Propuesta del
Partido Comunista de los Trabajadores a las organizaciones políticas, sociales,
ambientalistas y gremiales para las elecciones 2007
Por un Frente Único, Popular, Revolucionario por el Socialismo
Basamentos:
La lucha indeclinable entre el proyecto
popular y el proyecto del capital financiero local e internacional se
manifiesta históricamente de distintas formas. Una de ellas, y en el transcurso
de este año, se dará en el ámbito electoral.
Como es sabido, en el
marco de la democracia burguesa, mientras ella exista y no la podamos superar
por una auténtica democracia proletaria, las elecciones son parte integrante de
cómo se manifiesta en cada momento histórico la lucha de clases, hasta tanto no
se llegue, como nos dice Marx, a la guerra de clases.
En las condiciones
actuales, el movimiento revolucionario puede aprovechar para tomar contacto con
las masas a fin de hacerles conocer sus propuestas, en instancias de alza del
clima político general. Puede utilizar el proceso electoral para generar masa
crítica, y desarrollar entre las masas una política que les permita identificar
el origen de sus males y a su vez crear las condiciones para su solución,
constituyendo junto a las aspiraciones por el socialismo y la democracia de los
que luchan, una herramienta que pueda sacar provecho de las elecciones para la
construcción revolucionaria.
Asimismo, ve facilitada
la posibilidad de desplegar una acción lo más amplia posible, a través de una
intensa labor de propaganda y agitación para demostrar ante el pueblo las
limitaciones de las elecciones burguesas y la hipocresía de los partidos
políticos del sistema.
Una auténtica democracia
no es una alternancia periódica de funcionarios al servicio del mismo poder
económico. Éstas son falsas opciones de una falsa democracia.
Por eso es muy claro
Lenin cuando dice: “Ningún
socialdemócrata (comunista) que pise el terreno del marxismo, deduce la medida
del boicot (a las elecciones), del grado reaccionario de tal o cual
institución, sino de determinadas condiciones especiales de la lucha”.
Más adelante nos
encontramos con otro párrafo muy esclarecedor:
“Lo
que nos importa no es asegurar mediante mañas un puesto en la Duma
(parlamento). Por el contrario, estos puestos son importantes en la medida que
puedan contribuir a desarrollar la conciencia de las masas, a elevar su nivel
político, a organizarlas, no en nombre de la placidez filistea, no en nombre de
la “tranquilidad”, el “orden” y la “prosperidad pacífica burguesa”, sino en nombre de la lucha, de la
lucha por lograr la plena emancipación del trabajo de toda explotación y de
toda opresión. Sólo en esa medida son para nosotros los puestos en la Duma y
toda campaña electoral”. (“Cuál es la actitud de
los partidos burgueses y del partido obrero en la Duma”)
Se puede entonces sacar
así algunas primeras conclusiones que puedan servir de basamento a nuestro
análisis actual:
1) No
se puede hacer una negación general, abstracta de la participación en
elecciones, sin tener en cuenta el nivel de las luchas, el estado de ánimo y el
desarrollo de la conciencia de los trabajadores y las masas populares, en cada
país y en cada momento histórico, por supuesto sin dejar de lado las tendencias
políticas mundiales y en especial latinoamericanas.
2) En
un periodo de ascenso de las luchas revolucionarias o en condiciones políticas
muy particulares, puede ser acertado el boicot a las elecciones (voto en
blanco, abstención)
3) Por
el contrario, si esas condiciones no se dan, existe la posibilidad de
presentarse a elecciones, en acuerdo con otras organizaciones políticas de
izquierda y bajo un programa elaborado y aprobado en común
4) Estas
como cualquier otro tipo de
conclusiones políticas, deben apoyarse
en el principio marxista del análisis concreto de cada situación concreta,
a fin de no caer en subjetivismos o abstracciones, en recetas prefijadas
propias de un “pensamiento de manual”, alejadas de la vida y de la situación
real de los pueblos.
Por lo tanto, con la formidable herramienta
del pensamiento y la metodología del socialismo científico, se hace
imprescindible profundizar sobre nuestra realidad político-social actual, a los
efectos de poder definir con claridad la posición a adoptar ante las próximas
elecciones.
