Estimados compañeros y compañeras,
enviamos a ustedes estas líneas que recogen parte de nuestras
definiciones, en próximas entregas iremos abordando otras temáticas. Desde ya que está para conocer de parte
vuestra todas las opiniones, críticas y/o sugerencias Sobre nuestras definiciones sobre
lo que hay que construir “Debemos tener presente que un
partido revolucionario es digno de este nombre sólo cuando dirige de
verdad el movimiento de una clase revolucionaria. Debemos tener
presente que todo movimiento popular adquiere formas infinitamente
diversas, elabora sin cesar nuevas formas y abandona las viejas, creando
variantes o nuevas combinaciones de las formas viejas y nuevas. Y es deber
nuestro participar de manera activa en este proceso de elaboración de métodos
y medios de lucha.” Lenin Aventurerismo Revolucionario-
Agosto / Septiembre de 1902Obras Completas, Tomo 6, Editorial Progreso,
Moscú Por
la Revolución y el Socialismo
Abordamos la senda de la organización
política desde las profundas convicciones que nos brinda el marxismo
leninismo. Desde el odio de clase a nuestros enemigos jurados, a los
culpables de tanta explotación, miseria, desolación y muerte, en nuestro
país y en el mundo. Somos de los que pensamos que la rebelión
popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 no ha logrado encauzarse,
producto de la ausencia una fuerza organizada de las grandes mayorías
populares, orientadas por un Partido Revolucionario. Estamos aprendiendo de las luchas en
curso y entendemos que la tarea de los revolucionarios es contribuir a
generalizarlas y sistematizar las mejores experiencias de la clase y el
pueblo. Nos proponemos avanzar en acuerdos para
actuar en común con otras organizaciones, núcleos y militantes
revolucionarias que pelean cotidianamente en los movimientos de masas,
dando el debate político e ideológico sobre los instrumentos a
construir. Siempre poniendo por delante el interés de los trabajadores y
el pueblo, contribuyendo a unificar, politizar y masificar los reclamos y
las luchas. Creemos necesario agudizar nuestra
capacidad para abordar la batalla ideológica y política en el seno de la
vanguardia social. Proponemos la creación de una
Coordinadora Nacional de Lucha que, en la perspectiva de una nueva Central
de Trabajadores y de una Coordinadora de Movimientos Sociales, nos permita
aunar esfuerzos en la pelea por las reivindicaciones más sentidas de las
masas. Este proceso debe empalmar con la
construcción de un nuevo movimiento político y social de unidad popular,
en la perspectiva de la toma del poder y de la Revolución Socialista, hoy
más necesaria que nunca. Entendemos que para ese fin debemos
trabajar conscientemente por la unidad entre los distintos sectores del
proletariado y sus aliados estratégicos: los campesinos pobres, los
pueblos originarios, los estudiantes e intelectuales comprometidos con el
pueblo. Claro está que esto lo deberemos realizar en el mismo
proceso en el que trataremos de seguir contribuyendo al desarrollo de la
organización y la lucha necesaria que nuestra clase y nuestro pueblo
viene dando para librar en mejores condiciones la batalla por resolver las
angustiantes necesidades que padecemos. Nuestro objetivo, la Revolución
Socialista, hoy más que nunca en las actuales condiciones adquiere
características continentales. Acerca
del Partido
Afirmamos que la Revolución la hacen las
masas para dar satisfacción a sus necesidades, para lo cual son
necesarios determinados instrumentos. La herramienta fundamental es un
Partido con capacidad de contribuir a la derrota del enemigo de
clase y la destrucción del poder de la burguesía y el imperialismo. Éste debe ser la fusión del socialismo
científico con lo más avanzado del movimiento popular. En cada período
histórico concreto adquiere una determinada composición y configuración.
