En el año 2005 se cumplió el centenario del nacimiento de
Jesualdo, y más allá del homenaje que se le tribute como pedagogo comprometido
con los más altos valores de la educación de nuestro continente, es una buena
ocasión para reflexionar sobre su obra, que ha permanecido marginada por el
olvido inconsciente o interesado, el desconocimiento o el brillo de modas que
muestran como nuevas, cuestiones planteadas con lucidez en el pasado.
Conocer las raíces pedagógicas comunes latinoamericanas es una exigencia que
permanece insatisfecha a pesar del continuo multiplicarse de la literatura
sobre educación. En este marco se plantea la recuperación de la obra de
Jesualdo.La publicación en 1935 de “Vida de un maestro”, en la que narra su
experiencia en la escuela rural de Canteras del Riachuelo, produjo viva
conmoción en el magisterio latinoamericano que vio reflejada en aquellas
páginas sus propias inquietudes y convicciones.
Luego fue ampliamente reconocido por los medios académicos que lo llevaron a
ejercer la docencia y el asesoramiento en educación también fuera de su
patria. Dictó conferencias y cursos en diversos países de América Latina,
Europa, Asia y África, y en Estados Unidos. En 1961-62 estuvo en Cuba, donde
fue decano de la Facultad de Educación y colaboró como asesor en la Campaña de
Alfabetización. Desde innumerables tribunas luchó por los derechos de los
niños y de los maestros y por un mundo más justo. En 1965 participó en el
Congreso Internacional de Educadores en Argel como miembro informante de la
Federación Internacional de Sindicatos de la Enseñanza.
Obtuvo varios premios nacionales e internacionales por su labor pedagógica,
literaria e histórica.En el presente trabajo nos proponemos presentar
brevemente los temas que consideramos fundamentales dentro de su obra: su
proyecto curricular basado en la expresión creadora y el interés actual y su
concepto de “pedagogía tránsito” que ubica su posición político-social. Además
presentamos un comentario sobre el ensayo inédito “Vigencia de la educación en
Lenin” en el que estaba trabajando cuando la dictadura se instauró en nuestro
país. Durante ese nefasto período, cuyo final no llegó a ver ya que falleció
en 1982, se le prohibió cualquier tipo de actuación, así como la difusión y
venta de sus libros.
El interés actual y la expresión creadora como proyecto curricular.
Comienza a desarrollar la tesis sobre estos temas a partir de su primera obra
pedagógica “Vida de un maestro” y culmina su concepción en “La expresión
creadora del niño” en la que recoge su elaboración de varios años y él
considera “una especie de pedagogía de valores sobre la expresión y creación
infantil” (1). Henri Wallon calificó a esta última obra como un valioso aporte
a la pedagogía contemporánea..La primera relata su experiencia en la escuela
rural de Canteras del Riachuelo, a la que describe con las siguientes
palabras: “...escuelita de un rincón de la tierra, simple barracón de cinc y
madera, descascarado; podridas sus puertas; raídos sus pisos; con latas y
cartones por vidrios; con un grupito de maestros salidos de la entraña de la
realidad más que de cartapacios pedagógicos, como sostenedores e
inquietadores...” (2).
La directora era su esposa María Cristina Zerpa, ejemplar compañera y
fundamental apoyo para el desarrollo de la experiencia.Las autoridades de la
dictadura de la época lo destituyeron en 1935 y prohibieron la continuación de
la experiencia luego de la publicación de “Vida de un Maestro” en la que
efectúa severas críticas al sistema, tanto en el ámbito educativo como en el
social.Sus inquietudes lo inscribieron desde el comienzo de su actividad
docente, aunque desde una actitud crítica, en los caminos renovadores de la
corriente de la escuela nueva o activa que proponía el traslado del interés
que había existido por los métodos de enseñanza, hacia lo relacionado con la
psicología del niño y del aprendizaje, privilegiando nuevas pautas de
actividad, libertad y autonomía. Jesualdo profundizó en particular el tema de
la expresión otorgándole una dimensión mucho más rica de la que se le daba
corrientemente.
