Asistimos al “día del juicio final” de la muy cantada desintegración del sistema financiero del modelo neoliberal anglosajón. Pese a que la quiebra, aceptada semántica y legalmente bajo el capítulo 11 del legendario banco de inversiones Lehman Brothers, de 158 años de vida –representa la mayor en la historia–, no se compara en términos contables con la nacionalización (más correctamente dicho estatización) de las gemelas hipotecarias Fannie y Freddie (ver Bajo la Lupa, 10/09/08).
Pocos bancos se salvarán del “tsunami financiero” que vaticinó Bill Gross, mandamás de PIMCO, el todavía sólido fondo de pensiones de EU. El oleaje arrasó hasta al Silver State Bank, de Nevada, donde Andrew K. McCain (hijo adoptivo del primer matrimonio del bélico candidato presidencial) formaba parte del consejo de administración.
En nuestro comentario semanal nocturno en Proyecto 40 del viernes pasado advertimos el advenimiento del “lunes del agujero negro” que esperaba a Lehman Brothers en particular y a Wall Street en general. En un clásico “efecto dominó”, la toxicidad financiera infectó con virulencia a los “intocables”: Merril Lynch, rescatado por Bank of America (en “un acto de desesperación”, según James Quinn de The Daily Telegraph, 16/09/08) y a la mayor aseguradora de Estados Unidos, AIG –beneficiada con el doble cobro de los seguros por la “demolición controlada”, perdón, los atentados terroristas de las Torres Gemelas del 11/9–, en busca de un salvador que le conceda un “crédito puente” por 40 mil millones de dólares y que parece va que vuela a la nacionalización (mejor dicho estatización).
Los “maestros del universo”, como los catalogó el novelista Tom Wolfe, resultaron unos parasitarios mendicantes del dinero ciudadano en manos gubernamentales y el “maestro (sic) del universo”, como el publicista del establishment Bob Woodward enalteció en forma ditirámbica al mago malhadado y malvado Alan Greenspan, ha sido degradado como el principal artífice de las mayores burbujas especulativas jamás vistas en la historia humana.
La aniquilación de 92 por ciento de la banca de México es catalogada por los neoliberales priístas y panistas como un “éxito”, aclamado por los lorocutores del sistema (en realidad éstos son unos lastimosos empleaditos: el problema proviene del inmundo sistema de concesiones y sus agraciados). Un “éxito”: hasta la fecha no se realiza la auditoría del Fobaproa/IPAB (en el que participó destacadamente Calderón, a quien le fascinan las “emociones fuertes”). Un “éxito”: México, donde hay que leer al revés las noticias reguladas por el totalitarismo vigente, se quedó sin banca.
La carnicería del “lunes del agujero negro” no nos provoca ningún Schadenfreude (placer que estimula la desgracia ajena) de la literatura alemana. Al contrario: frente al Fin de una era (título premonitorio de nuestro reciente libro editado en Argentina), de la unipolaridad de Estados Unidos y su dolarcentrismo, el grave problema yace en la ausencia de un sistema financiero alternativo creíble que urge establecer con bendición multipolar.
|20-09-2008
Hay creencias y dogmas del más diverso tipo: políticos, científicos, religiosos... etc, y lo malo de estos es que siempre nos pillan desprevenidos y nos impiden reaccionar a tiempo. No sólo eso, además, nos ciegan, y para entender procesos sociales, siempre con el punto de multicausalidad e incertidumbre que los caracteriza, no conviene en absoluto agarrarse a un clavo ardiendo para justificar nuestras decisiones, nuestros remedios y recetas, en dogmas de supuesto calado "científico", pero que no dejan de ser interesada cháchara ideológica que conviene a los de siempre. Don Gerardo Díaz Ferrán es, él lo dice, un férreo creyente en la libertad de mercado, y como toda creencia que llega del cielo de alguna sacrosanta institución, pocas veces suele contrastarse con los hechos, pocas veces se pone en duda, y sobre todo, pocas veces suele cambiarse. Cuando Díaz Ferrán dice que "cree" en el la libre economía de mercado pocas veces se pregunta, como sus colegas, para quien es libre ese mercado y para cuantos, pocas veces se pregunta cuantos la disfrutan, y pocas veces reflexionan sobre los efectos secundarios, ecológicos y humanos, de su muy "libre" economía de mercado. Cuando Díaz Ferrán dice que "cree" en el libre mercado pero que "hay circunstancias" en la vida que obligan a cambiar el timón ideológico... hace algo así como una muy agnóstica y prudente declaración de fe, esto es, se modera en su creencia cuando las grandes economías privadas se estancan y el "crecimiento" deja de dispararse, y entonces flexibiliza su creencia y se junta con los neo-conversos del intervencionismo estatal. Pero cuando las grandes economías privadas laten fuertes y sanas, crecen como un árbol bien anclado en sus raíces, Díaz Ferrán deja su agnóstica y enternecedora prudencia y contraataca de nuevo con su férrea creencia en la "libre" economía de mercado.
