Pedro Echeverría V.
1. Danielle Miterrand, viuda del expresidente de Francia,
acaba de convocar al mundo para impedir que Evo Morales sea
derrocado por el gobierno yanqui y los sectores racistas de Bolivia.
Recuerda que el imperio está haciendo los mismos preparativos que
cuando Salvador Allende fue derrocado en Chile en 1973. Y pregunta:
¿Vamos a esperar para luego llorar en la tumba de la democracia
boliviana? Esta última pregunta es la que muchas veces nos hacemos
pero que las organizaciones (entretenidas por la clase en el poder
en asuntos muy particulares) no piensan nunca. Evo Morales cuenta
con el apoyo de la mayoría de la población indígena, campesina,
miserable, explotada y despreciada del país que lo ha ratificado con
sus votos; pero el imperio norteamericano tiene a su servicio en
Bolivia a los terratenientes, banqueros, grandes empresarios locales
y extranjeros, así como con los medios de información
internacionales.
2. Morales ha contado siempre con el total apoyo de Venezuela,
seguramente de Ecuador y Nicaragua y, probablemente, con los
gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay; pero (por otro lado) los
EEUU tienen al ejército más armado y asesino del mundo, la
complicidad de las ONU (como sucedió cuando invadió Iraq) y el apoyo
de los gobiernos derechistas de Colombia, México y Perú. Los
bolivianos defenderán con dignidad y su sangre al gobierno indio de
Evo, pero eso no basta. Se requiere una gran campaña internacional
para frenar al asesino Bush, al Pentágono y al ejército. El
derrocamiento de Morales significaría el debilitamiento de Chávez y
de los gobiernos anti neoliberales de la zona; también la
destrucción de proyectos “nacionalistas” que algunos gobiernos han
estado construyendo para frenar los llamados Tratados de Libre
Comercio (TLC) que han beneficiado a los EEUU en perjuicio de los
pueblos.
3. En México, en los años sesenta y parte de los setenta,
organizamos en la izquierda decenas de grandes manifestaciones anti
norteamericanas y de apoyo a Cuba, a Dominicana, a Vietnam, a Chile,
contra las guerras imperialistas, etcétera. Al parecer esa izquierda
no existe más, fue casi destruida cuando Reyes Heroles en 1977
convenció a la izquierda domesticada (quizá “izquierda atinada”,
como dijera López Mateos para calificar su gobierno) para organizar
partidos, registrarlos y recibir como premio diputaciones y
subsidios económicos. Esa izquierda no puede pensar en defender a
los pueblos de América Latina, como Bolivia y Venezuela, seriamente
amenazados por el imperio estadounidense. La izquierda se transformó
en centroizquierda sólo electoral preocupada exclusivamente por
hacer alianzas para conquistar votos y cargos. Siguen las
manifestaciones pero por problemas electorales o muy particulares de
gremio.
4. Después del 1968 estudiantil, pero mucho más con las batallas
cardenistas de 1988, la izquierda logró conquistar las calles. Antes
las marchas acordadas en asambleas de La Diana o del Ángel, por
Paseo de la Reforma, hasta el Hemiciclo a Juárez siempre se hacían
bajo amenaza de represión. No se sabía si nos iban a permitir
reunirnos y concentrarnos para marchar o si a media marcha nos iban
a reprimir. Tampoco, como he dicho antes, podíamos llegar al Zócalo
porque siempre soldados y policías bloqueaban la avenida San Juan de
Letrán (hoy Eje Lázaro Cárdenas). Pues, a pesar de la permanente
amenaza de represión, se hicieron manifestaciones hasta para
apuntalar al gobierno priísta por haber impulsado o votado por
alguna medida antiimperialista. Esa izquierda semiclandestina, que
incluso se manejaba muchas veces con seudónimos, parecía tener muy
alto grado de conciencia, si la comparamos con la de la actualidad.
5. Las manifestaciones de la Ciudad de México nunca fueron de
millones de asistentes, tampoco llegaban a medio millón, eran
generalmente de 100 a 200 mil, pero las mantas y carteles siempre
hacían alusión al mundo, América Latina y México. Las fotografías de
Mao, Ho Chi/ming, Bakunin, Guevara, Fidel Castro, Sastre, Marcusse,
Vallejo, Jenaro Vázquez y Lucio Cabañas, estuvieron presentes en su
momento hasta antes de 1977; incluso los líderes estudiantiles
filoanarquistas: Rudi Deuchke (Alemania) y Conh Bendit (Francia)
Puede recordarse que Lombardo Toledano, fundador e ideólogo del PPS,
criticó siempre a la izquierda radical porque “usaba héroes prestado
habiendo muchos en México como Hidalgo, Morelos o Juárez. Quizá era
una izquierda menos nacionalista porque el gobierno del PRI se
sentía dueño de la bandera, el himno y demás símbolos; pero fue una
izquierda que entregaba todo por hacer la revolución socialista.
6. Debería obligarse al presidente ilegítimo Calderón, mediante
manifestaciones, a ponerse del lado de los principios de
“autodeterminación de los pueblos y la no intervención”. Exigirle
que declare el respeto a los gobiernos electos de Bolivia y
Venezuela, así como su repudio a las acciones intervencionistas de
los EEUU. Aunque Calderón en estos momentos brinca de gusto apoyando
los preparativos amenazantes de Bush, si la izquierda y la
centroizquierda se lanzan a la calle a exigirle al gobierno, tendrá
la obligación de defender esos principios que la política exterior
mexicana tuvo como base hasta hace unos años. López Obrador, Marcos,
el Sindicato de electricistas, telefonistas, universitario, deberían
convocar a marchas para que no suceda lo que dice la señora
Miterrand: que luego de una acción imperial anunciada se pongan a
llorar porque una invasión o un golpe militar acabó con un gobierno
de izquierda democrática.
7. México debe estar comprometido con América Latina porque por su
cultura, idioma, religión, economía, es un país que se desarrolló
con los mismos problemas de ella y sufre en carne propia al poderoso
imperio del norte. ¿En estas identidades qué tenemos que ver con
EEUU que no sea nuestra atadura económica, nuestra funesta frontera
y los millones de trabajadores mexicanos que viven allí sufriendo la
discriminación racial y los malos tratos? México tiene la obligación
de evitar que los EEUU caigan con toda su fuerza contra nuestros
países del continente, sobre toda contra aquellos que como Cuba,
Venezuela y Bolivia están en peligro de ser invadidos por su
posición independiente y soberana que mucho ayuda a elevar la
dignidad de los pueblos. Pero si Calderón, por ser cachorro del
presidente Bush, se niega a defender a los pueblos Latinoamericanos,
que harán los líderes de izquierda mexicana para defender a Bolivia
y su gobierno?
pedroe@cablered.net.mx