Al referirse a su formación teórica, Jesualdo escribe: “Y entonces me encerré
a leer todo, a apurar todo de un trago, como un borracho que cree llegar a ver
a Cristo en el fondo de la última copa. Busqué lo que había en todas partes
para doctorar mis intuiciones. Devoré lo bueno y lo malo; lo antiguo, que a
veces me resultaba nuevo y lo que parecía nuevo, porque las hojas del libro
estaban sin cortar y era, ay, viejo de senectud.” (3). Supo conciliar la
práctica con la teoría y apostó a la concreción de su experiencia en un marco
que escapaba a toda solución elitista, al llevarla a cabo en una escuela
pública, como legítimo heredero de la mejor tradición iniciada por el
Reformador José Pedro Varela.El centro medular de su pedagogía era la
expresión creadora que, junto a lo que él llamaba interés actual, configuraron
los pilares de su proyecto curricular.
El término expresión que manejó desbordaba el concepto de manifestación que
permite la comunicación entre los seres mediante el uso de diversos signos, y
también la acepción que la vincula exclusivamente al hecho estético ligado al
arte.Jesualdo ilustraba las conferencias con los trabajos de sus alumnos que
asombraban por su originalidad y cualidades plásticas.
En esos años fueron publicados “180 poemas de los niños de la escuela de
Jesualdo”, “La literatura infantil” y su antología ampliada “500 poemas de los
niños de la escuela de Jesualdo”. Los excelentes resultados obtenidos en ese
terreno tuvieron inmediata repercusión, pero no se llegaron a analizar
suficientemente las connotaciones cognitivas, emocionales y sociales de la
expresión como propuesta pedagógica que debía guiar la totalidad de la
práctica escolar. Se enfrentó a las contradicciones que percibía en la
pedagogía a partir de dicho aspecto pues para él estaba estrechamente
vinculado a la apropiación del conocimiento, por lo cual comenzó a
interrogarse acerca de la lógica de aprender a expresarse mediante el
conocimiento o si, por el contrario, el conocimiento estaba condicionado a la
necesidad expresiva.Sostenía que la escuela en ese tiempo trabajaba la
expresión de manera que no le servía al niño para traducir sus vivencias
íntimas, ni como vehículo para dominar el conocimiento, ni para integrarse al
medio enriqueciéndolo Si esta expresión sigue su curso natural de maduración
sin represiones, podía y debía ser original y llegar a ser creadora ya que
todos los individuos disponen de una expresión particular en cualquier
material, ya sea la palabra, la línea, el ritmo, la forma, etc., que le debe
servir para su comunicación y su desarrollo propio y del medio.
Es la escuela “...la que debe hacer jugar todos los elementos de la
preparación del niño para servir al desarrollo de esa expresión, invirtiendo
los signos: en lugar de proporcionar al niño cultura para lograr expresarse –
una de las razones fundamentales del destino humano- , desenvolver la
expresión aprendiendo.” (4) El autor señalaba que cuando la expresión es
reprimida se somete a los niños a la pérdida de espontaneidad y originalidad y
sus consecuencias para la psiquis son funestas porque luego se manifestarán no
solo en el empobrecimiento del lenguaje sino también en el campo de lo
emocional y de lo cognitivo, ya que la expresión es un elemento de
retroalimentación con el conocimiento: “Cuanto mayores vayan siendo sus medios
para expresarse y más limitados los horizontes de sus posibilidades para
hacerlo, mayores perturbaciones generales experimentará su psique, mayor
disipación mostrará en lo que realiza, porque el niño tiene que encontrar, en
alguna forma, una vía de descarga para sus complejos expresivos que no son
menores que ningunos otros.” (5).
Se apoyaba en Freud y Ponce para fundamentar este concepto. En su ensayo “Del
mito primitivo a la sinfonía tonta” (1943) se encuentran también referencias a
Piaget y Wallon cuando se refiere a las características psicológicas del
niño.Por este camino se encontró con el problema teórico de la aptitud por ser
el antecedente directo de la expresión. Situó su origen en lo orgánico como
predisposiciones, funciones potenciales o tendencias, que podrán desarrollarse
o no, de acuerdo con las influencias de las condiciones exteriores y ante todo
de la educación.
