Después de casi una década de jolgorio
económico
"Preocupan por esta geografía las distintas vertientes de la crisis. En lo
coyuntural presenta una fuerte impronta económico-financiera pero que es
también ambiental, alimenticia, energética, que interactúan entre sí, se
potencian e impactan en lo social". Por el economista Eduardo Lucita*.
Desde los centros financieros internacionales se difundían en los últimos
meses señales positivas, que afirmaban que la crisis ya había pasado y que
la economía mundial había ingresado en su fase de recuperación. Desde el
centro de Europa la visión es muy otra. De paso por el "viejo mundo" para
asistir a un encuentro internacional sobre el carácter multidimensional de
la crisis tuve oportunidad de cambiar ideas con colegas de diversos países
miembros de la Unión Europea (UE).
El contexto mundial
Preocupan por esta geografía las distintas vertientes de la crisis. En lo
coyuntural presenta una fuerte impronta económico-financiera pero que es
también ambiental, alimenticia, energética, que interactúan entre sí, se
potencian e impactan en lo social.
Quienes debaten aquí ponen el acento en el desempleo masivo (la crisis
agregó 7 millones de nuevos desocupados, llevando el número de parados en el
continente a 23 millones de personas, y la tasa promedio al 10 por ciento) y
en el fuerte incremento de la precarización y la pobreza. Suponen además que
las catástrofes ecológicas, cuyo riesgo consideran es cada vez mayor,
impulsaran nuevas corrientes migratorias. Critican fuertemente el fracaso de
la cumbre de Copenhague y destilan bronca porque el grupo de los cinco -EEUU,
China, India, Brasil y Sudáfrica- dejó fuera de los debates a la "vieja"
Europa. No dejan de señalar la enorme disparidad entre las cifras destinadas
a salvar bancos y empresas o a la guerra, y las orientadas a la asistencia y
la seguridad social, o las propuestas para frenar la degradación ambiental.
Reconocen sí que hay una recuperación muy desigual de la economía, tal como
anticipara el Centro de Investigación de la Economía Internacional de
Barcelona. Destacan la remontada de Asia, se estima un crecimiento del 7 por
ciento en la región para este año (China e India 10 y 8 por ciento
respectivamente); en América latina miran a Brasil y un crecimiento probable
del 5.5 por ciento, Apenas 3.5 en México, luego de una fuerte caída el año
pasado. Todo contrasta con el moderado crecimiento esperado para EEUU, tal
vez un 2.5 por ciento, y el más que débil repunte de la zonaeuro, 0.3 a 0.5
por ciento. Aunque ahora seguramente tendrán que reestimar a la baja luego
de conocerse que Alemania ha crecido cero en el último trimestre.
Una recuperación malsana
Sustentado en una mejoría de la economía estadounidense en el cuarto
trimestre del 2009 el FMI ha revisado a la suba sus estimaciones de la
economía mundial para el 2010, supone un crecimiento global del 3.8 por
ciento. Pero aquí ponen el acento en que estas expectativas están montadas
en el crecimiento desmesurado de los déficit fiscales de las principales
potencias económicas del mundo y en un fuerte endeudamiento de los Estados.
En estas condiciones no encuentran capitales dispuestos a invertir en el
sector productivo, por el contrario la enorme masa de capital dinero
disponible se ha volcado como en los '90 a la especulación financiera,
creando una nueva burbuja.
Posible recesión a la vista
En este encuentro no se habla de recuperación sino de "ralentización" de la
crisis. Traducido quiere significar que la crisis ha perdido la
vertiginosidad con que se propagaba en los primeros tiempos, pero no mucho
más. Periodistas e investigadores admiten el impacto que han tenido los
salvatajes fiscales de los grandes países en la estabilización de los
mercados y de los estímulos al consumo, pero están lejos de pensar como el
titular de la FED, Ben Bernanke, "que lo peor de la recesión ya pasó", por
el contrario muchos piensan que "...lo peor está por venir". Este pesimismo
deviene no solo de constatar la debilidad de la economía mundial sino que
ante la posibilidad de descontrol generalizado de esta nueva burbuja los
Estados no podrían acotarla como ahora, porque no pueden seguir endeudándose
ni emitiendo sin control.
Los especialistas europeos tienen temor a la inflación, critican a los EEUU
porque se niega a acordar medidas conjuntas para reabsorber gradualmente esa
enorme masa monetaria sin respaldo que lanzaron a los mercados. Presienten
que en algún momento, para garantizar el nivel de precios, el Banco Central
Europeo (BCE) tendrá que subir las tasas de interés, esto perjudicará el
consumo doméstico y, al fortalecer al euro -que se ha devaluado casi 10% en
relación al dólar en los últimos meses- sus economías perderán
competitividad. La recaída en la recesión estaría así en el horizonte. De
hecho días atrás el BCE avisó que no habrá más subastas de créditos a una
tasa del 0.5%, anual por lo tanto no hay ya refinanciación barata.
