¡Movilizaciones de masas en las calles y
huelga general!
El golpe en Honduras subraya de nuevo que incluso tímidas reformas dentro
del sistema capitalista no pueden ser toleradas por los oligarcas locales de
América Latina y sus maestros imperialistas. Pero Venezuela enseña que si
las masas se movilizan se puede detener a la reacción. Es el momento de
movilizar toda la fuerza de los trabajadores y pobres de Honduras.
A primera hora de la mañana del domingo 28 de junio, un grupo de 200
soldados rodearon la residencia del presidente hondureño Manuel Zelaya,
después de 20 minutos de tiroteo con 10 de sus guardias personales, fue
detenido. Fue llevado en avión a la vecina Costa Rica donde dio una
conferencia de prensa denunciando el golpe militar de los "oligarcas de
derechas", pidiendo a la población que se movilice en las calles y
prometiendo su regreso al país.
El origen inmediato de esta golpe militar reaccionario fue el enfrentamiento
por los planes de Zelaya de convocar un referéndum sobre la necesidad de una
asamblea constituyente, a lo que se oponía la derecha que domina el
parlamento, el alto mando del ejército y la cúpula de la judicatura.
Zelaya, conocido popularmente como Mel, ganó las elecciones presidenciales
en 2005 como candidato del Partido Liberal de Honduras, derrotando por poco
margen a su principal oponente del Partido Nacional. A pesar de ser un rico
terrateniente, la polarización política en este pequeño y pobre país
centroamericano le obligó a tomar algunas medidas a favor de los pobres, los
campesinos y los trabajadores, adoptando como modelo el "bolivarismo".
Pronto perdió el apoyo de su propio Partido Liberal de centro derecha y tuvo
que aliarse con las organizaciones de trabajadores y campesinos. En una
entrevista publicada por el periódico español El País, describe su evolución
política:
"Mire, yo pensé hacer los cambios desde dentro del esquema neoliberal. Pero
los ricos no ceden un penique. Los ricos no ceden nada de su plata. Todo lo
quieren para ellos. Entonces, lógicamente, para hacer cambios hay que
incorporar al pueblo".
Honduras es uno de los países más pobres de América Latina, con más del 50
por ciento de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza y una
tasa de analfabetismo que supera el 20 por ciento. Más de un millón de sus
7,8 millones de habitantes han tenido que emigrar a EEUU en busca de empleo.
En estas condiciones, incluso las medidas más moderadas y razonables a favor
de la mayoría de la población se encuentran con una oposición brutal por
parte de la clase dominante, los capitalistas, los terratenientes, los
propietarios de los medios de comunicación y la oligarquía local.
Entre las medidas adoptadas por su gobierno hay varias reformas
progresistas, incluida una campaña nacional de alfabetización que sigue los
ejemplos de Cuba y Venezuela, un intento de mejorar la sanidad para los
sectores más pobres de la sociedad (incluido el acceso a medicinas más
baratas, becas para estudiantes de medicina en Cuba), la reducción de los
tipos de interés para los pequeños campesinos y un aumento significativo del
salario mínimo, un 60 por ciento.
También procedió a reducir algunos de los privilegios más escandalosos de la
clase dominante oligarca hondureña. Rompió el monopolio de las empresas
multinacionales en la importación de combustible, a través de un acuerdo con
la venezolana Petrocaribe. Zelaya también tomó medidas contra las
multinacionales farmacéuticas que controlan el 80 por ciento de todas las
medicinas que se venden en Honduras, todas ellas importadas a precios
elevados por el servicio nacional de salud, firmando un acuerdo con
Venezuela y Cuba para importar versiones genéricas baratas de las medidas
más utilizadas. El presidente también denunció el monopolio de la oligarquía
sobre los medios de comunicación y terminó con los subsidios gubernamentales
a los grandes grupos de comunicación.
En la arena internacional Zelaya firmó la Alternativa Bolivariana de las
Américas (ALBA), la alianza regional promovida por Venezuela a la que se une
ahora Honduras.
Todas estas acciones contribuyeron a aumentar su popularidad y base social
entre los sectores más pobres de la población y enfurecieron a la oligarquía
que ha gobernado el país en estrecha alianza con los intereses
norteamericanos durante casi doscientos años. Honduras durante la mayor
parte del siglo XX fue una clásica "república bananera", dominada por United
Fruit, que controlaba la aplastante mayoría de la mejor tierra agrícola del
país y la dirige como un coto privado sin interferencia del gobierno oficial
del país. Hubo intervenciones periódicas de los marines estadounidenses para
destituir gobiernos que intentaron reducir el poder de United Fruit. La
"independencia" formal del país era sólo una cortina de humo, ya que estuvo
firmemente gobernada por el imperialismo norteamericano para United Fruit
Company. Los marines estadounidenses desembarcaron en Honduras en 1903,
1907, 1911, 1912, 1919, 1924 y 1925. En 1911, el nuevo presidente
"hondureño" fue nombrado directamente por un mediador norteamericano. En
1930, cuando United Fruit se enfrentaba a una dura huelga en sus
plantaciones bananeras de la costa caribeña, una barco de guerra
estadounidense fue enviado a la zona para sofocar la situación.
En palabras del general de división Darlington Butler de los Marines
norteamericanos:
"Pasé 33 años y 4 meses en el servicio militar activo y durante ese período
pasé la mayor parte de mi tiempo como un hombre musculoso de alta categoría
para las grandes empresas, para Wall Street y los banqueros. En pocas
palabras, fui un estafador, un gánster del capitalismo. (...) Ayudé a
secuestrar media docena de repúblicas centroamericanas para el beneficio de
Wall Street (...) Ayudé a hacer de Honduras algo bueno para las empresas
frutícolas norteamericanas en 1903".
Honduras también tiene una larga historia de presidentes liberales
intentando implantar tímidas reformas y después ser derrocados por el
ejército y la oligarquía con el apoyo y la participación directa de EEUU.
Fue el caso del presidente Vicente Mejía (1929-1933), que fue sustituido por
el dictador general Carías Andino, apoyado por las empresas bananeras que
duró hasta 1949. Lo mismo ocurrió con el presidente Villeda Morales, que
intentó una suave reforma agraria y fue derrocado por un golpe de estado
orquestado por EEUU que puso en el poder a López Arellano, que gobernó el
país entre 1965 y 1974. Y por supuesto, en los años ochenta, Honduras se
convirtió en la base principal para las operaciones de los contras
organizados por EEUU, las bandas contrarrevolucionarias que lucharon contra
la revolución sandinista en Nicaragua.
Al encontrarse con la firme oposición de la clase capitalista y el
imperialismo, Zelaya pensaba que podría sortear la situación convocando un
referéndum para la asamblea constituyente, siguiendo el modelo de Venezuela,
Bolivia y Ecuador. Propuso el referéndum para el domingo 28 de junio para
preguntar a la población si, como parte de las elecciones generales de
noviembre, se organizaría un referéndum para convocar una asamblea
constituyente. Había recogido 400.000 firmas de apoyo a su propuesta. El
martes 23 de junio la oligarquía, utilizando su mayoría en el Congreso
Nacional, aprobó una ley declarando la consulta ilegal. El Tribunal Supremo
y el Estado Mayor del ejército hicieron declaraciones similares. Ya estaban
preparando el golpe militar en caso de que el "golpe constitucional"
fracasara. El mismo día, el candidato a alcalde por la izquierda del
ayuntamiento de Tocoa sufrió un atentado junto con su esposa, cuatro bandas
a sueldo armadas con rifles de asalto AK47 quemaron su automóvil.
El miércoles 24 el presidente Zelaya se reunió con el Estado Mayor de las
Fuerzas Armadas que se habían negado a ofrecer apoyo logístico al
plebiscito. Zelaya destituyó al general Romero Vázquez como jefe del Comando
Conjunto de las fuerzas armadas. Los otros miembros del Comando Conjunto
dimitieron también y Zelaya aceptó su dimisión. El Ministro de Defensa
también fue destituido. El jueves 25, las tropas salieron a las calles de
Tegucigalpa y el Tribunal Supremo volvió a poner en su cargo a Romero
Vázquez. Zelaya hizo un llamamiento a la población para que saliera a las
calles, miles de trabajadores y campesinos se reunieron alrededor del
palacio presidencial para apoyar a Zelaya. Las tropas se retiraron.
