Días atrás el presidente Barack Obama le
pidió a sus colaboradores que le dijeran cuál era el trasero que tenía que
patear para castigar al culpable del peor desastre ecológico de la historia
producido por la BP en el Mar Caribe. Recogiendo tan sana inquietud me
permito proponerle una lista, preliminar, de traseros a patear.
En primer lugar, debería solicitarle a la Primera Dama que le propine una
buena patada en su presidencial trasero porque usted no es “el negrito del
batey” -como le llaman en el Caribe al chico de los mandados- sino el primer
magistrado de la más formidable superpotencia que jamás haya existido sobre
la faz de la tierra. Y si los bandidos de la BP contaminan las costas de su
país es porque usted –así como sus predecesores- ha sido blando, débil y
timorato con los oligopolios petroleros que hace décadas vienen practicando
un verdadero “ecocidio” en Alaska y en el Golfo de México, donde accidentes
como el que hoy lo desvela era seguro que, más pronto que tarde, irían a
producirse. Blandura y complicidad también evidenciada con los truhanes del
casino financiero global, con sede en Wall Street, que primero provocan una
crisis y luego exigen un rescate que usted ejecuta con fondos públicos,
expropiando el ahorro y los ingresos de los contribuyentes norteamericanos.
Un puntapié en su trasero por ignorar que esas grandes firmas están casi
invariablemente dirigidas por delincuentes de “guante blanco”, protegidos
por la Casa Blanca, los congresistas de ambas cámaras, los grandes medios y
los lobbies que financian las campañas políticas de representantes y
senadores a cambio de garantizar la impunidad de los oligopolios en su
agresión al medio ambiente. Pero además su esposa Michelle debería darle
otro puntapié a su trasero por caer en el infantilismo de creer que se
construye poder político apelando a los twitters, facebooks y demás gadgets
informáticos. Eso puede, ocasionalmente, crear un efímero clima de opinión
pero nada más.
Para combatir a los tiburones de Wall Street y al complejo
militar-industrial se requiere mucho más que eso. Mire lo que hizo uno de
sus predecesores, Franklin D. Roosevelt, que pudo realizar muy
significativos cambios en la economía de EEUU (ley del seguro social,
riguroso control del sistema bancario, impuestos a la riqueza y la renta,
banco central, etcétera) apoyado en dos instituciones que movilizó y
potenció en su gravitación: sindicatos obreros y su propio partido. Usted,
deslumbrado por los progresos de la informática, pensó que en la época
actual estos recursos ya no sirven. Y se equivocó.
Pero no es usted el único que merece un buen puntapié. Otros conspicuos
traseros que claman por fuertes patadas son los del Secretario de Energía de
EEUU, los de los presidentes de las comisiones de Energía de la Cámara de
Representantes y del Senado y, por supuesto, los sucios traseros de los
integrantes de su equipo de asesores económicos (y muy especialmente
Lawrence Summers y Robert Rubin, artífices de la completa desregulación del
mercado financiero y autores intelectuales de la actual crisis económica).
No se olvide también de propinarle otro a los estafadores de Goldman Sachs,
que “dibujaron” los números macroeconómicos de Grecia (¡y vaya uno a saber
de cuántos países y empresas más!) y los bribones de Moody’s, que con sus
fraudulentos cálculos de “riesgo país” favorecieron a sus socios sumiendo a
numerosos países en profundas crisis económicas.
Ya que estamos en esto no se olvide de asestarle también una violenta patada
en el trasero a sus compinches y peones en Tel Aviv, que se creen que tienen
licencia para matar impunemente a palestinos, o someterlos, como en Gaza, a
un lento genocidio parecido al que el pueblo judío tuvo que soportar a manos
de los nazis, por ejemplo, en el Ghetto de Varsovia. Y, de paso, usted
merece otro puntapié en su insigne trasero por olvidarse que es un Premio
Nóbel de la Paz y respaldar a ese gobierno de fanáticos fundamentalistas,
racistas y genocidas -que gracias a la política imperialista de sucesivos
gobiernos estadounidenses disponen de las únicas armas atómicas que hay en
Medio Oriente- y permitir que continúen burlando las disposiciones de la ONU
y las reglas más elementales de la legalidad internacional. Puntapié más que
merecido porque sabiendo todo esto usted se empecina en denunciar el
armamento nuclear que ... ¡podría llegar a tener Irán, pero que ahora no
tiene!. De paso, podría darle un buen puntapié a la Secretaria Hillary
Clinton, preocupadísima por la carrera armamentista según ella desencadenada
por Venezuela, pese a que su gasto militar apenas equivale a la cuarta parte
del de Colombia. ¡Ay!
Atilio Borón