No al TLC en Costa Rica: Se engrandece el poder de un pueblo
Cuando hablamos del poder popular, no solo hacemos referencia a la participación ciudadana para el mejoramiento local, estamos hablando, de un compromiso, de una responsabilidad por la patria, de una defensa de los productores nacionales, de los recursos nacionales, en provecho del bienestar de los pobladores de un país.
Por Liz Casafuentes
21 de setiembre de 2007 (Aporrea).- Cuando hablamos del poder popular, no solo hacemos referencia a la participación ciudadana para el mejoramiento local, estamos hablando, de un compromiso, de una responsabilidad por la patria, de una defensa de los productores nacionales, de los recursos nacionales, en provecho del bienestar de los pobladores de un país.
Cuando damos un vistazo a la historia de Costa Rica, nos encontramos un pasado glorioso, lleno de luchas cargadas de defensas sobre la patria grande. Los costarricenses, llenos de valor, asumieron roles protagónicos en la lucha por la libertad, por la autodeterminación. Dotados de amor, con cuchillos, palos, y machetes, ticos y ticas, defendieron el honor de su pueblo, ante el enemigo invasor y vencieron con fidelidad, vencieron con orgullo, vencieron con honor.
Esta herencia, cargada de dignidad y respeto por la tierra, por los hermanos, por lo que les pertenece, no deja de ser el motor de su historia en el presente, donde se discute, si se aprueba o no, El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
La pobreza que aniquila nuestros países latinoamericanos, nos ha impuesto modelos de sumisión, Costa Rica no es la excepción, lo sabemos. Un país de esforzados agricultores, manejado por ricos que permiten el abuso a la patria, sin importarles la herencia de valentía y amor, es el panorama actual, que nos preocupa con intensidad.
Veamos este cuadro: Transnacionales del turismo adueñado de las playas, construyendo condominios que venden a internacionales. Venden, el patrimonio de los costarricenses, un vil descaro, una apropiación indebida que se oculta bajo el manto de dar trabajo a los pobladores, por trabajo que pagan con sueldos miserables, les quitan lo que les pertenece. El manejo de la bandera ecológica, es una astucia empleada, para impedir el paso de la población y su cultura, impregnada de familiaridad, de comidas debajo del árbol playero, esto es, el gran veto que el gobierno nacional y sus socios, dan a los costarricenses dueños de sus recursos. Compromisos de las elites, teñidas de desprecio hacia el pueblo, ya lo sabemos y lo miramos con dolor.
Y tenemos que permitir más, ahora, si se firma el tratado de libre comercio, la ruina inminente de nuestros agricultores.
¿Quiénes son nuestros agricultores costarricenses?
Son hombres sencillos, que cuentan leyendas sobre los árboles, la tierra, su pasado histórico de combates, hombres con la serenidad del campo, hombres formados con la sabiduría del trabajo madrugador. Nuestros agricultores, germinadores de sueños y de vida sana, sin riquezas materiales, con abundantes tesoros en su alma y en sus manos. Sembradores de pejibayes, de frijoles, de caña, café, yuca, piña, de fresas, de hortalizas, verduras y frutas.
Nuestros trabajadores del campo, cultivadores de alimentos para fortalecer un mercado nacional, construido con tenacidad, tendrán, si se firma este tratado, que permitir la presencia de la agricultura estadounidense en nuestro país. Vendrá entonces, la ruina de estos hombres extraordinarios, nuestros agricultores, no podrán competir con precios y tecnología.
La intromisión de las transnacionales, seguirá en un proceso de obcecación por lo nuestro, nos quitaran todo, las telecomunicaciones, controlaran mediante la participación del Comando Sur, la diversidad de las especies y su biodiversidad, los corredores biológicos, nuestras fuentes de agua, seguirán utilizando nuestra población como carne de cañón, para el uso de experimentos con medicamentos, y otros tantos, compromisos del tratado para nuestra expropiación.
Nuestro patrimonio, nuestros agricultores, nuestra cultura, nuestro país,
¿ a quién le pertenece?
Los que creemos en el poder popular, en el poder del pueblo, estamos volviendo a la historia, estamos luchando por la unidad, por la patria, queremos ser libertadores de esta Costa Rica maniobrada por políticos y diputados, irrespetuosos con su pueblo, queremos dar una lección grande, de amor, de conciencia de pertenencia.
Costa Rica es nuestra, no de un grupo de apátridas, que nos les importa vender sus suelos, sus playas, su patrimonio, y arruinar nuestros magnos agricultores.
Por una patria digna, de hermandad, justicia, orgullosamente de agricultores, el poder del pueblo se levanta para decir en una sola voz:
NO AL TLC, GRINGOS NO JODASSSS.