Ayudar a resolver la guerra en Colombia es entender por qué miles de mujeres
y hombres han optado por la lucha armada: resolver la injusticia social En
nombre de nuestros sueños que son los sueños de justicia del pueblo
sojuzgado, en nombre de los ideales de una patria libre sin explotadores ni
explotados floreciendo desde la sangre de nuestros muertos, desde nuestra
memoria más profunda, hasta la atalaya de la dignidad indoblegable, decimos:
en este marzo de horas que evocan lutos, gloria a los héroes caídos en la
resistencia al opresor, gloria a Raúl Reyes, gloria a Iván Ríos, gloria a
los caídos en Sucumbíos..., gloria a todos los combatientes que han
entregado su vida por la causa de la libertad.
Este marzo bicentenario del grito de independencia es el del segundo
aniversario de la agresión del ejercito fascista de Álvaro Uribe Vélez y del
imperio contra el territorio de la hermana república del Ecuador ocurrida el
día 1 y que ocasionó la muerte a mansalva de 21 combatientes farianos, de un
hermano ecuatoriano y de 5 estudiantes internacionalistas mexicanos, y es el
aniversario segundo, también, del asesinato el día 7, del comandante Iván
Ríos.
Los planes militares y políticos que Raúl e Iván contribuyeron a forjar
siguen batallando en los fusiles guerrilleros por la Nueva Colombia, la
Patria grande y el socialismo.
Son dos crímenes, entre muchísimos más, de un estado que auspiciado por el
imperio yanqui ha degradado la guerra con sus métodos de horca y cuchillo,
descuartizamientos con moto sierra, masacres indescriptibles,
desapariciones, delaciones, asquerosa venalidad e infinitas formas de
represión. A la crisis humanitaria que ha tocado el fondo de la infamia le
agregan hoy la infestación del suelo patrio con odiosas bases militares
gringas que apuntan contra el corazón de Nuestra América.
Pero, en medio del colapso moral de su institucionalidad podrida, ¿a quién
creyeron enterrar decretando el inicio del fin de las FARC-EP, coreando el
fin del fin y luego el post conflicto?, ¿pensaron en verdad que sería
posible aniquilar con bombas y perfidia la determinación de combate del
pueblo en armas avanzando hacia la definitiva independencia?
De nada les ha valido y de nada les valdrá a los verdugos tanta saña contra
un pueblo que ha decidido ser libre y lo será.
Los nuestros son como las semillas, que cuando caen en esta tierra indómita,
abonada de dignidad, resurgen como siembra múltiple en los puños levantados,
en las rojas banderas en alto, en los fusiles que truenan la vindicta, en el
verde de la selva, en la esperanza de los pueblos que no se rinden jamás.
Germinan, como eufonía de un mañana en libertad.
Internacionalismo, solidaridad, socialismo y Patria Grande..., es el signo
de su sangre, es la enseña de su sacrificio. Sus muertes son solo el precio
de sueños que no abandonaremos jamás; y ante todo son aliento para avanzar.
A la zaga está un régimen que ha desnudado su criminalidad, su condición de
lacayo revelada, su anti-bolivarianismo evidenciado... En cambio los
nuestros están en el pecho de los siglos imbricados, en las manos de quienes
hoy portan la espada de combate del Libertador, presentes permanecen en
todas partes, vivificados, derramando su espiritualidad; allí ellos están
como gestores de la renaciente continentalidad de las causas emancipantes
que fueron postergadas y que hoy retoman sus bríos creciendo en la
insurgencia y en cada lucha de la bolivariana gesta esperanzadora.
Estas muertes que jamás quedarán impunes, estos sacrificios que no han sido
en vano, estos héroes que con su ejemplo y su memoria siguen enfrentando a
la más feroz máquina militar de un capitalismo endemoniado por el veneno de
su peor crisis mundial, son la evidencia de la potencia que entraña la
sobrevivencia del ideal, mientras asistimos, a la agonía política de los
victimarios.
¡Viva la justa guerra de resistencia bolivariana que abre el camino a la
victoria de los oprimidos!
¡Viva la memoria de Raúl Reyes!
¡Viva la memoria de Iván Ríos!
¡Viva la memoria de nuestros hombres y mujeres que entregaron sus vidas por
la libertad!
¡Hemos jurado vencer y venceremos!
Secretariado del Estado Mayor Central FARC-EP
Montañas de Colombia, Marzo de 2010