Este 27 de enero, miles de almas acudieron a despedir a Manuel Zelaya al
aeropuerto de Toncontín, entre tanto la toma de posesión de Porfirio Lobo
aparecía desolada, incluso sin prácticamente presencia internacional, pues
apenas asistieron presidentes de tres países: República Dominicana, Panamá y
Taiwán, ni siquiera Álvaro Uribe de Colombia asistió. Este aislamiento
diplomático es un síntoma de debilidad extrema. El presidente de República
Dominicana acompañó a Zelaya en su salida de la embajada brasileña en donde
estuvo recluido desde el 21 de septiembre.
Antes de salir de Honduras en un acto simbólico de transmisión de poderes,
Zelaya -a través de una representante- entregó su banda presidencial al
pueblo hondureño en lucha. El primer decreto presidencial de Lobo fue la
firma de amnistía para los golpistas, Romeo Vázquez, el general golpista
estuvo presente en el acto de asunción del gobierno; paralelamente, se
intentó desalojar violentamente a campesinos de las cooperativas agrarias de
La Trinidad, Las Guanchias y Suyapa del Aguán.
Antecedentes
El 29 de noviembre de 2009, el imperialismo estadounidense y la oligarquía
hondureña lograron celebrar un fraudulento proceso electoral a favor del
Partido Nacional, como un intento de salida ante el estallido revolucionario
que desató el golpe de Estado del 28 de junio 2009, contra Manuel Zelaya
Rosales quien tras haber sido exiliado, reingresó a Honduras resguardándose
en la embajada brasileña en Tegucigalpa.
El golpe se inscribió en la aproximación de Zelaya al radio de influencia de
la revolución en Sudamérica y en concreto de la revolución bolivariana en
Venezuela, con la inserción de Honduras a la Alternativa Bolivariana de las
Américas (ALBA), y el establecimiento previo de una serie de concesiones
favorables al pueblo hondureño en salarios, educación, tenencia de la
tierra, rompimiento del monopolio energético y farmacéutico, etc. Esto
provocó la ira de la oligarquía expresándose en una serie de maniobras para
frenar a Zelaya y sin embargo, estúpidamente decidieron dar el golpe porque
calcularon que apagarían rápidamente cualquier respuesta y que las
relaciones de explotación seguirían su curso habitual. El golpe de Estado
fue un "accidente" que la "necesidad" de la opresión acumulada de las masas
usó para expresarse. Si la oligarquía hubiese esperado unos meses dándole
cause a las acciones de Zelaya dentro de las instituciones burguesas, el
estallido de la revolución se habría pospuesto esperando algún otro
accidente que hiciera uso de la necesidad. Pero no fue así.
El golpe detonó una fuerza social colosal desde lo más profundo del pueblo
explotado -asombrando a propios y extraños, en primer lugar a la oligarquía
y al imperialismo-, estableciendo una jornada de manifestaciones en las
calles que se prolongó por más de cinco meses a pesar de la brutal
represión.
Al vapor de los acontecimientos se fue conformando una expresión del
movimiento que aunque la mayor parte se mantuvo a la ofensiva, dio en
llamarse La Resistencia, conformada por una heterogénea diversidad
pluriclasista en la dirección pero con una base netamente proletaria y
campesina pobre. La Resistencia rescata mucho de la experiencia del
movimiento popular hondureño y se ha combinado coyunturalmente con el ala
zelayista del Partido Liberal, que era uno de los partidos burgueses
tradicionales que dieron estabilidad a la oligarquía por muchos años. La
ruptura de una fracción del Partido Liberal con el régimen oligárquico es
una muestra de las divisiones en el seno de la clase dominante. Entre tanto
la clase dominante se divide, la clase obrera y el campesinado pobre caminan
en un proceso de unidad ideológica y organizativa. Como explica Juan
Barahona: ahora en Honduras hay "una Resistencia Popular mejor organizada y
más consciente".
