EL SISTEMA PREVISIONAL VUELVE AL ESTADO, DE DONDE NUNCA DEBIERON SACARLO. PERO OJO: NO HAY QUE PONER OTRO ZORRO A CUIDAR EL GALLINERO
NI UN SOLO PESO DE LAS JUBILACIONES AL PAGO DE LA DEUDA
Ante la decisión del gobierno de volver a estatizar el sistema de jubilaciones, nos encontramos ante una situación muy compleja, que no permite respuestas simples o lineales, exigiendo a la vez un claro y preciso enfoque de clase, es decir, desde el punto de vista de la defensa de los intereses de los trabajadores.
Partiendo de dicho enfoque, no podemos coincidir nunca con que el dinero destinado a la jubilación de los trabajadores, los manejen los piratas de las AFJP, en realidad de los bancos que en el 2001 se quedaron con los ahorros de la gente, fríos especuladores que como aves de rapiña, solo les interesa apropiarse de los mayores márgenes de ganancia posibles. Es decir, creemos que el sistema previsional debe estar en manos del Estado. Nos opusimos a su privatización en los '90, y luchamos por su reestatización hasta el presente.
Pero al pasar a éste Estado, administrado por quienes está… ¿en qué manos quedan tan enormes recursos? Indudablemente, en manos de las grandes corporaciones económicas internacionales y locales, quienes son el poder real en un país capitalista dependiente como el nuestro, presidido políticamente por un gobierno títere que utilizará esos dineros para, como hasta ahora, seguir subsidiando a empresas y cumplir con los pagos de la ilegitima e inexistente deuda externa, bien llamada “deuda eterna”.
Es una demostración evidente de los intereses que defiende el kirchnerismo, la política que ha seguido hacia los trabajadores, como cuando acaban de fijarle un salario mínimo de miseria de $1200.-, en acuerdo con la burocracia sindical y el empresariado, que se ha asegurado así mano de obra barata.
Al mismo tiempo, se han burlado cruelmente de los jubilados, al pactar un aumento de sus asignaciones recién para marzo del año próximo y en un porcentaje establecido por las mentirosas cifras del INDEC. Tengamos en cuenta que aproximadamente el 70% de los jubilados gana la limosna mínima de $690.-. Y ni que hablar de las asignaciones a las familias de desocupados, que están congeladas desde hace años en $150.-. Sufrimos por todo ello, un real genocidio, porque se nos mueren 11.000 niños por año, por desnutrición o enfermedades curables.
A este panorama injusto e inhumano, hay que agregarle, entre otras cosas que afectan particularmente a los laburantes, el permanente deterioro de la educación y la salud publica, acompañado todo esto con una creciente represión a los que salen a luchar por sus derechos.
En conclusión, esta grave situación no se arregla con meros parches circunstanciales. La posibilidad que aparecería como natural para ejercer un cierto control y que no se sigan robando los aportes de los trabajadores, como ha sucedido bajo distinto gobiernos civiles y militares, es que sean administrados por un ente autónomo, dirigido por los propios trabajadores y jubilados, considerando incluso una representación del Estado.
Claro que esta supuesta solución nos plantea de inmediato serios interrogantes, que no se puedan obviar:
¿Quién designará a los representantes de los trabajadores, la corrupta burocracia sindical de los Moyano y Cía., y de la CTA de Hugo Yasky, viejo traidor de las luchas docentes?
¿El representante del gobierno tendrá que ver con los De Vido o los Jaime? ¿Elementos como ellos cuidarán de los dineros de los trabajadores?
¿Resuelve el problema la formación de una comisión bicameral, integrada por miembros de un Congreso que en general no inspiran ninguna confianza? Muchos de los que hoy lo integran votaron la privatización del sistema previsional en los '90, como el mismísimo jefe de la bancada kirchnerista en el Senado, el ex-menemista Pichetto. Es increible tambien que con total caradurez salgan a la palestra personajes inmorales y oportunistas como la menemista aliancista Patricia Bulrich, amiguita de la “superhonesta” Carrió, quien apoyô el decreto del delincuente Cavallo de descontar el l3% alas jubilaciones.
Salarios bajos determinan míseras jubilaciones. Este gobierno no será capaz de efectuar toda una justa recomposición salarial, llevando el ingreso mínimo al nivel de la canasta familiar actualizada por los índices reales de inflación, que oscila entre los $3500.- y $3800.-.
¿Qué pasará con los desocupados y los trabajadores “en negro”, que no podrán jubilarse? ¿Se seguirán desentendiendo de ellos, condenándolos al hambre y la marginalidad?
En este sentido, nos parece que no hay mayor utopía irrealizable que pensar que un gobierno siervo del Capital financiero internacional, llevará a cabo una redistribución de la riqueza, efectuará una reforma agraria, o devolverá la tierra a los pueblo originarios.
De modo tal que toda esta grave problemática nos indica que se hacen necesarias medidas conjuntas que apunten a transformaciones de fondo, estructurales, las cuales solo son posibles a través de la conformación de un fuerte movimiento o frente de los trabajadores y demás sectores populares oprimidos y explotados (organizaciones políticas, sociales, estudiantiles, de derechos humanos, , culturales, de género, etc…), con un proyecto común que avance en la lucha por la liberación nacional y social de nuestra patria, pudiéndose impulsar así un auténtico desarrollo independiente y con equidad social.
En este irrenunciable objetivo, unitario y clasista, seguiremos poniendo todos nuestros esfuerzos, de lo contrario los constantes saqueos a nuestras riquezas y las crisis periódicas del capitalismo, verdadero responsable de todo lo que está ocurriendo, los seguiremos pagando los trabajadores y en especial los pueblos de las naciones dominadas y superexplotadas.