"Podrán morir las personas, pero jamás sus
ideas."
Ernesto Che Guevara
Sabemos bien que con la farsa de las elecciones del "compañero" renegado
Porfirio Lobo Sosa, quien después de haber hecho la universidad en la
antigua URSS, pasa a liderar el partido más reaccionario de Honduras, en el
país no hay una democracia respetuosa de los derechos humanos.
Hay que añadir a esto, el hecho de que el secretario de Seguridad Oscar
Álvarez , ha demostrado últimamente que va a utilizar el método de
exterminio selectivo de los líderes del Frente Nacional de Resistencia
Popular de Honduras, para desmoralizar e intimidar a la gente.
Ya bajo el gobierno de Maduro, Álvarez fue responsable de 2.000 muertes de
jóvenes menores de edad: su trabajo siempre se caracteriza en el hecho que
nadie hasta la fecha ha pagado por estos crímenes tan horrendos.
En la etapa actual de lucha, los sindicatos tuvieron que pagar el más alto
precio en vidas, en solo10 diez días han sido asesinatos dirigentes como
Vanessa Zepeda y Julio Fúnez, asesinados el 3 y el 15 de febrero
respectivamente.
Porfirio Ponce en su lugar fue más “afortunado”, el dirigente del sindicato
de bebidas y similares, lo STYBIS beligerante: estuvieron "sólo" registrando
su casa, dejando manchas de sangre en la cama y en las paredes y robaron una
computadora con información de la Resistencia.
Hoy 17 de febrero del 2010, el Frente Nacional de Resistencia Popular,
enterró a Julio Fúnez en el Santa Cruz Memorial. Julio era un dirigente
sindical de Sitrasanaays, del Empresas Públicas SAAN (el agua).
El cementerio es una colina fuera de la capital de Honduras, donde descansan
los restos de otros mártires de la Resistencia, que, unidos después de la
muerte, están exigiendo justicia.
El clima parece apoyar este día frío y gris, como si el viento ligero pero
penetrante deba entrar en los huesos de los asistentes, para convencerlos a
luchar hasta que los culpables paguen sus culpas.
En los ojos de los presentes en el funeral no se lee la resignación, de
hecho, la ira va aumentando, como afirma el hermano mayor de Julio, Hilder,
“somos ocho en la familia y ahora cada uno de los hermanos luchará para
mejorar las condiciones de Honduras” y continuar la labor del compañero
asesinado.
Una compañera del sindicato me dice que la obra muy valiente de Julio fue
militar en la Resistencia, la capacidad de incorporar la mayor parte de su
colonia (barrio), donde era apreciado y querido por haber logrado la
instalación de agua de casi todos los habitantes.
También yo tengo un sentimiento de ira, ya que creo que casi todos los días
este rincón del cementerio aumentará de otras almas inocentes, culpables
sólo de querer construir una Honduras mejor.
Me sentí obligada a llevar a mi ramo de flores, un merecido homenaje para
este héroe, Julio, heredero de Morazán, ya que le debo el hecho, como
revolucionaria internacionalista, que luchó por un mundo mejor.
A mi lado está Edwin Espinal, quien amablemente se ofreció a ser mi guía,
mientras vive otra vez con los ojos llenos de tristeza, el final de
septiembre del año pasado, cuando al Santa Cruz Memorial tuvo que acompañar
y saludar por última vez a su novia Wendy Elizabeth Ávila, asesinada de los
soldados enviados por los gorilas de Micheletti.
Mientras pongo flores rojas sobre la tumba de Wendy no puedo resistir y le
prometo, en juramento solemne, de seguir en la lucha, junta con los
caminantes, porque como recita un poema para ella, “ Muchacha de las
batallas, Muchacha de los amores del pueblo, Wendy Elizabeth Ávila, Tu
nombre flamea en el corazón del pueblo y presidirá las marchas triunfal del
día de la victoria”.
Ida Garberi