Los acontecimientos sociales, económicos y políticos que están teniendo
lugar en Grecia son de extraordinaria importancia para la clase obrera del
Estado español, de Europa y de todo el mundo. Los salvajes ataques contra
los trabajadores griegos representan una muestra anticipada del amplio plan
de recortes sociales y de derechos que se cierne sobre el conjunto de los
trabajadores europeos. Del mismo modo, la respuesta contundente de la clase
obrera y la juventud griega a través de huelgas generales, manifestaciones y
acciones de masas, demuestra que existe una clara determinación a luchar y
que éste es el único camino posible para hacer frente a los planes de la
burguesía.
El plan de rescate de la economía griega se ha presentado como un ejemplo de
la "solidaridad europea". Este supuesto altruismo es una manifestación
obscena de hipocresía y un insulto al conjunto de los trabajadores. En
realidad, el plan de "ayuda" sólo persigue un fin: salvaguardar los
intereses de la banca europea a costa de que el nivel de vida de los
trabajadores griegos retroceda décadas. Frente a las mentiras de los
gobiernos de la UE, hay que subrayar que el conjunto de la clase obrera de
los de países que participan del plan serán también los que pagarán, con
graves recortes sociales, esta nueva inyección de dinero público que irá a
parar a las cajas fuertes de los banqueros. Además, lejos de ser una
solución a los problemas de la economía griega esta medida la empujará con
más fuerza en una espiral descendente de crisis y estancamiento.
El 2 de mayo pasado, el gobierno griego encabezado por Papandreu (PASOK)
llegó a un acuerdo con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) para recibir un préstamo de 110.000 millones de euros en
tres años (80.000 millones aportados por la UE y 30.000 millones por el
FMI). Pero este dinero no irá al pueblo de Grecia. Esta montaña de millones
se dedicará a garantizar que el Estado griego paga los altos tipos de
interés que los bancos europeos le reclaman por financiar su "deuda
pública". Es decir, los trabajadores, los pensionistas, la juventud de
Grecia, igual que la del resto de Europa, tendremos que ser víctimas de
recortes brutales en nuestras condiciones de vida para que la gran banca
siga obteniendo beneficios insultantes. Los mismos que han provocado la
virulencia de esta crisis, que se han llenado los bolsillos con millones de
euros de ayudas públicas ahora, con el beneplácito de los gobiernos, hunden
a toda la sociedad en una espiral de paro masivo y recortes sociales sin
precedentes. Esta es la cara real del sistema capitalista. Un sistema
reaccionario y en decadencia que debe ser barrido.
El plan de ajuste
Para recibir este préstamo y seguir pagando a la banca europea, el gobierno
de Papandreu se ha comprometido a aprobar un plan de ajuste salvaje, que se
suma a los tres anteriores. Pretende llevar a cabo un recorte presupuestario
de 30.000 millones de euros en los próximos tres años para reducir el
déficit público del actual 13,6% del PIB al 3% del PIB en 2014. De forma
inmediata, para el año 2010, quieren dejarlo en poco más del 8%. Para ello
se va a aplicar la receta clásica del FMI: recortes en los gastos sociales y
en los derechos laborales, privatizaciones, etc. Estamos viendo en el
corazón de Europa las mismas medidas que se adoptaron en la década de los 80
y 90 del siglo pasado en América Latina y que fueron la antesala de un
tremendo giro social a la izquierda y de procesos revolucionarios en muchos
de esos países.
Concretamente, el paquete de medidas que el parlamento ha aprobado el jueves
6 de mayo, mientras miles de griegos protestaban frente a él, incluye:
- Aumento de un 10% de los impuestos al tabaco, alcohol, carburantes,...
- Un incremento del IVA hasta el 23% (desde el 21% actual, que fue aumentado
ya en marzo), a partir del 1 de julio.
- Congelación salarial durante tres años y eliminación de las pagas extras y
complementos a los trabajadores del sector público, en el que se paralizará
la contratación. Todo esto supondrá una disminución efectiva del salario en
torno al 30%, un auténtico atraco a mano armada.
