"Cada pueblo será libre a su modo y disfrutará de soberanía, según la
voluntad de su conciencia”. S. BOLÍVAR
Por JS/ABP Colombia
Estaba pensando en evocar a Martí, para hacer algunas consideraciones sobre
el asunto de la lucha armada como legítimo recurso de los pueblos que buscan
su emancipación, cuando un poco tardíamente leí las valientes notas de
junio de la camarada Celia Hart, en las que se refiere al deceso del
legendario guerrillero Manuel Marulanda Vélez, Comandante en Jefe de las
FARC-EP, y a la legitimidad de la lucha que ha debido sostener esta organización
contra el imperialismo y la criminal oligarquía colombiana.
Frente a sus oportunas y sabias palabras, creí más importante hacer una
reiteración que acompañara una sentida expresión de gratitud de parte de
muchos colombianos que sentimos que sus palabras solidarias con la guerrilla
de Marulanda son en esencia palabras de solidaridad con la lucha del pueblo
colombiano todo. Ha hecho Celia Hart, sin duda, magnífico aporte a la
reafirmación de principios en defensa del sagrado derecho que tienen los
pueblos a optar por la rebelión armada, cuando se trata de buscar la
emancipación frente a la tiranía.
En estos tiempos de efervescencia de los oprimidos, en estos tiempos en que la
esperanza bolivariana de libertad se encrespa a lo largo y ancho de la América
Nuestra del apóstol Martí…; en estos tiempos de hornos, pero tiempos también
en que está muy de moda el servilismo intelectual, recibe Celia, con mucha
humildad y fervor revolucionario, desde los corazones de personas que
padecemos el día a día terrible que nos impone el fascismo de Uribe Vélez y
de toda la oligarquía criminal de este país, un abrazo de hermandad y de
honores por la posición justa, gallarda y digna que encarna tu verbo indócil,
que afortunadamente es la de millares y millares de revolucionarios en el
mundo. Vaya junto a ti para ellos también nuestro más caro homenaje y el
abrazo de amor y optimismo revolucionarios que es lo que pueden brindarte los
marginados y enlutados pobres de Colombia.
Ten certeza que en este terruño de la América Nuestra hay hombres y mujeres
que seguirán en la pelea y a su modo respaldando a quienes han tenido el
valor de empuñar las armas en vindicta y en memoria de nuestros muertos y
siguiendo el ejemplo no sólo de Bolívar, de Martí, del Che Guevara sino
también de los que resistieron en Playa Girón y en cada lugar donde se
enfrenta al imperio y a las oligarquías.
Nosotros somos testigos de las causas sociales profundas que han generado el
conflicto colombiano; sabemos de los esfuerzos que el pueblo ha empeñado en
nuestro país por encontrar la paz y las traiciones a que nos han sometido los
gobernantes de turno, que al mismo tiempo han representado los intereses más
mezquinos de la oligarquía en el poder. Todo ello fue lo que movió al
comandante Marulanda Vélez como a sus guerrilleros a levantarse en armas
inspirados también en el ejemplo de muchos valientes del orbe, a los que sin
duda los humildes de este país también aprendimos a amar y a respetar,
especialmente aquellos de ese tu antillano paraíso isleño de la Patria
Grande. Están aquí, al lado de las enseñanzas de nuestros luchadores, las
enseñanzas de Celia Sánchez, las del Apóstol, las del Che…, las del mismo
Fidel guerrillero e internacionalista…, entre las de tantos y tantos otros
insobornables, inclaudicantes, reverdeciendo imperecederas en el corazón de
quienes queremos una patria mejor, pero especialmente creciendo entre los
hijos, hermanos, padres, madres, parientes, amigos, etc. de quienes han tomado
el camino de la lucha armada, como portentosos árboles, fluyendo como
caudalosas cañadas, elevándose como gigantes cordilleras, extendiéndose
como los mares y las llanuras de esta Indoamérica mestiza que reclama
vindicta por la historia de explotación y miseria que le han hecho padecer
los imperios desde los tiempos de la conquista.
Compartimos sin duda aquello de Martí que nos recuerdas, Celia, sobre que
“es lícito y honroso aborrecer la violencia, y predicar contra ella ,
mientras haya modo visible y racional de obtener sin violencia la justicia
indispensable al bienestar del hombre, pero cuando se está convencido que por
la diferencia inevitable de los caracteres, por los intereses irreconciliables
y distintos por la diversidad, hondo como la mar de mente política y
aspiraciones no hay modo pacífico suficiente para obtener siquiera derechos mínimos
en un pueblo donde estalla ya, en nueva plenitud la capacidad sofocada, o es
ciego el que sostiene, contra la verdad hirviente el modo pacífico; o es
desleal a su pueblo el que no lo ve y se empeña en proclamarlo”.
