Los autores, miembros del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo (CADTM), explican cómo el Fondo Monetario Internacional, después de
imponer durante años duras medidas de ajuste en los países del Sur, ahora
impone sus recetas neoliberales en Europa recortando los derechos laborales
en favor de las políticas liberales que perpetúan el sistema capitalista.
La crisis actual es el medio ideal para que el FMI aplique en Europa sus
recetas ultraliberales adulteradas que ha estado imponiendo a los países en
desarrollo desde comienzos de los años ‘80. Deslegitimado durante tres
décadas de planes de ajuste estructural impuestos brutalmente a los pueblos
del Sur, el FMI vuelve al centro del juego político desde el momento en que
el G20 se hizo cargo de la gestión de la crisis en 2008.
El Sur fue el primer campo de batalla, Europa es ahora su prolongación. El
FMI multiplica los préstamos a algunos países europeos que se encuentran en
dificultades para pagar una deuda pública aumentada de golpe debido a la
desaceleración económica y a los planes de salvamento para los bancos, cuya
búsqueda desenfrenada de beneficios condujo precisamente a esta crisis. En
2007, Turquía era el único país de envergadura que todavía llamaba a las
puertas del FMI. Muchos otros países como Brasil, Argentina, Uruguay,
Filipinas, etc., habían cancelado de forma anticipada su deuda con el FMI
para quitarse de encima su molesta tutela. El tiempo de las vacas flacas fue
superado y el FMI ya abrió una línea de crédito para una decena de países
europeos en menos de un año e interviene desde entonces en múltiples
frentes.
Ahora, la institución ve que sus beneficios, sin considerar la venta de
parte de sus reservas de oro, se cuadruplicado durante el ejercicio
2009-2010 (cerrado a fines de abril), y es de 534 millones de dólares,
frente a los 126 millones de dólares del ejercicio anterior. Confiar la
gestión de la crisis a un organismo que saca provecho de ella hasta ese
punto no debería dejar tranquila a la ciudadanía... Por otro lado, mientras
que el Fondo impone la congelación, e incluso la rebaja, de los salarios un
poco en todos lados, el correspondiente a su director general, el socialista
francés Dominique Strauss-Kahn ‘sufrió’ un aumento superior al 7 % desde su
llegada, para estabilizarse en medio millón de dólares por año.
El primer país tocado fue Hungría, antes de Ucrania, Islandia y Letonia.
Después, en 2009, fueron Bielorrusia, Rumania, Serbia, Bosnia y más
recientemente Moldavia y Grecia. La lista de países que solicitan un
préstamo a la institución continúa alargándose y todos son obligados a
aplicar los planes de austeridad dictados por los mercados financieros, el
FMI y la Unión Europea.
El desastroso impacto social sobre las poblaciones nos recuerda los planes
de ajuste estructural de siniestra memoria, implantados en el Sur después de
la crisis de la deuda de 1982. Estos planes de austeridad tienen como
objetivo una fuerte reducción de los gastos públicos, sin tocar a los
grandes capitales, con el fin de encontrar los fondos necesarios para
rembolsar prioritariamente a los acreedores.
Hungría abre el baile de los ajustes
En octubre de 2008, se decidió un plan para Hungría de 20.000 millones de
euros: 12.300 millones prestados por el FMI, 6.500 millones por la Unión
Europea y 1.000 millones de euros por el Banco Mundial. Además del
crecimiento automático del stock de la deuda y de la pérdida neta por el
pago de intereses, se implantaron una serie de severas condiciones para la
población: el aumento de 5 puntos en el IVA, actualmente en el 25 %, el de
la edad legal de jubilación a los 65 años, la congelación de salarios para
los funcionarios durante dos años, la supresión del aguinaldo para los
jubilados.
Hungría, gobernada por los socialdemócratas, había conseguido salvaguardar
un sistema social bastante protector. El descontento de la población por la
aplicación, bajo la conminación del FMI, de esas medidas de austeridad se
benefició a la derecha conservadora que acusó a los socialdemócratas en el
poder de haber hecho del país “una colonia del FMI”( según publicó el diario
conservador Magyar Nemzet). ). Sin embargo, la victoria del nuevo primer
ministro conservador Viktor Orban, fue bendecida por la agencia de
calificación crediticia Fitch Ratings, que estima que el partido de Orban,
el Fidesz, obtuvo la mayoría necesaria para modificar la constitución y por
lo tanto “representa una oportunidad para introducir reformas
estructurales”.
