Estamos prontos a la inauguración del
Mundial de futbol 2010 en Sudáfrica, vemos como este deporte es tan
relevante para los países latinoamericanos, es de vital importancia, es más
llega a ser el principal deporte muchas veces, mueve a todo un país,
exacerba las nacionalidades, tal como sucede entre argentinos y brasileños,
además en algunos casos un partido de futbol da pie a revanchas históricas,
como es el caso de Argentina e Inglaterra (La guerra en Las Malvinas) o el
de algunos países africanos ex-colonizados contra los países
ex-colonizadores, como El Congo y Francia, etc., en ocasiones se llega a tal
grado que se crean conflictos entre las naciones que disputan un partido de
futbol.
Ejemplo de lo que menciono es el caso entre El Salvador y Honduras en 1969,
cuando después de ganar una serie de partidos, ambas naciones se enfrentaron
para ver quién era el país que representaría a Centroamérica en el Mundial
de México 70.
El primer partido se jugó en Tegucigalpa el 8 de junio, en donde el cuadro
hondureño ganó por la mínima diferencia (1-0), la difusión de la victoria
sobre los salvadoreños no cesó en los medios, no se frenaba el exceso de
chovinismo, lo que provocó que un gran número de aficionados salvadoreños
fueran insultados, además de ser víctimas de burlas por sus defectos
físicos. Por su parte la prensa salvadoreña al enterarse de lo acontecido,
difundió el rumor de que los alimentos consumidos por los jugadores
salvadoreños habían sido adulterados, lo que caldeo los ánimos para el
partido de vuelta en San Salvador.
Días antes al 15 de junio, fecha del encuentro, ocurrieron graves incidentes
en la concentración de los hondureños, pero no tan grave como lo acontecido
durante el partido. El himno y la bandera hondureña fueron objeto de
insultos y profanaciones de todo tipo, además los aficionados hondureños
fueron tratados y molestados de una forma mayor que lo sucedido en
Tegucigalpa. En este encuentro El Salvador se levantó con el triunfo con un
contundente 3-0 sobre la escuadra hondureña, lo que desencadenó una cacería
de inmigrantes salvadoreños, que espantados huían de regreso a su país.
Pocos días después El Salvador dijo que se estaba preparando para la guerra,
se llamo a las reservas, se formaron milicias de apoyo y se difundía la idea
de que estaban comprando armas en el exterior, así como la movilización de
las tropas hacia la frontera hondureña.
El 27 de junio se realizaría un tercer partido de desempate en una cancha
neutral (México), aún cuando un día antes, el 26 de junio, San Salvador
había declarado rotas las relaciones diplomáticas con Tegucigalpa. El
encuentro fue duró, con tintes épicos, pero al final El Salvador se alzó
nuevamente con la victoria 3-2 y represento a Centroamérica en la justa
mundialista.
Repercusiones de la “Guerra del futbol”
Después del triunfo salvadoreño, las cosas se complicaron aún más, El
Salvador acusaba a Honduras de genocidio a sus ciudadanos, mientras que no
cesaban sus amenazas de un ataque militar. Tuvieron que intervenir los
observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), para
intermediar ante la situación tan hostil.
Pero la guerra ya se había declarado cuando desde San Salvador se supo que
la “afrenta” contra sus connacionales se lavaría con la guerra. Y así fue,
cuando el 3 de julio fue derribado un avión hondureño con un proyectil
disparado desde territorio salvadoreño, cerca del territorio hondureño
conocido como El Poy, quienes respondieron con una replica de metralla. La
situación a cada minuto se iba agravando (El Salvador invadió territorio
hondureño y fue detenido por milicias populares, que se habían formado ante
la ineficiencia del ejército regular) hasta que por fin el 18 de julio a las
22:00 hrs. el Consejo de la OEA indujo a firmar una tregua.
La guerra de las Cien Horas y sus repercusiones (las verdaderas causas del
conflicto)
El nombre dado a este acontecimiento ha sido un poco extraordinario, pues ya
que nada tuvo que ver el futbol, por el contrario los intereses eran
meramente económicos. El conflicto entre estas dos naciones duró exactamente
cien horas, por lo que también es conocida esta guerra, como la guerra de
las Cien Horas (inició formalmente el 14 de julio a las 18:00 hrs y finalizó
el 18 del mismo mes a las 22:00 hrs.), que está más acorde con los
verdaderos motivos (ya que el encuentro de futbol, sólo fue una vil
circunstancia) tanto de la burguesía salvadoreña como de la hondureña, como
veremos a continuación.