La Resistencia ha servido como plataforma de lucha consiguiendo acuerpar la
energía de las masas y dándole una orientación. Los acontecimientos se
desarrollaron intempestivamente y no permitieron que el pueblo trabajador
contara con un partido de clase construido antes del estallido del 28 de
junio; esta ausencia impidió que la fuerza de las masas derribara al Estado
burgués, que la revolución hondureña se extendiera a más países de
Centroamérica y tuviese un impacto mayor en Venezuela, Ecuador y Bolivia;
las masas tenían la fuerza para lograrlo, pero el papel de la dirección fue,
es y será clave. Sin embargo, el saldo es muy favorable ya que la respuesta
del pueblo hondureño ha significado un nuevo despertar de la consciencia de
millones, trastocando la realidad política y generando -por ahora- un nuevo
escenario en la lucha de clases en el que las masas son el actor principal;
en este sentido, lo que realmente ha sucedido es que las contradicciones
acumuladas por décadas, y aún más, siglos de explotación, han encontrado un
cauce de expresión política que apenas ha iniciado. Mucha historia de la
lucha de clases está por desarrollarse en Honduras y Centroamérica.
El principal reto para la dirección proletaria hondureña es y será la
construcción de un partido de clase. "Desde ahora la consigna es
¡Organización! ¡Movilización! ¡Formación!", como lo explicó Juan Barahona en
su discurso ante la concentración de despedida de Zelaya en el aeropuerto.
Así, a pesar del enorme caudal social desatado en las calles, la oligarquía
logró imponerse -hasta ahora- a través de la represión y el apoyo del
imperialismo. La elección del 29 de noviembre se desarrolló bajo Estado de
sitio, con un alto porcentaje de abstención y aunque el 27 de enero Porfirio
Lobo tomó posesión, esto no significa una victoria para el imperialismo y la
oligarquía. El régimen de Lobo será cobijado de cordero pero intentará
atacar una y otra vez. La oligarquía no colocó a Lobo para que haga
concesiones, todo lo contrario; será un régimen débil desde el primer día y
no conseguirá ninguna estabilidad de ningún tipo, ni económica, política,
militar, o diplomática. La lucha de clases será el fermento contradictorio,
con avances y retrocesos pero con presencia cotidiana.
Los ataques seguirán con Lobo
Desde antes de la imposición del nuevo gobierno, la oligarquía implementó
ataques con cargo al gobierno de facto de Micheletti a fin de intentar
lavarle la cara a Porfirio Lobo. Aunque ahora se trata de un gobierno
supuestamente emergido de las urnas, en realidad es el mismo régimen
dominado por la oligarquía, podrá haber ésta o aquella diferencia entre
Michelletti y Lobo, pero en cuanto a intereses de clase, apunta a que
defenderán las mismas posiciones. Está por verse qué tanto Lobo desafiará o
no a la oligarquía y en qué magnitud. Después del fraude electoral del 29 de
noviembre y hasta la fecha, la dictadura desplazó -por ahora- a la represión
en las calles por la represión en el puesto de trabajo o en el objeto de
trabajo en el caso de la tierra. Los trabajadores que apoyan el movimiento
de masas, están siendo hostigados, amedrentados y en algunos casos
despedidos de su empleo. Sectores de la dirección de La Resistencia siguen
siendo perseguidos y algunos de ellos han tenido que exiliarse. La
oligarquía está intentado recuperar sus pérdidas económicas durante los
meses de movilizaciones implementando una serie de ataques previos al arribo
de Porfirio Lobo, que el Frente Nacional de Resistencia Popular describe muy
bien en el punto 3 de su comunicado del 7 de enero:
"3. Repudiamos las medidas económicas impulsadas por la oligarquía en contra
del pueblo y denunciamos su intención descarada de destruir las conquistas
sociales que han costado tanto a los sectores populares organizados. Se han
aumentado las tarifas del agua, los precios de la canasta básica, se han
vaciado las reservas internacionales y los ahorros de empresas estatales
como la ENEE u Hondutel, se modificó la fórmula para calcular el precio de
los combustibles en función de beneficiar a las grandes compañías
transnacionales y constantemente se realizan contratos para favorecer a los
empresarios implicados en el golpe de estado. De la misma manera, se tiene
planificado otras medidas como la reducción real del salario mínimo, la
derogación del estatuto del docente, la cancelación de la matrícula escolar
gratuita, la devaluación del lempira, la privatización de las empresas
nacionales y los fondos de pensión de los empleados públicos, entre otros."
Es decir, tanto los trabajadores como la oligarquía intentan rescatar o
mantener lo que consideran suyo. Así, se ha llegado a un punto en el que la
oligarquía considera que no puede dar más concesiones y paralelamente, los
trabajadores no permitirán que se les arrebate lo que les queda. Esto es una
receta para más confrontaciones entre las clases. Los trabajadores seguirán
intentado usar los medios legales y pacíficos, tratarán de seguir usando
instrumentos honorables, cartas de petición, abogados, marchas; pero todo
ello será respondido por la oligarquía con negativas, burlas, amenazas y
represión incluida la muerte.
"Hay un ambiente de persecución, de control. Después de la asonada (del 28
de junio) se reportan más de 400 muertos, eso indica el escenario político
que vive la nación", declaró a Prensa Latina el embajador de Zelaya en
Venezuela, Germán Espinal. Los asesinatos selectivos persisten como es el
caso reciente de Walter Tróchez o el caso de los tres campesinos asesinados
durante el brutalmente violento desalojo de más de 600 campesinos del Valle
de de Aguán, en el norteño departamento de Colón, días antes de la asunción
de Porfirio Lobo. Zelaya les había entregado tierras llegando a acuerdos con
los campesinos, acuerdos que quedaron oficialmente registrados en el
Instituto Nacional Agrario (INA) y ahora Miguel Facussé Barjum, uno de los
miembros de las principales familias oligárquicas se los arrebata a sangre y
fuego. Los campesinos son miembros del Movimiento Unificado Campesino del
Aguán (MUCA), organización afiliada a la Central Nacional de Trabajadores
del Campo (CNTC). El mejor camino para los campesinos está en fortalecer sus
organizaciones y unificarse con los obreros de las ciudades en la
construcción de un partido de clase. No hay salida real para el campesinado
pobre fuera de la unidad con el movimiento obrero. Cualquier medida que tome
el campesinado diferente a la unidad con el movimiento obrero de las zonas
urbanas e industriales, conseguirá muy poco a un costo muy elevado o
definitivamente sólo conseguirá derrotas.[1]
En este inicio de año 2010, La Resistencia convocó a una manifestación que
agrupó alrededor de 10 mil personas, esto es un buen indicador de la moral
de las masas. El objetivo de la marcha fue rechazar la propuesta de una
amnistía a los autores del golpe de Estado, exigir un aumento del salario
mínimo al nivel del costo de la canasta básica y contra la desincorporación
de Honduras del ALBA. Inmediatamente el congreso golpista respondió con la
votación de los diputados -123 votos a favor y 5 en contra- que colocó al
pueblo hondureño fuera del ALBA, por cierto, también designó a Micheletti
como "diputado vitalicio".
Se especula sobre la posibilidad de que se castigue a un sector de los
golpistas como intento de darle un poco de legitimidad al gobierno Lobo. Hay
una entrevista que la revista virtual Habla Honduras[2], hace a un abogado
italiano [Paolo Ceschini], en la que afirma que hay sectores de la
oficialidad que están dispuestos a atestiguar contra sus superiores por
crímenes de lesa humanidad. Es claro que el proceso de la lucha de clases
impacta también a sectores del ejército y la policía y no sería descartable
que saliera a la luz alguna situación que intentara hacer creer que se está
"castigando a los culpables", aunque en realidad, entre tanto la oligarquía
no sea llevada a una situación límite por la fuerza de las masas -y derivado
de eso, por sus propias contradicciones internas-, no actuará en contra de
los principales jefes del golpismo, es decir, Micheletti y Romeo Vázquez, a
ellos los sacrificará sólo si no le queda alternativa y como una medida
extrema y una vez dicho eso, tampoco es descartable que suceda, ya que
Micheletti no es Pinochet, es apenas una sombra fugaz de un bonapartismo
senil y decadente, su impunidad no se prolongará como sucedió con Pinochet,
que representaba a un bonapartismo pujante que pudo desarrollar
relativamente las fuerzas productivas en Chile; todo estará en función de la
correlación de fuerzas entre las clases y el desarrollo de los
acontecimientos. Pero, así como la revolución no es obra de una mente
brillante, la actuación de la oligarquía no se expresa por medio de las
maquinaciones de una mente perversa y maquiavélica, pensar que el
imperialismo está como titiritero moviendo los hilos a su antojo es una
forma limitada de analizar las complejas relaciones que se expresan en la
lucha de clases.
Por la construcción de un partido de clase
Lo que está de frente para la dirección proletaria del movimiento es la
lucha por la construcción de un partido de clase. Un partido obrero que
integre a los campesinos pobres. Para los marxistas, un partido es ante
todo, principios, programa, perspectivas y estrategia, y sólo en segundo
término, un aparato. Un partido no se piensa sólo en términos electorales
dentro del marco de la democracia burguesa. Un partido de clase es ante todo
un instrumento de lucha, no sólo electoral -aunque también electoral, dentro
de los espacios políticos que la lucha ha arrebatado a la burguesía-, sino
un instrumento que se funda con el movimiento mismo, en las fábricas, las
colonias, las escuelas, impulsando, organizando la lucha y promoviendo la
Democracia obrera asegurando que el partido tenga una representación local,
municipal, regional, provincial y nacional, con puestos elegidos en asamblea
democrática y con carácter revocable en cada momento por la misma asamblea.
Hay una especie de clamor popular que se está manifestando en ese sentido;
las masas quieren su propio partido, su instinto les indica que ese es el
camino a seguir, sólo basta escuchar sus llamadas telefónicas a Radio Globo
o Radio Progreso para comprenderlo. El momento es muy importante, la moral y
energía de las masas es determinante, no es lo mismo formar el partido en
momentos de flujo que de reflujo de la revolución. Hay que aprovechar el
momento de flujo que aún persiste. Pero -y en esto tiene mucha razón Carlos
H. Reyes-, no debe hacerse sin un debate de principios, perspectivas
estrategia y táctica y mucho menos debe hacerse hipotecando los intereses de
clase. Es correcto no precipitar la formación del partido, pero sería
incorrecto posponer su conformación indefinidamente o sólo visualizarlo como
un instrumento electoral de cara a 2013; hay que trazar un plan de trabajo y
orientar a los núcleos de base para luchar por la construcción del partido
estableciendo campañas de organización y formación combinadas con la
movilización. No será sencillo. Lo más probable es que el ala zelayista del
Partido Liberal, o un sector de él, y otras fuerzas de las clases medias que
integran La Resistencia, intenten "detener", "contener", "moderar" y
básicamente cooptar para sus intereses la fuerza del movimiento, bajo algún
tipo de argumento de unidad o reconciliación nacional, que necesariamente
implicará acuerdos con la oligarquía, acuerdos que serán traicionados en
detrimento del campesinado pobre y los obreros, causando más represión y
despojo. Así ha sido siempre en la historia de las revoluciones que
concilian con las clases dominantes.
Es un deber de los proletarios acompañar y fertilizar este proceso, no
aislarse de él, sino ayudarle a las masas a entender que cualquier
conciliación con la oligarquía será una trampa que conducirá al fracaso.
Sería un error del sector proletario aislarse del movimiento -por ejemplo
abandonando La Resistencia o lanzando críticas histéricas a su dirección-;
pero también sería un error no luchar contra la conciliación de las clases.
No hay que correr delante del nivel de comprensión de las masas, hay que
ayudarles a sacar conclusiones. El factor Zelaya tiene un peso muy fuerte
hasta ahora.
Zelaya está sufriendo una evolución política importante, de ser miembro de
la oligarquía y por tanto copartícipe de la explotación -su padre estuvo
involucrado en asesinato de campesinos-, ha pasado a ser un detonante y un
eje de este periodo de la revolución hondureña. Hemos reconocido su lealtad
al pueblo hondureño, para él, una salida individual y familiar a cambio de
traicionar o abandonar la lucha, sería relativamente fácil, sin embargo, se
mantuvo firme y no claudicó, a pesar de las enormes presiones a las que fue
sometido en su reclusión en la embajada; los golpistas intentaron someterle
una y otra vez sin conseguirlo, las masas estaban felices de que su
presidente saliera de su reclusión en la embajada y sobre todo, felices de
que "regresará para continuar la lucha". La única declaración que hizo
Zelaya antes de partir hacia República Dominicana fue: "volveré". Esto se
levanta como una esperanza para millones y también como una amenaza para la
oligarquía. "Aquí lo estaremos esperando mejor organizados", declaró una
mujer en la manifestación en el aeropuerto. Es posible que Zelaya siga
jugando un papel político. Veremos.
Durante los primeros días de enero Zelaya hizo unas declaraciones que
permiten inferir un proceso contradictorio de aproximaciones sucesivas a la
ecuación de la lucha de clases; por un lado afirma que:
"El Estado burgués ha concluido y ha colapsado", declaró Zelaya a Radio
Globo, "se agotó el modelo burgués", dijo. Y se manifiesta a favor de un
"liberalismo pro socialista que le dé paso a una autoridad democrática y
popular". Pero, acto seguido, declaró: "Yo estoy de acuerdo con que haya
reconciliación, pero la reconciliación es buscar que en Honduras haya
justicia, que en Honduras se aplique la ley".
Y preguntamos: ¿Cuál ley? ¿La del Estado burgués o la ley de qué Estado?
¿Reconciliación con quién? ¿Qué significa "reconciliación"? ¿Coexistir con
la oligarquía en términos "honorables"? Lo mismo podemos decir de la
"justicia", que definitivamente no es lo mismo para Facussé que para los
campesinos asesinados en el Valle de Aguán o la "independencia" del país que
está totalmente postrado por el capitalismo.
Pero Zelaya es muy claro cuando dice: "La Resistencia deberá organizar su
plataforma de coordinación política y programas con acciones definidas en
cada barrio, cada municipio en todos los departamentos que conforman el
territorio nacional, exigir un nuevo pacto social, una nueva constitución en
donde el soberano determine las reglas que permitan la solución a los
problemas y las transformaciones de Honduras." Llama a la "refundación ética
del Estado. Hacia un estado protagónico de cambios y de transformaciones que
conduzcan a la distribución de la riqueza para la creación de
oportunidades".
Por un programa socialista y la unidad centroamericana de las luchas
Si comparamos las declaraciones de Zelaya con la situación actual de las
relaciones de producción, es un elemento progresista, y aplaudimos que
Zelaya cuestione al Estado burgués, pero a la vez apuntamos que cualquier
medida que siga enmarcada dentro del capitalismo y esperanzada en la
conciliación de clases antagónicas, será una receta para algún grado de
derrota del movimiento obrero y campesino. Por activo o por pasivo se
estaría abriendo la puerta a la permanencia del sistema capitalista. No
puede haber acuerdo favorable a las masas sobre la base moral de las
relaciones sociales. Honduras se "refundaría éticamente" sólo a condición de
tres aspectos centrales: uno, que las principales palancas de la economía
sean propiedad de un Estado obrero y bajo control democrático de los
trabajadores del campo y la ciudad, para lo cual es imprescindible expropiar
sin indemnización a la oligarquía, sólo así podríamos hablar de
"distribución de la riqueza para la creación de oportunidades"; dos, además
de lo anterior, podemos hablar de "agotamiento del Estado burgués", sólo a
condición de que se diluyera al ejército burgués y se armara al pueblo para
hacer una defensa internacionalista de la revolución y, tres, Honduras
podría reconciliarse con el progreso y desarrollo humano, sí y sólo sí se
extendiera la revolución al conjunto de la región centroamericana. No hay
salida real y de largo plazo para ningún país -ni de Centroamérica ni del
mundo entero- dentro de sus estrechas fronteras nacionales.
Con un programa de lucha basado en esos principios La Resistencia lograría
canalizar con éxito los ímpetus de lucha y de transformación social del los
trabajadores, además de que atraería a la mayoría de las clases medias que
oscilan entre la burguesía y el proletariado, principalmente al campesinado
pobre.
[Si las clases medias no ven dicha claridad, sectores de ellas podrían
pasarse al lado de la oligarquía aunque en este periodo hayan simpatizado o
incluso participado en las movilizaciones. Las clases medias oscilan de
acuerdo al principio sagrado de sus particulares intereses, por tanto lo
fundamental, esencial, imprescindible y prioritario son los intereses del
movimiento obrero y el campesinado pobre. Una vez dicho esto, hay que
recordar que las clases medias en Centroamérica son una exigua minoría de la
población que por otro lado, no se diferencian sustancialmente de los
obreros y los campesinos, o la mayoría de las veces emergen de esos sectores
y a través de su esfuerzo individual logran conseguir un poco de mejor
calidad y nivel de vida, sin embargo, la diferencia con respecto a los
obreros y campesinos, está más en dentro de su cabeza -que en mayor o menor
medida es moldeada por la propaganda burguesa-, que por diferencias reales
en vivienda, salud, educación, vestido, etc. La dirección proletaria de La
Resistencia no debe dejarse chantajear por los intereses de las clases
medias y al contrario, debe ofrecer una audaz alternativa vinculando sus
intereses con los de los obreros y campesinos.]
