ALGUNAS
BREVES REFLEXIONES POLITICAS Y LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD
En épocas tan agitadas y complejas, es conveniente volver a reflexionar sobre
algunas cuestiones políticas básicas, que ayuden a orientarnos en la intensa
marea de los acontecimientos cotidianos y, sin recetas, con el solo fin de
abrir puertas al debate.
1) No dejarse llevar por los nombres y consignas de los partidos políticos, o
por lo que ellos dicen de ellos mismos. en especial en sus rimbombantes
discursos electorales, sino por el contrario, analizar el papel efectivo que
juegan en la lucha de clases y su expresión política concreta en cada momento
histórico. Es decir nunca abandonar el enfoque de clase.
2) Reconocer la lucha de clases pero no el salto revolucionario, quedándose en
una visión meramente evolucionista de la historia, es ubicarse en el campo de
la socialdemocracia, encubierta hoy con el nombre de “centroizquierda”, que
como bien nos advertía Lenin, es siempre la última tabla de salvación del
sistema, a tal punto que también se la denomina “social liberalismo”
3) Si se adopta la teoría marxista, no corresponde hablar de democracia en
general, pues es caer en vulgares abstracciones. Se debe definir su contenido
de clase: democracia burguesa o democracia proletaria. La democracia es una
forma no un contenido. La democracia burguesa, en todas sus variantes, es una
de las formas de la dictadura del capital.
4) La dependencia es un factor determinante de cualquier caracterización que
se haga de nuestro país, concepto no siempre suficientemente tenido en cuenta
hasta por algunas organizaciones de izquierda. El nuestro es un país
capitalista dependiente, d onde más del 70 % de las empresas más importantes,
están en manos de grandes corporaciones trasnacionales, siendo ellas el poder
real detrás del trono, en alianza con grupos monopólicos nativos.
En consecuencia, es un engaño dar a suponer que el subdesarrollo del país y la
dependencia, se superan con algunas inversiones “en sectores claves de la
economía”, a fin de impulsar así un crecimiento sostenido.
Esta concepción de tipo desarrollista, aún vigente, siempre ignora, o trata de
ocultar, el problema central de la dominación imperialista.
Ante la constante y cada vez más agravada situación de explotación y miseria
de los pueblos y el saqueo de las riquezas naturales, con el consiguiente daño
al medio ambiente, está quedando cada vez más claro que en el mundo
capitalista desarrollo y subdesarrollo son dos caras de una misma moneda. En
realidad tendríamos que hablar de países superexplotados.
Las burguesías locales y los políticas serviles a los intereses de las
empresas multinacionales, suelen utilizar algunas frases típicas, como por
ejemplo “hay que abrirse al mundo”, o “la inversión extranjera es signo de
confianza en el país y no hay que oponerle ningún tipo de control estatal”.
En este marco, el golpismo y las pseudodemocracias restringidas, promoviendo
candidatos potables para el sistema, son dos opciones posibles, según el
calentamiento de la conflictividad social, para garantizar la continuidad de
una política al servicio del poder dominante.
De modo tal que es una contradicción seguir apoyando de una u otra forma a un
sistema cuya motivación esencial es la búsqueda a toda costa de la máxima
ganancia, sin importarle ni el ser humano ni la naturaleza, y luego poner las
esperanzas en el sentido humanitario del capitalista, su supuesto espíritu de
solidaridad social, repartiendo equitativamente la riqueza producida, con el
tan mentado “shock distributivo”. Esto solo puede ser logrado por la
organización y la lucha obrera y popular, apuntando a cambios profundos,
estructurales, de la sociedad.
Por otra parte y por la mayor mundialización de la economía, se ha
internacionalizado aún más la batalla entre los oprimidos y los opresores,
adquiriendo en algunas regiones niveles de guerra abierta, lo cual pone mucho
más en evidencia que la lucha liberadora no es solo contra la burguesía local,
sino también contra la burguesía internacional.
Mientras los millones de seres humanos condenados a la desocupación, el hambre
y la marginalidad, sean solo una cifra en una estadística y no cuenten con una
herramienta para luchar por una vida digna, estarán condenados a ser seres
invisibles o a ser utilizados a través de distintas maneras de clientelismo,
para poner periódicamente un voto en una urna.
Claro que a la vez, contando con los “ tanques ideológicos” de los grandes
medios de difusión, nos encontramos con aquellos que predican que el único
camino es aumentar las exportaciones y reducir el gasto público, aunque esto
provoque más miseria y marginación .
Estas posiciones exigen mano dura contra el lógico aumento de la
conflictividad social, agitando permanentemente el tema de la inseguridad y el
necesario incremento de las medidas represivas, como por ejemplo la ley
contravencional, que merece todo nuestro repudio, ya que evidentemente su
objetivo es la criminalización de la protesta.