El viernes, Zelaya con un gran número de seguidores fue a la base militar
donde estaban las papeletas y las urnas, se las llevó sin resistencia antes
de que los oficiales de la judicatura pudieran apresarle. Zelaya declaró: "Y
eso es lo que se trataba de evitar, que distribuyéramos el material [las
papeletas electorales]. Se usó todo el poder del Estado burgués para
impedirlo. Se usaron los jueces, se usaron los militares, los grupos
mediáticos. No lo pudieron impedir. Lo distribuimos.". Y además añadió:
"Es que estamos hablando del Estado burgués. El Estado burgués lo componen
las élites económicas. Están en las cúpulas de los ejércitos, de los
partidos, de los jueces, y ese Estado burgués se siente vulnerado cuando yo
empiezo a proponer que el pueblo tenga voz y voto".
Esta resolución inicial del conflicto a favor del presidente y de la
población dio a Zelaya un falso sentido de seguridad. El sábado declaró al
periódico El País: "En este momento sí... Lo tengo... [el control del
ejército] mientras no dé órdenes que afecten a los ricos". Incluso añadió
que confiaba en que EEUU había intervenido para detener el golpe. Unas
cuantas horas después tuvo que saltar de su cama cuando llegaron los
soldados armados.
La clase dominante hondureña no ha perdido tiempo. Se ha decretado el estado
de excepción y un toque de queda, el congreso rápidamente nombró a un nuevo
presidente, Roberto Micheletti, que hasta ahora era presidente del congreso,
se ha producido una oleada de detenciones de activistas de izquierda,
obreros y campesinos. Según algunas fuentes, Cesar Ham, el candidato
presidencial del izquierdista Partido de la Unificación Democrática fue
asesinado cuando se resistió a la detención (ÚLTIMA HORA: se ha confirmado
que sobrevivió al ataque y que ha pasado a la clandestinidad). El congreso
ha ordenado la detención entre otros de los siguiente dirigentes de
movimientos de masas: Juan Baraona (líder del Bloque Popular), Carlos H
Reyes (líder del Bloque Popular), Andrés Padrón (Movimiento de Derechos
Humanos), Luther Castillos (líder sindical), Rafael Alegrón (líder de Vía
Campesina), César Han (Consejo Cívico de los Pueblos y Organizaciones
Indígenas de Honduras, CCOPIH), Andrés Pavón (CCOPIH), Marvin Ponce (CCOPIH),
Salvador Zúñiga (CCOPIH) y Berta Cáceres (CCOPIH).
Los embajadores de Venezuela, Cuba y Nicaragua fueron detenidos por
militares enmascarados mientras visitaban a la ministra de asuntos
exteriores Patricia Rodas. Más tarde fueron liberados no sin antes ser
golpeados. Todo el patrón del golpe sigue estrechamente el modelo del golpe
de abril de 2002 en Venezuela contra Chávez, el papel de los medios de
comunicación, la desconexión del canal gubernamental de televisión Canal 8,
¡incluso el detalle de la aparición de una carta olvidada por Zelaya
dimitiendo como presidente! Obviamente, las mismas fuerzas están implicadas
en ambos países.
Está claro y es de conocimiento público que EEUU sabía que se estaba
organizando el golpe. Habían tenido conversaciones con los líderes del
congreso en el que se había discutido el golpe. EEUU aconsejó no detener a
Zelaya. Probablemente, la administración norteamericana, frente a la
movilización de masas del viernes y después de aprender las lecciones de
Venezuela, no tenía mucha confianza en tomar este paso ilegal y estaba más
favor de continuar con el patrón del "golpe constitucional", dejando la
destitución de Zelaya para otro momento más favorable.
La declaración de Obama sobre el golpe fue muy suave. Pidió a "todos los
actores políticos y sociales de Honduras que respeten las normas
democráticas, el estado de derecho y los principios de la Carta Democrática
Inter-Americana", y añadió que la situación "debe resolverse pacíficamente a
través del diálogo libre de cualquier interferencia exterior".
Tenemos una situación donde un presidente elegido democráticamente ha sido
detenido ilegalmente por las fuerzas militares y llevado al extranjero, y
Obama pide a "todos los actores políticos y sociales" que respeten las
normas democráticas y el estado de derecho. Esto deja evidentemente la
puerta abierta a los argumentos de la oligarquía de que Zelaya estaba
violando el estado de derecho con la consulta. Unas cuantas horas después,
tras las enérgicas declaraciones de Chávez y la condena de parte de la
Organización de Estados Americanos, la administración norteamericana salió
públicamente a decir que aún reconocía a Zelaya como el presidente legítimo
de Honduras.
