El capitalismo tiene legiones de apologistas. Muchos lo hacen de buena fe,
producto de su ignorancia y por el hecho de que, como decía Marx, el sistema
es opaco y su naturaleza explotadora y predatoria no es evidente ante los
ojos de mujeres y hombres. Otros lo defienden porque son sus grandes
beneficiarios y amasan enormes fortunas gracias a sus injusticias e
inequidades. Hay además otros ("gurúes" financieros, "opinólogos",
"periodistas especializados", académicos "bienpensantes" y los diversos
exponentes del "pensamiento único") que conocen perfectamente bien los
costos sociales que en términos de degradación humana y medioambiental
impone el sistema. Pero están muy bien pagados para engañar a la gente y
prosiguen incansablemente con su labor. Ellos saben muy bien, aprendieron
muy bien, que la "batalla de ideas" a la cual nos ha convocado Fidel es
absolutamente estratégica para la preservación del sistema, y no cejan en su
empeño.
Para contrarrestar la proliferación de versiones idílicas acerca del
capitalismo y de su capacidad para promover el bienestar general examinemos
algunos datos obtenidos de documentos oficiales del sistema de Naciones
Unidas. Esto es sumamente didáctico cuando se escucha, máxime en el contexto
de la crisis actual, que la solución a los problemas del capitalismo se
logra con más capitalismo; o que el G-20, el FMI, la Organización Mundial
del Comercio y el Banco Mundial, arrepentidos de sus errores pasados, van a
poder resolver los problemas que agobian a la humanidad. Todas estas
instituciones son incorregibles e irreformables, y cualquier esperanza de
cambio no es nada más que una ilusión. Siguen proponiendo lo mismo, sólo que
con un discurso diferente y una estrategia de "relaciones públicas" diseñada
para ocultar sus verdaderas intenciones. Quien tenga dudas mire lo que están
proponiendo para "solucionar" la crisis en Grecia: ¡las mismas recetas que
aplicaron y siguen aplicando en América Latina y África desde los años
ochenta!
A continuación, algunos datos (con sus respectivas fuentes) recientemente
sistematizados por CROP, el Programa Internacional de Estudios Comparativos
sobre la Pobreza radicado en la Universidad de Bergen, Noruega. CROP está
haciendo un gran esfuerzo para, desde una perspectiva crítica, combatir el
discurso oficial sobre la pobreza elaborado desde hace más de treinta años
por el Banco Mundial y reproducido incansablemente por los grandes medios de
comunicación, autoridades gubernamentales, académicos y "expertos" varios.
Población mundial: 6800 millones, de los cuales
1020 millones son desnutridos crónicos (FAO, 2009)
2000 millones no tienen acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)
884 millones no tienen acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)
924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003)
1600 millones no tienen electricidad (UN Habitat, “Urban Energy”)
2500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)
774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)
18 millones de muertes por año debido a la pobreza, la mayoría de niños
menores de 5 años. (OMS)
218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones
de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados,
prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la
industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a
nuestro alcance, 2006)
Entre 1988 y 2002, el 25 % más pobre de la población mundial redujo su
participación en el ingreso mundial desde el 1.16 por ciento al 0.92
porciento, mientras que el opulento 10 % más rico acrecentó sus fortunas
pasando de disponer del 64,7 al 71.1 % de la riqueza mundial . El
enriquecimiento de unos pocos tiene como su reverso el empobrecimiento de
muchos.
Ese solo 6.4 % de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente
para duplicar los ingresos del 70 % de la población mundial, salvando
innumerables vidas y reduciendo las penurias y sufrimientos de los más
pobres. Entiéndase bien: tal cosa se lograría si tan sólo se pudiera
redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del 10
% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes
fortunas. Pero ni siquiera algo tan elemental como esto es aceptable para
las clases dominantes del capitalismo mundial.
Conclusión: si no se combate a la pobreza (¡ni se hable de erradicarla bajo
el capitalismo!) es porque el sistema obedece a una lógica implacable
centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y aumenta
incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social.
Después de cinco siglos de existencia esto es lo que el capitalismo tiene
para ofrecer. ¿Qué esperamos para cambiar al sistema? Si la humanidad tiene
futuro, será claramente socialista. Con el capitalismo, en cambio, no habrá
futuro para nadie. Ni para los ricos ni para los pobres. La sentencia de
Friedrich Engels, y también de Rosa Luxemburgo: "socialismo o barbarie", es
hoy más actual y vigente que nunca. Ninguna sociedad sobrevive cuando su
impulso vital reside en la búsqueda incesante del lucro, y su motor es la
ganancia. Más temprano que tarde provoca la desintegración de la vida
social, la destrucción del medio ambiente, la decadencia política y una
crisis moral. Todavía estamos a tiempo, pero ya no queda demasiado.
Dr. Atilio A. Boron
Director del PLED, Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia en Ciencias Sociales
Corrientes 1543 (C 1042 AAB) Buenos Aires, Argentina
Teléfono: (54-11) 5077-8021 begin_of_the_skype_highlighting (54-11)
5077-8021 end_of_the_skype_highlighting, 8022 y 8024
http: //www.centrocultural.coop/pled
Visita mi blog http://www.atilioboron.com
volver