El líder del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, consideró que es insuficiente el anuncio del presidente estadunidense Barack Obama de cerrar el centro de detención y tortura de Guantánamo, y reclamó la devolución de ese territorio a Cuba, que Washington se apropió desde 1903, durante su intervención en la guerra de independencia contra España.
En declaraciones al diario ruso Izvestia, el presidente cubano, Raúl Castro, aseveró que a partir de ahora su gobierno insistirá “con más firmeza” en el cierre definitivo de la base naval estadunidense de Guantánamo. “Para ellos –los estadunidenses– esta base no tiene ninguna importancia militar. En términos militares es un verdadero problema para ellos”, añadió.
Alarcón, quien junto con Fidel Castro tradicionalmente marcó la política hacia Washington, estimó que el cierre de esa cárcel en un año y la consecuente “prohibición de la tortura” allí es “buena señal”. Invitó al nuevo gobierno de Estados Unidos a “marcharse del territorio que ocupa en Guantánamo, sacar a los presos y recoger sus cosas e irse”.
“La base naval de Guantánamo se mantiene contra la voluntad y el deseo del pueblo y el gobierno cubanos. Esperamos poder recuperar pacíficamente ese territorio y poder ejercer otra vez nuestra soberanía sobre el territorio que hoy ocupa la base”, terció el canciller Felipe Pérez Roque en torno al enclave de 117 kilómetros, de los que sólo 49 son de tierra firme.
En Caracas, el presidente venezolano, Hugo Chávez, aplaudió la decisión de su homólogo estadunidense. Aseguró que ese gesto “vale para dar un compás de espera” a su recién estrenada gestión, al considerar que es “una señal muy importante” para el mundo y que despierta esperanzas de paz.
El presidente afgano y fiel aliado de Washington, Hamid Karzai, al expresar su beneplácito indicó que es una buena decisión de Obama, que “ayudará a encontrar apoyo en la comunidad internacional para la lucha contra el terrorismo e incluir a más naciones en esta lucha”.
Otro que saludó la decisión de Obama fue el secretario general de la onU, Ban Ki-moon, quien dijo que daba la “bienvenida” a los decretos al respecto y sobre las prácticas de los militares estadunidenses durante los interrogatorios a los “enemigos” de Estados Unidos, en alusión a las torturas a las que solía sometérseles, y otorgar ahora prioridad al respeto a los derechos fundamentales.
También el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, se congratuló de la decisión.
El nuevo presidente estadunidense ordenó el jueves el cierre de la prisión, símbolo de las controvertidas políticas de represión y tortura del gobierno de George W. Bush, quien la habilitó hace siete años para encarcelar a cientos de combatientes por sus presuntas relaciones con extremistas.