Repasando los trabajos sobre la aptitud efectuados en aquella época se
constata que la investigación se realizaba dentro del campo de la orientación
vocacional y laboral. Jesualdo revisó la bibliografía sobre este tema y
concluyó que desde Platón hasta Taylor solo se especulaba en ese terreno con
fines utilitarios y denunció a las exigencias del fabrilismo que habían
reducido el concepto de aptitud al de automatismo.
Algunos de los modelos teóricos en los que basó su pensamiento han dejado de
ser actuales, otros en cambio alcanzaron mayor notoriedad posteriormente, pero
cabe destacar su capacidad para seleccionar dentro de la frondosa literatura
existente, muchas concepciones que aún hoy se mantienen vigentes. Encontró que
eran los propios psicólogos quienes planteaban carencias en el desarrollo de
temas de referencia insoslayable en el campo de la educación, y al estudiar
las reflexiones en este sentido de Claparéde y Vigotski, entre otros, llegó a
proponer un verdadero plan de investigación sobre la aptitud.
Desde el marco de la expresión, planificó el trabajo escolar que debía
fincarse además en los intereses actuales de los niños, para cuya definición
se separó del concepto de centro de interés utilizado por la escuela nueva
considerándolo artificial y representativo del interés del maestro y no del
niño, mientras que por el contrario “ el centro debe ser el niño y el interés
debe nacer de su necesidad presente.” (6).
En la médula de la vastísima bibliografía consultada introdujo el bisturí de
su crítica y descubrió cómo la realidad entraba en los planes y los programas
de la escuela, señalando que: “en nuestra “vida aprendiendo” –no cabe otro
nombre a nuestro trabajo- no era necesario crear el “ambiente especial” que
reclama la Dra. Montessori, quien asegura que “el niño no puede desarrollarse
en el ambiente complicado de nuestra sociedad...” (7)
Al explicar las características del interés actual destacó la diferencia entre
el concepto decrolyano de centros de interés, y el método de complejos tal
como se experimentaba en ese tiempo en la Unión Soviética, porque éste, además
de ser globalizador “es una aplicación de la dialéctica marxista a las
actividades de la escuela, y tiene como base el trabajo productivo y
socialmente útil, con lo cual entraña la intervención de la actualidad (los
intereses actuales) y el autogobierno escolar.” (8)
Su propuesta se vinculaba a esta concepción ya que estructuraba el trabajo
partiendo de la realidad concreta de lo que ocurría en el medio, de la
relación con los hogares, de la situación social y económica de sus
habitantes, de la peripecia de cada uno de los niños, lo que implicaba el
análisis con ellos del programa a desarrollar para atender a sus inquietudes y
valorar sus iniciativas.
También se discutían y planificaban en conjunto con los niños las normas de
responsabilidad y disciplina colectiva, así como la publicación del periódico
escolar realizado por los niños y los maestros, llamado “El marrón”, nombre
inspirado en la herramienta utilizada por los trabajadores de la cantera para
romper la piedra, emblema que también se encontraba en la bandera del equipo
deportivo de la escuela.Consideraba que su generación hasta ese momento había
prestado mayor atención a las formas que a los fines y había dado por
resueltas mediante las fórmulas mágicas de los métodos las relaciones de la
conducta y la personalidad del niño con los intereses propuestos por la
colectividad, cuando en verdad había una enorme desproporción entre el oficio
teórico del educador y la realidad concreta a que debía servir.
Su dimensión político-social.
1.-Pedagogía- tránsito.