- Aumento de la edad mínima de jubilación. Recorte de las pensiones y nuevo
sistema de cálculo, ampliándolo a toda la vida laboral, aumento de los años
necesarios de cotización (de 37 a 40) para obtener la pensión máxima.
Introducción de planes privados de pensiones, ya que la cantidad aportada
por el Estado se reducirá drásticamente. Los sindicatos han calculado el
recorte de las pensiones entre un 30% y un 50%.
- Reforma del mercado laboral para facilitar y abaratar el despido. Se
permitirá aumentar del 2% al 4% el número de despidos legales al mes en el
sector privado. El FMI presiona para que se proceda al despido de 200.000
trabajadores en el sector privado.
- El Estado tiene que vender las empresas públicas o reducir sustancialmente
su presencia en ellas. Además, se liberalizará el sector de la energía y el
transporte.
- Reducción del número de administraciones locales de 1.300 a 340 para
ahorrar costes.
Se está barajando, también la ampliación de la jornada laboral.
La huelga general del 5 de mayo. La clase obrera griega muestra el camino
La huelga general del día 5 de mayo, que unificó a los trabajadores del
sector estatal y el privado, fue la respuesta contundente e inmediata a esta
brutal agresión a las condiciones de vida y laborales de la población
griega. La huelga del 5 de mayo, que es la cuarta huelga general convocada
por los principales sindicatos desde el mes de febrero, fue un éxito
histórico. Este día tuvieron lugar las protestas más amplias desde que se
inició el movimiento en diciembre pasado, con una manifestación
multitudinaria, de entre 150.000 y 200.000 personas en las calles de Atenas,
que se reprodujeron en importantes ciudades del país como Salónica, Patras,
y decenas más.
La confederación sindical del sector privado, GSEE, confirmó que hubo un
seguimiento del paro de más del 80%, en una demostración de fuerza de los
trabajadores de todos los sectores: trenes, aviones, ferries, autobuses,
metro, que sólo funcionó para permitir que la gente se desplazara a las
manifestaciones, profesores (3 días en huelga), basureros, pensionistas,
empleados de banca, trabajadores de la construcción, médicos, trabajadores
industriales, abogados, periodistas (huelga de 24 horas), también se sumaron
los controladores aéreos. El éxito de la huelga es incuestionable.
A lo largo de la semana, ya se habían sucedido distintas marchas y
protestas. El lunes 3 de mayo un grupo de profesores ocupó un canal de
televisión e interrumpieron el principal telediario de la televisión estatal
NET para leer un comunicado denunciando los recortes del gobierno; el martes
4, miles de trabajadores del sector público y estudiantes se manifestaron en
las principales ciudades e incluso, 150 miembros de las Fuerzas Armadas
marcharon en silencio contra la supresión de las pagas y complementos a los
funcionarios. Las manifestaciones del 1º de Mayo también estuvieron marcadas
por el rechazo frontal de la población a este plan de hundimiento aprobado
por la UE y el FMI.
Es evidente que el ambiente de lucha que se vive en Grecia está en ascenso.
Según diferentes sondeos, el 80% de la población cree que los próximos meses
serán de mayor conflictividad social. De hecho, Ilias Iliopoulos, secretario
general del sindicato del sector público, ADEDY, ya ha anunciado que se
convocarán más huelgas en mayo.
Los manifestantes y la mayoría de la sociedad griega tienen clara conciencia
de que se trata de un enfrentamiento frontal entre clases. En las consignas
que se gritan en las huelgas y manifestaciones, en las declaraciones de la
gente y en la de los propios dirigentes sindicales esta idea es muy
explícita. En las crónicas periodísticas de la huelga del 5 de mayo se
pueden encontrar numerosos testimonios. El ambiente de polarización social
es tan grande que incluso el dueño de un quiosco, Raklis Volter, fue a la
esencia del conflicto al decir: "Estas medidas están matando a la gente.