Todas las argumentaciones mencionadas, siguen siendo retomadas particularmente
por radicales y peronistas, que en los hechos se han venido convirtiendo en la
variante populista de las políticas neoliberales.
Las “Cajas PAN” de Alfonsín como los actuales” Planes trabajar”, las
cooperativas gestionadas por los municipios y los punteros políticos, son la
propuesta más inhumana y vergonzosa de aquellos que plantean el fundamento
sagrado de que “hay que honrar la deuda” y siguen pagándole a los usureros
internacionales, a la vez de seguir subsidiando a grandes empresas, incluso
utilizando el dinero de los jubilados. No olvidar que la deuda externa no solo
es pérdida de dinero, un daño económico, sino que es pérdida de soberanía.
Asimismo, al empeoramiento de las condiciones internas de cada nación, se
añade actualmente la muy seria crisis económico financiera, en especial en la
potencia hegemónica, EEUU., que lleva a los países dominantes a tratar de
descargar sus consecuencias sobre los países dominados. Basta señalar la
escalofriante cifra, que sigue creciendo, de 6l millones de desocupados que en
el mundo provocó dicha crisis.
Cada vez más sectores populares comienzan a comprender que la nefasta pareja
burguesía local – burguesía internacional, es el principal obstáculo para el
desarrollo de una política liberadora con auténtica justicia social.
Estamos ante un enemigo principal contra el cual es necesario ir concentrando
todo el fuego, promoviendo en este sentido todas las acciones conjuntas
posibles. Si este enemigo principal puede anotarse algunos éxitos aún en el
medio de una crisis, esto se debe no solo o no tanto a su fuerza, sino a la
dispersión de las fuerzas populares, que son la inmensa mayoría del país.
Ser unitario, en su más amplia expresión, es tener constantemente puesto un
ojo en los trabajadores y el avance de sus luchas, como en el caso de
Terrabusi o el subterráneo y estatales, docentes, etc., y el otro ojo en
aquellas agrupaciones sociales que no pudieron ser cooptadas por el gobierno y
que ya están contribuyendo a la lucha común contra el enemigo común.
Aislar y lanzar sola a la clase obrera a la batalla contra un adversario tan
poderoso, tanto a nivel nacional como mundial, seria llevarla a otra derrota
segura. Por tal motivo, es necesario insistir nuevamente que en este periodo
histórico ser clasista es ser unitario.
No se puede ser dependiente en economía e independiente políticamente. La
perdida del control de la economía reduce radicalmente la soberanía política,.
y la posibilidad de un desarrollo autónomo. De modo tal que una verdadera
conciencia nacional antiimperialista, si es consecuente, se transforma tarde o
temprano en una conciencia socialista.
En este camino, la unidad es mucho más que la simple suma de sus componentes,
significa un valioso salto en calidad: el comienzo de la construcción a todo
nivel de un nuevo poder, un bloque de los trabajadores y del pueblo, con
amplio apoyo de masas, capaz de liquidar el poder de la burguesía y pasar así
a edificar una nueva sociedad, como parte integrante de la revolución
indoamericana y mundial.
Es de suponer que no puede haber unidad organizativa sin importantes acuerdos
políticos, pero no absolutizar, esto no es cuestión de un momento sino de todo
un proceso de debates y luchas conjuntas, donde se van dando pasos, con
avances y retrocesos, empezando con algunas coincidencias básicas.. Se trata
nada menos que ir construyendo la unidad en la diversidad.
Vale señalar el imprescindible respeto por la identidad política de cada
organización, pero sigue siendo un serio obstáculo el que en algunos casos se
eduque al militante en la idea de considerar a su organización como un fin en
si misma y como el ombligo de la revolución.
Por eso es muy importante destacar que al calor de las recientes luchas
populares, han surgido distintos espacios de unidad, como el CPL, los comités
o coordinadoras de apoyo a los trabajadores de Terrabusi y el subterráneo y el
encuentro del Bauen, para intentar conformar una corriente antiburocrática,
clasista y combativa.
Por lo visto, estamos terminando un año con perspectivas muy auspiciosas, y
renovando al mismo tiempo el compromiso de continuar con la dignidad de pie,
con los sueños e ideales inalterables por un mundo mejor, un mundo socialista.
Los versos del “charrùa” Mario Benedetti iluminan la esperanza:
Cantamos porque creemos en la gente
Y porque venceremos la derrota
PARTIDO COMUNISTA DE LOS TRABAJADORES
Editorial de nuestro periòdico”PERSPECTIVA DE CLASE”.
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