Al referirse a José Carlos Mariátegui, Jesualdo dice: “La obra de los
pedagogos que América ha denominado revolucionarios, está llena del más hondo
sentido humanista; tiene un derrotero lógico y científico, nunca utópico, y
tan seguro como que él acabará con esa escuela arcaica; y responde, en su
tiempo, a los llamados del pueblo que despierta a la conciencia de su
verdadero destino social, más allá de toda especulación puramente
intelectualista.” (9)Estas palabras son premonitorias de la forma en la que
hoy se puede caracterizar la propia trayectoria de Jesualdo, que desde muy
joven estuvo presidida por una visión humanista arraigada en nuestro destino
latinoamericano. Sus inquietudes lo llevaron a estudiar magisterio y a
vincularse al periodismo, actividades que lo pusieron rápidamente en contacto
con la situación política y social.
Es así que se alineó con quienes luchaban a favor de la República Española y
de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial y adhirió al marxismo,
integrando una generación de docentes uruguayos que prestigió nuestra escuela
pública intentando elevar su nivel técnico y luchando al mismo tiempo por los
derechos del niño.En su trabajo inicial como maestro, se sintió obligado a
hacer una fundamental opción: “...o yo respondía con mi trabajo a los
intereses de la Empresa explotadora de la región, (...) o a las necesidades e
intereses de los habitantes de la aldea, en su mayoría, obreros y gregarios de
la Empresa. (...) desde luego, me decidí por la aldea y los habitantes, porque
allí empecé a tener una nueva medida de mis relaciones humanas y el verdadero
concepto de las contradicciones sociales que vivía.” (10).
Con esta decisión a cuestas comenzó su peregrinaje por América exponiendo sus
ideas, al tiempo que estudiaba los problemas que padecía la educación a nivel
continental, y es desde esta perspectiva que consideramos a Jesualdo un
precursor por sus aportes al enfoque analítico de esa realidad. El registro
político social impregna toda su obra, pero es fundamentalmente en “Problemas
de la educación y la cultura en América” y “El niño y la educación en América
Latina” donde profundizó el análisis desde este punto de vista, sustentando
sus argumentos con el examen de cifras, legislaciones y balances de la gestión
de los gobiernos y de los organismos internacionales.
A lo largo de sus trabajos mantuvo la búsqueda de una síntesis que aportara
los cambios necesarios en los métodos y en la relación de la escuela con la
sociedad, pasando por la conquista de los conocimientos, el desarrollo de la
personalidad y la democratización.Compartía la posición que Aníbal Ponce
desarrolla en “Educación y lucha de clases” aunque consideraba que su criterio
era excesivamente riguroso para juzgar la función social en la evolución
pedagógica ya que se debía tener en cuenta el factor temporal, porque con una
vara tan rígida “... no la medía ni el propio Marx, ni Engels, ni se ha
seguido midiendo...-; empequeñeciendo a pedagogos y reformas que aún ahora
están gravitando en la escuela del mundo, y cuya visión progresista, costará
mucho trascenderla aún, por sus fundamentos humanos y racionales.” (11)
A partir del estudio de la obra de Ponce, Jesualdo expuso su concepto de
“pedagogía-tránsito” acerca de que la educación no es tan solo un factor de
reproducción social. Sostenía que la obra de Ponce carece de un capítulo de
orientaciones “...a los maestros que actúan en la escuela actual y que quieren
servir a una obra de mayor justicia y razón, como un planteo en proyección, de
una escuela para una sociedad en transformación.” (12).
Para Jesualdo, si bien la escuela ha vivido subordinada a lo político social y
es su reflejo, siempre existieron y siguen existiendo en nuestras realidades
determinadas contradicciones que permiten un espacio intersticial en el que
puede instalarse la lucha para colaborar en la transformación del medio, a
partir de “...una pedagogía-tránsito que ha de servirnos en las sociedades
actuales y los instrumentos que ella nos puede proporcionar para el mejor
éxito de nuestro cometido.” (13).
La intensa actividad que desarrolló es un ejemplo de su lucha por interpretar
la realidad y tratar de transformarla.
En los últimos años surgieron en el marco de las ciencias sociales, corrientes
“reproductivistas” que niegan el espacio de la educación como instrumento de
desarrollo individual y liberación colectiva, portando un sentimiento de
impotencia y escepticismo.