Estamos al borde de la guerra, una guerra entre ricos y pobres". Andreas, un
trabajador del servicio municipal de limpieza del ayuntamiento de Atenas,
dijo: "Esto es la guerra. ¿O es que alguien se pensaba que íbamos a
permanecer de brazos cruzados mientras pisotean nuestros derechos como
trabajadores y dejan a nuestras familias en la ruina?". Un profesor de 31
años afirmó también: "La crisis no es culpa nuestra. Es culpa de las grandes
empresas, así que les reclamen el dinero a ellas. Nosotros seguiremos
manifestándonos y haciendo huelgas hasta que el gobierno de marcha atrás".
La manifestación de Atenas, que terminó en el Parlamento al grito de
"ladrones" y "mentirosos" contra los parlamentarios que están apoyando las
medidas de la UE, del FMI y el gobierno, revelan hasta qué punto se ha
desplomado la autoridad de las instituciones capitalistas ante la mayoría de
la población. "¡Nunca, nunca pagaremos por la UE y el FMI!", "Fuera la UE y
el FMI"; en misma línea en las manifestaciones de este 1º de Mayo se
gritaba: "Fuera la Junta del FMI!", en referencia a la dictadura militar que
gobernó Grecia desde 1967 a 1974).
Manipulación de la prensa
La prensa burguesa, como no cabía esperar otra cosa, en lugar de destacar el
masivo seguimiento de la huelga, el carácter multitudinario de las
manifestaciones y la clara conciencia de los trabajadores griegos de llevar
este combate hasta el final, han transmitido una imagen de violencia ciega y
caos con el fin de confundir y desacreditar la lucha los trabajadores
griegos y sus organizaciones. Si ayer numerosos medios de comunicación
atizaban los prejuicios chovinistas contra el pueblo griego, hoy tratan de
presentarlo como violento. Para los medios de comunicación de la burguesía
el objetivo es claro: evitar que esta movilización histórica impacte en la
conciencia de los trabajadores de toda Europa y prenda su ejemplo, en un
momento crítico en que, a diferentes ritmos, todos los gobiernos están
poniendo en marcha duros planes de ataque.
Con el fin de desprestigiar la lucha, como siempre, se basan en acciones
totalmente minoritarias, protagonizada por grupúsculos semilúmpenes, como
han denunciado dirigentes del KKE (Partido Comunista Griego) o,
directamente, por provocadores de la policía.
Lamentablemente, en la jornada de huelga murieron tres trabajadores,
asfixiados en un incendio tras el lanzamiento de un cóctel molotov. De forma
escandalosa, la prensa no ha tenido ningún inconveniente en vincular estas
muertes a los manifestantes. El gobierno de Papandreu también ha utilizado
estos acontecimientos para justificar más medidas represivas. Sin embargo,
la responsabilidad de estas muertes, como está saliendo a la luz, hay que
buscarla en la actitud provocadora y esquirola de los propietarios de la
entidad bancaria. Como denunció uno de los empleados del Banco Marfin donde
tuvo lugar la tragedia, el edificio no reunía las más mínimas condiciones
para hacer frente a un incendio y "la directiva ha prohibido estrictamente a
sus empleados abandonar la oficina hoy [día de la huelga], incluso aunque
ellos habían pedido hacerlo desde primera hora de la mañana, forzaron a los
empleados a cerrar las puertas (...) el edificio tenía que estar cerrado
todo el día. También bloquearon el acceso a internet para evitar que los
empleados se comunicasen con el exterior". La denuncia de este trabajador
concluía de forma contundente: "Mis compañeros perdieron sus vidas por la
malicia del Banco Marfin y del señor Vgenopoulos (uno de los principales
capitalistas del país), en particular, que afirmó explícitamente que
cualquiera que no fuese a trabajar hoy [por el 5 de mayo] no debía
preocuparse por venir mañana".
