Para conmemorar el 60º aniversario de la revolución china de 1949 publicamos
este texto de Ted Grant, fundador de la Corriente Marxista Internacional y
fallecido en el 2006, que fue escrito en enero de 1949, unos meses antes de
la toma del poder en China por el ejército rojo dirigido por Mao Tse Tung.
En él, Ted Grant anticipa brillantemente el curso que seguiría la revolución
china después de la toma del poder por Mao: el establecimiento de un Estado
obrero burocráticamente deformado, el enfrentamiento entre las burocracias
estalinistas de la URSS y China, etc. En los próximos días publicaremos
nuevos trabajos sobre la revolución china de 1949, uno de los acontecimentos
históricos más importantes de la historia mundial.
Con el espectacular avance del Ejército Rojo chino, los diplomáticos del
Departamento de Estado estadounidense y del Foreign Office británico están
discutiendo seriamente la posibilidad del colapso total del régimen de
Chiang Kai-Shek. Toda la prensa capitalista escribe artículos sombríos sobre
la perspectiva de que el norte de China, pasando por el centro hasta el
Yangtse, caiga bajo el dominio estalinista.
En tres años hemos tenido el colapso del imperialismo japonés, el Ejército
Rojo ha conquistado Manchuria y la mayor parte del norte de China. La
capital china, Nanking, junto a la ciudad más rica de China, Shangai, que
cuenta con una población de cinco millones de personas, están cayendo
rápidamente bajo el dominio del Ejército Rojo. El territorio que dominan ya
los estalinistas tiene una población superior a los 170 millones de
personas.
Los capitalistas británicos, con unas inversiones en China que ascienden a
450 millones de libras, están consternados ante la perspectiva de perder
este terreno de inversión tan lucrativo. El imperialismo estadounidense,
cuya esfera de influencia china decayó con el despertar de otras potencias
imperialistas durante la guerra, ha dado al gobierno del Kuomintang una
ayuda valorada en 3.000 millones de dólares, un intento inútil de
salvaguardar China para la explotación imperialista.
Pero los imperialistas estadounidenses ahora se dan cuenta de que conceder
más ayudas simplemente significa tirar el dinero. Con todas las ventajas y
técnicas militares a su favor, en las primeras etapas de la guerra civil que
siguió a la guerra mundial, el Kuomintang ha sufrido una derrota tras otra.
El régimen del Kuomintang, bajo el dominio dictatorial de Chiang Kai-Shek,
representa a los terratenientes feudales y a los capitalistas. Está
controlado por una camarilla militar completamente corrupta que oprime a los
trabajadores y campesinos, y que al mismo tiempo saquea a sus maestros.
Chiang Kai-Shek llegó al poder después de la derrota de la revolución china
de 1925-27, donde jugó el papel de principal carnicero de la clase obrera.
Lo consiguió gracias a la política de Stalin y Bujarin, y a la dirección del
Partido Comunista Chino. Su política entonces fue la de formar un bloque con
los terratenientes, capitalistas y señores de la guerra feudales chinos,
supuestamente para defender la lucha contra el imperialismo. En
consecuencia, sabotearon los intentos de tomar las fábricas de los
trabajadores y los intentos de los campesinos de ocupar las tierras. Un
ministro de trabajo "comunista" saboteó las huelgas y castigó a los
huelguistas. Un ministro de agricultura "comunista" ordenó disparar a los
campesinos que intentaban tomar la tierra.
La Internacional Comunista aceptó la entrada del Kuomintang capitalista como
sección simpatizante. En La Tercera Internacional después de Lenin, Trotsky
en una nota explica el papel de los estalinistas:
"La Internacional Comunista aceptó la entrada del Kuomintang como partido
simpatizante a principios de 1926, aprobado por el Politburó del PCUS, con
el único voto disidente de Trotsky. Hu Han-min, el dirigente de derechas del
Kuomintang, participó en el Sexto Pleno de la ECCI, en febrero de 1926, como
delegado fraternal del Kuomintang. Shao Ki-tze, un secuaz de Chiang Kai-Shek,
asistió como delegado fraternal al Séptimo Pleno, ECCI, noviembre de 1926.
(Minutes. Edición alemana. pp. 403f. Londres. 1936).
El 21 y 22 de marzo de 1927 los trabajadores de Shangai tomaron la ciudad.
Chiang inmediatamente comenzó los preparativos para masacrarles. Conspiró
con los imperialistas para aplastar a los trabajadores.
En lugar de preparar la lucha, los estalinistas apoyaron plenamente a
Chiang. El órgano oficial de la Comintern, International Press
Correspondence, edición francesa, 23 de marzo de 1927 página 443 decía:
"Lejos de dividir, como dicen los imperialistas, el Kuomintang sólo ha
fortalecido sus filas".
