Ida Garberi desde Honduras
“La historia nos ha indicado que
el camino de avance nunca es llano, pero que un pueblo
unido, que toma el destino en sus propias manos vencerá,
sin ninguna duda, todas las dificultades, creando
continuamente grandes epopeyas históricas "
Hu Jintao
El 28 de junio de 2009 pasó
lamentablemente lo que muchos pensaban que podría suceder
en cualquier país progresista en América Latina: en
Honduras, un golpe de Estado de los empresarios fascistas
y de los líderes militares vendidos al dinero vil, sin
respecto de la Constitución a la cual juraron lealtad, ha
secuestrado al presidente elegido democráticamente por el
pueblo, Manuel Zelaya Rosales, llevándolo a la base de
EE.UU. en Palmarola, en Honduras, y de allí a San José de
Costa Rica.
Después de tres meses y medio de los acontecimientos, he
tenido el gran honor de hablar personalmente con el
presidente traicionado, y sitiado en la embajada de
Brasil, donde está viviendo con su esposa y sus 60 fieles
compañeros.
“Tu llamada me nutre mucho espiritualmente, nos alimenta
mucho a todos los presentes aquí, gracias de todo corazón
por el aliento de todos los revolucionarios del mundo que
están apoyando al pueblo de Honduras después del terrible
golpe fascista y les envío un fuerte abrazo”, me dijo
Manuel Zelaya por teléfono.
Cuando secuestraron Zelaya, todo el mundo “se quedó con la
boca abierta”, con un sabor amargo y desagradable, que
recordaba el trágico 11 de septiembre de 1973 en Chile, y
que empezó a caer en nuestras gargantas. Fue una sensación
rápida, con ardor en los ojos, en la nariz, en la
garganta, como la que provocan los gases lacrimógenos a la
población hondureña, mientras la reprimen injustamente,
cuando exige el retorno de su presidente.
Una vez más, los yanquis piensan que pueden destruir en
unas horas, como si fuera un poco de basura, lo que un
pobre pueblo, pero honesto y tremendamente solidario,
construyó.
Ellos, los yanquis tienen su mente todavía en los años
70’, cuando un golpe de Estado en Honduras paralizaba el
país durante sólo medio día: si sucedía por la mañana, ya
en las escuelas por la tarde todo regresaba tranquilo y
las tiendas habían reanudado su ritmo normal, los ricos
salían a ganar dinero y a robar, y los pobres a pagar.
Pero algo esta vez palpitó en el pecho y en la mente del
pueblo hondureño y dijo: ¡BASTA!
Es cierto que ningún país extranjero ha reconocido al
nuevo gobierno de facto de Roberto Gorilletti, perdón
Micheletti, (excluyendo Israel, que sabemos que no brilla
por la democracia, la objetividad y la solidaridad, un
país donde su gobierno sionista no tiene miedo matar a
sangre fría mujeres y niños palestinos desarmados, cuyo
único delito es sólo creer en otro Dios); es cierto que
los organismos internacionales como la onU y la OEA
categóricamente condenaron el hecho, pero, el verdadero
protagonista de este proceso revolucionario totalmente
nuevo, es absolutamente el pueblo hondureño.
En un momento, después de aquel 28 de junio, como por arte
de magia, algo sacudió la conciencia de los hombres y las
mujeres de Honduras de buena voluntad, la gente que hasta
el día antes no estaban interesados en la política, han
decidido salir a la calles y decir “no” al golpe de
Estado.
El presidente elegido democráticamente, Mel, como lo
llaman cariñosamente sus seguidores, logró regresar a su
país sólo el 21 de septiembre y en modo clandestino, para
esconderse en la embajada de Brasil.
Durante este tiempo, el Frente Nacional de Resistencia
contra el golpe de Estado ha llevado la lucha del pueblo
en las calles y no se paró ante la terrible violencia de
los militares y de los policías que golpearon, violaron y
asesinaron sin descanso... pero sin ningún éxito. Nadie se
rindió, de hecho, a más violencia, la gente respondió con
más fuerza incorporándose a la resistencia.
Y todas estas maravillosas manifestaciones fueron
pacíficas, la violencia sólo y siempre fue del régimen de
facto.
En este clima de inestabilidad, violencia, lucha,
esperanza, confianza, mientras que la situación del estado
de sitio elimina cualquier garantía constitucional para el
pueblo hondureño, yo pude comunicarme con Manuel Zelaya,
mientras está viviendo en la embajada de Brasil.
