La guerra que estalla en el Cáucaso en agosto de 2008, marcó, junto a otros
eventos de los últimos años, el comienzo de una nueva era del capitalismo
moderno. Los bombardeos del Cáucaso, avisaron precisamente el fin de la época
de calma, del capitalismo de finales del siglo XX y comienzo del siglo XXI,
cuando existía un único vigilante mundial, y el comienzo de una nueva época
que corresponde, en gran escala a las dos guerras anteriores. Si el periodo
1990-2003/ 2004/ 2005 ha sido marcado por las guerras agresivas del
imperialismo norteamericano y de sus aliados en contra de países
relativamente débiles como Irak, Yugoslavia, Afganistán, Somalia, el periodo
que sigue, será marcado por una confrontación, al principio económica, política,
diplomática y de propaganda y después, probablemente militar entre Estados
Unidos junto a sus aliados y un poder, no pequeño, sino de talla mundial.
Evidentemente, un conflicto que pondrá en peligro la paz mundial de manera
incomparable, más que los clásicos conflictos del estilo David contra Goliat
tipo América versus Milosevici o América versos Al Qaeda. El capitalismo
mundial está a punto de salir de la época de las masacres menores para
entrar en la época de las grandes masacres imperialistas. Y los rivales, tal
y como podemos ver mucho más desde hace 2-3 años, son los Estados Unidos y
Rusia, igual que como hace 100 años cerca de la primera guerra mundial, ellos
eran Reino Unido y Alemania.
Esa “vuelta” visible de la política externa rusa durante el segundo
mandato presidencial de Vladimir Putin y el comienzo del mandato de Medvedev
muestran, creo, claramente el hecho de que la nueva Rusia capitalista es capaz
– y desea oponerse a los Estados Unidos mucho más que cualquier otro poder
desde Brejnev hasta nuestros tiempos, mucho más por ejemplo de lo que lo ha
hecho la Francia de Jacques Chirac antes de que se declarase la guerra a Irak.
Es verdad que el poder económico Federación Rusa está mucho atrás que el
de EEUU. Su producto interior bruto es diez veces menor, lo que no se dice
poco. No solo esta por debajo del PIB de los Estados Unidos, sino de Alemania,
Francia, Reino Unido, o Japón, hasta por debajo de la China supuestamente
comunista. Pero aún así, Rusia tiene bastantes ventajas para declararse
rival de los EEUU y asegurar que este puesto no lo ocupan Alemania, Francia o
China u otros poderes que han tenido también sus divergencias con el súper
poder de Washington. Quienes se guían solo por el PIB puede tomarse a broma
el poder de Rusia, así como lo hace el autor (anónimo) del editorial “How
to contain Russia” que aparece en el numero de 23-29 de agosto de la revista
“The Economist”. Pero quienes miran con más atención la situación
pueden darse cuenta fácilmente de que este informe es en más del 10/1 engañoso.
Primero, la taza de crecimiento de la economía rusa está muy por encima de
cualquier otro poder capitalista avanzado. En el 2007, ella ha sido por
ejemplo del 8,1 %, unas 3-4 veces superior que la de EEUU y 7-8 veces superior
que la de otros rivales como Francia o Japón. Es verdad, China aumento más,
un 10% al año. Pero entre China y Rusia existe una diferencia mayor que tiene
que ver con la consistencia del capitalismo propio autóctono. En China, se
amontonan capitalistas de todo el mundo, en Rusia, las inversiones extranjeras
no superan el 2,2% del PIB. Para comparar, el poder de las inversiones
directas extranjeras desde Estados Unidos es de 13,5% del PIB, en Alemania
llegan al 25,1% del PIB, y en Gran Bretaña al 44,6%. Japón se acerca a la
independencia económica de Rusia con un porcentaje de inversiones extranjeras
directas de tan solo el 2,5% del PNB, pero Japón no se puede comparar tampoco
con Rusia porque Japón queda fuertemente dependiente en cuanto a poder
militar. Sin un ejército poderoso, no te puedes llamar ni súper poder
capitalista, ni rival de los EEUU aunque seas el segundo poder económico
mundial.