La definición de “pedagogía-tránsito” expresa una nítida posición sobre la
relación entre las esferas de lo político y lo educativo que ubicaría a
Jesualdo entre quienes en la actualidad discrepan con aquella posición y
valoran el papel democratizador de la escuela en el ámbito social.
2.-Hacia una concepción marxista-leninista de la educación.
Jesuldo publicó “V.I.LENIN, acerca de la educación” en 1970, en el marco de
los homenajes tributados al gran revolucionario, con motivo del centenario de
su nacimiento como forma, dice al comienzo de la obra, de saldar en parte la
deuda que sentía hacia quien le había señalado un camino posible en la
búsqueda de un mundo más justo, sin explotados ni explotadores.
Esta ardua investigación compila textos que recogen temas sobre educación
extraídos de las “Obras completas”, y en el prólogo asume el compromiso de
complementarla en un ensayo posterior que tenía en preparación y esperaba
editar en el curso de ese mismo año.El extenso trabajo prometido, al que
tituló “Vigencia de la educación en Lenin” (*), quedó inédito y solo publicó
un fragmento del mismo poco después en el No.11 de la Revista de la Educación
del Pueblo.
Darlo a conocer a través de esta breve incursión en sus lineamientos
generales, va más allá del hecho puntualmente histórico: se trata también de
instalar la teoría pedagógica en el marco de nuestras propias fuentes, de
hacer una aproximación a la vigencia de las concepciones de nuestros
educadores y a la lectura que hicieron de la realidad educativa.Luego de
alrededor de treinta años transcurridos desde su elaboración, “Vigencia de la
educación en Lenin” mantiene una gran riqueza de contenido por el enfoque y el
análisis de problemas que han trascendido en el tiempo.
El autor manifiesta que cada vez que la acción revolucionaria implique cambio
social, la educación debe ser de las tareas inmediatas a realizar y fundamenta
su trabajo diciendo: “Desarrollar ese conocimiento y su función
transformadora, a través de la vida y la obra de Lenin, y ponerla al rojo vivo
en el conocimiento de todo constructor revolucionario, en la época que nos
toca vivir, ha sido el objeto de este trabajo.”La teoría político educativa de
Jesualdo es el producto de una larga elaboración que se nutre de su
experiencia y de su formación teórica a través de la lectura crítica de
filósofos y pedagogos, desde los clásicos hasta sus contemporáneos.
En “17 Educadores de América” dice: “... me dediqué durante varios años –sigo
aún en esa tarea- a reunir documentos de nuestra experiencia para tratar de
señalar, entre el laberinto de contradicciones, cuál había sido nuestro camino
pedagógico, cuáles los instrumentos de esa labor, qué resultados prácticos se
podían desprender de ellas y de qué manera se podía generalizar y disciplinar
este (aunque me resisto a llamarlo así) sistema.” (14)
Pensamos que la fundamentación de su tan buscada teoría, culmina cuando se
adentra y analiza los textos de Lenin, en quien destaca al conductor de una
revolución que se propone llevar a la práctica sus ideas sobre la educación
del pueblo.
Jesualdo dice: “La educación es el fundamental instrumento de transformación
social en cualquier proceso que exige cambios profundos y permanentes, en
cualquier época y sean cuales fueren las circunstancias y regímenes que tengan
que operar en tal sentido.” Agrega que así fue entendido y utilizado desde las
primeras relaciones humanas y por lo tanto este principio no podía escapar a
los fundadores del marxismo-leninismo.Esta valoración la encuentra en el
concepto de “categoría eterna”, como califica Lenin a la educación, por lo que
plantea que esta idea debe encabezar su exposición por considerarla una
original definición totalizadora, y añade: “...las categorías, desde el punto
de vista marxista, no son sistemas cerrados o inmutables de nociones
fundamentales, a priori, sino como un reflejo de los aspectos más generales y
más esenciales de la naturaleza y de la sociedad en la conciencia, que
expresan la realidad objetiva (siempre cambiante)...
