China busca la independencia energética

por Yang Jianxiang*


Resumen: el anuncio del descubrimiento
de un gran yacimiento de petróleo, da ocasión
a la agencia de noticias Xinhua para señalar la
preocupación de las autoridades chinas por el corto
 horizonte de sus reservas energéticas. Se apunta a
 mejorar la eficiencia energética industrial con mayor
 innovación tecnológica, intensificar las medidas de
ahorro y desarrollar todas las fuentes disponibles.

El elevado tono del presentador de noticias de CCTV (Estación de Televisión Central de China) era bastante familiar para los chinos de 40 años o más. Muchos eventos importantes han sido anunciados de la misma forma.

Pero esta vez era mayo de 2007, y la noticia no era un cambio significativo en el liderazgo político del país. Era el descubrimiento del campo petrolífero de Nanpu, y estaba siendo presentado como uno de los hallazgos más excitantes en la historia china del crudo. Había una razón para tanta emoción, el descubrimiento era una evidencia simbólica y un soporte real para la estrategia del gobierno de lograr la autosuficiencia del país en materia de energía.

El Campo Petrolífero de Nanpu está localizado en una zona costera de la septentrional provincia de Hebei, bajo la jurisdicción de la ciudad de Tangshan, que fue devastada por un terremoto en 1976 que cobró 242.000 vidas. Una subsidiaria de la Corporación Nacional de Petróleo de China inició exploraciones en el área en 1988. El progreso en los primeros años fue casi nulo, pero en septiembre de 2004 se produjo un logro definitivo, y los expertos dicen que entre 1.800 y 2.800 metros bajo la superficie hay más de 900 millones de toneladas de petróleo y 140.100 millones de metros cúbicos de gas natural equivalentes a más de 111 millones de toneladas de petróleo.

Sin duda alguna, Nanpu ha dado un gran impulso a la confianza de las autoridades chinas en el suministro interno de petróleo. Sin embargo, no es suficiente para amainar las preocupaciones frente a la seguridad energética a largo plazo, ya que el panorama general de las reservas de energía del país básicamente no ha cambiado.

De mantenerse la velocidad actual de extracción, dicen los analistas, las reservas comprobadas de petróleo durarían poco más de 15 años, las de gas, 30 años, y las de carbón, 80 años. Estadísticas muestran que China importó el 43 por ciento del petróleo que consumió en 2005. Para 2020, predicen los expertos, la demanda podría elevarse a los 450 millones de toneladas, de las cuales 250 millones tendrían que ser importadas.

Para solucionar dicho problema, la conservación ha sido señalada como una prioridad. El gobierno chino se ha puesto como meta para 2010 la reducción del consumo de energía por unidad del Producto Interno Bruto (PIB) en un 20 por ciento frente al nivel de 2005. Además de llevar a cabo una administración más estricta y optimizar la estructura industrial, la mejor forma de alcanzar dicha meta es aplicar las innovaciones tecnológicas en la producción y utilización. La tecnología pasada de moda es la principal causa de la baja eficiencia energética del país, la cual es unos 10 puntos porcentuales por debajo del nivel más avanzado en el mundo. La intensidad energética de productos de alto consumo, como el acero y el cemento, fue un 40 por ciento más alta que la de los productores líderes del mundo.

El propio sector eléctrico es un gran consumidor insaciable de energía. Para evitar la pérdida de energía en el proceso de producción, generadores termoeléctricos y nucleares 'súper críticos' y 'extra súper críticos', con una capacidad de 1.000 MW, están reemplazando unidades más pequeñas para convertirse en la principal fuerza de producción de la industria.

La transmisión a larga distancia, una operación necesaria debido a la desigual distribución de los recursos, está aplicando tecnología de 'voltaje ultra alto'. Actualmente avanzan los proyectos para la demostración de dos líneas de este tipo, que se extienden 2.088 kilómetros.

Adicionalmente, el gobierno ha prohibido la extracción de petróleo si el gas combustible que lo acompaña es factible de escapar durante el proceso y no es recogido.

Con el rápido crecimiento de la economía china, la demanda de energía ha venido aumentando inevitablemente. La conservación de la energía podría ralentizar el aumento de su demanda, pero no detenerlo. De acuerdo con Zhao Xiaoping, director del buró de energía de la Comisión
Estatal de Desarrollo y Reforma, el principal departamento de planificación económica del país, el gobierno le está apuntando a cortar el consumo primario de energía en 2010 a 2.700 millones de toneladas de carbón equivalente (CE) o menos. Dada la situación económica y la política de autosostenimiento, la conservación, en el sentido de preservar las reservas para su uso en el futuro, no es una opción válida.

Tanto la excavación como la extracción deben ser aceleradas para satisfacer la creciente demanda. El consumo de energía en China totalizó 2.460 millones de toneladas de CE en 2006, la segunda cifra más elevada en todo el mundo. China también fue el segundo productor mundial de energía, con 2.210 millones de toneladas de CE en el mismo año. La distribución de estos guarismos queda así: 2.380 millones de toneladas de carbón, 184 millones de toneladas de petróleo crudo, y 58.550 millones de metros cúbicos de gas natural.

El carbón ha dominado el portafolio energético chino, y el país es el principal extractor mundial de este mineral. En las dos últimas décadas, la proporción de carbón en el total del consumo energético cayó del 76% al 68%. Se espera que ésta se reduzca aún más, especialmente debido a las preocupaciones por el medio ambiente. Pero las posibilidades de que la producción decaiga en los próximos años es prácticamente nula.

De otro lado, la producción de petróleo y gas tampoco parece ir a reducir su velocidad. La producción petrolera de China se situó en el quinto lugar en el concierto mundial. El país está construyendo cuatro reservas de emergencia para eventuales temporadas de bajo suministro. Una vez terminadas, en 2008, las instalaciones estarán en capacidad de satisfacer las necesidades del país durante al menos diez días.

Al mismo tiempo, China está promoviendo activamente la energía nuclear. En el momento, nueve unidades con una capacidad de generación de 6.990 MW están en operación comercial. La meta es tener 30 unidades con una capacidad de 40.000 MW en 2020, cuando la proporción de la energía nuclear en el total de la capacidad instalada de generación eléctrica ascenderá al 4 por ciento.

Desde los años 90, el suministro interno ha satisfecho más del 90% de la demanda energética del país. Impulsar la producción local es posible con tecnología moderna, capital, y las reservas de carbón, petróleo y gas. Pero esta es una solución a corto plazo y el impacto de la conservación sería limitado. La sostenibilidad de la seguridad energética y la política de autosostenimiento estarían en riesgo si no se adoptan otras medidas.

La respuesta está en energías alternativas o renovables. Los esfuerzos de China en energía hidroeléctrica empezaron temprano, y otras formas de energía renovable están ganando terreno. A finales del año pasado, el país tenía una capacidad instalada hidroeléctrica de 129.000 MW, superior a la de cualquier otro país en el mundo.

Además, China contaba con 80 millones de metros cuadrados de instalaciones de calefacción solar, casi la mitad del total mundial. Y las turbinas instaladas en las 91 'Granjas de Viento' tienen una capacidad combinada de 2.600 MW. El año pasado la capacidad absoluta de todas las fuentes de energía renovable era de 622.000 MW.

Según el Programa Estatal de Desarrollo de Energías Renovables a Mediano y Largo Plazo, China espera elevar la proporción de recursos renovables en el total de la producción del 7% actual a un 16% en 2020. Las metas específicas para las principales modalidades de energía renovable son: energía hidroeléctrica, 290.000 MW; biocombustibles, 20.000 MW; energía eólica, 30.000 MW; y energía solar, 2.000 MW.

China posee la mayor reserva de recursos hidroeléctricos del mundo, dos tercios de los cuales aún no han empezado a ser explotados. El uso de las energías solar y eólica recién comienza. El potencial de las energías renovables es enorme, dice el Ministro de la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma, Ma Kai, y alternativas como el etanol, el combustible éter alcohol (basado en carbón), y los productos de la licuefacción de carbón son prometedores.

Entre tanto, el gobierno está evaluando otras posibilidades, entre ellas el 'hielo inflamable' o los hidratos de gas congelados. Al mismo tiempo, China forma parte del programa “Reactor Termonuclear Experimental Internacional”, junto con otros seis países, que espera lograr decisivos avances en la explotación de la energía nuclear a través de la fusión atómica.

La conservación y las alternativas 'limpias' tienen un impacto positivo sobre el medio ambiente, otro de los fines de la estrategia energética nacional de China. Como un país en vías de desarrollo, China ha insistido en que no debe ser sometido a una cuota cuantitativa de reducción de emisiones contaminantes. Sin embargo, el gobierno ha tomado medidas para llegar a este fin, aún cuando sea sólo por el bien de su propio medio ambiente y su imagen internacional.

La administración ha fijado una meta para reducir las emisiones de dióxido de azufre en un 10 por ciento en cinco años, proceso que se inició en 2006, así como el control de las emisiones de los gases de invernadero. Además, a comienzos de junio anunció un plan sin precedentes, el Programa Nacional de Cambio Climático. La industria energética fue responsabilizada por el 40 por ciento de las emisiones de dióxido de azufre. Si las metas de energía 'limpia' fijadas para 2010 se cumplen, dice el documento del citado programa, se podría evitar la emisión de 950 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente.

Ma Kai indicó que el gobierno consideraría la unicidad de sus recursos y su responsabilidad en el mantenimiento de la estabilidad del mercado energético internacional. Se apegará a la estrategia básica de autosostenimiento a través de la aceleración del desarrollo de la industria energética y la multiplicación de su capacidad.

No obstante, la 'autosostenimiento' también incluye la cooperación internacional. El año pasado, China participó en diálogos internacionales de alto nivel sobre asuntos energéticos. Una frecuente comunicación internacional permite compartir más fácilmente información, experiencia y tecnología, a la vez que ayuda al intercambio de personal, y a la inversión y operación compartidas, así como al comercio de recursos y productos.

Además de importar más petróleo y gas, en la primera mitad de este año China descargó en sus puertos mucho más carbón. En diciembre del año pasado, fue inaugurada en Beijing una compañía dedicada a la consecución de uranio en el exterior. Las importaciones permitieron suplir la demanda interna, y en ocasiones fueron más económicas que los productos locales, reveló un observador de la industria.

De 1978 a 2005, el consumo primario de energía creció un promedio de 5,16% cada año, mientras que el Producto Interno Bruto subió un 9,6%. El sector de la energía ha soportado a una economía que avanzó casi dos veces más rápido que él. Sin embargo, casi todo el país, a excepción de la capital, Beijing, no consiguió el objeto de reducir la intensidad de energía el año pasado. Esto complica las cosas de cara al futuro. 'Las metas no pueden ser modificadas y debemos trabajar decididamente para alcanzarlas', señaló el primer ministro, Wen Jiabao, en su anual Informe sobre la Labor del Gobierno, presentado a comienzos de marzo ante la sesión plenaria de la Asamblea Popular Nacional, parlamento del país.

*Agencia “XINHUA”. Publicado en www.argenpress.info 1-10-2007

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