El 30 de marzo escribían:
"Por ahora está completamente excluida una escisión en el Kuomintang y las
hostilidades entre el proletariado de Shangai y los soldados revolucionarios
ya que el propio Chiang Kai-Shek ha declarado que acataría las decisiones
del partido... Un revolucionario como Chiang Kai-Shek no descansará, como
les gustaría creer a los imperialistas, hasta llegar a Chang Tao-lin (el
norte militarista) para luchar por el movimiento de emancipación...".
Chiang empezó a organizar un golpe, masacró a la flor y nata de los
trabajadores, ilegalizó los sindicatos, las organizaciones campesinas, el
Partido Comunista y privó a las masas de todos sus derechos.
Las masas fueron completamente derrotadas y los remanentes de la dirección
china del Partido Comunista huyeron a las zonas campesinas, y ahí intentaron
organizar una guerra campesina.
El ejército campesino
La lucha guerrillera vomitó dirigentes con un genio militar notable. Mao Tse
Tung, Chu The1 y otros, consiguieron escapar de las poderosas fuerzas
militares que el Kuomintang había lanzado tras ellos. A pesar de la línea
política equivocada que llevó a desastres sucesivos, en una de las hazañas
militares más destacadas de la historia mundial, Mao dirigió desde el centro
y sur de China una retirada de 6.000 millas hacia las montañas próximas a
Yenan, donde se creó una república "soviética". Allí, a pesar de todos los
esfuerzos del régimen de Chiang por expulsarles, consiguieron mantenerse y
repeler un ataque tras otro. El secreto de su éxito fue la división de la
tierra entre los campesinos de esta pequeña región que contaba con una
población de diez millones de personas.
En el período entreguerras el régimen de Chiang acumuló cada vez más cargas
sobre los hombros de los trabajadores y campesinos. En algunas zonas los
funcionarios locales corruptos cobraban impuestos a los campesinos con
ochenta años de anticipación.
Había un despilfarro constante de riqueza en gastos militares y el débil
régimen del Kuomintang demostró ser incapaz de llevar a cabo una lucha
revolucionaria contra las incursiones del imperialismo japonés.
El régimen de Chiang se dedicó a implantar una política de terror y robo. En
dos décadas degeneró completamente de arriba a abajo y perdió prácticamente
la mayor parte del apoyo que tenía entre la clase media.
Después del colapso de Japón, con cierta ayuda del Ejército Rojo en
Manchuria que ayudó a los estalinistas a capturar las municiones japonesas,
una gran parte de Manchuria y del norte cayó en manos de los estalinistas.
El Ejército Rojo chino había llevado a cabo una guerra de guerrillas contra
el militarismo japonés durante la guerra y después del colapso japonés se
quedó en una posición estratégica para capturar algunas zonas del país.
Incluso durante la guerra la principal preocupación de Chiang era el peligro
social en casa -cómo ocuparse de los estalinistas y los trabajadores, no
estaba claro que Japón cayera derrotado y es bastante probable que hubiera
capitulado y llegado a un compromiso con el imperialismo japonés.
Un régimen moribundo
El imperialismo estadounidense ayudó a Chiang con municiones y otros
suministros, incluso con la intervención militar directa en el trasporte de
tropas del Kuomintang a Manchuria y el norte de China, en concreto la flota
y fuerza aérea estadounidenses. Chiang al principio consiguió algunos
éxitos, pero todo fue en vano. Estaba al mando de un régimen moribundo más
arcaico que incluso el régimen zarista ruso. El régimen estaba tan
corrompido que una gran parte de los suministros eran vendidos por los
funcionarios a los ejércitos estalinistas a cambio de oro, los ministros y
funcionarios del gobierno de Chiang se quedaban con una gran parte de los
dólares que EEUU enviaba para la guerra. Sólo una pequeña parte de los
suministros y municiones llegaban a las tropas nacionalistas que se
encontraban en el frente.
Los oficiales del ejército intrigaban entre sí, como ocurre en todos los
regímenes condenados. Chiang, por ejemplo, privó de municiones al general Fu
Tso Yi, el único general destacado que realmente tenía capacidad en el
ejército nacionalista, por temor a que pudiera sustituirle. A los generales
les superó la estrategia y las tácticas del Ejército Rojo.
