Columna Semanal de Amy Goodman, presentadora de Democracy Now!  Por favor, difundir.

 

Esto pasa en "el país de la libertad"
Inclinando la balanza de la justicia en Jena

Publicado el 18 de septiembre de 2007

Por Amy Goodman
 

El árbol de la escuela secundaria de Jena ha sido talado, pero el furor que lo rodea no ha hecho más que crecer.

“¿Qué mal hizo el árbol?”, preguntó Katrina Wallace, hermanastra de uno de los Seis de Jena, cuando la entrevisté en el Burger Barn en Jena, Louisiana. “Lo planté hace 14 años para que fuera un árbol del conocimiento”.

Todo comenzó con el inicio del año escolar en 2006, durante una asamblea escolar, cuando Justin Purvis preguntó si podía sentarse bajo el árbol del patio, un privilegio extraoficialmente reservado para estudiantes blancos. La mañana siguiente tres horcas colgaban de sus anchas y frondosas ramas.

Los estudiantes afroestadounidenses protestaron, reuniéndose bajo el árbol.  Poco después, el fiscal del distrito, Reed Walters, llegó a la escuela acompañado por la policía, y los amenazó: “Puedo arruinar sus vidas de un plumazo”. Las tensiones raciales aumentaron en esta ciudad de 4000 habitantes, de los cuales un 85% son blancos. En diciembre se desató una pelea en el patio de la escuela y el fiscal del distrito acusó a seis estudiantes afroestadounidenses del colegio, que pronto serían conocidos como los Seis de Jena, de intento de homicidio en segundo grado.

Hace poco visité a Billy “Bulldog” Fowler en su oficina. Fowler es un miembro blanco del Consejo Escolar del distrito de LaSalle. Afirma que Jena está siendo injustamente caracterizada como un lugar racista. Cree que el asunto de las horcas fue tremendamente magnificado, que en el ámbito de la escuela se trataba más bien de una broma: “Esto es el Sur profundo, y las personas mayores de color conocen el significado de una horca. Le diré algo: los jóvenes no”.

Esa misma noche fui a visitar a la familia Bailey a su casa prefabricada situada en Ward 10, uno de los barrios negros de Jena. Dos de los Seis de Jena, Robert Bailey y Theo Shaw, planchaban su ropa.  Les pregunté qué fue lo que pensaron al ver las horcas. Robert respondió inmediatamente: “Lo primero que me vino a la cabeza fue el Ku Klux Klan. No sé por qué, pero es lo primero que me vino a la cabeza.  He creído siempre que el KKK perseguía a caballo a las personas de color y las cazaba con cuerdas”.

Theo dijo que pensaba que los estudiantes que colgaron las horcas “deberían haber sido expulsados, porque no era ninguna broma. Era una amenaza”. El director del colegio, Scott Whitcomb, pensaba igual.  Recomendó la expulsión de los estudiantes que colgaron las horcas, pero el superintendente lo desautorizó y les impuso tres días de suspensión.  Whitcomb renunció.

Los adolescentes afroestadounidenses fueron tratados de forma distinta.  Fueron expulsados, pero apelaron al Consejo Escolar. El distrito escolar había realizado una investigación, pero al Consejo Escolar no se le permitió tener acceso a ella para revisarla. El abogado del Consejo Escolar no era otro que el fiscal del distrito a cargo de la acusación, Reed Walters.

El miembro del consejo Billy Fowler recuerda la reunión de enero:

-Nuestra autoridad legal aquella noche era el Sr. Walters.

-¿Y él les dijo que no iban a poder tener acceso a las actas de la escuela o de la investigación? - le pregunté.

-Exacto - respondió Fowler. Walters dijo que supondría una violación de algo.

El Consejo votó, sin tener información.

 -Fue unánime- recuerda Fowler -. No, no lo fue. Hubo un miembro del Consejo que votó ‘no’, y ese miembro fue el Sr. Worthington. Melvin Worthington, el único afroestadounidense del Consejo Escolar, votó en contra de ratificar la expulsión de los estudiantes de color.

Cuando le pregunté si creía que Walters tenía un conflicto de intereses aquella noche, Fowler respondió: - Bueno, asumo que el Sr. Walters conoce la ley.

El Tribunal de Apelaciones de 3ª Instancia de Louisiana no está de acuerdo. El tribunal revocó la primera condena del caso de los Seis de Jena, la de Mychal Bell, determinando que debería haber sido juzgado como menor. La condena había sido pronunciada por un jurado integrado únicamente por miembros blancos. Walters asegura que cuestionará este fallo en la Corte Suprema de Louisiana, mientras prosigue con las otras cinco acusaciones.

Bell permanece en prisión, donde ha estado desde el pasado diciembre.  Aunque aún deben ser sometidos a juicio, los demás jóvenes fueron igualmente encarcelados. Theo Shaw salió recién a comienzos del verano.  Al estar encarcelado junto a adultos a los que permanentemente se rociaba con un spray paralizante, el asma de Theo se disparó y tuvo que ser hospitalizado.

Organizaciones nacionales como la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) han organizado una importante manifestación en Jena el 20 de septiembre, el día en que Bell iba a recibir la sentencia. Aunque su condena ha sido anulada, la manifestación tendrá lugar, y se prevé que participen miles de personas.

 

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