Despues de 33 años de haber sido secuestrado y asesinado el dirigente sindical
revolucionario Jorge Di Pascuale, recibio el merecido reconocimiento de la
militancia popular
Numerosos compañeros y compañeras del campo popular que habían conocido a
Jorge Di Pascuale (cuando era secretario general del combativo sindicato de
Farmacia antes de los esbirros de la dictadura lo secuestraran un 28 de
diciembre de 1976) se acercaron a la vieja sede del gremio en la calle Rincón.
Allí frente a los hijos y la familia del dirigente asesinado, testimoniaron el
afecto y la solidaridad que se merecía este abnegado y querido militante.
Paradójicamente el encuentro estuvo despojado de cualquier manifestación de
tristeza, ya que fue una celebración del reencuentro con quien tanto dio
(desde su militancia en el peronismo revolucionario y de base) por alcanzar
una Argentina sin explotadores ni explotados. Formado en una conciencia
política en la que se excluía el sectarismo y la prepotencia, Di Pascuale es
el artífice de una construcción solidaria que logró el milagro de que
militantes de todas las tendencias del peronismo revolucionario y de la
izquierda marxista se hayan encontrado, ahora, en un abrazo más que emotivo.
Esto fue lo que ocurrió en las 15 horas que duró esta vigilia popular en que
se convirtió el velatorio de sus restos, recientemente encontrados en una fosa
común en Avellaneda, gracias al extraordinario trabajo de los integrantes de
Antropología Forense.
Por la sede de Farmacia, desfilaron hombres y mujeres que en su momento
formaron parte de infinidad de organizaciones barriales, gremiales,
estudiantiles, y otros que ahora están recorriendo ese mismo camino de
rebeldía. También, se acercaron a testimoniar su saludo a Di Pascuale,
aquellos que militaron en los años 70 en las organizaciones armadas FAP, FAR,
Montoneros, Descamisados, ERP, FAL y ERP 22 de Agosto.
También se hicieron presentes o enviaron coronas florales, funcionarios del
actual gobierno que en su momento conocieron a Di Pascuale o militaron junto a
él en la lucha política, como el canciller Jorge Taiana, y el secretario de
Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. También se acercaron el diputado
Edgardo De Petris, el sacerdote Luis Farinello (quien en una homilía recordó
al dirigente asesinado), el secretario general de la CTA, Hugo Yasky y otros.
Cabe mencionar el esfuerzo realizado durante este homenaje, por la vieja y
nueva guardia de la Asociación de Empleados de Farmacia, cuyo secretario
general Alfredo Ferraresi, formó parte del grupo militante que con Di Pascuale
pelearon contra las diferentes dictaduras militares que sufrió Argentina, y
reivindicaron y reivindican un estilo de sindicalismo antiburocrático y ligado
a todas las batallas revolucionarias del continente.
Los restos de Di Pascuale fueron enterrados en el Cementerio de Chacarita, en
medio del agitar de banderas de su gremio y de otras organizaciones populares.
Allí, diversos oradores (todos ellos amigos o compañeros de lucha del
dirigente) elogiaron su personalidad y ratificaron la idea de que su mejor
legado será continuar la lucha, ratificar un comportamiento no sectario y
solidario con los que pelean en todo el continente, y ponderar la militancia
por encima de todas las dificultades.
El "Hasta la Victoria, Siempre" con que se saludó a Di Pascuale, los dedos en
V de los militantes presentes, y la reivindicación de las causa por las que
Jorge Di Pascuale peleó y que aún están sin resolver, cerraron este más que
merecido homenaje a quien supo hacer de la batalla por la vida la mejor
herramienta para vencer a la muerte.
RESUMEN LATINOAMERICANO
Ya nadie te humilla
Por Vicente Zito Lema
In memoriam de Jorge Di Pascuale; cuyo cuerpo desaparecido en 1977 vuelve con
nosotros…
Las sombras del ayer abren sus puertas, detrás
está el abismo… la muerte sucede en el pasado…
Van y vienen los recuerdos, siempre ansiosos, encendidos,
como un caballo que galopa bajo una luna
todavía en sangre, casi seca…
Ahí está la noticia; llega entre nubes rojas,
sin que el cielo se inmute, ningún ángel levante
su espada, ninguno de los dioses ruja…
En la fosa clandestina, pasando el río
de las grandes mugres y la vida deshecha
Hay restos de un hombre…
30 años y más del ayer, desaparecido…
Que identificado por el equipo forense…
Resultó ser…un líder sindical…
De una generación que quiso construir
el cielo en la tierra, alguien dijo…
Y se quedaron desnudos
Y era invierno
Y para colmo llovía…
Nadie cubrió con flores sus huesos
Ni tejió los días de la eternidad…
Van y vienen los recuerdos… La liviandad
del tiempo nos espanta… El compañero dejó sus huellas
en los bordes de nuestros cuerpos…
Cuando la patota militar entró a los golpes en su casa dijo: Nunca
dejaré de odiarlos…
Lo torturaron mucho. La agonía fue lenta. Ni siquiera
la piedad de un tiro de gracia…
El compañero es una historia –o mejor una leyenda–
del buen amor –cuando todo tambalea–
y la mejor lucha en los campos de Octubre
Que resucita…
Mientras su muerte sin castigo embiste
a los gritos en la noche de los gritos
contra la paz del inocente sin memoria
que no sabe / no contesta / que con jeta
de santurrón vomita: en algo andaban…
pasaron tantas cosas…
El compañero ha vuelto a las andadas…
Su nombre alienta; otra vez galopa…
Su cuerpo estuvo en la tierra…
Humillado en la tierra…
Desaparecido en la tierra…
Su noche en la noche de las noches ha
tocado fin…
Otra vez está aquí
como una nube sobre el cielo de verano
alentando el fuego / moviendo los sueños
En el viejo sindicato de la calle Rincón
Donde tu alma es tu memoria…
Y ahora hablaremos de vos entre los compañeros,
y alguno preparará el mate, y te abrazaremos
Como si estuvieras en el aire…
Porque el aire siempre nos abraza...
Nadie pide clemencia / el barco sigue andando
entre las aguas bravas…
Vos estás con nosotros y las estrellas relucen…
Lejanas, muy lejanas, pero relucen…