Kirchner, el otoño del patriarca
por Hugo Alberto de Pedro
http://hugoalbertodepedro-argentina.blogspot.com/
Resulta por demás de obvio aclarar que cuando Gabriel García Márquez publicó su libro “El otoño del patriarca” no se refería a los temas políticos de la tierra argentina o más precisamente la santacruceña, sin embargo en esa extraordinaria novela pudo fabular las circunstancias de un abusador del poder.
Néstor Kirchner, devenido en patriarca santacruceño -con miras a serlo también en toda la Argentina- esta comprobando cómo su poder omnipresente y omnipotente está llegando a los límites que toda una sociedad no está dispuesta a tolerar. Claro está, que eso no tiene que ver directamente con los resultados electorales que se podrían dar en el futuro inmediato, aunque éstos parecieran ser que no se presentan tal como él desearía.
Desde hace décadas la democracia en Argentina se ha vaciado de contenido y participación popular, cualquiera sea el resultado de las elecciones ellas solamente son el producto de la mediatización política, los acuerdos y alianzas de trastienda, los millonarios presupuestos dedicados a conformar lo que se denomina la “opinión pública”, el triunfo de las mentiras y las mezquindades por sobre las ideas y las propuestas y, entre otros, la utilización espuria de los fondos públicos.
Ayer nomás, la intolerancia del poder kirchnerista sumó más heridos y agredidos a la larga lista que parece no poder, ni querer seguramente, terminar. En ésta oportunidad han sido trabajadores y una periodista de Caleta Olivia -la ciudad más norteña de la patagónica provincia de Santa Cruz- los que han tenido que sufrir la represión de las fuerzas de seguridad comandadas por el presidente de la Nación.
El motivo de la actuación de la Gendarmería Nacional, sin la autorización judicial que corresponde a estos casos, tuvo por finalidad permitir el paso de unos micros que convenientemente rentados debían dirigirse hacia Río Gallegos para que sus convenientemente llevados ocupantes participaran de un acto proselitista. No cualquier acto, sino el que ponía el punto de partida de la candidatura del actual gobernador Daniel Peralta -gobernante inventado a fuerza de fórceps político- con la presencia de Kirchner.
Pareciera ser que los santacruceños, muchos seguramente, no están tan convencidos del amor declamado a cuatro vientos por el presidente. "Acá estoy, dando la cara y jugándome por esta provincia que tanto amo" se atrevió a vociferar en el acto referido, como tampoco que esa cara sea la que desde hace más de cinco meses no puede ser vista en público sino que debe contentarse con vérsela publicada en los medios periodísticos del propio gobierno o manejados por éste, tanto provinciales y nacionales.
Pero claro, cual patriarca fue por más Kirchner al sostener "No trabajamos para la Santa Cruz de las patotas, sino para la del trabajo y de las ideas". Bueno créase o no así lo dijo, independientemente que la realidad nos habla del exagerado abuso del empleo público, la falta total de proyectos e ideas superadoras y sustentables en la provincia. Aunque si acertó, por pura casualidad dijo la verdad, al hacer referencia a las patotas, aunque sabemos que no trabaja para ellas porque él y sus acólitos comprometidos y beneficiarios son las patotas. Solamente hay que remitirse a los hechos, que desde hace años son públicos y notorios se van sucediendo en Santa Cruz, para comprobarlo.
Hay más todavía, resulta ahora que según nos informa Kirchner “Hay que seguir soportando cristianamente la agresión de aquellos que no tienen ideas y cuando van a contar los votos tienen tres". Pero el subconsciente es esa parte de Kirchner que no le permite siempre andar con vulgares mendacidades y tras cartón afirma “Y no como los que dicen “si no pensás como yo, te agredo”; eso no es democracia, eso es fascismo". Claro que es el autoritarismo del Frente para la Victoria, que es comandado únicamente por él, el que se va transformando día a día en una especie vernácula del fascismo.
Los sentimientos de quién fue el propulsor de las persecuciones políticas, las apaleaduras, las represiones policíacas, los atentados con bombas incendiarias y los atropellos de todo tipo a los habitantes santacruceños, entre infinidad de muchas barbaridades más, nos viene con el cuento de que “Vengo con el corazón, la pasión y los brazos abiertos, aun para aquellos que cobardemente agredieron a Alicia (hermana) o a la vieja (madre), los mayores cobardes que se pueden conocer para agredir a una mujer, a una compañera”. Ya no puede engañar a nadie, a menos claro está que muchos quieran ser engañados para sacar los bocados económicos que el manejo descontrolado del presupuesto nacional les permite conseguir, a cambio de silencios y complicidades.
Al menos podemos estar seguros que denunciando esta forma de hacer política contribuiremos a construir parte del camino de las verdades, ese trayecto insustituible que debemos transitar para terminar con los que se han apoderado de nuestros futuros. Se tratará, entonces, de que todos los habitantes comencemos a mirar la realidad con una visión más crítica y desconfiada, porque de lo contrario será imposible ir encontrando la senda del futuro igualitario para todos, de la solidaridad popular olvidada y de la dignidad casi perdida.
Porque entregar nuestros principios y nuestros derechos a cambio de que unos pocos se sigan enriqueciendo y protituyendo con y en la política, aún más de lo que lo vienen haciendo, será indefectiblemente el futuro próximo. Las mentiras, los acuerdos tenebrosos con lo peor de la politiquería nacional, la corrupción generalizada en los gobiernos por doquier, el falso progresismo y derecho humanismo, la realidad social y laboral, las necesidades insatisfechas de millones y demás cuestiones deben terminar.
Será en la primavera próxima, no lo sabemos. Pero si seguramente comprendemos que todo lo sucedido en el otoño y el invierno han sido elocuentes demostraciones y comprobaciones que muchas cosas se deben cambiar en nuestro país.
13 de setiembre del 2007
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