La consistencia elevada del capitalismo ruso también es creada por el sistema
de acciones de de las grandes empresas rusas o poder con el que grandes
capitalistas occidentales ni siquiera sueñan. El accionario mayoritario del
gigante metalúrgico Novolipetsk, Vladimir Lisin posee ni más ni menos que el
77,09% de las acciones, mientras que otro empresario Alexei Mordashov, posee
el 82,37% de las acciones de la multinacional Severstal. El hombre más rico
de Rusia y el tercer capitalista de Europa, Oleg Deripaska, posee más del 50%
de RusAl, la mayor compañía de aluminio del mundo. La consistencia del
capitalismo ruso su grado de concentración, el poder militar que lo defiende-
cuando haga falta, atacando, todos estos tres factores, junto con el
crecimiento económico espectacular, hacen que ahora mismo Rusia sea el
poderoso rival de los Estados Unidos solo que- por desgracia- una Rusia que no
se parece en nada a la URSS, sino a la Alemania imperialista de hace 100 años.
Y este hecho, más que cualquier otra cosa, se refleja en la política
externa. La vuelta a las vigilancias con aviones de bombardeos, el retirarse
de la OTAN, la invasión de Georgia, no son más que expresiones de la nueva
rivalidad que aparece entre los grandes capitalistas del mundo. Que, de manera
fatal, tienen, en las condiciones del sistema podrido en el que vivimos, que
profundizar, evaluar, no hacía la paz, sino hasta el hundirse en el final lógico:
un nuevo 1914.
Es verdad, esta guerra de Georgia no se puede catalogar en las masacres
imperialistas mayores. Queda como una masacre imperialista menor, y en la
lucha entre un gran poder y uno pequeño nunca puede ser otra manera, sobre
todo cuando dura tan poco. Pero hay que subrayar que es muy grande el parecido
entre lo que los rusos han hecho en y lo que otros imperialistas hicieron en
otros sitios, por ejemplo los sionistas en el Líbano en el 2006.
Tanto en el Líbano en el 2006, como en Georgia en el 2008 han sido empleadas
armas prohibidas - bombas con fragmentación. El origen para el empleo por los
rusos de estas armas que mataron “tan solo” 11 civiles georgianos e
hirieron otras decenas no es otra que…Human Rights Watch, una organización
que, de ninguna manera puede ser sospechada de simpatía hacía los otros
imperialistas. Recordemos que los testimonios más terribles sobre las
atrocidades israelíes en el Líbano, Cisjordania o Gaza nos llegan de Human
Rights Watch.
También, el pretexto inventado, las excusas a las que los rusos recurrieron
en el 2008 se parecen como dos gotas de agua a las excusas empleadas por la
banda Olmert-Peretz-Tzipi Livni en el 2006 „la protección de los propios
civiles“- los rusos machacados por los civiles en Osetia del Sur, los
civiles israelíes bombardeados hace dos años por el súper poder Hezbollah
en el Norte de Israel. En cuanto al comportamiento de las policías osetias,
las policías osetias pro-rusas hacía los civiles georgianos, nos hacen
pensar en otra región que también ha sufrido bestialidad imperialista, esta
es Kosovo, donde las policías nacionalistas albanas invadieron, robaron,
violaron, torturaron y mataron en el nombre de la “protección de los
civiles” y “del derecho de autodeterminación”. Miremos las casas
georgianas atracadas e incendiadas por las policías osetias en Kekhvi, Nijni
Achaveti, Vernie Achaveti y Tamarasheni, pensemos en los civiles georgianos
secuestrados por las policías osetias en la región de Gori, y la primera
cosa que nos viene en mente es ¡Kosovo! En Kosovo y Osetia del Sur, en Beirut
y Gori, la crueldad y la hipocresía de los imperialistas es exactamente la
misma, independientemente del idioma o religión de estos imperialistas.
El condenar decididamente las agresiones rusas no tienen que hacernos defender
en parte el régimen de Tbilisi, no nos debe hacer cerrar los ojos delante de
las atrocidades cometidas por las tropas georgianas en Tsinvali y en otras
localidades de Osetia del Sur. No debemos olvidar ni de los que están detrás
del régimen de Tbilisi, precisamente los mismos imperialistas norteamericanos
que, en el 2006, apoyaban a los sionistas, y hace 6 meses arrancaron Kosovo
del cuerpo de Serbia para entregárselo a unos separatistas, encontrando ahora
oportunidades para gritar con todas sus fuerzas sobre las agresiones de Rusia.