Grecia y España en el ojo de la tormenta
Esta decisión, junto con las declaraciones del economista jefe del FMI,
acerca de que España, Grecia y Portugal tendrían que tomar decisiones
difíciles precipitó la crisis financiera de semanas atrás. El endeudamiento
público es generalizado en los países de la UE, 90 por ciento del PBI en
promedio y en algunos es explosivo, Grecia 113 por ciento. Los déficit
fiscales han hecho saltar por los aires los acuerdos de no superar el 3 por
ciento y las metas de control presupuestario han quedado atrás. En promedio
estos desequilibrios no son de la envergadura de los que ostenta Estados
Unidos, sin embargo muestran serias dificultades de financiamiento.
Grecia, el pariente pobre está en la mira. Sobre todo cuando luego de
estimar un déficit fiscal del 3.7 por ciento para el 2009 ahora lo ha
sincerado: fue del 12.5 por ciento. El otro país es España, su déficit
fiscal esta en el 11.4 por ciento y sus bonos juntos con los de Grecia están
siento acosados por la especulación, pero lo que aquí más preocupa es el
rápido crecimiento de su tasa de desocupación. Más que se duplicó desde que
se inició la crisis mundial, pasando del 8 al 18 por ciento, se espera en
los próximos meses alcance al 20 por ciento. Paul Krugman ha dicho, a su
paso por Buenos Aires, que España no tiene otra salida que la devaluación,
otro tanto puede decirse para Grecia. Pero luego ya en Madrid ha corregido:
España tiene que bajar salarios. Es que en la UE no puede haber
devaluaciones por país, como tampoco puede haber asistencia financiera entre
los miembros de la unión. Así las cosas la devaluación del euro o el
salvataje financiero de algún país miembro solo puede ser decidido por el
conjunto…. salvo que algún país decida romper el cerco por sí solo…Pero esto
es solo la punta del iceberg, Inglaterra, Italia, Irlanda, los países del
Este y los del Báltico… no muestran indicadores muy superiores.
La crisis resquebraja la solidez de la eurozona Ante la ausencia de
financiamiento no queda otra posibilidad que el ajuste. Esto es lo que están
predicando la UE, el BCE y el FMI, y lo que está llevando a cabo Irlanda que
recortó fuertemente los sueldos del sector público y redujo el gasto
estatal. España ya anunció un Plan de Austeridad, Grecia finalmente cedió a
las presiones y dio a conocer su Plan de Estabilidad. En estos dos países se
proyecta una importante reducción presupuestaria que afectará al empleo
público, reducirá los salarios y bajará el gasto en infraestructura. Por si
fuera poco el BCE lospresiona para elevar la edad jubilatoria y el IVA.
En ambos casos la meta es encauzar el déficit fiscal al 3% para el 2013.
Pero la cuestión no es sólo económica en estos países se evidencia también
una fuerte impronta política. La derecha neoliberal está aprovechando la
coyuntura y presiona fuerte para ir desarmando las políticas sociales
europeas y dar un golpe a los sindicatos.
La UE acordó apoyar la refinanciación, no se sabe como pero tal vez recurran
al artículo 127 del tratado de Lisboa que permite salir al rescate en
situaciones de excepción.…pero al mismo tiempo la someterá a una auditoría
de sus cuentas púbñlicas para que cumpla las metas que le han impuesto. En
esta decisión pesó tanto la necesidad de cortar la posibilidad de contagio a
otras economías como el interés de los bancos que harán grandes ganancias
con los bonos devaluados. Pero también el chauvinismo local, si los europeos
no salen al rescate de Grecia, la capitulación ante el FMI está a la vuelta
de la esquina.
Así la crisis puso en evidencia la debilidad y los límites del mayor
megamercado del mundo -500 millones de habitantes de 27 países- que es
también el mayor experimento de integración política regional. Su moneda
común está en zona de riesgo y hay dos grandes incógnitas: ¿Los estados
soberanos podrán continuar decidiendo sobre su política económica o la
cederán a los organismos supranacionales? ¿Estas instituciones están a la
altura de lo que exige la administración de la crisis?
El año que recién inicia parece no será tranquilo. Es que el ajuste tiene
costos sociales no menores y un horizonte de fuerte conflictividad se
anuncia en el viejo continente.
*integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda