“Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”.
León Gieco
Existen hechos concretos, no
sólo sentimientos o sensaciones, son los actos cotidianos
de la vida, aquí, en Honduras, que me estan haciendo
confirmar mi opinión acerca de la raza humana, a seguir
creyendo que realmente podemos crear un mundo mejor.
Aquí, en América Central, en la tierra de Morazán, estoy
conociendo la solidaridad más inmensa que he encontrado en
mis 44 años vividos entre una península europea
erróneamente llamada “el hermoso país” (gracias a
Berlusconi sólo puede ser descrito como “una republicucha
de opereta”) y una isla heroica, Cuba, que es sin duda la
responsable intelectual de esta revolución maravillosa de
Centroamerica.
Un pueblo, que un día antes del 28 de junio pensó que
podía aplicar su poder ciudadano, otorgado por su
Presidente democráticamente electo, Manuel Zelaya Rosales,
se encontró de repente en frente a los gorilas vestidos de
soldados, dispuestos a pisotear todo los derechos
constitucionales, incluso lo más básicos.
He decidido acercarme a lo que está sucediendo en el
tercer país más pobre de América Latina, y así, gracias a
mi compañero de Prensa Latina, Raimundo López, que me
ayudó en los contactos y me hizo comprender muchas cosas,
dejo mi Cuba querida hacia Honduras.
Esperaba poder asistir al Primer Encuentro
Internacionalista contra el golpe de estado y por la
asamblea nacional costituyente en Honduras, organizado por
el Frente Nacional contra el golpe de estado (una fuerza
de resistencia que une a todos los ciudadanos hondureños
de buena voluntad, pertenecientes a partidos políticos
como el Liberal o Unificación Democrática, así como los
movimientos indígenas como el COPINH y sindicales), pero,
por desgracia, el tirano Micheletti, decide decretar el
estado de sitio.
Los organizadores están obligados a suspender
temporalmente esta conferencia por los peligros de
represión de los golpistas, que no se preocupan por nada
cuando masacran: en este caso, el color del pasaporte no
hace ninguna diferencia.
Mi reacción no se hace esperar, informo a Juan Barahona,
uno de los principales dirigentes del Frente Nacional,
sobre mi deseo de explorar la situación en el país, sin
querer crear un problema para el Frente, con la esperanza
de que mi trabajo periodistico pueda aportar un granito de
arena.
Su respuesta llena de calor mi corazon: Juan me dice que
en Honduras hay muchos problemas económicos, pero !la
solidaridad sobra!
Efectivamente, llegada al país centroamericano, fui
acogida en una familia maravillosa, que es parte de la
resistencia y que nunca quiso un centavo por mi estancia.
El primer día de mi presencia en Honduras, tuve la suerte
de que era un domingo, día en que los rebeldes contra el
golpe de Estado hacen una Asamblea General semanal, en el
siempre beligerante STIBYS (Sindicato de Trabajadores de
la Industria de Bebidas y Similares) y llegué a conocer,
desde el inicio, los principales protagonistas de esta
gran lucha por la libertad.
Sin querer ofender a toda la gente maravillosa que
encontré, la persona que me dió el impacto emocional mas
fuerte fue Edwin Espinal, un joven imponente y tristemente
bello, que quise conocer por su historia comovedora.
Edwin es el marido de Wendy Avila, una de las jóvenes
víctimas de este gobierno asesino. Esta joven pareja, él
de 30 años y ella 24, siempre se han desempeñado en las
organizaciones sociales. Wendy, que era una estudiante de
Derecho en la Universidad Tecnológica de Honduras, ayudaba
tambien a la alfabetización de los menos afortunados de su
colonia (barrio).
Desde los primeros momentos de este terrible golpe de
estado se incorporaron a la resistencia, entregando todo
el entusiasmo que dos jóvenes llenos de vida pueden donar
con sus ideales.
Edwin ha aceptado un papel difícil en la resistencia,
porque, siendo motociclista, con un grupo de unos 50
amigos, precede las pacíficas marchas interminables del
Frente, con el fin de proteger a los manifestantes,
deteniendo el tráfico para dejarlos pasar y obstruyendo la
represión policial.
Es una posición peligrosa, porque los primeros son los más
afectados por la cínica policía y los que respiran más los
gases lacrimógenos.
Wendy, lamentablemente, era asmática y su salud se estaba
deteriorando a causa de la inhalación de estos gases
tóxicos que los militares lanzan contra la multitud
indefensa sin piedad.
Edwin estaba tratando de persuadir a su esposa a quedarse
en la casa, en los últimos días, pero Wendy no podía
aceptar abandonar la lucha: quería estar presente en el
día de la victoria final.
“El hecho es que desde el terrible 28 de junio toda la
gente con conciencia tuvo que bajar a las calles para
rebelarse contra la violencia enorme que nos habían hecho,
nos quitaron la primera posibilidad que hemos tenido en la
historia de Honduras, del derecho a una oportunidad de
desarrollo igualitario”, dice Edwin.
“Pero ahora tengo una tarea más: el recuerdo de Wendy, su
lucha con el pueblo y por el pueblo no puede y no debe
borrarse de la mente de los hondureños y de todos los
revolucionarios del mundo”.
Antes de empezar la entrevista, no sabía cómo iba a
reaccionar Edwin, por el sufrimiento de una muerte tan
reciente que todavía no ha sido capaz de interiorizar, la
ira, la impotencia, las mentiras que tuvo que enfrentar,
que no han permitido todavía metabolizar el gran vacío que
ahora está a su lado.
Estoy profundamente impresionada por la fuerza interior de
este joven, quien me cuenta su historia con calma y con un
tono firme y decidido de la voz, los músculos faciales son
casi inmóviles, sólo lágrimas silenciosas que caen de sus
ojos color de la miel, revelan el huracán que está
trayendo en su corazón.
Al verlo, pienso en las familias de las otras 22 personas
matadas por el tirano Goriletti, los heridos, los
violados, física y moralmente, en toda esta violencia
gratuita que está afectando al movimiento de resistencia
pacífica: ellos, los rebeldes, serian merecedores del
Premio Nobel de la Paz !!
Edwin accedió a contar su tragedia, para denunciar lo que
los golpistas se niegan a reconocer a los 120 días de
resistencia, porque todo el mundo sabe que Micheletti es
un asesino loco, un hombre sin alma que cree que puede
detener el poder del pueblo con armas.
“Ningún gobierno puede durar mucho tempo sólo con la
fuerza, la comunidad internacional es testigo de nuestra
lucha pacífica y de que ninguno de nosotros nunca se rinde
ante tal brutalidad, porque sabemos honrar a los muertos,
como mi querida Wendy" -dijo Edwin.
Luego, la ira sale de sus ojos mientras afirma que los
gorilettis han comprado los médicos que atendieron a su
esposa antes, y el medico forense despues, para que digan
que Wendy había muerto por el virus de la influenza A
H1N1, un absurdo, ya que ninguno de los más cercanos a
ella habían sido infectados, una forma de actuar que
demuestra la cobardía y el miedo de los autores de este
terror, los animales ahora estan asustados porque la
justicia inexorable caerá sobre ellos cuando retorne el
orden constitucional en el país.
“Pueden creer que actuando así todo queda olvidado, pero
se equivocan, para los golpistas, para los que han
violentado el orden constitucional del país, para los que
han perturbado el orden democrático en Honduras no habrá
perdón ni olvido”, me dice Edwin categóricamente.
“Gracias a la labor realizada por nuestro presidente
constitucional, Manuel Zelaya Rosales, descubrimos que
también nosotros podemos tener la oportunidad de un
desarollo social justo y sostenible. Usted que tiene el
honor de vivir en Cuba sabe muy bien que esta isla del
Caribe ha sido, es y será siempre el faro de América
Latina. Gracias a ella, su heroica resistencia contra el
imperialismo, los otros países hermanos han sido capaces
de desarrollar este movimiento maravilloso del siglo XXI.
Cuba nos ha hecho respirar la posibilidad de ser capaz de
resistir a un enemigo mucho más poderoso que nosotros
mismos.
Mi pueblo está luchando día a día por un mundo mejor, por
esta lucha Wendy llegó al maximo sacrificio, siguiendo los
ideales y los sueños del Comandante Che Guevara y deseaba
visitar Cuba y darle la mano al Comandante en Jefe Fidel
Castro.
Ahora ella ya no puede hacerlo, pero espero que puedan
llegarle mis saludos y todo mi respecto”.
Doy las gracias a Edwin por estas hermosas palabras,
ademas estoy completamente de acuerdo y me conmueven
profundamente.
Y ahora, puede ser que me deje llevar por la ira y por la
impotencia ante la situación, pero en este momento preciso
me acuerdo de la historia de Italia y pienso en otro
dictador asesino (Mussolini), y me gustaría enviar un
mensaje de advertencia al usurpador Micheletti: tenga
cuidado, porque esta inmensa multitud que hasta ahora sólo
ha sido guiada de sentimientos de amor, pudiera cansarse y
decidir que la única posición correcta para el jefe del
golpe de Estado sería con la cabeza para bajo, al revés,
colgado en el Parque Central, frente a la estatua de
Morazán……
Ida Garberi*, desde Honduras
* la autora es responsable de la
página web en italiano de Prensa Latina
volver