Washington puede haber tenido algunos desacuerdos tácticos con la oligarquía
hondureña, pero comparten su oposición a cualquier gobierno que es visto
como un canalizador de las aspiraciones de las masas. No debemos olvidar que
los principales personales del golpe son todos militares entrenados en la
infame Escuela de las Américas, y que EEUU aún tiene 500 soldados
estacionados en Honduras.
La misma posición parece que ha adoptado el periódico español El País, que
se ha convertido en el portavoz de los intereses imperialistas y de la
multinacional española en América Latina, realizando una campaña vitriólica
contra las revoluciones venezolana y boliviana, y contra todos los
movimientos de masas de izquierdas del continente. En una editorial cínica
la línea es la siguiente: Rechazamos el golpe, pero apoyamos sus objetivos.
(La vuelta del golpe. El País). Dicen que al final: "lo cierto es que ayer
domingo el presidente o los militares, unos u otros, iban inevitablemente a
violar la legalidad". Así que formalmente rechazan el golpe y culpan a
Zelaya de "violar la legalidad" al convocar una "una consulta no prevista
por la Constitución, y a la que se habían opuesto el Congreso, la autoridad
electoral y el Supremo".
De los acontecimientos en Honduras se deben aprender dos lecciones. Una es
que incluso las reformas progresistas más moderadas a favor de los
trabajadores y campesinos no pueden ser toleradas por la clase dominante. La
lucha por la sanidad, educación, reforma agraria, empleos y vivienda sólo se
puede solucionar como parte de la lucha por el socialismo. La segunda es que
no se puede llevar a cabo una verdadera revolución mientras se deja intacto
el aparato del Estado burgués, que tarde o temprano será utilizado contra la
voluntad de la mayoría de la clase trabajadora.
El País, desde el otro lado de la barricada, claramente identifica lo que
estaba en juego en Honduras el domingo: "Lo que aquí se dirimía era, en
definitiva, el equilibrio de fuerzas en América Latina, de forma que si
Zelaya se salía con la suya en la consulta reeleccionista, ganaba terreno el
chavismo en América Central". La opinión de El País es muy clara. Había que
poner fin a esta situación y es sólo un método más aunque no fuese el mejor.
El presidente venezolano Chávez describía la situación correctamente cuando
denunció el golpe militar: "Es un golpe de estado brutal, uno de los muchos
que han tenido lugar a lo largo de más de 10 años en América Latina. Detrás
de estos soldados está la burguesía hondureña, los ricos que han convertido
a Honduras en una república bananera, en una base política y militar del
imperialismo norteamericano".
Pero como en Venezuela en 2002, miles de seguidores de Zelaya han salido a
las calles para luchar contra el golpe y exigir la reincorporación del
presidente.
Las organizaciones sindicales, incluida la confederación nacional CGT, ha
convocado este lunes una huelga general. Ese es el camino. Sólo a través de
la movilización de masas de los trabajadores y campesinos se puede derrotar
el golpe. Este movimiento de masas también debe hacer un llamamiento a los
soldados para que se nieguen a cumplir las órdenes de sus oficiales. Hugo
Chávez lo dijo así: "Soldado, vacía tu rifle contra la oligarquía no contra
el pueblo".
Debemos dar todo nuestro apoyo a los trabajadores y campesinos de Honduras
en su lucha por la reinstalación del presidente. Hacemos un llamamiento al
movimiento obrero internacional y a las organizaciones de solidaridad para
que expresen su oposición a este golpe reaccionario. Un papel particular lo
deben jugar las organizaciones obreras y campesinas de los países vecinos de
América Central y México. Se deben organizar piquetes y manifestaciones
frente a las embajadas hondureñas en estos países para animen a las masas de
Honduras.
¡No al golpe reaccionario en Honduras!
¡Movilización de masas en las calles y huelga general!
¡Soldado, vuelve tus armas contra tus oficiales y únete con el pueblo!
Jorge Martín
lunes, 29 de junio de 2009