En este sentido, contiene elementos permanentes (cuadros y medios,
atributos revolucionarios) y elementos íntimamente ligados a la etapa que
se transita, es decir una política y los instrumentos para actuar. Aspiramos, como decía el Che: “un
partido íntimamente unido a las masas, que absorberá de ellas las
grandes ideas que después se plasmarán en directivas
concretas; que aplicará su disciplina conciente de acuerdo con el
centralismo democrático y, al mismo tiempo, donde existan, permanentes,
la discusión, la crítica y la autocrítica abiertas, para mejorar el
trabajo continuamente. Un partido en esta etapa, de cuadros, donde estos y
sus militantes más valiosos salen de la clase obrera y serán primeros en
el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el entusiasmo
revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento más buenos, más
puros, más humanos”. Vemos la creación del Partido, no como un fin en sí mismo,
sino como una herramienta insustituible, que no tenemos, que no existe y
debemos construir. Pero este no es el objetivo final. Nuestro objetivo es
aportar, junto a otros revolucionarios, a que los trabajadores y las masas
populares lleven adelante la más humana de las
tareas, la Revolución Socialista y el Comunismo. El Partido no es sólo una necesidad de los revolucionarios,
es una necesidad histórica y bien concreta de los trabajadores y el
pueblo. Cuando Lenin señala que la concepción
científica del socialismo "llega desde afuera del
proletariado", no dice en ningún momento que se puede desarrollar,
en la práctica, por fuera del movimiento concreto del proletariado. El
Partido es un instrumento (el más elevado de los instrumentos políticos
en la lucha por el poder), pero siempre un instrumento al servicio de las
grandes mayorías. En lo referente a la construcción del
Partido la experiencia nos indica que no se suplantan las etapas, que no
hay un momento mágico de coincidencias intelectuales, sino que debe haber
un proceso de fusión de práctica y teoría revolucionaria, de síntesis
entre lo más avanzado del movimiento obrero y popular y el socialismo
científico. El partido que queremos ayudar a
construir, junto a otros revolucionarios, debe jugar un gran papel en el
aporte a la concreción de la unidad teórica y práctica. En el impulso a
la lucha ideológica contra las ideas de conciliación de clases, que
todavía están metidas en la mayoría de los trabajadores y el pueblo. Elemento con que cuenta el capitalismo
para ejercer su dominación combinando el consenso con la represión, para
adormecer, inmovilizar y confundir a las masas y desviarlas del camino que
deben transitar. Acumular
fuerzas para la Revolución
En toda situación histórica, en las
peores o en las mejores circunstancias, la tarea central y permanente de
quienes nos consideramos comunistas y revolucionarios es acumular fuerzas
para la Revolución. Fundamentalmente esto significa
contribuir a la elevación del nivel de conciencia de las más amplias
capas de la población explotada para que, a través de su autoorganización
construya elementos de poder popular, que, en un proceso de acumulación
de fuerzas vaya prefigurando la nueva sociedad, y sea capaz de utilizar
todas las formas de lucha, hacia la toma revolucionaria del poder mediante
la destrucción del estado burgués. La revolución la hacen las masas,
organizadas en distintos movimientos. El papel central del Partido en la
lucha por el poder es orientar a las masas en los caminos a seguir, es
ayudar a generalizar las mejores experiencias en el sentido de "La
guerra de guerrillas" de Lenin, es sintetizar el conocimiento
colectivo conseguido en la lucha de años contra el enemigo de clase. La experiencia revolucionaria nos indica
que, para triunfar, es preciso combinar una profunda inserción en el
proletariado y demás sectores populares con la confrontación violenta
contra el poder del sistema, siempre con los sentidos atentos a las
necesidades concretas de las masas. Entendemos que en las actuales
condiciones históricas nacionales e internacionales, se requieren tres
instrumentos centrales: el Partido y el Movimiento Revolucionario (en una
relación dialéctica en la que ambos se necesitan y se alimentan), ya que
sin Movimiento Revolucionario el Partido no se desarrolla y puede fracasar
por falta de contacto con la realidad concreta. Y sin Partido en su sentido histórico,
el Movimiento Revolucionario se condena a no aprender de la experiencia
histórica de la clase, a no sintetizar las distintas tareas y situaciones
y volver a tropezar con los mismos problemas dispuestos de nueva forma. Como tercer instrumento está la fuerza
político-material que pueda derrotar el aparato militar de la burguesía
y el imperialismo. La construcción de estos instrumentos,
cada uno con sus características peculiares, se deben dar en un mismo
proceso y al mismo tiempo. La carencia de una alternativa popular
revolucionaria, es un déficit que seguimos padeciendo el conjunto de los