Los socialdemócratas sufrieron una derrota histórica en las elecciones
legislativas de marzo de 2010 y abrieron la puerta grande a la extrema
derecha que entró en el parlamento por primera vez con el 16’6 % de los
votos.
Ucrania sancionada por el FMI
El FMI aprobó en noviembre de 2008 un programa de salvaje de dos años para
Ucrania que llegaba a los 16.400 millones de dólares. Hasta mayo de 2010, el
país sólo había recibido 10.600 millones de dólares de la institución ¿Por
qué? Porque desde el aumento del 20 % en el salario mínimo a fines de
octubre de 2009 otorgado por el anterior Gobierno de Viktor Yúshenko, el FMI
suspendió la aportación de fondos. La visita de una delegación ucraniana a
Washington en diciembre de 2009 no cambió nada y el pago de una nueva
fracción del crédito permanece bloqueado.
El último pago se remonta a julio de 2009, a falta de acuerdo sobre las
condiciones que debía reunir Kiev. El FMI fijó el déficit presupuestario
previsto para 2010 en un 6 % del PIB, mientras que el gobierno propone un
déficit del 10 % para no tener que ajustarse tanto el cinturón. Golpeada
fuertemente por la crisis, Ucrania sufrió una caída del 15, 1 % en su PIB en
2009 y alcanzar un déficit del 6 % en 2010, como quiere el FMI, es una
misión imposible.
En espera, Ucrania tuvo que aprobar el retraso en la edad de jubilación y el
aumento del 20 % en la tarifa del gas para los particulares a partir del 1
de septiembre de 2009. Se prevé una privatización y recapitalización de los
bancos. La privatización de la fábrica química de fertilizantes de Odessa
vuelve a estar sobre la mesa, a pesar de la importancia estratégica que
representa para la región y para el Estado, y a pesar de las críticas que se
le pueden formular respecto a sus prácticas ambientales. El nuevo Gobierno,
establecido en marzo de 2010 por la elección presidencial de Viktor
Yanukóvich, propone entre sus prioridades, continuar la demanda de ayuda al
FMI. De esa manera, espera obtener un plan de apoyo de 19.000 millones de
dólares del FMI, después de hacer que el parlamento adoptase un presupuesto
para 2010 que prevé reducir el déficit hasta el 5,3 % del PIB, más allá de
las exigencias del Fondo. La misión del FMI, a fines de marzo de 2010, fue
la ocasión para aproximarse al nuevo Gobierno en vista del relanzamiento del
crédito acompañado de futuras tratamientos de austeridad.
Grecia: la cuna de la democracia
Mientras que Grecia, agobiada por una deuda récord, llamó a las puertas de
la Unión Europea y del FMI(en un principio un préstamo de urgencia de 45.000
millones de euros, de los que 15.000 millones correspondían al FMI), la
agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s rebajaba (en tres
grados) la nota de su deuda el 27 de abril de 2010. Los mercados caen y los
inversores especulan a la baja, acentuando la tendencia.
El primer ministro Papandreu declaraba el 11 de diciembre de 2009 que: “Los
asalariados no pagarán por esta situación: no procederemos a la congelación
o a una reducción de los salarios. No hemos llegado al poder para
desmantelar el Estado social. No obstante, desde el 18 de marzo de 2010, se
estaba elaborando minuciosamente un plan común UE – BCE – FMI http://www.cadtm.org/Apoyemos-al-pueblo-griego-en-su]
con el acuerdo del PASOK, el partido de Papandreu en el poder, cuya
contrapartida será una cura de austeridad sin precedentes con el fin de
economizar, a costa del pueblo griego, 4.800 millones de euros en marzo de
2010, y luego 30.000 millones más en mayo, de acuerdo a un nuevo plan, con
el objetivo de pagar a los acreedores.
En el menú, la congelación de contratación y reducción de los salarios de
los funcionarios (una fuerte rebaja en las pagas extras, disminución de las
primas, a pesar de una anterior reducción de los salarios decidida en enero
de 2010); congelación de las pensiones; aumento del IVA del 19 % al 23 % —a
pesar de que se trata de un impuesto injusto que afecta en mayor medida a
los más desfavorecidos—; aumento de los impuestos sobre el alcohol y el
tabaco; reducción drástica de los gastos sociales, como el de la Seguridad
Social, etc.. Los derechos sociales se sacrifican en el altar de los
intereses de la “élite tradicional local” y de los gastos militares, el
presupuesto más importante de la UE, respecto a su PIB. La población
reaccionó con fuerza y organizó huelgas generales (los días 10 de febrero,
11 de marzo, 5 de mayo y 20 de mayo de 2010) que ya han paralizado el país
muchas veces.