Las cuestiones sociales
Sin embargo, la razón principal para la victoria de los estalinistas chinos
en seguida las abordó Mao Tse Tung: las cuestiones sociales. La "tierra para
los campesinos", como en la Revolución Rusa, fue el toque de difuntos para
los terratenientes feudales y su régimen corrupto. En gran medida los
estalinistas chinos han realizado una revolución agraria. Esa es la
diferencia significativa entre la lucha de 1927 y la actual. Esta cuestión
es la responsable del desvanecimiento de los ejércitos que Chiang intentó
utilizar para aplastar la rebelión agraria. Los ejércitos de Chiang estaban
formados por campesinos -en realidad los campesinos más pobres- que no
tenían dinero suficiente para escapar del servicio militar sobornando a los
oficiales.
Incluso el News Chronicle (11/12/1948) tiene que admitir lo siguiente:
"Existente descontento entre las filas del ejército nacionalista. Los
soldados rasos de Chiang reciben cinco peniques al mes.
En algunas aldeas a los reclutas se les ata en el camino que va hacia los
barracones y cuando viajan en tren las puertas de los vagones están selladas
para que no puedan escapar".
Naturalmente desertaban con sus armas y cuando se encontraban con el
programa agrario de los estalinistas desertaban divisiones militares
enteras.
El programa agrario estalinista
En la conferencia nacional agraria del Partido Comunista Chino celebrada el
13 de septiembre de 1947 se propuso una ley agraria que incluía los
siguientes puntos:
"Artículo 1º. Abolición del sistema agrario de explotación feudal y
semifeudal. Se establece el sistema agrario de ‘tierra para el campesino'.
Artículo 2º. Abolición de los derechos de propiedad de la tierra de todos
los terratenientes.
Artículo 3º. Abolición de los derechos de propiedad de la tierra de todos
los santuarios ancestrales, templos, monasterios, escuelas, instituciones y
organizaciones.
Artículo 4º. Cancelación de todas las deudas contraídas en el campo antes de
la reforma del sistema agrario".
El artículo 10º afectaba directamente a los soldados e incluso a los
oficiales del Kuomintang y dice lo siguiente:
"Sección c. A todo el personal de los Ejércitos Populares de Liberación,
gobiernos democráticos y a todas las organizaciones populares que vivan en
el campo se les entregará tierras y propiedades equivalentes a la que tienen
los campesinos y sus familias.
Sección d. Los terratenientes y sus familias recibirán tierra y propiedades
equivalentes a la que tienen los campesinos.
Sección e. Las familias de los oficiales y soldados del Kuomintang,
militantes del Partido Kuomintang y otro personal enemigo que vivan en las
zonas rurales, recibirán tierra y propiedades equivalentes a las de un
campesino".
Uno de los hechos más destacados de la situación china es la relativa
pasividad de la clase obrera. Es verdad que como resultado del colapso de
los ejércitos de Chiang estallaron huelgas en las grandes ciudades: Shangai,
Cantón, Hankow y Nanking, a pesar de las condiciones represivas. Sin
embargo, está claro que cuando los estalinistas avancen hacia las grandes
ciudades del Yangtse, los trabajadores, debido a la ausencia de una
alternativa de masas, sólo podrán reunirse alrededor de su bandera. Los
trabajadores nunca apoyarán al régimen de Chiang Kai Shek.
Todo trabajador socialista apoyará con entusiasmo la destrucción del
capitalismo feudal en esta importante zona de Asia, incluso aunque se lleve
a cabo bajo la dirección del estalinismo. Sus implicaciones a largo plazo
son tan importantes como la propia Revolución de Octubre. No se puede hacer
un análisis mejor del cuadro sombrío al que se enfrenta la clase capitalista
mundial que el realizado por la editorial del periódico The Times (10 de
noviembre de 1948):
"En el mejor de los casos sólo anuncia una cosa (en ese momento los
nacionalistas controlaban Hsuchow pero después cayó), después de meses de
conquistas la correlación de fuerzas militar, industrial e ideológica han
cambiado hacia el lado comunista. Su control de grandes zonas del norte y el
centro de China tiene un significado mucho más profundo que la invasión
japonesa de hace diez años, los comunistas -ayudados por Rusia porque eran y
son marxistas- han armado y organizado a las fuerzas revolucionarias
nativas. En cuanto a su inmensidad y alcance también es probable el actual
levantamiento tenga consecuencias comparables a las que tuvo la Revolución
Rusa de 1917. Cuanto mayor sea el éxito de los comunistas chinos mayor será
su influencia y mejor será el momento para tener un éxito importante. Los
largamente acariciados planes soviéticos de trasladar a los millones de
campesinos atrasados de Asia a la zona que abarca desde el Oder a Sakhalin
recibirían un gran impulso.
