Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Fundación Federico Engels
“ Más allá de las insuficiencias del gobierno de Evo, en torno al 10 de
agosto se juega una batalla decisiva, no sólo para Bolivia, sino para toda
América Latina. Una contundente ratificación del gobierno y la posible
derrota de los prefectos opositores de La Paz, Cochabamba y Pando puede ser
el comienzo de una necesaria ofensiva para desarticular a la oligarquía
cruceña, revirtiendo 50 millones de hectáreas que obtuvo ilegalmente desde
la reforma agraria de 1953. Para esa tarea hay fuerza suficiente, como
vienen mostrando los movimientos en todo el país, que nunca bajaron la
guardia y ahora están en vigilia para impedir cualquier maniobra
desestabilizadora. ” [1] Raúl Zibechi
El Evo, es decir su tarea como revolucionario verdadero, simplemente, ha de
tener la suerte echada hacia el ascenso de la revolución o tendrá nada.
Los días están contados en verbos ascendentes. No tengo dudas de que en el
alma del Evo habita un arma poderosa para la emancipación revolucionaria
que le late amalgamada entre lo mejor de su Historia indígena rebelde y lo
mejor de un futuro social que será floreciente sólo si avanza hacia el
socialismo científico. En su voz hay un alma que anuncia la Historia de un
mundo mejor que es posible sólo si es socialista, alma desparramada sobre
esperanzas firmes y agendas de revolución permanente. Alma con garganta de
tempestad revolucionaria en la pasión humanista dispuesta a aplastar todas
sus trabas. Una voluntad electrizada de revolución que se mete a las urnas
a solventar tempestades de certezas. Praxis revolucionaria.
Evo es, “el Evo” (como es se llama a sí mismo) es un referéndum todo
él siempre. Es síntesis de América originaria y rebelión de clase que se
enfrenta al desanimo, a la canallada y a la muerte. Poe eso urge completar
la tarea de trabajadores y campesinos que anhelan cambiar el destino de
Bolivia y del mundo entero. En su contra y en la nuestra la oligarquía, los
terratenientes y los dueños de la banca, la industria y los medios de
comunicación, es decir el imperialismo domestico y domesticador con sus
emporios multinacionales, mecen la cuna de la traición contra el referéndum
revocatorio que ratificará a toda costa la legitimación del gobierno de
Evo. Esta lucha es nuestra.
Evo debe ratificar su sitio firmemente al lado de las masas oprimidas de
Bolivia, impulsar la movilización y asumir la fuerza mundial de todos los
activistas del movimiento obrero representado en Bolivia. Abrazar la
solidaridad internacional con todo el mundo alerta para denunciar, combatir
y derrotar cualquier maniobra de la oligarquía saqueadora y del
imperialismo que ya pergeñan modos mil de sabotear el referéndum
revocatorio o no reconocer sus resultados.
Nadie espere que la clase dominante ceda mansamente su poder político y
económico. Nadie imagine que se quedarán quietos o que no abandonarán su
batalla terrorista y nazi acostumbrada. Ya nos la mostraron en Santa Cruz y
la repetirán con todos los medios de que dispongan. Cuentan con pandillas
fascistas, con sabotaje económico, con terrorismo mediático y con intentos
renovados de golpe de estado.
Están en pie la clase obrera y los campesinos bolivianos listos para
avanzar y profundizar su proceso revolucionario que han defendido en
ocasiones numerosas con una voluntad inquebrantable de lucha contra el
capitalismo, el imperialismo y el latifundismo. No olvidemos la “guerra
del agua” en Cochabamba, ni los levantamientos de febrero y octubre de
2003, tampoco mayo-junio de 2005 ni la elección de Evo en diciembre de
2005. La voz revolucionaria de Bolivia esta íntegra y su mensaje es cada día
más claro. Nadie dijo “perfecto” y nadie dijo “terminado”.
Una oportunidad nueva se presenta a los trabajadores y los campesinos
bolivianos para derrotar definitivamente a la clase dominante. Es
fundamental ganar el referéndum revocatorio del 10 de agosto, ratificar
“al Evo” revocando en mando a los prefectos. “Eso sólo se puede
lograr con la más amplia movilización de las masas en las calles, no sólo
para votar sino también para defender el voto y los resultados ante
cualquier maniobra de la oposición .”