En consecuencia, la educación es una categoría porque no es sino la expresión
objetiva de un estado de conciencia que denuncia en el hombre su capacidad, su
posibilidad para interpretar su medio, evaluar sus relaciones cognoscitivas,
aprehender las leyes que rigen esas relaciones y a su vez, estimularse hacia
la superación cognoscitiva en un progresivo trabajo de concientización.”Comparte
con Lenin la idea de que para avanzar hacia las metas políticas y económicas
transformadoras de la sociedad es imprescindible implementar el proceso
cultural empezando desde su base o sea desde la alfabetización total, ya que “
el analfabetismo “ es una secuela de la esclavitud”. Para que todo el pueblo
participe verdaderamente en la construcción de una política económica que lo
beneficie debe salir de su ignorancia y subraya la frase de Lenin: “Un hombre
analfabeto se halla fuera de la política.
”·La lucha contra el analfabetismo es una preocupación constante en Jesualdo,
no solo en el plano teórico sino también en la acción concreta desde el
comienzo de su actividad en Canteras del Riachuelo hasta su activa
intervención en las campañas de alfabetización en México (1939) y Cuba (1961).
Preocupación esta que es permanente en el magisterio latinoamericano ya que el
problema ha seguido agravándose, por lo que será una instancia fundamental el
Primer Congreso Mundial de Alfabetización a realizarse el año próximo en Cuba,
el único país de América sin analfabetos.A lo largo de su ensayo desarrolla
las ideas de Lenin relacionadas con la educación y su gran poder
transformador, al tiempo que va exponiendo sus propias reflexiones. En el
capítulo final extrae algunas conclusiones que pueden orientar en situaciones
de cambios sociales que se propongan el servicio del bien colectivo “...para
estructurar bases firmes científicas de tipo general pero de importancia
capital para que los pasos posteriores se encadenen con la seriedad y el rigor
técnico-científico que exige la educación moderna.
La educación que ya ha dejado de ser meras formulaciones, frivolismo
metodológico o mescolanzas idealistas y subjetivas que repugnan tanto al buen
sentido de los pedagogos verdaderamente modernos (por lo progresistas y
científicos), como a la seriedad que reclaman los pueblos sobre los efectos de
servicio tan comprometido con la formación de la niñez y la juventud para un
porvenir luminoso.”Destaca la importancia de no desechar los conocimientos
adquiridos por la humanidad y elaborados a lo largo de la historia, siempre
con sentido crítico, respetando los valores que el tiempo ha decantado.
Se extiende en este capítulo al tratar el tema del valor de instrumento
político de la educación, recogiendo la idea de Lenin de que los fines
educativos en un sistema capitalista no son los mismos que en el socialismo,
ya que son diferentes sus concepciones del hombre y de sus relaciones con el
medio. Un sistema que considere la educación como instrumento político
cultural, que tenga como base el trabajo y sus relaciones con la ayuda de la
técnica y la ciencia, puede lograr la preparación y superación del hombre en
un proceso único, continuado, sin interferencias.
La educación en una sociedad socialista , tal como la veía Lenin, es un
instrumento político-cultural que tiene como sustento teórico el trabajo y sus
relaciones, y cuya finalidad es liberar al ser humano de la alienación
despojadora de sus posibilidades y desarrollar las virtudes intrínsecas del
ser humano.Es una falsedad, opina Jesualdo, separar la política de la economía
como lo hace la concepción burguesa, ya que la política no puede ni debe ser
un efecto pasivo de la economía, sino que ha de ser una “gran fuerza
transformadora” resultado de la elaboración del pueblo puesto que éste “forma
parte principalísima de las clases de la nación: son los productores, los
creadores de la riqueza nacional con su esfuerzo y trabajo.” Y agrega:
“Tampoco es casual que en estos momentos en que las condiciones sociales
comienzan a ser semejantes en los países subdesarrollados, los sistemas
educativos empiecen a entrar en crisis en todos sus renglones: económicos,
políticos, administrativos, culturales, manoteando el servicio educativo como
a una rama para salvar si no otra cosa, el statu quo, que les permita
sobrevivir...”Finalmente se refiere a dos temas estrechamente vinculados entre
sí: la implementación de la escuela única y la enseñanza politécnica, cuya
esencia conlleva el concepto del trabajo productivo socialmente útil. En
relación a la escuela única manifiesta que constituye “un proceso educativo
entero, ligado entre sus eslabones desde los primeros grados del aprendizaje
del niño hasta las últimas etapas formativas del individuo.
