José Martí: primer pensador del Tercer Mundo
 


Ernesto Che Guevara desde la Sierra Maestra en respuesta a su coterráneo Jorge Ricardo Masetti, cuando le preguntó que hacía un joven médico argentino en una revolución que no tenía nada que ver con su patria, aseguró: “En primer lugar, yo considero mi patria no solamente a la Argentina, sino a toda América.
Tengo antecedentes tan gloriosos como el de Martí y es precisamente en su tierra donde yo me atengo a su doctrina. Además, no puedo concebir que se llame intromisión al darme personalmente, al darme entero, al ofrecer mi sangre por una causa que considero justa y popular, a ayudar a un pueblo a liberarse de una tiranía”.
La admiración guevariana por José martí se manifestó luego del triunfo de la Revolución Cubana, cuando ya pudo apreciar que ella se encontraba en medio del contexto de la descolonización de los países subdesarrollados. Y casi en el alba de 1960 en ocasión del natalicio de Martí aseguró que él era el mentor de ese proceso gracias a una interpretación justa de los momentos históricos en que se vivía. Por eso lo calificó como mucho más que cubano, un americano que ya pertenecía a todos los demás países del continente.
Che ya había asegurado que el Maestro había sido el mentor a cuyas palabras tuvo necesidad de recurrir con anterioridad. Pero además subrayó que era necesario no olvidarlo ni colocarlo como una especie de postal antigua, pues quien vivía aún a pesar del tiempo transcurrido continuaba aconsejando a todos con su deleitación, para ratificar el consejo que asegura la necesidad de hacer “en cada momento lo que en cada momento es necesario”.
Desde tales opiniones el Che advirtió muy temprano que José Martí ya estaba consagrado por los valores que fue capaz de entregar al futuro, no sólo en su patria, como el primer pensador del tercer mundo. De cierta manera así ratificaba además lo expresado por Fidel Castro, quien en su alegato La Historia me Absolverá afirmó que no era posible dejar morir al Maestro, precisamente en el año del centenario de su nacimiento. Para eso se hizo el asalto al cuartel Moncada y la continuidad de los combates en sierras y ciudades para alcanzar la victoria.
El joven abogado Fidel Castro, incriminado por el tribunal de Santiago de Cuba para conocer que segmento politiqueros se habían enrolado en aquel episodio fue muy claro y directo. La revolución continuidad de la que nació desde el siglo XIX bajo el llamado de Carlos Manuel de Céspedes no estaba alimentada por verdugos ni políticos de turno.
La resonancia de tan importante acontecimiento dejó claro para el futuro que el autor intelectual del Moncada, no era otro que José Martí con su claro mensajes para levantar una república diferente donde prevalecieran la igualdad y la dignidad de todos los cubanos por igual.

 

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
web@radiorebelde.icrt.cu
28 de Julio del 2009, 9:12 a.m.

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