Julio Antonio Mella fue el más destacado dirigente estudiantil en la lucha
por la reforma Universitaria en la década del 20 del siglo pasado en Cuba.
Fue fundador de la Federación Estudiantil Universitaria y del Partido
Comunista de Cuba. Sus actividades revolucionarias entre los estudiantes y
la clase obrera en su lucha contra el gobierno de Machado lo llevaron a la
cárcel y al exilio en México. Nuestro país acababa de vivir su más grande
revolución, Mella participó con gran ahínco en la lucha revolucionaria
dentro del PCM, en las luchas de la clase obrera nacional e internacional
pero también en el movimiento estudiantil. Antes de ser asesinado en la
Ciudad de México, fue estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de México, hoy UNAM, en esta universidad
formaría la Asociación de Estudiantes Proletarios. Fue participando en esta
agrupación donde escribió uno de los más avanzados escritos del movimiento
estudiantil latinoamericano: “El concepto socialista de la reforma
universitaria”, que ahora presentamos.
Fue publicado en el número 1 del “Tren Blindado”, periódico de la Asociación
de Estudiantes Proletarios. El nombre que Mella diera a dicha publicación
merece una explicación. La clase obrera Rusa después de la toma del poder y
bajo la dirección de los bolcheviques crearon el Ejército Rojo para defender
la revolución de los ejércitos capitalistas invasores. El dirigente del
Ejercito Rojo fue León Trotsky quien recorrió toda Rusia en su Tren
Blindado, convirtiéndose en un símbolo de la revolución y de quien fuera su
más grande dirigente junto con Lenin.
Mella Fue un gran admirador de estos dos grandes personajes, a Trotsky le
llamaría “El dínamo de la Revolución”. Mella conocía bastante bien las ideas
de León Trotsky, quien impulsaba la creación de una tendencia interna dentro
de los partidos comunistas a nivel internacional para defender las
autenticas ideas del marxismo y la democracia obrera frente al proceso de
burocratización que se desarrollaba. Cuando escribió el artículo que abajo
presentamos Mella ya había viajado a Bruselas al congreso Antiimperialista,
ahí se reunió con Andrés Nin quien le proporcionó los documentos de la
Oposición de Izquierda que Mella trajo a México y que fueron discutidos por
militantes del PCM quienes formarían la Oposición de Izquierda mexicana que
se opuso a la estalinización del PCM y de la Internacional Comunista.
La cercanía política a León Trotsky la podemos ver en escritos como “¿Qué es
el ARPA?” que pronto publicaremos en nuestra web. No es casualidad que Julio
Antonio Mella llamara a su periódico estudiantil en México el “Tren
Blindado”, mostrando su gran simpatía y admiración al dirigente del Ejercito
Rojo y la Revolución Rusa.
Comité de Redacción
El concepto socialista de la reforma universitaria
Mucho se habla de "Reforma Universitaria". El malestar y la inquietud
existentes entre los estudiantes hace que se oigan los balbuceos de un
lenguaje revolucionario. En Tren Blindado y en pláticas públicas trataremos
de desarrollar las bases sociales de este movimiento, sus antecedentes
históricos, sus principios fundamentales y todo aquello que sea necesario
para su mejor comprensión por la multitud estudiantil.
Lo primero que necesitamos definir es el concepto real de la reforma
universitaria. Hay mucha palabrería liberal y vacía sobre reforma
universitaria, debido a que los elementos que en muchas partes tomaron parte
de este movimiento lo eran de la burguesía liberal. Pero si la reforma va a
acometerse con seriedad y con espíritu revolucionario no puede ser acometida
más que con un espíritu socialista, el único espíritu revolucionario del
momento.
Las universidades, como otras tantas instituciones del régimen presente,
están hechas para sostener y ayudar el dominio de la clase que está en el
poder. Creer que los intelectuales, o las instituciones de enseñanza no
tienen vinculación con la división sociológica en clases de toda sociedad es
una ingenuidad de los miopes políticos. Nunca una clase ha sostenido una
institución, ni mucho menos instituciones de educación, si no es para su
beneficio. Es en las universidades, en todas las instituciones de enseñanza,
donde se forja la cultura de la clase dominante, donde salen sus servidores
en el amplio campo de la ciencia que ella monopoliza. Las universidades de
los países capitalistas modernos crean abogados, ingenieros, técnicos de
toda naturaleza, para servir los intereses económicos de la clase dominante:
la burguesía capitalista. Si se considera que los médicos pueden ser una
excepción se caería en un grave error. La inmensa mayoría de los médicos que
se gradúan, ¿son para servir en instituciones de beneficencia colectiva o
para formar en la burguesía profesional individualista y explotadora? Que
muchos médicos no triunfen, por las mismas injusticias del régimen presente,
no indica que la aspiración del gremio no sea ésta.
Sentado esto, que no necesita ampliarse para cualquiera que posea una media
cultura social, diremos que la reforma universitaria debe acometerse con el
mismo concepto general de todas las reformas dentro de la organización
económica y política actual. No hay ningún socialista honesto que suponga
factible reformar toda esta vieja sociedad paulatinamente hasta sacar de
ella una nueva y flamante como en las viejas utopías. La condición primera
para reformar un régimen -lo ha demostrado siempre la historia- es la toma
del poder por la clase portadora de esa reforma. Actualmente, la clase
portadora de las reformas sociales es la clase proletaria. Todo debe ir
convergente a esta finalidad. Pero el hecho de que la solución definitiva
sea, en esto, como en otras mil cosas, la revolución social proletaria, no
indica que se deba ser ajeno a las reformas en el sentido revolucionario de
las palabras, ya que no son antagónicos estos conceptos.
Un concepto socialista de la lucha por mejorar la Universidad es similar al
concepto del proletariado en su acción por mejorar las condiciones de su
vida y su medio. Cada avance no es una meta, sino un escalón, para seguir
ascendiendo, o un arma más que se gana al enemigo para vencerlo en la "lucha
final".
Luchamos por una universidad más vinculada con las necesidades de los
oprimidos, por una universidad más útil a la ciencia y no a las castas
plutocráticas, por una universidad donde la moral y el carácter del
estudiante no se moldee ni en el viejo principio del "magister dixit", ni en
el individualista de las universidades republicanas de la América Latina o
EE.UU.: Queremos una Universidad nueva que haga en el campo de la cultura lo
que en el de la producción harán las fábricas del mañana sin accionistas
parásitos ni capitalistas explotadores. Sabemos que no lo vamos a conseguir
inmediatamente. Pero en la simple lucha por la obtención de ese ideal de la
universidad del porvenir vamos a obtener un doble triunfo: agitar
conciencias jóvenes ganando reductos en el frente educacional contra los
enemigos del pueblo trabajador, y, probar, ante todos los revolucionarios
sinceros, que la emancipación definitiva de la cultura y de sus
instituciones no podrá hacerse sino conjuntamente con la emancipación de los
esclavos de la producción moderna que son, también, los títeres
inconscientes del teatro cómico de los regímenes políticos modernos.
Julio Antonio Mella
Septiembre de 1928