Como hemos insistido anteriormente, existen -y se están pudriendo- las
condiciones objetivas para el desarrollo de la revolución en el conjunto de
Centroamérica. Si Centroamérica no se hace socialista su espejo está en
Haití y en lo más atrasado de África. Es deber de los revolucionarios
aprovechar el fermento regional para erigir una alternativa centroamericana
unificada bajo un programa de transformación socialista de la sociedad. Las
masas han llevado al gobierno al FMLN, retornaron al FSLN y en Guatemala
colocaron en el gobierno a una expresión que aparece como progresista con
pinceladas de reformas y por lo mismo está siendo atacado. Lo que sucede en
Honduras está marcando la pauta para el conjunto de la región. La oligarquía
regional está actuando conjuntamente coordinándose bajo intereses de clase.
Particularmente en Nicaragua asistimos a situaciones similares que dieron
origen al golpe hondureño, la oligarquía y el imperialismo están atacando al
régimen de Daniel Ortega quien se ha visto forzado a basarse en el
movimiento de masas; en El Salvador hay un fermento evidente y tras décadas
de guerra y represión, las masas están a la espera de que el gobierno FMLN
-que consideran suyo- haga algo por ellas, sin embargo el presidente
Mauricio Funes está dando muestras de conciliación con la oligarquía, eso
genera fermento político al interior del FMLN que sin duda llegará a un
punto crítico expresándose en presiones desde abajo hacia la dirigencia,
"¿llevamos al FMLN al gobierno para que Funes concilie con nuestros
enemigos?", se preguntan las masas salvadoreñas.
La Resistencia hondureña podría catalizar el proceso en Nicaragua y El
Salvador, y al revés también, la unidad en la acción del FMLN-FSLN podría
dar un fuerte impulso al proceso hondureño. En el pasado, lo mejor de la
juventud hondureña nutrió las filas de las guerrillas centroamericanas
muriendo estoicamente en el más silencioso anonimato. Históricamente, hoy
podríamos hablar de un proceso inverso. Ahora, la lucha de masas en Honduras
se erige como un poderoso ejemplo para el conjunto de los trabajadores de
Centroamérica y no a través de un puñado de valientes armados en las
montañas y aislados, sino con un maravilloso movimiento de masas, al que
hace falta darle consistencia ideológica y organizativa. En los planes de la
conformación del partido de masas en Honduras, debe caber la agitación hacia
la unidad en la acción de las masas centroamericanas para establecer una
lucha unificada contra la oligarquía regional. Lo que Centroamérica necesita
no es un sistema basado en la explotación capitalista, sino una Federación
Socialista Centroamericana que se vincule a una Federación Socialista en
América Latina, que es la auténtica forma de lograr la independencia como
país.
Los retos de la dirección proletaria de La Resistencia son titánicos, pero
han dado muestras de estar obteniendo conclusiones correctas. El punto es
basarse siempre en las masas, nunca aislarse de ellas y a la vez avanzar en
el proceso de formación de cuadros entre los obreros y la juventud; los
núcleos de base de La Resistencia en los barrios, colonias comunidades y
centros de trabajo son una conquista maravillosa que deberían ser usados
para las tareas de formación política. El avance que se ha dado con la
publicación del boletín de La Resistencia -La Honda-, es muy importante,
aunque sería excelente si el sector proletario de la dirección editara y
publicara un periódico en toda la regla, sería un gran paso. La formación
política en los núcleos de base y la publicación regular del periódico
permitiría avanzar en la construcción de un partido de clase, usando el
móvil de la ilegitimidad del régimen, luchando por derribarlo y por
supuesto, la lucha por el socialismo.
"Desde ahora la consigna es ¡Organización! ¡Movilización! ¡Formación!"
¡Adelante compañeros, en la construcción de un partido de clase para el
pueblo hondureño!
¡Por la extensión de la revolución a Nicaragua y El Salvador!
Samuel Santibáñez
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[1] "Cuando analizamos el producto interior bruto (PIB)[1], vemos el peso
específico del proletariado urbano y en particular del proletariado
industrial, ya que en datos del año 2005, más del 33 por ciento del total
del PIB estuvo generado por los trabajadores de la ciudad y en concreto el
25 por ciento estuvo generado por el proletariado industrial, incluido el
sector maquilador, a diferencia del PIB agrícola que, a pesar de contar con
una mayor población, alcanzó apenas el 12.3 por ciento del total del PIB.
Esto es un claro ejemplo, por un lado, de la debilidad del campo hondureño,
y por otro, de la fuerza de la clase obrera en las relaciones de
producción." Ver http://www.manosfueradevenezuela.net/index.php?option=com_content&task=view&id=158&Itemid=1
[2] www.hablahonduras.com
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