Los rumanos también salen a la calle
Junto a Bulgaria, Rumanía es uno de los países más pobres de la Unión. En
marzo de 2009, Rumanía obtuvo un préstamo de cerca de 20.000 millones de
euros: 12.900 millones corresponden al FMI, 5.000 millones a la UE, de 1.000
a 1.500 millones al Banco Mundial y el resto a varias instituciones, entre
las que está el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).
A cambio, Bucarest se comprometió a reducir su déficit público del 7,9 % del
PIB en 2009 al 5,9 %, pero al considerar este objetivo no realista, se fija
finalmente en el 6,8 % en 2010. En el menú, más de lo mismo: congelación de
pensiones y de salarios con el mantenimiento del salario mensual mínimo de
600 lei bruto (145 euros), supresión de 100.000 puestos de funcionarios en
2010, o sea, el 7,5 % de los efectivos de la función pública. Allí también
la población se moviliza contra las medidas de austeridad. El 19 de mayo,
más de 60.000 manifestantes se reunieron ante la sede del gobierno en el
momento en que éste reforzaba su programa de ajuste, al anunciar una
reducción del 25 % en el salario de los funcionarios y del 15 % en los
subsidios por desempleo y en las pensiones, cuyo mínimo ya es de 85 euros.
Además, el Gobierno prevé la reducción por decreto de los subsidios a la
familia así como de las ayudas dadas a los discapacitados, a partir del 1 de
junio de 2010. De nuevo es a costa de los más pobres que se quiere pagar la
crisis, mientras que se evita cuidadosamente gravar al capital: el tipo del
impuesto de sociedades ha caído 9 puntos, pasando del 25 % en el año 2000 al
16 % en 2009.
Los islandeses rechazan pagar
Antes de la famosa nube de cenizas volcánicas que paralizó el cielo europeo
durante varios días en 2010, Islandia ya había sido noticia de plena
actualidad por una grave crisis en 2008. El desempleo había pasado del 2% en
octubre de 2008 a 8,2 % en diciembre de 2009. El estado salvó de la quiebra
a los tres principales bancos del país endeudándose enormemente y luego no
pudo asegurar el reembolso a los tenedores británicos y holandeses de sus
títulos. El pueblo islandés se vio exigido a pagar esa deuda mediante la ley
Icesave, adoptada con nocturnidad y alevosía el último día del año 2009 y
apoyada por el FMI, una deuda que había servido para reflotar a los
banqueros culpables.
Después de una gran movilización popular, la ley fue rechazada por más del
73 % de la población en el referéndum de marzo de 2010. Un informe de la SIC
(Special Investigative Commission) presentado en abril ante el parlamento
cuestionó la responsabilidad de algunos dirigentes de los grandes bancos y
de miembros del anterior gobierno, y en particular la del ex primer ministro
en la crisis bancaria de 2008. David Oddsson, que dirigía el Banco Central
en 2008, huyó justo antes de la publicación de ese informe y escapó así de
la justicia de su país.
Cuatro antiguos dirigentes del banco Kaupthing, entre ellos el ex
Presidente-Director General Hreider Mar Sigurdsson fueron arrestados a su
llegada a Luxemburgo donde residían. Sigurdur Einarsson, presidente del
consejo de administración refugiado en Londres, también tiene una orden de
arresto de Interpol. De acuerdo con el FMI, la Unión Europea dicta sus
voluntades a los gobiernos e impone medidas muy impopulares. En noviembre de
2009, el parlamento europeo prestó a Serbia (200 millones de euros), a
Bosnia-Herzegovina (100 millones de euros) a Armenia (65 millones de euros
de préstamo y 35 millones de euros de subvención) y a Georgia ( una
subvención de 46 millones de euros).
Abrumados por la especulación sobre la deuda, antes incluso de que
intervenga el FMI, los Estados toman la iniciativa y se prevén reformas
antisociales en España, en Portugal, en Irlanda, en Italia... En todos lados
estos tratamientos de austeridad estrujan los salarios y preservan al gran
capital responsable de este callejón sin salida capitalista. En todos lados
los pueblos se movilizan y la única esperanza está precisamente allí, en esa
movilización. Es urgente para todos y todas los y las que quieren resistir
eficazmente a la lógica capitalista trabajar por la unificación de estas
luchas.
Jérôme Duval, Damien Millet y Sophie Perchellet
* Texto traducido por Griselda Pinero.
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