... Pueden agitar al campesinado utilizando sus divisiones y han conseguido
ganar el apoyo del campesinado expropiando a los terratenientes y
distribuyendo la tierra. Cuanto más prosperen las reformas agrícolas de los
comunistas obviamente menos tendrán que recurrir a las grandes ciudades para
la alimentación; la comida se encuentra fundamentalmente en las zonas
rurales.
En algunas regiones se ha ejecutado o encarcelado a aquellos oficiales que
son anticomunistas; en otras se ha mostrado tolerancia con los pequeños
cambios de la forma tradicional de vida. Los empresarios sólo han tenido la
elección de quedarse o abandonar. Esta muestra de tolerancia parece ser la
política de Mao Tse Tung, un dirigente comunista muy astuto. Sus escritos y
discursos le presentan como un marxista inquebrantable, pero hay que
reconocer que el análisis de Marx sobre las posibilidades de la revolución
en la Europa industrial del pasado siglo no se puede aplicar estrictamente
en el estado agrícola o primitivo en el que se encuentra la mayor parte de
China. Parece haber decidido alcanzar su objetivo comunista en dos etapas.
La primera debe ser un sistema de relativo libre comercio, similar a la
Nueva Política Económica que Lenin introdujo después del fracaso inicial del
comunismo militante en Rusia. Él pretende encontrarse ahora en esta etapa y
espera, con éxito, no sólo ganar a los campesinos, sino también mitigar los
temores de muchos habitantes de las ciudades. En segundo lugar, cuando la
primera etapa se haya cumplido, pretende dar un paso más hacia el socialismo
marxista".
Las referencias al marxismo y la política comunista de Mao son por supuesto
falsas. La política del estalinismo en Rusia, Europa del Este y China ha
sido etiquetada de marxista por los actuales periodistas capitalistas. Pero
se trata de una perversión del marxismo. Sin embargo para The Times parece
que la táctica de los estalinistas chinos será similar a la utilizada por
los estalinistas en Europa del Este.
Dos caras de la misma moneda
Al mismo tiempo que se apoya la destrucción del feudalismo en China, hay que
insistir en que debido a la dirección de los estalinistas de este proceso
sólo una saldrá horrible caricatura de la concepción marxista. No es una
verdadera democracia, sino un régimen totalitario tan brutal como el de
Chiang Kai Shek. Como ha ocurrido con los regímenes de Europa del Este, Mao
verá en Rusia a su modelo. Sin duda, conseguirá un tremendo avance
económico. Pero las masas, tanto obreras como campesinas, serán esclavizadas
por la burocracia.
Los estalinistas están incorporando a su régimen a militaristas ex-feudales,
elementos capitalistas y oficialidad burocrática de las ciudades que
ocuparán puestos de privilegio y poder.
Sobra la base de una economía atrasada la diferenciación a gran escala entre
los campesinos (como después de la Revolución Rusa durante el período de la
NEP), ayudada por el fracaso de la nacionalización de la tierra, los
elementos capitalistas presentes en el comercio e incluso en la industria
ligera, podrían servir de base para la contrarrevolución capitalista. Se
debe tener en cuenta que en China, debido a su mayor atraso, el proletariado
es más débil con relación al campesinado que en Rusia durante la NEP.
Incluso en Checoslovaquia y otros países de Europa del Este, donde los
elementos capitalistas eran relativamente más débiles, el peligro de giro
capitalista existió durante un tiempo. El hecho de que los trabajadores y
los campesinos no tengan ningún control democrático y que la tiranía
totalitaria se haya impuesto a la barbarie asiática y crueldades del antiguo
régimen, provoca la existencia de esta posibilidad. Sin embargo, parece
probable que los elementos capitalistas sean derrotados debido a la
tendencia histórica a la decadencia del capitalismo mundial. La impotencia
del imperialismo mundial se puede ver en que mientras intervino directamente
contra la Revolución China de 1925-27, hoy ve impotente el colapso del
régimen de Chiang.
Sin embargo, es bastante probable que Stalin tenga en sus manos a un nuevo
Tito. Los comentaristas capitalistas astutos ya están especulando sobre esta
posibilidad, aunque sólo les proporcione un gélido alivio. Mao tendrá una
base poderosa en China, con sus 450-500 millones de habitantes y sus
recursos potenciales, y con el apoyo indudable de las masas con el que
contará su régimen en las primeras etapas. Así que los nuevos conflictos y
enfrentamientos serán de ayuda para que la clase obrera mundial comprenda la
verdadera naturaleza del estalinismo.
Ted Grant
Enero 1949
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NOTAS
1.- Chu Teh se unió al PC chino (PCCh) en 1922. Sus fuerzas militares se
unieron con las de Mao Tse Tung en 1928. Chu se convirtió en el principal
líder militar del PCCh en marzo y la guerra civil contra Japón.