Es decir, es una escuela como la ha soñado siempre el magisterio más
progresista, que comienza la preparación del ser humano y ya no tiene más
detenes. Y que además de ser, no como en general es la escuela del mundo
capitalista: un mosaico indeterminado a menudo incongruente y en general
irracional de instituciones que tienen el cometido de los servicios educativos
con superposiciones, distorsiones, interferencias o reiteraciones, cada una de
ellas girando casi siempre sobre un eje autónomo o cuasi ( en algunos países
los entes educativos, como en el nuestro, son como se ha dicho y lo
compartimos, pequeñas repúblicas autónomas) totalmente desengarzadas o
incoordinadas entre sí verdadero disparate de incoherencia, desunidad y
despilfarro económico...”Han pasado más de treinta años desde que Jesualdo
escribiera estas palabras y parecería que la situación poco ha cambiado; más
allá de propósitos enunciados, la verdadera transformación está aún por
llegar.Junto a la organización de la enseñanza a partir de este concepto de
escuela única, el autor expresa su acuerdo con Lenin con respecto a que la
enseñanza debe ser gratuita, obligatoria general y politécnica.
Según él: “... la instrucción politécnica equipa ya al alumno con
conocimientos que por un lado familiariza con la técnica y por otro lado le
dan posibilidades para comprender su papel humano en el proceso social de
producción. Va engañado aquel que cree que la instrucción politécnica consiste
en hacer repetir manipulaciones mecánicas.” (15)
Su análisis tiene como centro fundamental la idea del trabajo en la formación
cultural de la juventud, idea que Lenin asimiló de Marx y Engels y sus
antecesores socialistas utópicos, en particular Owen. Jesualdo hace un
pormenorizado estudio de estas fuentes.Cita a Lenin: “ Este pensamiento justo,
reside en que no es posible imaginarse el ideal de una sociedad futura sin la
conjugación de la enseñanza con el trabajo productivo de la joven generación;
ni la enseñanza e instrucción, sin trabajo productivo, ni trabajo productivo,
sin la paralela enseñanza e instrucción, podrían ser puestos a la altura que
requiere el nivel contemporáneo de la técnica y el actual estado del
conocimiento científico.
”De acuerdo con esto, para Jesualdo toda la concepción moderna que incorpora
con carácter pedagógico la técnica productiva del trabajo socialmente útil
abre nuevas perspectivas metodológicas teórico-prácticas. Estas ideas permiten
reflexionar acerca de la relación del aprendizaje con el trabajo que luego
incidirá en la relación que tendrá el hombre con el acto de producción. Si el
sujeto considera ajeno el producto de su trabajo y no reconoce en él su propia
actividad, también se sentirá extraño consigo mismo.
Este aspecto se encuentra en la base de la concepción pedagógica experimentada
en Canteras del Riachuelo cuando se promovía una preparación liberadora de la
alienación que despoja al niño de sus posibilidades y virtudes intrínsecas y
se ponía en práctica la interacción del niño con su medio mediante la
expresión creadora y el interés actual.Finalmente el autor expresa el deseo de
que su ensayo sea un estímulo, más allá de prejuicios que a menudo dominan a
los dirigentes, para la lucha de los pueblos por la independencia y la
desalienación.
Esta obra se encuentra, junto a otros documentos pertenecientes al pedagogo,
en custodia de su hija Dana Sosa de Boccardo.