Partimos también del
firme convencimiento de que ni gobiernos dependientes o corrompidos, ni la
miseria de los pueblos, producen de por sí una revolución; sólo pueden producir
la descomposición de un país. Para los cambios profundos se necesita una fuerte organización revolucionaria y la
construcción desde las bases de un sólido poder obrero y popular.
Teniendo en cuenta todas
estas consideraciones; sumadas al cambio de humor popular respecto de las
políticas neoliberales, repudiadas sobre todo en Latinoamérica, donde a través
del voto se ha desbancado a los instrumentos tradicionales de los saqueadores,
y se han ungido incluso proyectos que dicen “bregar por el socialismo” (más
allá de las polémicas que esto genera en el seno del movimiento revolucionario
latinoamericano debido al contenido real de estas propuestas); y luego de un
intenso y rico debate, la Mesa Ampliada del
Partido Comunista de los Trabajadores, en base a una orientación política
leninista, ha resuelto:
-
Hacer un llamamiento a todas las fuerzas de la izquierda revolucionaria para
construir un frente en las elecciones.
-
La constitución de este frente de izquierda es la condición fundamental para
nuestra participación en ellas, y puede darse tanto a nivel nacional, como
provincial, distrital o municipal, con el objetivo estratégico, expresado en
nuestra línea partidaria, de la conformación de una fuerte organización
revolucionaria y un poder obrero y popular.
-
Si a pesar de nuestros esfuerzos, este objetivo no se logra, entonces no
participaremos en el proceso electoral. Esto no significa tomar una actitud
pasiva o neutra. Estamos dispuestos a desarrollar un fuerte trabajo
propagandístico y agitativo difundiendo nuestras propuestas políticas y
apuntando al desarrollo de nuestra organización.
- Con el fin de convocar a todas las fuerzas
políticas de izquierda, se ha propuesto una comisión de diálogo, previa la
realización de un documento llamando a la unidad, a través de un debate amplio
y sincero y la confección de un programa común.
No desconocemos que en el
campo de la izquierda la situación no ha mejorado mucho con referencia a
anteriores elecciones, puesto que nos sigue encontrando divididos y en algunos
casos duramente enfrentados, lo cual puede dificultar cualquier tipo de
acuerdo. Pero no debemos negarlo de antemano. Siguen pesando mucho las
actitudes sectarias, hegemonistas, de “canibalismo político”, que continúan
planteando aquello de “unámonos pero detrás de mis propuestas y mis
candidatos”, aunque luego algunos planteen astutamente una nueva variante:
“ponemos nuestros candidatos al servicio de la unidad”.
Hay quienes impulsan la
unidad con la llamada “centroizquierda”, contribuyendo así a impedir el avance
del movimiento popular y revolucionario, objetivo que siempre persigue la
burguesía. Al mismo tiempo, los movimientos sociales que adopten esta política
socialdemócrata, centrista, terminan siempre por conciliar con los gobiernos
burgueses de turno, marionetas del dominio imperialista. La socialdemocracia,
la “centroizquierda”, son el “Caballo de Troya” del sistema dentro del campo
popular.
Por cierto que no se trata
de caer en actitudes pesimistas o derrotistas, aunque no será nada fácil
superar estas circunstancias en lo inmediato. Sabemos que hay muchos
resquemores, mucha desconfianza en la militancia y algunos sectores del pueblo,
por los errores cometidos en el pasado por la izquierda, y en especial por el
PCA, pero la causa de dichos errores no se debe al hecho en sí de participar en
las elecciones, sino a las desviaciones sectarias o reformistas, que en este
último caso, buscaban alianzas hacia la derecha del arco político, lo cual los
convirtió en furgón de cola de los partidos burgueses. Es por ello que dejando
atrás estas deformaciones, se ha no sólo impulsado, sino precisado bien cuál
será nuestra actual política de alianzas.
Si hay reales
posibilidades, se puede avanzar en alguna forma de unidad de la izquierda y
distintos sectores y organizaciones del campo popular que quieran trabajar por
la liberación de nuestra patria, apuntando
siempre a ir más allá del objetivo táctico de una elección, y avanzar hacia
objetivos estratégicos de más largo alcance.
Este debe ser el eje
central de nuestras preocupaciones y nuestros planteos en este proceso
electoral y por eso estamos enviando un
llamamiento a todas las fuerzas de izquierda, que esperamos tenga buena
acogida.