Pero ya sabemos que con eso no basta. No hay negociación posible ni
reconciliación de clase que valga con las fuerzas de la oligarquía. Toda
tibieza y toda vacilación sólo sirve para envalentonar y fortalecer a los
capitalistas y confundir y desorientar al movimiento de los trabajadores y
campesinos. Hay que ganar el revocatorio y hay que profundizar la lucha
revolucionaria y socialista de la clase trabajadora, tomar el poder económico
y político, que por seguir en manos de la burguesía y el imperialismo
constituyen la amenaza más terrible contra el pueblo Boliviano. Hay que
expropiar la tierra y nacionalizar los bancos, grandes industrias y ponerlos
de inmediato bajo el control democrático de los trabajadores. Hay que
organizar la solidaridad mundial con la revolución boliviana. Ratificar
“al Evo” y revocar a los prefectos. Hay que movilizar a trabajadores y
campesinos en las calles para defender el revocatorio y aplicar la agenda de
Octubre. Nacionalizar la banca, las grandes empresas, las multinacionales y
los latifundios. Todo el poder a los trabajadores y campesinos. Ni una
concesión al nazi-fascismo boliviano, aunque salgan y lloren en la tele.
“El Evo” sabe, con la claridad de Bolivia en lucha, que la clase
saqueadora y explotadora no está dispuesta a perder sus privilegios ni a
permitir que la clase trabajadora humillada, empobrecida y golpeada
conquiste sus más justos derechos y construya una sociedad distinta al
horror capitalista. Bolivia vive un proceso revolucionario impulsado por su
clase trabajadora contra la putrefacción burguesa. Los trabajadores,
campesinos y estudiantes revolucionarios avanzan pese a muchos frenos de
propios y extraños, hacia el triunfo de su lucha revolucionaria y se
disponen, cada día con más claridad, a enterrar el capitalismo y construir
el socialismo. Sin romanticismos, sin tapujos... no sin contradicciones y
lentitudes diversas.
La burguesía, sus parásitos, manipulan mecanismos muy diversos para la
traición y el crimen, por ejemplo, el terrorismo mediático, la guerra
ideológica, la hipocresía y la demagogia. Guerra fascista financiada por
pandillas de asesinos que golpean, reprimen, humillan y asesinan a los
trabajadores para silenciarlos. Pero han fracasado, nadie ha de permitirse
abandonar el proceso revolucionario que acuna Bolivia... y nadie está
dispuesto a soportar ninguna treta de “dialogo”, “reconciliación”,
ni foco reformista como los que tantos tropiezos y descalabros que
perjudican la continuidad y profundización del proceso revolucionario.
Basta ya cualquier tibieza, los trabajadores, los campesinos y los
estudiantes revolucionarios sabemos, y lo debe saber bien “el Evo”, que
ninguna batalla se gana sin lucha, que debemos luchar unidos contra la
ofensiva reaccionaria que prepara la oligarquía. “El Evo” sabe que esta
es hora de quitarle a la oligarquía el poder político y económico, que es
impostergable una reforma agraria radical, que no puede esperar más la
expropiación de todas las empresas que saboteen la economía, que el único
camino es la nacionalización, bajo control obrero, de los sectores estratégicos
de la economía del país. Expropiar los medios de comunicación y
fortalecer los medios alternativos y comunitarios revolucionarios. Que
debemos organizarnos abierta, conciente, democráticamente y decididamente
con nuestras fuerzas propias que no son pocas. Formemos con Evo, nuestras
propias policías y ejercito revolucionarios y multitudinarios. No esperemos
a ver qué deciden ellos para asesinarnos.
Este 10 de agosto ellos sabrán que no retrocederemos ni un paso. Que
lucharemos para profundizar el proceso nacido en las jornadas de octubre.
Que lucharemos mundialmente para alcanzar los objetivos e intereses
inmediatos de la clase obrera, campesina y estudiantil revolucionaria y que
defendemos permanentemente el desarrollo de este proceso revolucionario.
Debemos impulsar mundialmente “al Evo”, nosotros nada perderemos,
tenemos un mundo por ganar, aquí y ahora. El tiempo apremia.