trabajadores ocupados y desocupados y demás sectores explotados por las
clases dominantes. La dispersión y la fragmentación del
campo popular, de las organizaciones denominadas de izquierda y
revolucionarias, facilita ésta dominación. De allí que dar pasos significativos
para resolver esta carencia es un requisito de la hora. Y deberemos hacerlo en el marco de la
lucha de clases, en un proceso de acumulación, en el seno de la clase, en
las fábricas, en las escuelas, universidades, en las barriadas populares
y en el campo. Si logramos avanzar en estas
tareas: fundir en la práctica la teoría científica, el marxismo, con lo
más avanzado del movimiento
obrero y popular, y unir en un sólo puño al movimiento revolucionario,
habremos cumplido con los objetivos finales del partido. Que no son otros
que contribuir a que los trabajadores y el pueblo avancen en la toma de
conciencia acerca de la necesidad de la derrota del imperialismo y en la
construcción del socialismo. La
construcción de nuestra organización
Concebimos al propio proceso de formación
de nuestra organización como un paso hacia la construcción de ese
Partido necesario. Como una pequeña contribución. Entendemos al Partido
como al producto histórico de la fusión de la teoría científica del
socialismo con los mejores luchadores del movimiento obrero y popular. Las tareas de nuestra organización deben
ser determinadas por la situación política existente en cada momento, en
cada etapa histórica y política. Hay que llevar a la práctica el análisis
concreto de situaciones concretas, tal como la planteaba Lenin. En la situación abierta por el auge de
la lucha de masas de diciembre de 2001, la principal tarea de los
revolucionarios es ir al encuentro del movimiento de masas, para construir
junto a sus más decididos exponentes los instrumentos de trabajo que, en
un proceso dialéctico, lo vinculen estrechamente al Partido en construcción.
A asumir la necesidad de construirlo. En definitiva para la constitución
de la clase para sí. En este sentido es fundamental tener una
política permanente de propaganda y agitación que, sin perder de vista
el objetivo socialista, propugne la unidad de los trabajadores ocupados y
desocupados y de las organizaciones del campo popular para estar en
mejores condiciones de obtener las victorias que fortalezcan a este
movimiento. El plan de trabajo de la organización lo
iremos construyendo en un proceso de ida y vuelta entre los organismos básicos
y los ámbitos de Dirección. La línea política se construye, desarrolla
y fortalece en ese proceso. Si bien aspiramos a que, en todo momento,
donde está un compañero está el Partido y sus integrantes tienen
que actuar aún en las condiciones más difíciles luchando para aplicar
la línea de la organización (aún cuando efectivamente se encuentre por
las circunstancias de la lucha totalmente aislado), entendemos que no se
reemplaza fácilmente el complejo proceso de formación de los cuadros
revolucionarios con la construcción de células aisladas, sin línea común
que les permita balancear su actividad concreta por la ausencia de planes
colectivos y particulares de cada organismo básico. Las células deben aplicar en forma
creadora (y en ese sentido con autonomía), la línea política para cada
frente de trabajo específico. En rigor, debemos construir colectivamente
la política, usando los mecanismos de preservación adecuados, con el
aporte de todos los cuadros y militantes de la organización. La compartimentación es un instrumento
para resguardar el cumplimiento de las tareas y de las formas orgánicas,
y bajo ningún punto de vista debe limitar el conocimiento de nuestros
debates a nuestros propios compañeros, impidiendo así el enriquecimiento
de los mismos a través del aporte colectivo de la militancia. Es necesario convocar a activos de compañeros
por frentes de trabajo que ayuden a construir la línea en cada movimiento
(estudiantil, de desocupados, sindical y otros) y establecer mecanismos de
difusión interna tales como boletines, informes, etcétera. Trabajaremos para la consolidación ideológica,
política y orgánica de nuestra organización, desterrando las
concepciones idealistas y teoricistas de Partido que alimentan las
visiones sectarias y autoaislantes. En este proceso debemos nutrirnos de las mejores experiencias alcanzadas por el movimiento popular, y tener la capacidad de contactar y obrar junto a los mejores cuadros y militantes probados en la lucha. En definitiva, trabajaremos en la edificación del Partido Revolucionario, ya que éste no se declama, sino que se construye todos los días. Un Partido que esté íntimamente ligado al movimiento de masas y a la vanguardia social existente, compuesto por cuadros con inserción y capacidad para dirigir masas organizadas que dominen los elementos de la lucha legal, semilegal e ilegal. 13/12/2005 Militancia Comunista
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