Desde ya que, como hemos
aclarado en uno de los puntos de nuestra resolución, si a pesar de todos los
esfuerzos no se puede concretar la tan necesaria confluencia de fuerzas, no
podemos descartar la posibilidad última del voto en blanco o la abstención,
pues nuestras posiciones no son ni serán meramente electoralistas.
Se desprende a la vez de
todo este análisis que por principio no se puede caer en la simplificación a
veces hasta agresiva de calificar de reformista a una organización que resuelve
participar en elecciones (cuestión que también se da en otras instituciones del
sistema como los sindicatos, las
universidades, etc.), como de aventureros de ultraizquierda a los que decidan
boicotearlas. Todo depende de un justo análisis de cada realidad concreta, y
del nivel de conciencia, de organización y de las luchas de la clase obrera y
demás sectores populares. Sino terminaríamos considerando a Lenin y al Partido
Bolchevique como uno de los mayores reformistas y oportunistas de la historia,
cuando expresó en su conocida obra “El izquierdismo enfermedad infantil del
comunismo”:
“En 1908, los bolcheviques de “izquierda”
fueron expulsados de nuestro partido por negarse obstinadamente a comprender la
necesidad de participar en un parlamento ultrareaccionario: los “izquierdistas”
–entre los que había muchos excelentes revolucionarios que, con honor, fueron
después (y aún lo son) miembros del Partido Comunista-, se apoyaban, sobre
todo, en la exitosa experiencia del boicot de 1905. Cuando en agosto de 1905 el
zar anunció la convocatoria de un “Parlamento” consultivo, los bolcheviques le
declararon el boicot, en contra de todos los partidos de oposición y de los
mencheviques, y el parlamento fue barrido, en realidad, por la revolución de
octubre de 1905. El boicot era correcto en ese momento, no porque sea correcto en general la no participación en los
parlamentos reaccionarios, sino porque valoramos acertadamente la situación
objetiva, que conducía a la rápida transformación de las huelgas de masas,
primero en huelgas políticas, luego en huelga revolucionaria, y por último en
insurrección”. “...sería un grave error, sin embargo, aplicar esta experiencia
ciegamente, por simple imitación, sin espíritu crítico, a otras condiciones, a
otra situación.”
Ante el hecho concreto de
las próximas elecciones a realizarse en el transcurso de este año, para elegir
representantes en el orden municipal, provincial y nacional, el Partido
Comunista de los Trabajadores a través de su Mesa Constitutiva Ampliada, hace un
llamado al conjunto de las fuerzas de izquierda a conformar un Frente Único, Popular y Revolucionario por
el Socialismo, como alternativa real para avanzar en pos de un gobierno de
los trabajadores y el pueblo.
Proponemos así impulsar
la agrupación, por medio de COORDINADORAS
DE BASE de acción política, a constituir en cada barrio, pueblo o zona, a
los distintos partidos de izquierda, al conjunto de las organizaciones sociales
en lucha (de trabajadores desocupados, campesinos pobres, estudiantiles, ambientalistas,
de género, de la cultura, etc), y fundamentalmente a las organizaciones
sindicales clasistas, todas las cuales vienen batallando contra la continuidad
de una política de máxima explotación, de miseria, de entrega de nuestras
riquezas y sumisión al imperialismo.
Para el fin señalado,
creemos que es vital y necesario la elaboración
en común de un programa en que la defensa de los intereses, necesidades y
derechos de la clase obrera y del pueblo, y sus aspiraciones de avanzar hacia
el objetivo de democracia económica, de auténtica independencia nacional y
soberanía popular, queden claramente plasmados.
Estamos en el comienzo de
un camino, con dificultades y expectativas, y no olvidando nunca que nos
encontramos en el medio de una intensa lucha
ideológica, en especial contra formas de nacionalismo burgués, un falso
progresismo populista, y todo tipo de reformismo, dado que sin vencer en dicha
contienda de ideas, será imposible que los trabajadores puedan ir avanzando a
niveles más altos de conciencia y de
combate por la toma del poder, cuestión fundamental de una revolución, a fin de
marchar decididamente a la construcción de una nueva sociedad, una sociedad
socialista.
Febrero, 2007
Partido
Comunista de los Trabajadores
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