Es un hombre muy positivo, me trasmite su optimismo a
pesar de la situación diciendo que él cree firmemente, que
tiene fe en la humanidad, aunque exista el mal, el cree
que florecerá el bien común y el espíritu de justicia. Me
dice que en la embajada la situación es crítica, debe
dormir en el suelo y con las raciones de alimentos muy
escasas.
“Todo esto parece algo muy pequeño, cuando pienso cuanto
tiene que sufrir mi pueblo y el sacrificio de mi gente”,
dice.
Confesó que su fuerza proviene del pueblo hondureño que
supo cómo luchar contra este terrible zarpazo que le dio
el golpe de Estado, del hecho de que, el ejemplo de este
momento histórico en Honduras, la lucha de un pueblo en
revolución en forma totalmente pacífica, espera pueda ser
un ejemplo trascendente para que esto nunca vuelva a
suceder en América Latina.
“Desde el primer momento de mi candidatura, luché por el
desarrollo económico de Honduras, con menos pobreza y
menos desigualdad, y eso me hace orgulloso de saber que la
gente ha comprendido y defendido sus logros sin ser
pisoteados por la oligarquía y la élite militar; mi meta
de despertar a las masas, de quitarle la venda de los ojos
y crear una conciencia colectiva para evitar el saqueo de
Honduras, fue alcanzada”.
Cuando le pregunto si cree que el pueblo tiene ya vencido
a Micheletti y que el no quiere reconocer que perdió en
todos los frentes y no logró doblar a nadie, Zelaya me
dice estar de acuerdo y añade que, lamentablemente, un
golpe nunca deja nada bueno a la gente, lo hace volver a
los períodos más oscuros y sólo las revoluciones conducen
al progreso.
“No tengo fe en el tirano, aunque más critico a los que le
dieron el palo a este loco, ellos son el problema, porque
los grupos fascistas son ambiciosos de poder económico y
ahora también del poder político, detrás de ellos hay las
multinacionales, que tienen un monopolio sobre todos los
bienes, todos los alimentos y todos los servicios.
Micheletti es solamente un intermediario, está sólo
haciéndonos pasar vergüenza y ensuciando el nombre de su
familia”.
Interrogado sobre la mesa de diálogo, dijo que no tenía
mucha fe en las negociaciones, que son un instrumento de
la civilización, “pero creo que ahora sólo hacen retrasar
las cosas”.
“No me mal entienda, no le tengo miedo al tiempo, de
hecho, el tiempo para nosotros se detuvo el 28 de junio, y
todo lo que ha sucedido después fue la demostración de
nuestra fuerza, lo que somos capaces con este movimiento
de maravillosa resistencia pacífica”.
“Tampoco puedo creer en la voluntad política para resolver
la situación de aquel que se mancha con un golpe de
estado, con las manos manchada de sangre, exactamente como
el que roba, secuestra, viola, no tengo confianza en su
buena fe”.
Concluyo mi entrevista con Mel preguntando si cuando todo
se terminará y la gente podrá reclamar una asamblea
constituyente (que es la razón por la que se produjo el
golpe, porque los oligarcas fascistas no quieren un cambio
de la Carta Magna a favor del pueblo) será “un delegado
que le ayudará a escribir esta nueva página en la historia
de Honduras”.
“El resultado de la pesadilla de todo esto, puede ser sólo
una victoria del pueblo y una derrota para el golpe, no sé
cuándo va a suceder, creo que se retrasará todavía, por
todas las dificultades que están creando. Voy a seguir
acompañando a mi gente y todo lo que me queda para darle
será suyo, a mi gente maravillosa en la revolución con la
que quiero seguir trabajando, mantenerme a su lado”.
“Para resolver la crisis, necesitamos aún más medidas de
las organizaciones internacionales, como las Naciones
Unidas, deberían aplicar más energía y la gente tendrá que
mantenerse firme en sus posiciones, siempre en
resistencia, haciendo un gran sacrificio, pero no será en
vano”.
Saludo el Presidente deseándole que lo más antes posible
pueda volver a las condiciones de vida y de trabajo de
acuerdo a su alta dignidad y termino parafraseando a Pablo
Neruda en su poema dedicado al padre de la patria de
Honduras, Francisco Morazán. ... “Invasores llenaron tu
morada.
Y te partieron como fruta muerta, y otros sellaron sobre
tus espaldas los dientes de una estirpe sanguinaria, y
otros te saquearon en los puertos cargando sangre sobre
tus dolores.
Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes.
Hermanos, amanece. (Y Morazán vigila.)”
* la autora es la responsable de
la página web de Prensa Latina
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