Mientras los medios de comunicación capitalistas no paran de hablar de la
violencia de los manifestantes, obvian el hecho incontestable de que
precisamente en Grecia, la actuación policial siempre se ha caracterizado
por su brutalidad y violencia extrema, como se pudo comprobar con el
asesinato por la policía, el 6 de diciembre de 2008 del joven de 15 años
Alexandros Grigorópulos, que desencadenó una importante revuelta entre la
juventud.
Campaña contra los trabajadores griegos
Además de lanzar la cortina de humo de la "violencia" la prensa también se
ha encargado de desprestigiar a los trabajadores griegos intentando
adjudicarles una imagen falsa de despilfarradores, holgazanes, poco
responsables, poco trabajadores y que les gusta vivir a costa del Estado.
Esta campaña tiene un doble objetivo; por un lado culpabilizar a la clase
trabajadora de la crisis y así justificar las medidas capitalistas que ahora
se están tomando; y otra mucho más sutil: alimentar prejuicios chovinistas
entre los trabajadores europeos, acusando falsamente a la clase obrera
griega de consumir los recursos económicos de Europa cuando también en la
mayoría de los países hay una severa crisis. Esta forma indecente, mentirosa
e hipócrita de presentar unos hechos que son justamente al revés, buscan
contrarrestar las simpatías que despierta la lucha de los trabajadores
griegos y desvincularla de los problemas que los trabajadores sufrimos en
cada uno de nuestros países. En el fondo, es una muestra del miedo que le
produce a la clase dominante que la pólvora de la rebelión griega se
extienda a Europa.
La realidad dista mucho del cuadro pintado por los grandes medios de
comunicación. Los trabajadores griegos tienen una jornada laboral media de
42 horas semanales (UE-27 es de 40,3h, y en la zona euro 40h.), el salario
medio bruto al mes en Grecia está en ¡803 euros! Los planes de austeridad
impuestos anteriormente a esta crisis, han logrado que los salarios reales
en el sector privado se mantengan al nivel de 1984. La pensión media de los
jubilados es de 750 euros al mes. De los más de 4,5 millones de trabajadores
en 2009, más de 1 millón trabajan sin ningún tipo de protección social. Los
funcionarios, según ADEDY, han visto disminuir sus ingresos desde 1990 en un
30%.
Lo que no dice el gobierno de Papandreu, ni la UE o el FMI, y tampoco
destacan los medios de comunicación, es que según datos del Banco Central de
Grecia en tan sólo un par de meses el país ha sufrido una huída de capitales
por valor de 9.000 millones de euros y, lo más escandaloso, que su gobierno
pretende facilitar la repatriación de esos capitales, eliminando la
obligación de justificar el origen del dinero y reduciendo a la mitad el
recargo por depósitos bancarios. Es decir, el gobierno del PASOK concede una
amnistía general a los grandes capitales que defraudan impunemente, mientras
se ceba en atacar a las familias trabajadoras. Todo eso es una prueba más de
que el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores no sirve
para evitar la crisis, cuya responsabilidad es única y exclusivamente del
sistema capitalista, de los grandes empresarios, de los monopolios y la
banca.
Transformar las huelgas y movilizaciones en una lucha por el socialismo, con
un programa de clase y anticapitalista
La crisis económica, social y política griega no ha hecho más que empezar.
Efectivamente, como dijo Ilias Iliópulos, secretario general del sindicato
ADEDY, las medidas de ajuste "traerán una explosión social, la recesión y un
estancamiento de la economía". Las previsiones hablan ya de una caída del 4%
del PIB para este año y casi del 3% para 2011, que se añaden a la caída del
2% experimentada en 2009. Esas medidas echarán más lastre a la economía,
aunque realmente el problema de fondo no es el ajuste en sí. La pesadilla
que estamos viviendo es la consecuencia lógica de un sistema capitalista en
declive, donde el capital financiero ejerce su dictadura con total
impunidad. Un sistema incapaz de satisfacer las necesidades más elementales
de la inmensa mayoría de la población y de evitar situaciones de crisis con
consecuencias dramáticas.