Rusia ha sido el agresor en Georgia, es verdad, porque no fueron los
georgianos quienes entraron en Rusia, fueron los rusos quienes entraron en
Georgia. Pero los Estados Unidos son el agresor moral, mediante el antecedente
extremadamente peligroso creado en Kosovo, mediante los antecedentes
establecidos en Irak en el 2003 e Yugoslavia en 1999. Si atacamos solo a
Rusia, pero ignoramos EEUU, seriamos pro-imperialistas, no antiimperialistas.
Seriamos igual de limitados e hipócritas como los imperialistas ingleses y
franceses y rusos de hace 90 años, que decían que solo “el bando de
Alemania” comenzó la guerra, olvidándose de la intervención rusa en los
Balcanes y en Anatolia o del hecho de que las mayores colonias las tenían los
ingleses y franceses, los que habían llevado a cabo más guerras de saqueo.
Esto quedando dicho, estando de acuerdo de que ambos bandos imperialistas son
culpables del deterioro sin antecedentes parecidos en los últimos 30 años de
la paz mundial, es imprescindible subrayar que el deber de los marxistas es de
no dejarse arrastrar en la clásica discusión absurda (y en su totalidad
imperialista) de ¿quién empezó? o ¿Cuál de los dos malos es el más malo?
Existen situaciones, según como existen y situaciones cuando no debes
preguntar: ¿Quién comenzó? En una confrontación, debemos, tal y como
subrayo Lenin, admirablemente hace 90 años, preguntar no quien ha atacado y
en que país está el enemigo, sino preguntar: ¿Qué clase lleva la guerra,
cual es la política anterior a esta guerra que se lleva?
Si la guerra la lleva la clase proletaria, que conquistó el poder en el
estado y ahora está luchando con sus enemigos internos y externos, entonces
hay que apoyar la guerra, es progresista, aunque sea el proletariado quien
dispare primero. Pero si es la burguesía la clase que lleva la guerra, y en
su interés (y en el caso de Rusia de 2008, de Israel en el 2006 o de los EEUU
en el 2003, 2001 şi 1999 esto es más que evidente), entonces, según el
marxismo, esta guerra no debe ser apoyada por las masas, esta guerra es
reaccionaria aunque no sea la burguesía quien dispare primero. En 1914 Lenin
condenó a Guesde porque apoyaba la participación de Francia en la guerra,
aunque no era la burguesía francesa quien había invadido Alemania, sino los
representantes de la burguesía alemana habían invadido Francia.
Pensemos en que fácil puede cualquiera pretender aunque sea con pruebas, que
el otro comenzó el conflicto. Si Rusia invade Georgia o bombardea Polonia,
ella puede pretender que EEUU y sus aliados “la rodearon” instalando bases
militares en Rumania y Bulgaria, escudos antimisiles en Polonia e intentan
convencer a los líderes de Georgia y Ucrania de que sus países ingresen en
la OTAN (a pesar de la oposición de la población, según podemos ver, sobre
todo en Ucrania). También, en la misma medida, EEUU puede pretender de que es
Rusia quien la rodea mediante las masivas inversiones que hacen los
capitalistas rusos en zonas suyas tradicionales de interés y de sus aliados,
por ejemplo la presencia en masa de RusAl en Guineea, Nigeria o Guyana o en el
mismo Occidente, como el control de la multinacional rusa Severstal sobre
Lucchini, el segundo productor nacional de acero de Italia, o el control de
Novololipetsk sobre el importante productor danés de acero DanSteel A/S. Los
rusos y los americanos pueden pretender que están rodeados – los primeros
porque pierden su influencia en Georgia y Ucrania, los otros porque África se
les escapa y porque Mordasov y Listin están infiltrándose en Italia y
Dinamarca, dos miembros de confianza de la OTAN. Con respecto a la pregunta
„ ¿Cual de los dos malos es el peor?“, ella es, desde una perspectiva
marxista una en la que tenemos que pensar bien antes de responder. No cabe
duda que a nivel global, el imperialismo americano es más poderoso económicamente
y militarmente que el ruso. Pero la diferencia es tan pequeña (sobre todo en
cuanto a actividad nuclear) y existen tantos factores que compensan hasta a
nivel global, la debilidad relativa del capitalismo ruso (como sería su mayor
conciencia interna y concentración) tanto que una posible comparación con
EEUU/versus Al Qaeda o EEUU/versus Miloşevici sería simplemente
aberrante. Además, tal como la historia demostró, las revoluciones siempre
se llevan a nivel nacional, así que un partido comunista tiene que
preguntarse: ¿Qué mal es el peor en su país?