Compañera, sobre esa convicción palpita nuestra reiteración; esa tu
certeza, es nuestra persuasión, existiendo como elemento fundamental de
nuestra hechura bolivariana que sin duda en gran parte de la resistencia
popular es también marulandista; es decir, de persistencia, de
insobornabilidad, de entrega incondicional a la causa de los oprimidos,
haciendo que se mantenga la firmeza hasta la victoria o hasta la muerte en la
batalla, jamás en el establo de los timoratos y arrepentidos. No lo pongas en
tela de juicio ni por un instante. Nos enorgullece entonces repetir tu
afirmación magnánima de que en nuestros caminos “estará sin dudas la
perseverancia y la coherencia de Manuel Marulanda y sus Fuerzas Armadas
Revolucionarias”, que estaremos siempre en disposición de “hacer frente a
las armas de Uribe, las del Imperialismo, la difamación…incluso la
indiferencia y prurito democrático de gran parte de la izquierda, ahora que
tomar un fusil para liberar a un pueblo resulta anacrónico”, porque como tú
tenemos la seguridad de que “no está lejos el momento aquel que le
brindemos todos juntos el verdadero homenaje a Tirofijo”, al valiente Manuel
Marulanda, a quien hemos aprendido a querer a pesar de todas las campañas
mediáticas que han tratado de desdibujarlo frente al conjunto de nuestro
pueblo. ¿Qué sería de nuestro pueblo si no tuviésemos la esperanza que nos
dan quienes se han levantado en armas?
Es innegable Celia, lo decimos contigo sin temores ni vergüenzas, que “la
lucha de clases incluye también la insurrección”.
Gracias nuevamente por tu solidaridad, gracias por tu dignidad y valentía, y
ten entera confianza en que sí, esa tu revolución es también no solo de los
cubanos, o de los farianos sino de todos los que nos sentimos bolivarianos. No
esperes jamás nada nuestro contra ella, nada nuestro contra tu pueblo que es
nuestro pueblo, diferente a la gratitud, a la admiración…, y a los mejores
sentimientos que puedan florecer en los corazones de los luchadores populares
de Colombia, que lo que tienen en su conciencia es la siembra de todos quienes
han entregado sus sangre por la liberación, y como no, la siembra de ese gran
hombre, que ha sido el comandante Manuel. De él hemos aprendido en medio de
las vicisitudes a distinguir entre los sentimientos de los pueblos y los
intereses de los Estados. Respecto a estos, siempre trataremos de tener la
comprensión que bien sabemos han tenido las FARC, dentro del rumbo que nos
permita la ecuanimidad precisa, sin tolerancias perniciosas que nos mengüen a
la subordinación y a la acción que se aparte del sentir de los vilipendiados
que claman justicia y libertad.
Gracias nuevamente Celia y en esta misma nota de exvoto y camaradería para
los resistentes, gracias por tu intermedio al pueblo cubano que sabemos
entiende como el que más nuestra lucha, sabiendo que de nuestra parte aunque
hemos buscado los caminos para la paz sin más derramamiento de sangre, la
oligarquía no nos ha dejado otra alternativa que aquella de atender al
llamado de construir dos…, tres Vietnam y hacer de los Andes la Sierra
Maestra de Nuestra América martiana, bolivariana, guevarista…, ¡esperanza
del universo!
Gracias a tu pueblo que es también el nuestro, repito, y a todos quienes
contigo sobre todo ahora han levantado la voz para reafirmarse en el recuerdo
“molesto” que legara el incansable Manuel: “su fidelidad a los
principios”;
Como colombiano que se ha sentido representado en las reivindicaciones de ese
luchador incansable, estoy seguro que estaría orgulloso de gente como tú el
humilde labrador de los Andes a quien el sabio gladiador de la pluma llamado
James Petras le reconoce el haberle tocado luchar “en un momento donde toda
la izquierda orgánica le huye a las armas como si el olor a pólvora no
combinara bien con estos tiempos”, agregando en justicia que “esa actitud
de los revolucionarios modernos es penosa…”. Y orgullosos estamos nosotros
los pobres de esta tierra de la gente que sostiene tu posición dando fuerza
moral al alud de pueblos, de organizaciones y personas que sigue y seguirán
lidiando por su emancipación contra las oligarquías y el imperialismo. A
ellos como a nosotros, a nosotros como a ti…, y a todos quienes coinciden
con tu punto de vista, nadie podrá convencer de que no tiene sentido ya
aquella máxima bolivariana de que “no hay mejor medio de alcanzar la
libertad que luchar por ella”, o aquella percepción del comandante Guevara
en cuanto a que “No se trata de desear éxitos al agredido, hay que correr
su misma suerte; acompañarlo a la victoria o a la muerte”.
¡Patria, socialismo o muerte, camarada Celia!…, porque “en una revolución
se triunfa o se muere si esta es verdadera”.