La crisis de la deuda griega también ha reavivado las tensiones entre las
diferentes burguesías nacionales, señalando los límites del proceso de
unificación europea sobre bases capitalistas en un contexto de crisis. Los
trabajadores no podemos esperar nada de una Unión Europea sobre bases
capitalistas. Pero el problema es que mientras siga existiendo el
capitalismo, dentro o fuera de la UE los ataques contra la clase obrera
continuarán.
Es una realidad que el proceso de unificación europea no ha podido acabar
con los intereses particulares de cada burguesía nacional, y que el choque
entre los distintos intereses nacionales agrava la crisis capitalista cuyas
consecuencias acabamos pagando los trabajadores de todos los países de
Europa. La única salida a la crisis de la UE es la lucha por una Europa
socialista, por la transformación socialista de la sociedad mediante la
expropiación de la banca y los monopolios. Hay una alternativa a la crisis
del capitalismo si terminamos con la dictadura del capital financiero. Con
el control democrático de los trabajadores y sus organizaciones sobre los
medios de producción, liberando las fuerzas productivas de los intereses
egoístas de cada burguesía nacional, se podría avanzar en un genuino proceso
de unificación europea en beneficio de la mayoría. Así se podría crear
empleo, defender una sanidad y educación pública y servicios sociales de
calidad y aumentar el nivel de vida de los trabajadores.
El grado de radicalización política de los trabajadores griegos, que ya ha
alcanzado un nivel muy alto, seguirá profundizándose y englobando a sectores
cada vez más amplios de la población. Su disposición a la lucha, su arrojo y
valentía en las calles supone la mejor prueba de que una salida socialista a
la crisis del capitalismo es perfectamente posible. Y este proceso no se
detendrá por el hecho de que el plan de recortes se apruebe y se empiece a
poner en marcha.
El gobierno del PASOK, formado después de una victoria electoral
arrolladora, de que millones de trabajadores y jóvenes que habían
protagonizado un profundo y prolongado movimiento contra el odiado gobierno
de la derecha depositaran sus esperanzas en él, está traicionando
abiertamente a su base social. En vez de aceptar los planes impuestos por el
FMI, Papandreu sí tenía la posibilidad de optar por otra vía. En primer
lugar, rechazar el pago de la deuda a la banca, que se está aprovechando
como una auténtica sanguijuela del dinero público, y nacionalizar la banca
griega. Paralelamente, el gobierno del PASOK se tendría que haber basado en
la fuerza de la clase obrera griega para resistir el contraataque de los
capitalistas, y al mismo tiempo hacer un llamamiento al conjunto de los
trabajadores europeos a seguir el mismo camino. Lo que ha impedido a
Papandreu optar por una vía genuinamente socialista, son los vínculos que
Papandreu y la cúpula del PASOK mantienen con el gran capital y la creencia
de que el capitalismo es el único sistema posible. Lo que ocurre en Grecia
revela también la bancarrota total de la socialdemocracia, incapaz de
defender los intereses de la mayoría con su "realismo" político.
Esta crisis no es un simple paréntesis sino que forma parte de un nuevo
periodo histórico. En las actuales circunstancias, la existencia del
capitalismo es incompatible con las ventajas sociales que se conquistaron
después de la Segunda Guerra Mundial, y que permitió un sector de la clase
trabajadora del mundo capitalista desarrollado disfrutar de condiciones de
vida semicivilizadas. La crisis griega escenifica el fin definitivo del
"estado del bienestar" en Europa. La verdadera disyuntiva es la siguiente: o
capitalismo y su lógica devastadora para la mayoría de la sociedad, o un
sistema socialista, basado en la nacionalización de la banca, de los grandes
monopolios y consorcios capitalistas, para planificar la economía de manera
democrática bajo control obrero. No hay términos medios, no hay "capitalismo
de rostro humano". A través de su propia experiencia los trabajadores
griegos y del resto de Europa sacarán la conclusión de que es necesario un
cambio más profundo, y que la lucha actual debe vincularse a un programa de
transformación socialista de la sociedad.
