Avellaneda. 9 de junio de 2007
EL TIEMPO VA PONIENDO LAS COSAS EN SU LUGAR
A mis camaradas:
El viernes 8 de junio a la noche sentí que la realidad por fin hecha pública me reivindicaba ante los camaradas de base que aún militan en el PCA. Es que la burocracia que todavía se mantiene "dirigiendo" esa organización ha intentado descalificarme, como es y fue siempre su método y costumbre con aquellos que se atreven a discutirla, apelando a la intriga, la tergiversación, el engaño y la mentira. La misma burocracia que llevó al actual estado de confusión y descomposición a una organización que alguna vez pretendió ser revolucionaria, pero que hoy hace malabares para encajar el marxismo al apoyo a la fórmula Filmus-Heller (y al kirchnerismo).
Digo que el viernes a la noche me sentí reivindicado en el universo del PCA, y ese sentimiento surgió al ver el reportaje televisivo que el detestable Mariano Grondona le hizo al "señor" Carlos Heller.
Quienes militamos hace años en el campo revolucionario, y sobre todo los que pasamos por el PCA, sabemos que este buen señor banquero fue miembro "del Partido" hasta ayer nomás. Sin embargo, el referente máximo del movimiento cooperativo del país lo ha negado públicamente en ese programa televisivo –demostrando el poco apego a la verdad que tiene- declamando que su única vinculación con el PC fue la militancia de su padre. Bastaba verle la cara, mirar su mirada, para darse cuenta de cómo mentía. Nosotros lo sabemos fehacientemente.
Me pregunto qué dirán ahora los compañeros del PCA que lo defendían, militantes del movimiento cooperativo, del país, de la provincia de Buenos Aires –de cuyo Comité fui miembro -, y sobre todo de Avellaneda –donde fui secretario político, elegido por la militancia en Conferencia municipal hasta noviembre del 2005, momento en el que con un grupo de compañeros decidimos repudiar el giro a la derecha impreso por la burocracia- que me decían que "me había equivocado de partido", porque yo les repetía una y mil veces que su política no tenía nada que ver con el marxismo, la revolución y el socialismo; a lo que ellos respondían que "la línea del Comité Central y por lo tanto del Partido es la del movimiento (cooperativo)". Paradójicamente, los dos teníamos razón: ellos, porque efectivamente la línea de la burocracia era (y es) la que le dicta el Banco; y yo, porque eso no tiene nada que ver con nuestra ideología y con los intereses de la clase trabajadora.
Por supuesto que ellos, enarbolando su carnet y su pertenencia partidaria como argumento, se aferraban a la vieja, vetusta, arcaica, perimida, anacrónica, burocrática, dogmática y absolutamente falsa concepción de que "ser comunista" es pertenecer al PCA, por más que el PCA esté dirigido por burgueses que niegan permanentemente la ideología con sus actos (y sus políticas). Como decíamos en noviembre del 2005 en la "Carta Abierta a los Comunistas".... "No se es comunista por decirlo, por llevar el nombre y la bandera, ni siquiera por tener el carnet; se es comunista por las ideas y una práctica consecuente, y una actitud de vida coherente con las mismas".
¿Qué dirán ahora estos compañeros, ante la confesión pública del señor Heller, confirmando en lo formal lo que ya era evidente a todas luces, y que algunos denunciamos por años "desde adentro"?
¿Cómo se sentirán ante la conformación -declamada en el mismo programa por el banquero- del "Partido Solidario", casi una burla si pensamos en lo cercano que suena a aquella "Solidaridad" polaca de Lesch Walesa, que, financiada y apoyada por el Imperio y el Vaticano, fue la herramienta fundamental para terminar con la experiencia comunista en Polonia? Cualquier parecido o conexión, creo, no es casualidad.
¿Qué harán estos compañeros, qué postura tomarán? ¿seguirán en el PCA, o estamparán su firma en los flamantes carnets del "Partido Solidario" de su líder?
Por supuesto que toda persona tiene derecho a estar donde se sienta más cómoda, donde pertenezca, en definitiva, donde le dé la gana. Eso sí, sería bueno que donde elija estar, sea coherente en la práctica con su pensamiento.
Yo quiero reivindicar todo lo que sostuve en todos mis años de militancia, incluso lo que dije, digo y diré respecto del movimiento cooperativo dentro del PCA, de su influencia nefasta y su dirección burguesa, opuesto totalmente a lo que debe ser una organización marxista-leninista, razón por la cual la burocracia me tachó de "traidor" o "ultra" (entre otras cosas): claro, para un reformista, alguien que está en contra de la conciliación de clases no puede ser tildado de otra manera.
Es decir, si me tuve que ir del PCA fue para defender las banderas de nuestra ideología, hoy más vigente que nunca.
Hoy hay muchos compañeros que "desde adentro", se comunican con nosotros y nos dicen: "la verdad, tenían razón, pero estuvieron mal en irse". A mí, por lo menos, no me queda otra que contestarles que casi nadie nos acompañó cuando denunciábamos estas desviaciones también "desde adentro"; cuando nos opusimos al mamarracho ideológico que significó el Encuentro de Rosario (impulsado por el movimiento cooperativo), porque veíamos que su fin era este presente; cuando nos bajamos de las listas en Avellaneda cuando se rompió Izquierda Unida y se lanzó el otro engendro del mov. coop., el "Encuentro Amplio" (la expresión electoral del Encuentro de Rosario); ni qué hablar cuando la burocracia expulsó a toda la Fede de Avellaneda por decir lo que pensaba (que no era otra cosa que la verdad hoy reconocida por Heller), o particularmente cuando a mí me sancionaron en un Comité del que no fui notificado, donde la burocracia "se cagó" (con perdón del término, pero no cabe otro) en los estatutos partidarios para luego mentir y decir que no fui porque no quise, en una clara maniobra para que no pudiera defenderme.
Nadie hizo nada al respecto.
Sin embargo, hoy el disconformismo se esparce por todo el cuerpo del PCA, enfermo por una burocracia encabezada por Patricio Echegaray, peor que el peor de los cánceres.
Hoy, muchos hacen lo que nos criticaron a nosotros hace dos años atrás.
Hoy la traición está más clara que nunca a los ojos de todos.
Por eso quiero abrazar a todos mis camaradas, y decirles humildemente que siempre se está a tiempo de corregir los errores y comenzar de nuevo.
Que los que intentaron poner al movimiento comunista permanentemente como furgón de cola de la burguesía se vayan con las organizaciones del sistema (ahí tienen a mano el nuevo Partido "Solidario").
Nosotros, los que estamos convencidos que la única forma de lograr un mundo justo es derrotar definitivamente a nuestros enemigos de clase; los que soñamos con la Revolución, el Socialismo y el Comunismo, en definitiva, con un mundo libre de las lacras de la explotación, el hambre y la miseria, le debemos a nuestra clase, a nuestro pueblo y a nosotros mismos la concreción de la herramienta para llevar a cabo esas tareas: el verdadero Partido Comunista de este país.
Deberíamos poner todo nuestro empeño en ello.
Saludos revolucionarios
Hasta la Victoria Siempre
Socialismo o Barbarie
Gustavo Robles
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