A diferencia del resto de países centroamericanos El Salvador tenía una
burguesía consolidada, y su desarrollo industrial sólo se igualaba al de
Guatemala, desarrollo que se apoyaba en el mercado de los demás países menos
desarrollados, como Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Estos intereses de las
burguesías salvadoreñas y guatemaltecas conformaron en 1960 el Mercado Común
Centroamericano.
Así dentro de este contexto económico El Salvador convirtió a Honduras en su
más grande y mejor mercado, debido a que éste todavía era agroexportador y
sólo en San Pedro Sula había una pequeña burguesía, que no lograba entrar al
libre mercado. Por lo que el gobierno hondureño ante tal envestida por parte
de la burguesía salvadoreña, empezó por poner restricciones a los productos
salvadoreños, para compensar y equilibrara la situación, así como se impulsó
una Reforma agraria.
Ante esta situación la burguesía salvadoreña se encontró entre la espada y
la pared, por una parte se le cerraban las puertas a su principal mercado y
por la otra los problemas demográficos se recrudecían. Para esas fechas El
Salvador tenía serios problemas de sobrepoblación y desempleo, por lo que
las autoridades militares (que se habían instalado en el poder con el
aplastamiento de la Insurrección campesina de 1932) en alianza con las
autoridades guatemaltecas tenían la idea de anexarse territorio de Belice,
pero no se llevó a cabo dicho plan.
En territorio hondureño en los primeros meses de 1969 los habitantes
invadían las tierras pidiendo se aplicase la Reforma agraria, sin embargo
muchos de los que reclamaban la tierra eran salvadoreños, lo que puso los
pelos de punta a los burgueses hondureños exigiendo al Instituto Nacional
Agrario (INA) que se aplicara el artículo 68, que reserva a los hondureños
por nacimiento el beneficio de atribución de tierras por parte del estado.
Los burgueses y terratenientes representados por la Federación Nacional de
los Agricultores y Ganaderos de Honduras (FENAGH) presionaban al director
del INA para que aplicara tal disposición, es así que por ejemplo en abril
de 1969, 50 familias salvadoreñas fueron despojadas de las tierras que
ocupaban cerca de El Progreso, en el Departamento de Yoro, imagen que se
repitió en al menos otros tres departamentos. Por su parte los despojados
regresaban a territorio salvadoreño, donde no fueron bienvenidos, pues
llegaban para agravar la situación del país.
Como se puede notar lo que realmente impulso el conflicto entre Honduras y
El Salvador no fue el futbol, sino los intereses económicos de ambas
burguesías, por un lado la naciente burguesía hondureña veía un sin fin de
trabas al vivir bajo el yugo de las exportaciones salvadoreñas, pues
atiborraban su mercado con sus mercancías. Por otra parte la burguesía
salvadoreña no quería perder sus privilegios en Honduras ni en el Mercado
Común Centroamericano, pues sus mercancías se vendían un 25% más caro que
fuera del mercado común.
Las repercusiones de la guerra de las cien horas complementan las que más
arriba ya mencione, las guerras siempre arrojan saldos rojos, es decir,
muertos y heridos, además de los daños que causan principalmente a los más
explotados. En éste enfrentamiento hubo entre 250 y 300 muertos y 1,000
heridos por cada ejército, más de 5,000 muertos entre la población civil,
campos de concentración para salvadoreños en Honduras, así como miles fueron
vejados y expulsados de sus tierras, saqueo de poblaciones hondureñas
ocupadas por el ejército salvadoreño, entre muchas más.
Como se pudo observar el futbol fue la gota que derramo el vaso, pero
ciertamente no tuvo nada que ver para el desarrollo de la guerra de la Cien
Horas, más bien fueron los intereses principalmente económicos de ambas
burguesías, solapados por los gobiernos, los que orillaron al enfrentamiento
militar como en otras tantas ocasiones a nivel mundial (la 1ra y 2da Guerra
Mundial, la Guerra Fría, los conflictos en Gaza y Medio Oriente, etc.) y
como también en muchas ocasiones los trabajadores han sido los que han
resentido los efectos de dichas guerras.
¡Proletarios de todo el mundo uníos!
Evert Beltrán
Bloque Popular Juvenil (El Salvador)