CITAS. 1.-“Biografía”, Jesualdo, inédito. 2.-“Fuera de la escuela”, Jesualdo,
p. 11, 1960, Ed. Meridión, Bs. As. 3.-“Antecedentes de mi pedagogía de la
expresión”, Jesualdo, p. 13, Ed. Aquí testimonio, Montevideo,1968.
4.-“Biografía”, ob.cit.5.-“Del mito primitivo a la sinfonía tonta”, Jesualdo,
p.85, Anales de I. Primaria, diciembre de 1943, Uruguay.6.-“Vida de un
maestro”, Jesualdo, p.117, Ed. Losada, Bs. Aires, 1947.7.-“17 educadores de
América”, Jesualdo, p. 428, Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1945.8.-“Los
fundamentos de la nueva pedagogía”, Jesualdo, p.287, Ed. Americalee, 1943, Bs.
Aires.9.-“17 educadores de América”, ob.cit., p.359.10.-Ob.cit. p.419.11.-Ob.cit.
p.402.12.-Ob. cit. p.403.13.-“La expresión creadora del niño”, Jesualdo, Ed.
Poseidón, Bs.Aires, 1950, p. 25.14.- “!7 educadores...” p.411-412.15.-“La
escuela politécnica humanista”, Jesualdo, Ed. Losada, Bs.As., 1974, ps. 52-53.
OBRA DE JESUALDO
1927.- “Lecturas, biografías y héroes de leyenda” y “Nave del alba
pura”.1929.- “Siembra de pájaros” y “El hermano polichinela” (premiada por el
Ministerio de Instrucción Pública).1935.- “Vida de un maestro”. 1937.- 2ª.
edición de “Vida de un Maestro”.1938.-“180 poemas de los niños de la escuela
de Jesualdo”.1940.-“José Artigas, del vasallaje a la revolución” (premiada por
el Ministerio de Instrucción Pública). 1942.-“Fuera de la escuela” y “Sinfonía
de la bailarina”.1943.-“Problemas de la educación y la cultura en América”
(Premio Nacional de Ensayo del Ministerio de I. Pública), “Los fundamentos de
la Nueva Pedagogía” y “Del mito primitivo a la sinfonía tonta”, premiada por
el Consejo de Enseñanza Primaria. 1944.-“La literatura infantil”1945.-“José
Artigas, primer uruguayo ejemplo para los niños”, “500 poemas de los niños de
la escuela de Jesualdo” y “17 educadores de América”(premiada por el
Ministerio de I. Pública).1947.-“La enseñanza en el Uruguay” (Informe para el
Ministerio de Instrucción Pública)1949.- “Elegía autobiográfica” (premio
Poesía del Banco de la República), “La Escuela de la Patria”, (Revista
Nacional No.124, Montevideo)1950.- “La expresión creadora del niño” e “Ideas
pedagógicas de F.A.Berra”.1952.-“Mi viaje a la U.R.S.S.” 1954.- “La escuela
lancasteriana” (premio anual de la Universidad).1955.- “Don Juan de Byron”.
1958.- “Formación del pensamiento racionalista de José Pedro Varela”1959.-
“Conocí China en otoño”.1960.- Capítulo: “Francisco Javier Eugenio de Santa
Cruz y Espejo” en “La América Latina en el pasado y en el presente”.1961.-
“Antología de la poesía latinoamericana”.1963.- “Vaz Ferreira, pedagogo
burgués”.1965.- “La educación y el niño en América Latina”.1966.- “El tiempo
oscuro”.1968.- “Antecedentes de mi pedagogía de la expresión”, “Pedagogía de
la Expresión” (Universidad Central de Venezuela, Caracas), “Artigas” (edición
en ruso, Moscú), “Los fundamentos de la nueva pedagogía” (Universidad de
Venezuela”.1970.- “Lenin y la educación”, “Reencuentro en Roma con Rafael
Alberti”.1971.- “El garañón blanco”.1974.- “La escuela politécnica humanista”.
Ensayo inédito: “Vigencia de la educación en Lenin”
Dana Sosa de Boccardo Maestra
Carmen Pastorino Maestra