Hay muchos hombres como Díaz Ferrán, yo los llamo empresarios-veleta, y su muy "liberal" costumbre y actitud que consiste en cambiar de creencias en pos de las "nuevas" tendencias ideológicas, suele extenderse también al mundo de la política. Amar e incluso exigir voluntad política para engordar a las vacas flacas que en su tiempo eran gordas, orondas, con jugosas carnes y curvas, amar la política para reanimar el mal estado de los negocios... y despreciarla luego, eso sí, con cínica e histriónica visceralidad, cuando los negocios marchan bien, es la muy "liberal" actitud de Díaz Ferrán y de tantos, tantos políticos, empresarios y periodistas que sufren una imprevisible metamorfosis ideológica cuando las "nuevas" tendencias ideológicas de turno imponen un nuevo "realismo", un nuevo "sentido común" que aspira a perpetuar la voluntad para no hacer nada por el injusto reparto de los panes y los peces... bajo una nueva cháchara ideológica repetida hasta la saciedad por tertulianos, columnistas y conferenciantes que, con vehemente e incluso cómica y hasta histriónica pasión, se ponen de acuerdo en expresar y hasta aparentar un sincero deseo de "cambio" de modelo.
En la universidad, en las columnas de los periódicos y sus nuevos columnistas, en los foros de discusión "científicos", en los pasillos del parlamento, en los despachos de los bancos y en las conversaciones de cafetería algo se mueve. Y sí, algo se mueve, el "cambio" consiste en una operación de by-pass al mercado exigida a las administraciones públicas para resucitar al moribundo, y después de décadas de crecimiento continuado sobre el monocultivo del ladrillo se hace caso omiso a las voces preguntonas que se interrogan sobre el destino de la "riqueza nacional" durante tantos años de supuesta "prosperidad". Todos se ponen de acuerdo en la necesidad de "cambiar de modelo", y entre la ansiedad y la incertidumbre, entre el caótico vaivén y la guerra de trincheras y posiciones, entre la improvisación acelerada que siempre caracteriza a los tiempos de crisis y "cambios", la necesidad de sentarse y pararse a reflexionar sobre las causas, consecuencias y responsabilidades del modelo de crecimiento ya obsoleto, no sólo se olvida, sino que además se corre como galgos en pos del "futuro" y de la necesidad de "cambiar" para dejar las cosas como estaban. Cambiará el lenguaje, sí, cambiarán "las ideas" y el contenido del discurso, sí pero las tradicionales estructuras sociales, las tradicionales relaciones sociales, simplemente, permanecen, y la camaradería y hasta la empatía entre capital y trabajo se convierte en una pose que demanda el "sentido común" para apelar colectivamente a la necesidad de salir de la crisis.
El "cambio", finalmente, consistió, consistirá, en una liberadora pataleta moral de circunstancias para aliviar la tensión y la ansiedad acumulada. Y mientras todos alzaban los brazos y clamaban hacia el cielo por la "crisis"... en la tierra, Don Estado se ponía a trabajar y resucitaba a Don capitalismo.
¿Y la izquierda?, la izquierda dormía, dormía y dormía
|20-09-2008
EQUIPO. BUSH Y DETRAS, DESDE LA IZQUIERDA, EL JEFE DE LA SEC, EL SECRETARIO DEL TESORO Y EL TITULAR DE LA FED.
La Casa Blanca entonó los mercados del mundo y acabó con una semana de desastres bursátiles sin precedentes desde los años '20, al anunciar que se creará una entidad gubernamental que absorberá las deudas de los bancos, limpiando sus balances en una de las mayores intervenciones estatales de la historia de EE.UU.
Paulson precisó poco antes que la cifra sería de "cientos de miles de millones de dólares. Estoy convencido de que esta aproximación agresiva costará a las familias estadounidenses mucho menos que su alternativa".
El dato del monto es crucial y está vinculado con la aprobación que debe dar el Congreso para poner en marcha la nacionalización. Ese dictamen se produciría la semana entrante.
"Me preocupa cómo equilibrar todo esto. Quinientos mil millones o un billón es mucho dinero y tarde o temprano eso le va a caer al contribuyente", sostuvo el legislador a la cadena ABC.
La preocupación está ligada también a la cercanía de las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre. La percepción entre los electores de que este esquema, tal como señalaron varios economistas, socializa las deudas pero privatiza las ganancias, puede producir un efecto no deseado en las urnas.
En la superestructura el plan fue elogiado, tanto por el FMI como por el Banco Central Europeo y los mercados reaccionaron con euforia. Los analistas, sin embargo, llamaron a la calma. Un experto español aconsejó "cautela extrema" y que sólo los expertos se acerquen a la Bolsa.
Hasta ahora se conocen pocos detalles del plan elaborado por el gobierno para atajar la crisis. Al respecto, Paulson adelantó que trabajará este fin de semana con el Congreso en una legislación que permitirá al gobierno la compra de los activos vinculados con hipotecas basura a través de esta nueva agencia gubernamental.
El tema no preocupa a todos los sectores. La agencia Standard and Poor's esquivó todas las dudas que atenazan al mercado y mantuvo este viernes su nota máxima (AAA) a la deuda estadounidense.
"Era necesario que el gobierno hiciera lo que parece estar haciendo, pero sin embargo, no hay nada (en el plan de Paulson) para limpiar las prácticas bancarias", lamentó el economista Peter Morici de la Universidad de Maryland preocupado ante la posibilidad de la repetición de la crisis, en declaraciones a la agencia AFP
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