En un país subastado y ocupado por 74 megacorporaciones mineras, la mayoría
canadienses y británicas, 165 proyectos de explotación esperan luz verde
este año para avanzar en diferentes etapas de exploración, factibilidad,
construcción y explotación. De ellos, 66 corresponden a Jujuy, Salta,
Catamarca y la Rioja, 43 operan en San Juan, San Luis, Mendoza y Neuquén, y
56 en Santa Cruz, Chubut y Río Negro. Por Javier Rodríguez Pardo, autor de
"Vienen por el oro, vienen por todo".
Por ANRed - Sur
A esta cantidad se suman miles de cateos mineros que prospectan vastas áreas
cuantificando yacimientos y su posibilidad extractiva, con absoluta
promiscuidad y un laxismo legal inconcebible: la cifra da escalofríos porque
es el comienzo de la devastación. De aprobarse todos los informes de impacto
ambiental, cohabitaríamos con suelos lunares, ingentes territorios con
centenares de cráteres de 4 kilómetros de diámetro y más de 700 metros de
profundidad que en la jerga se denominan "open pit".
Sólo seis las provincias argentinas legislaron impidiendo la actividad
minera (Chubut, Río Negro, Mendoza, Córdoba, San Luis y Tucumán). Mientras
tanto, el resto de las comunidades cordilleranas se halla en virtual
levantamiento popular al reconocer que los minerales diseminados sólo
presentan rentabilidad con el sistema a cielo abierto, volando montañas. El
método es de una voracidad sin obstáculos: empapar con reactivos químicos
las rocas pulverizadas, consumir en un segundo el agua que utiliza una
familia tipo en un mes y la energía equivalente a la de toda una provincia.
Los yacimientos se registran según la concentración de metales como oro,
plata, cobre, uranio, etc., pero igualmente valiosos son los subproductos
que acompañan a éstos y que no son declarados al cruzar la aduana. Al mismo
tiempo, las poblaciones expuestas al sistema extractivo denuncian
contaminación, destrucción territorial y saqueo, y se sublevan resistiendo
el arribo minero. Del otro lado, judicializan la protesta y reprimen. Así
están las cosas al comienzo de 2010.
Un caso testigo es el del renio. (Crítica de la Argentina, 31/1/2010). Se
trata de un subproducto de metales que generalmente franquea la frontera con
la declaración de "impurezas de exportación". El metal se utiliza en
aleaciones de aceros especiales para la industria aeronáutica, naval y
espacial. Se llega a pagar hasta 25 mil dólares el kilo, lo que significa
que es el mineral más caro del mundo, tan indispensable que no se concibe
construir un avión moderno o una central nuclear sin incluirlo. Los
fabricantes de aviones usan entre 3 y 6% de renio en sus turbinas. La
velocidad de las aeronaves depende de él. Además soporta temperaturas
superiores a los 3.000º C.
Otro caso son las "tierras raras", 15 elementos de la tabla periódica que a
principios del siglo XX no tenían aplicación, de ahí su nombre. Hoy la
demanda mundial obliga a China, principal productor, a limitar las
exportaciones, previendo el mercado de automóviles eléctricos que irrumpe de
manera sostenida y que requiere de aleaciones con el "raro" neodimio. Otro
componente de estas "tierras" es el lantano, crucial para las baterías de
los autos y en la electrónica y comunicaciones. Son metales que parten
regalados hacia los mercados del norte, por no decir que se contrabandean.
Todas las transnacionales en el país los exportan sin declararlos en la
aduana. "Para qué los querés -le decía el subsecretario de Minería de la
provincia de San Juan a un ingeniero del sector- si aquí no tenemos cómo
investigarlos ni aplicarlos". Lo cierto es que en los países del norte, las
"tierras raras" llegan a venderse a más de 10 mil dólares la tonelada. En
esta línea se halla el coltán, combinación de dos metales, niobio y tántalo,
tan críticos como estratégicos. El coltán es indispensable en tecnologías
como la telefónica, médica (implantes), electrónica, aeroespacial y bélica.
Su demanda y valor produjo, entre otras, la guerra civil en el Congo. Un
mineral que en los últimos 15 años soporta la implacabilidad de las
transnacionales y los recurrentes debates en las Naciones Unidas debido a
explotaciones vandálicas. En nuestro país las mineras ocultan su hallazgo
mientras rastrean el continente de manera obsesiva.
Varios son los proyectos mineros avanzados para el presente año. El
principal es Pascua-Lama, de la Barrick Gold, en el límite con Chile, a
4.500 metros de altura, en San Juan. Las poblaciones aledañas de ambos
estados mantienen constantes movilizaciones, decenas de presentaciones
judiciales por daños ambientales que impactan en cursos de agua y glaciares.
El lobby de la Barrick Gold y del gobierno de José Luis Gioja provocó que la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetara la ley de protección de
glaciares sancionada por el Congreso nacional.
Casposo es otro yacimiento sanjuanino de oro y plata que mantiene en
rebeldía a asambleístas y autoconvocados.
En la misma provincia, Pachón, de Xtrata Kopper, igual que Pascua-Lama,
aplicará el tratado binacional minero de implementación conjunta
argentino-chileno, convenio que convierte a la Cordillera de los Andes en un
virtual tercer país gobernado por transnacionales.
En Catamarca se anunció la construcción de Agua Rica -cobre y polimetálica-,
afectando a los pueblos de Andalgalá, Belén, Santa María y otros, que se
manifiestan en las rutas y bloquean el paso de los vehículos mineros.
En Chubut, el proyecto Navidad, autopublicitado el más grande del mundo en
plata y plomo, también oculta minerales no revelados. En Chubut rige la ley
5001, que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de compuestos tóxicos;
los patagónicos la defienden y prometen evitar una zonificación minera,
pergeñada por gobernantes y corporaciones.
En Mendoza hay dos pertenencias extractivas en ciernes. Una es Potasio Río
Colorado, de la brasileña Vale, en Malargüe, pródigo en cloruro de potasio
para las fábricas de fertilizantes. Su explotación debería convulsionar al
país, pues consumirá un millón de metros cúbicos de gas por día, equivalente
a un tercio del que se importa de Bolivia. Utilizará la misma cantidad de
energía eléctrica que la provincia de Tucumán. Agotará fuentes de agua y
provocará un impacto ambiental insalvable reconocido por el propio Consejo
Provincial del Ambiente. A la provincia le dejaría menos del 4% de lo que
embolsará la minera.
Se precipita un año de conflictos sociales anunciados, con gobernantes y
mineros abroquelados, ignorando los reclamos populares y del sentido común.
* Javier Rodríguez Pardo es autor de Vienen por el oro, vienen por todo.
(011)15-6748-5340 - machpatagonia@gmail.co
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Javier Rodríguez Pardo
Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH)
Sistemas Ecológicos Patagónicos (SEPA)
Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)
Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)
www.renace.net
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