La deuda griega es un pequeño exponente de una enfermedad extendida a toda
Europa y a la gran mayoría de países capitalistas del mundo, anclados en un
profundo estancamiento económico y con niveles históricos de deuda. La
posibilidad de que la crisis de la deuda se extienda a otros países como
Portugal, Irlanda, Italia o Estado español es real. Se insiste mucho en que
la deuda del Estado español es más baja que la media de la UE, sin embargo,
lo que apenas se ventila es la elevadísima deuda privada, de empresas,
bancos y familias. De hecho, la suma de la deuda pública y privada supone el
350% del PIB.
En el Estado español, los dirigentes de CCOO y UGT han hecho público un
comunicado a favor de la huelga general en Grecia. Sin embargo, esta
posición es totalmente contradictoria con la práctica sindical que están
desarrollando, cuando se ponen como objetivo central llegar a un acuerdo con
la Patronal, mientras siguen sin movilizar a los trabajadores de manera
contundente contra los ataques puestos ya en marcha por el gobierno del
PSOE. Los procesos económicos en el Estado español no han llegado al mismo
nivel de gravedad que en Grecia pero van en la misma dirección. Sólo la
movilización, incluyendo la huelga general, podría evitar que el gobierno y
la burguesía española tengan éxito en imponer su brutal paquete de recortes
y la contrarreforma laboral.
"Pueblos de Europa, levantaos"
Esta semana pudimos ver la espectacular imagen del Partenón con dos grandes
pancartas en griego e inglés con el siguiente lema: "Pueblos de Europa,
levantaos". Uno de los dirigentes del KKE declaró: "Este es un mensaje para
la gente de Europa (...) la gente tiene los mismos problemas en cualquier
lugar. Podemos tomar el control de nuestro destino con protestas
organizadas, para que nuestras vidas no sean manejadas por la UE y el FMI".
También Yiannis Panagopoulos, presidente de la confederación sindical GSEE,
señaló que "nuestra lucha es también un mensaje al pueblo de Europa de que
lo que comenzó en Grecia pronto se extenderá". Ambos tienen toda la razón.
Efectivamente, en estos momentos no sólo existen condiciones para una
movilización masiva de los trabajadores en Grecia, también en el Estado
español y en el conjunto de Europa. Unificar el movimiento obrero europeo
con un programa de lucha contra los recortes de gastos sociales y de
derechos sería perfectamente posible si los dirigentes sindicales de todos
los países de Europa tuvieran la voluntad política de hacerlo y rompieran
sus compromisos políticos con los capitalistas.
La crisis del capitalismo mundial lleva irremediablemente a una lucha de
clases mundial cada día más enconada y frontal. En Europa este combate se
agudizará y la entrada de amplias capas de los trabajadores y jóvenes a la
lucha política será inevitable. Grecia es sólo el principio de un largo
proceso de batallas que se librarán en los próximos años. Y en esta
experiencia que sacudirá la conciencia de millones de trabajadores y jóvenes
de toda Europa, se reestablecerán las viejas tradiciones. Las ideas del
marxismo revolucionario volverán a conquistar un apoyo masivo. La crisis
griega, la crisis de Europa es la crisis del capitalismo mundial. Ha llegado
la hora de levantar con fuerza la bandera del socialismo, de unir a todos
los trabajadores en la lucha por una Federación Socialista de Europa frente
a la Europa dominada por los capitalistas.
¡Proletarios del mundo, Uníos!
Derrotemos los planes de recortes sociales y austeridad contra los
trabajadores.
Por una gran movilización europea en solidaridad con los trabajadores
griegos y en defensa del empleo, las pensiones y los servicios sociales. No
al saqueo de los bancos y los capitalistas del dinero público.
Por la nacionalización de la banca bajo control obrero. No al pago de la
deuda.
Por una Federación Socialista de Europa.
El Militante