Bolivia ante las elecciones
generales del próximo domingo 6 de diciembre
Hace tres meses, al conversar con
un avezado luchador político boliviano, Antonio Peredo,
sobre las expectativas populares ante los comicios generales
del 6 de diciembre, este nos recordaba una frase que en la
Cuba de los sesenta se puso de moda: atrás ni para coger
impulso. "Si me permites la licencia de sustituir el verbo,
pues aquí adquiere una connotación erótica, te diría que se
aplica perfectamente a lo que advierte la mayoría de mis
compatriotas: no nos podemos dar el lujo de dar un paso
atrás, ni para tomar siquiera aliento. Solo cabe dar pasos
hacia delante, pues no es poco lo que hemos conseguido, pero
sabemos que todavía hay mucho por conseguir".
Antonio se refería a algo que se respiraba en el ambiente,
cuando apenas se estaba en el inicio de la campaña política:
la percepción de favorecer con el voto a la dupla del
Movimiento al Socialismo —Instrumento Político por la
Soberanía de los Pueblos (MAS – IPSP). Evo Morales,
presidente; Álvaro García Linera, vicepresidente.
El capital político acumulado por la gestión de Evo Morales
al frente del gobierno desde enero del 2006 a la fecha es
indiscutible y sustenta la intención de voto. La soberanía
en el manejo de los recursos hidrocarburíferos y minerales y
la implementación de políticas sociales, que van desde la
erradicación del analfabetismo hasta la prioridad de
programas de salud por primera vez al alcance de todos, han
calado hondo en la inmensa mayoría de los bolivianos.
Suele ponerse el acento en el hecho de que Evo es el primer
mandatario que procede de uno de los pueblos originarios del
país, comunidades secularmente explotadas y desposeídas.
Pero también debe sacarse otra cuenta: Evo ha gobernado en
nombre de y para todos los bolivianos. Los mitos fabricados
por los medios de la oligarquía acerca de que con el ascenso
de Evo a la Presidencia los collas (indios y mestizos del
Altiplano) avasallarían a los cambas (habitantes del Oriente
cruceño) se han estrellado ante la realidad.
Lo que sí entiende una mayoría es la vitalidad, y la
necesidad, de un proceso que el historiador Eusebio Gironda
describió en una entrevista, que sostuvo con quien esto
escribe en julio pasado: "El primer cambio notable se
desprende de que por primera vez entre nosotros las
relaciones de poder se han invertido. Los que antes estaban
abajo, ahora gobiernan. La primera ganancia revolucionaria
es la vindicación de la dignidad. La estructura del estado
se halla a disposición de los nuevos actores, que copan poco
a poco el sistema institucional y desplazan a la vieja
burocracia oligárquica. Otro ritmo es el que marca el compás
del desarrollo de las fuerzas productivas. La base económica
de una nación no se transforma de la noche a la mañana. Pero
con lo que tenemos hasta ahora se ha hecho un considerable
esfuerzo en dos direcciones: la recuperación de los recursos
naturales y la implementación de programas para una
redistribución equitativa de la riqueza social".
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, nos
ofreció una valoración del asunto desde otra perspectiva:
"Evo es un hombre que teje la dimensión territorial del país
a través del concepto de la unidad, pues esa es una deuda
histórica que tenemos. Ves a un hombre que no solamente
recorre el territorio conociéndolo, reconociéndolo e
identificando sus múltiples necesidades y trabajando para
suplirlas. Es también un hombre que mira desde el espacio
cuando vuela, y en esa mirada espacial incorpora todas estas
necesidades a la integración".
Cuando apenas restan horas para las elecciones, las más
diversas encuestas sitúan las candidaturas de Evo y García
Linera por sobrado margen al frente de la intención de voto.
De asegurar, como todo parece indicar, más del 50% del
sufragio, no será menester una segunda vuelta: comenzaría
para la dupla del MAS un nuevo periodo de gobierno por cinco
años a partir del 22 de enero del 2010.
Al analizar el escenario electoral, una voz no comprometida
con los actores políticos, la politóloga Marité Zegada
argumenta que con excepción del MAS "hemos encontrado una
gran debilidad en las propuestas de los partidos y
agrupaciones que participan en este proceso electoral".
En el caso de Unidad Nacional (UN), la analista observa que
el programa "se pierde en generalidades". Y si se trata del
Plan Progreso para Bolivia (PPB), "no hay una propuesta que
le dé identidad propia a la organización para consolidar su
credibilidad".
Habría que tomar nota del origen y la trayectoria de los
líderes de ambas entidades, las dos más señaladas en la
oposición. UN tiene a la cabeza a Samuel Doria Medina,
representante de los intereses del empresariado, devoto del
credo de que sin el capital transnacional ni la bendición de
Washington no es posible el despegue económico. PPB ha
tratado de recomponer los restos del naufragio neoliberal y
de la desvencijada partidocracia, que llevó al país al peor
momento de la economía en el primer lustro de la actual
década y al renacimiento de prácticas represivas. El
candidato presidencial Manfred Reyes Villa es reconocido por
su fobia a los pueblos originarios, actitud de la que ha
tratado de desmarcarse demagógicamente en los últimos meses.
Y aunque parezca increíble lleva en la fórmula como
vicepresidente a Leopoldo Fernández, autor intelectual de la
matanza de campesinos indígenas en El Paraíso. Ambas
formaciones tienen dinero suficiente e instrumentos
mediáticos poderosos como para tener determinada visibilidad
en el panorama electoral, y sobre todo, para conquistar
escaños en el Congreso.
Precisamente este último escenario es el de mayor
complejidad para el MAS. No tanto la Cámara de Diputados,
donde se espera asegure la mayoría. La pugna más aguda se
presenta en torno al dominio del Senado. El sistema
electoral prescribe cuotas de cuatro curules por
departamentos, lo que sumarían 36. Para aprobar el paquete
de leyes que se perfilan como imprescindibles para dar un
impulso decisivo al proceso de transformaciones sociales y
económicas, se requieren las dos terceras partes de la
aprobación senatorial. Y eso es lo que intenta obstaculizar
la oposición. De ahí que la contienda haya estado dirigida a
conquistar el voto de los candidatos a la Cámara Alta.
La alternativa que proponen Evo y el MAS para el pueblo
boliviano acaba de ser confirmada por el mandatario cuando
ante la prensa extranjera acreditada en La Paz dijo el
último martes: "Si el capitalismo trae crisis financiera,
energética, alimenticia, del medio ambiente, del cambio
climático ¿para qué sirve ese capitalismo que trae tanta
crisis? ¿Cuál es la solución? Sigo convencido de que es el
socialismo, para unos, socialismo del siglo XXI, para otros
socialismo comunitario".
PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu