Rosa Miriam Elizalde
Cubadebate
2007-05-09
CARACAS.-Casi dos metros de estatura, la figura de un atleta y una
lozanía que ni remotamente se aproxima a lo que esperamos encontrar
en un hombre que ya cumplió los 60 años. Si lo escuchas hablar, no
dudas de que tienes delante a un líder apasionado por los derechos
civiles en Estados Unidos y a un acreditado embajador de buena
voluntad de la UNICEF, que asistió en misiones contra la pobreza en
Egipto, Haití, Malí, Namibia, Senegal y Sudáfrica, pero sus palabras
no encajan con el estereotipo de una celebridad de Hollywood.
Te resulta difícil imaginar al policía de Arma Letal y al
marido abusador de Cellie, la protagonista de El color púrpura,
encarnado en el hombre real que de pronto pide la palabra frente a
ti, humildemente, desde el público que asiste a las Jornadas
Internacionales de Telesur “El derecho ciudadano a informar y a
estar informado”. Habla poco y claro: “El tema del control de los
medios de comunicación y la participación democrática en ellos, no
está en la agenda de debate en los Estados Unidos. Mi gobierno
siempre trata de aplacar cualquier tipo de resistencia dentro y
fuera de mi país y esa postura tiene un impacto directo en los
medios de comunicación que promueven la guerra y la desinformació
Después, lo único que quieres es conocer mejor a este actor y
director de cine estadounidense, que no disimula sus simpatías por
la Revolución bolivariana y la cubana. Con Danny Glover no median
formalidades, ni séquitos, ni poses de estrella. Va como podrías ir
tú, con jeans y una gorra de pelotero, solo y medio perdido por un
pasillo del Teatro Teresa Carreño, en Caracas, y simplemente sonríe
y dice sí cuando chocas con él y le pides esta entrevista.
LA INFANCIA
-¿Por qué Danny Glover es como es? ¿Cómo fue educado?
-Soy una criatura del movimiento de derechos civiles en los Estados
Unidos, que surgió en este país después de la Segunda Guerra
Mundial. Nací con el empuje de la transformació
De joven trataba de interpretar las circunstancias que me rodeaban:
la democratizació
Mi vida está marcada por el gran líder del sindicato de los
estibadores, Harry Bridges, un trabajador inmigrante australiano que
organizó en 1934 una huelga que duró 83 días y paralizó a San
Francisco. Él logró, entre otras cosas, la incorporación de los
estibadores afroamericanos al trabajo en los muelles. Bridges era
socialista. San Francisco tenía un dinamismo social que
posteriormente penetró al resto del país.
Todo eso me impactó desde jovencito y ese era el ambiente de las
escuelas donde estudié. Primero, en una escuela pública de San
Francisco, luego en el City College y después, en San Francisco
State College, donde me involucré activamente en el movimiento de
“Black Power” y en las luchas del movimiento estudiantil. Por eso
Danny Glover es como es.
-Tengo entendido que usted fue uno de los líderes de la huelga
estudiantil más larga en la historia de los Estados Unidos. ¿Por
qué se fue a la huelga? ¿Logró los propósitos?
-Cierto. Yo fui uno de los líderes del “Black Student Union” en
1968, la organización que obligó a la Universidad Estatal de San
Francisco a constituir una Facultad para los Estudios Étnicos. Fue
tan fuerte la huelga que organizamos, que en el verano de 1969 me
encausaron por dirigir una supuesta conspiración para levantar
motines. Posteriormente, me declararon culpable de cargos más leves,
pero me procesaron penalmente.
Me impactó para siempre la orientación comunitaria que formó parte
de la experiencia que creamos en la Universidad Estatal de San
Francisco. El Black Panther Party (Partido Panteras Negras) también
me impactó, igual que el movimiento de solidaridad internacional. Es
la época de la guerra en Vietnam, del Che en el Congo y en Bolivia.
No estábamos al margen de lo que ocurría fuera de los Estados Unidos
y leía de todo: a Marx, a Mao, a Julius Nyerere, a
Francis
Nkrumah. Aparte de nuestros estudios, pertenecía a un grupo de
estudiantes que sentíamos que teníamos una misión para cambiar a la
sociedad. No nos habíamos matriculado para estudiar comercio.
Nuestro propósito era utilizar la lucha universitaria para cambiar
nuestra comunidad. Éramos negros, latinos, y blancos, miembros o no
de las Panteras Negras y del movimiento de los “Brown Berets”, de
los chicanos. Juntos nos declaramos en huelga para incorporar en el
currículo de la universidad el centro de estudios étnicos. Exigíamos
el estudio de nuestra verdadera historia, es decir las
contribuciones de los negros, de los latinos, de los pobres en los
Estados Unidos. También nos declaramos en huelga en solidaridad con
los estudiantes parisinos de 1968. Tuvimos éxito. Logramos, con el
gran apoyo comunitario, que se creara el primer centro de estudios
étnicos de los Estados Unidos.
¿Qué influencia tuvo su familia en la formación de su propia
perspectiva política?
-Mi
padre, James Glover, era de Kansas City. Mi madre, Carrie Hunley,
de la Georgia rural. El fin de la Segunda Guerra Mundial los llevó
a San Francisco y formaron parte de esa generación muy politizada
por los sindicatos. Eran empleados del Correo Nacional y miembros
del sindicato de los trabajadores de los Correos. Fíjese que yo
descubrí a la Revolución cubana cuando me enteré de que el sindicato
de mis padres la apoyaba. El presidente del sindicato en San
Francisco, David
Johnson,
usaba una gorra como la de Fidel. Le decíamos “Little Fidel”
(pequeño Fidel). Eso me sensibilizó mucho hacia lo que estaba
ocurriendo en Cuba.
Yo tenía solo ocho años cuando el boicoteo de las guaguas de
Montgomery, Alabama, el movimiento iniciado por Rosa Parks, la mujer
que se negó a aceptar la segregación racista en los ómnibus. Vi por
primera vez a negros en la televisión que se convertían en
verdaderos instrumentos de cambio. Podría decirte que las
experiencias definitorias de mi vida fueron mi infancia en Haight
Ashbury, San Francisco, y mis padres, el sindicato, la lucha
estudiantil. Sobre ese mundo se construyó mi conciencia social.
EL ALGODÓN
-¿Cómo hizo su familia para enfrentarse a una sociedad profundamente
discriminatoria?
-No
podemos divorciar la vida particular del pueblo norteamericano de su
historia. Ni tampoco a la historia del pueblo. Hay hecho
importantísimo que casi nunca se tiene en cuenta: la máquina para
recoger algodón fue inventada en 1944. Hasta entonces, todo el
algodón se cosechaba a mano, pero ya en 1965 el 100 por ciento del
algodón era extraído por las máquinas. Significó un cambio enorme
en las vidas de las personas que cosechaban el algodón a mano.
Mi abuela tuvo un presentimiento de la importancia esos cambios e
incorporó la palabra “educación” como parte esencial de su
vocabulario. Sus
hijos fueron a la escuela, caminando diez millas cada día y vestidos
con ropa hecha con fundas de almohadas, pero fueron a la escuela.
Mi madre siempre me decía que el
leitmotiv
de
su crianza había sido no estar obligada a recoger algodón en
septiembre, como todas las mujeres de su familia. Fue nuestra
verdadera “Declaración de Emancipación de todos los esclavos”. La
había hecho Abraham Lincoln en 1863, pero fue efectiva para los
negros estadounidenses cuando apareció la máquina del algodón. Fue
el suceso de la vida de mi madre, su imperativo moral. De alguna
manera eso la llevó a involucrarse en el Consejo Nacional de Mujeres
Negras y en el sindicato de trabajadores del correo.
-¿Qué ha cambiado para un niño negro de ahora con respecto a lo que
sucedió con usted entonces?
-Ya
no existe el racismo desembozado de ayer. Por lo menos no es tan
obvio. La segregación que tanto deshumaniza no es tan abierta. Es
indudable que Hemos tenido algunas victorias. Sin embargo, el 70
por ciertos de los niños negros aún estudian en escuelas segregadas,
aún después del caso de Brown v. Board of Education, de 1954, que
llevó a la Corte Suprema a declarar inconstitucional la segregación
en las escuelas.
Cuando yo era niño, las escuelas públicas de California estaban
incluidas en el 5 por ciento de las mejores de la nación. Ahora
están entre las peores. En mi niñez había más unidad entre los
negros y otras minorías marginadas dentro de nuestra comunidad.
Ahora no es tan así.
HOMENAJE A LOS ESPÍRITUS REBELDE
-Hablemos de la película que le dedicará a Toussaint-Louvertur
-
La
película narrará la vida del líder que inspiró la Revolución de los
esclavos en 1791, de la cual surgiría posteriormente Haití. Es una
coproducción internacional, que ayudará al cine venezolano. Se
utilizarán los ingresos de la película para construir cierta
capacidad de producción cinematográfica en Venezuela. Una relación
de trabajo que ayudará a generar empleos y a las comunidades.
-¿Es verdad que esta película es también un homenaje a su bisabuela?
-Mi
bisabuela nació en plena esclavitud. La película, si es un homenaje
a alguien, es a ella y a todos los espíritus que han resistido la
opresión a lo largo de la Historia.
-¿Qué relación puede existir entre el Danny Glover de
Arma letal y el de Toussaint-Louvertur
-Es
el mismo Danny Glover, que siempre trata de hacer filmes con cierto
valor social. No invalido ninguna de mis películas. Todas son parte
de ese proceso. Arma letal es única y especial,
particularmente la segunda parte, que abordó el tema del Apartheid.
No es casual que el gobierno racista de Sudáfrica la haya
censurado.
-¿Tiene alguna esperanza de que finalmente el gobierno de su país se
retire de Iraq? A su juicio, ¿cómo terminará esta historia?
-Siento mucho dolor por los millones de iraquíes, cuyas vidas han
sido afectadas por esta guerra innecesaria. También por las más de
3 000 familias estadounidenses quienes han perdido absurdamente a un
ser querido. No creo que la intervención militar de Washington en
Iraq cese pronto. Honestamente, no percibo un cambio en la política
exterior de mi país en el próximo futuro.
-En la Jornada internacional de Telesur usted habló de la
manipulación mediática de la administració
Katrina sentó un precedente muy peligroso en los Estados Unidos.
Fíjese en el plan que el gobierno realizó como respuesta a esa
tragedia. Nueva Orleáns era una ciudad construida por los pobres y
los negros de este país, profundamente marginados por el gobierno y
la infraestructura económica de la ciudad. Katrina llegó a una
ciudad ya marginada. La respuesta del gobierno es aprovecharse de
la desestabilizació
El burdo rechazo a los 1 500 médicos cubanos que tenían experiencia
en asistencia a la población en situación de catástrofe refleja la
falta de verdadero interés para atender las necesidades de los
negros y los pobres de esa ciudad. No quieren salvarlos, sino
despojarlos y en lo posible, desaparecerlos, como está pasando en
Nueva Orleáns. Este es un botón de muestra de lo que lo que está
ocurriendo en todas las ciudades de este país.
No
sé, francamente, pero él al menos habla de algunas cosas que
impactan en nuestras vidas, como por ejemplo las diferencias de las
clases sociales en los Estados Unidos. Me interesa todo lo que
podamos construir dentro y fuera del Partido Demócrata.
-¿Como evalúa usted el lugar del Presidente Bush en la historia de
los Estados Unidos?
Ha logrado un milagro. Ya los conservadores tienen la misma opinión de Bush que los liberales. Se han dado cuenta de que quien le da crédito al Presidente y menciona su nombre, no habla de las cosas que verdaderamente valen la pena.
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