países de América Latina y el Caribe, que vienen a formar parte de la expansión castrense de la Casa Blanca en el continente y que sólo busca recobrar su autoridad e influencia sobre lo que han considerado a este lado del mundo su patio trasero. Ante tal situación, es importante que las naciones hispanas estén alerta, pues este es un peligro inminente que se cierre en contra de nuestros pueblos.
Nirman Lucia Berbeo García
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