El mundo aún es repartido en países, el capitalismo no puede terminar de
desarrollar la globalización porque el mismo principio de la competencia se
levanta en contra de la globalización e intenta recomponer y reforzar las
fronteras debilitadas por el comercio mundial- y hasta el trust mundial soñado
por Kautsky aún queda un largo camino. Y si el mundo está repartido en países,
preguntarte “¿Qué imperialismo es peor a escala mundial?” significa
demostrar un falso internacionalismo, un “internacionalismo” que de hecho,
apoya el nacionalismo, sobre todo de los poderosos.
Hablar ahora del peor mal a nivel mundial, tal como lo hacen los de World
Socialista Website (los trotskistas a los que hasta el mismo Trotski criticaría
ahora si estuviera vivo), o los de Maoist Internationalist Movement, significa
traicionar la clase trabajadora, significa complicidad, significa complicidad
con el verdadero gran mal, o sea el mal mayor de cada país. Las revoluciones
se llevan a cabo luchando con la burguesía desde el interior, y en el caso de
Rusia, hoy en día, a diferencia de la China de los años 30 o de la Cuba de
los años 50, esta burguesía del interior es realmente autóctona, y hasta
entonces cuando no lo es, es de lo más nacionalista y pro-guerra.
Desgraciadamente para los “ziuganovistas” y otros anti-putinistas de salón
las cosas son así. Desgraciadamente para ellos, ser patriota en la Rusia de
hoy en día – igual que en los EEUU en la actualidad – significa ser un
“anti-guerra”.
Con respeto a nosotros, los marxistas rumanos y otros luchadores para los
intereses de la clase obrera rumana, nosotros tenemos que tener en cuenta la
posición de nuestro país entre dos gigantes capitalistas e imperialistas y
de la necesidad absoluta de tener buenas relaciones con los trabajadores y
trabajadoras de ambos bandos. Nosotros, viviendo en un país dominado por
ambos imperios oligárquicos, en los que la OTAN tiene bases militares pero
también pero en los que también Rusia controla la industria metalúrgica (no
herrera) de Slatina, Tulcea, Cîmpia Turzii, Tîrgoviste, y también, -
indirectamente, mediante Kazmunai – aproximadamente la mitad de la industria
petrolífera, nosotros nos enfrentamos a una burguesía principalmente
extranjera, así que en nuestro caso, la burguesía rumana, sobre todo la
pequeña y la mediana, no puede ser aún el principal enemigo. Pero nosotros,
luchando aquí, primero con la burguesía de los grandes poderes, no tenemos
el derecho de estropear las relaciones con los trabajadores de los grandes
poderes. Condenando la guerra llevada a cabo por los rusos en contra de
Georgia, condenando la hipocresía digna de Kautsky, pero en realidad peor que
la de él, mostrada por algunos “comunistas” rusos, nosotros no empeoramos
en nada las relaciones con los trabajadores rusos, sino ayudamos, claro está
a conocer sus enemigos y acercarse a esos comunistas que verdaderamente se
oponen a Putin y Medvedev y no solo para la apariencia. Pero nosotros, al
mismo tiempo, debemos evitar dejarnos ir por la ola anti-Rusa que domina la
mayoría de los periódicos mantenernos alejados de la ola del chovinismo anti-ruso,
de la tentación de revindicar algunos territorios, porque si haríamos esto,
nos alejaríamos de los trabajadores rusos en vez de acercarnos, fortaleceríamos
el terrible chovinismo ruso en vez de debilitarlo.
Radu M. Florian, NPCR
(Radu M. Florian es escritor, profesor de historia y
encargado de la sección de propaganda del nPCR)Rivalidades imperialistas y la
guerra del Cáucaso