HISPANOS EN IRAK : LA POLITICA ANTIINMIGRATORIA, EJE DE UN NUEVO ESCANDALO
EE.UU.: los ilegales van a la guerra, pero sus familias son deportadas
Aun si mueren o desaparecen en el frente, sus parientes están en la lista para ser expulsados. El hecho desató una gran controversia. La amenaza no es sólo para esposas e hijos de soldados sino también para sus padres.
Ana Baron WASHINGTON. CORRESPONSAL
abaron@clarin. com
"Yo estoy dispuesto a morir por EE.UU., pero quieren separarme de mi familia ¿Por qué?". El oficial del Ejército de EE.UU. Eduardo González simplemente no lo comprende.
González tiene la ciudadanía norteamericana, pero su esposa guatemalteca, Mildred, ingresó a EE.UU. ilegalmente cuando tenía 5 años y ahora están por deportarla. Pese a que su marido arriesga su vida por EE.UU. en Irak, donde cumple su tercera misión, los agentes de Inmigración se han negado a regularizar la situación de Mildred y la intimaron a irse voluntariamente o la arrestarán y echarán.
Según el Pentágono, hay unos 35.000 inmigrantes legales sirviendo en las Fuerzas Armadas. La mayoría es hispana. Muchos han sido enviados a Irak o Afganistán dejando en sus hogares esposas, hijos, padres y/o hermanos con problemas de inmigración que las autoridades se niegan a solucionar.
"Hay muchas contradicciones en el sistema y todo está muy politizado", dijo a Clarín, Charles St. John, un abogado especializado en temas comerciales y de inmigración. "Por un lado están los que quieren enviar más soldados a Irak y entonces están a favor de legalizar no sólo a los candidatos a ingresar al ejército sino también a sus familiares. Quieren facilitar el reclutamiento. Por el otro lado, los que piensan que la guerra de Irak no tiene que ser una excusa para amnistiar a los familiares indocumentados. Argumentan que hoy las familias son muy extendidas y que no habría manera de poner límites. En realidad, nadie quiere analizar el problema seriamente ni el impacto que tiene a nivel humano."
Pero estos hechos están provocando un escándalo en EE.UU.
El caso de Enrique Soriano es un buen ejemplo. Su hijo, el soldado Armando Soriano, 20 años, murió en combate en Haditah, Irak. Antes de partir hacia Irak Armando había prometido a sus padres que los ayudaría a conseguir el permiso de residencia.
Ambos son mexicanos. Cruzaron la frontera ilegalmente antes de que él naciera. La madre acaba de conseguir los papeles, pero Enrique está a punto de ser deportado. Esto lo coloca en una situación dramática. Si es obligado a regresar a México, lo más probable es que se tenga que ir solo, porque los otros cuatro hijos que tiene también son norteamericanos. Y ¿cómo sacrificar el futuro de todos esos hijos cuando ya no tiene nada en México? ¿Cómo pedirle a una madre que deje a todos sus hijos incluidos al que está muerto y ha sido enterrado en Houston?
"Cada base militar tiene problemas de inmigración. El gobierno para el que están peleando en Irak es el mismo que quiere deportar a sus familias", explicó Margaret Stock, una reservista, abogada experta en inmigración que enseña en la academia militar West Point. "El Pentágono reconoce que la vida de un militar puede poner mucha presión sobre sus familiares. Sabe también que asegurar que los familiares estén bien es importante para el estado de ánimo de los soldados. Por eso los ayuda a nivel de créditos para comprarse una casa o cuando los dueños de las casas que alquilan intentan dejarlos sin vivienda cuando están en el frente. Pero los soldados no gozan de ningún tratamiento especial a nivel del estatus legal de sus familiares."
Pedir ayuda puede resultar contraproducente. Antes de partir a Irak, Angel Rodríguez visitó la oficina legal del Fuerte Polk para pedir ayuda para su esposa, Haydeé, una hondureña como él que ingresó a EE.UU. como turista y su visa expiró. Haydeé tenía miedo de que mientras su esposo estuviese en Irak, la deportaran dejando al hijo norteamericano de la pareja en el limbo. Haydeé decidió mudarse a California para estar cerca de la familia de Angel. Su madre, el novio de su madre y el hermano de Angel vinieron a buscarla. Pero cuando llegaron al Fuerte, los dos hombres fueron detenidos. "Estoy muy orgulloso de haber ingresado al Ejército, pero es muy difícil estar lejos defendiendo a un país que no quiere a las familias de sus soldados", repudió.
Este grueso escándalo salió a la luz debido al caso de Yaderlin Jiménez. Su marido, Alex Jiménez, fue secuestrado en el sur de Bagdad. Mientras el Ejército lo buscaba, Yaderlin, abrumada por su situación, fue informada de que la iban a deportar. La intervención de los senadores demócratas Edward Kennedy y John kerry frenó esa barbarie y se le dio el permiso de residencia.
volver