Agronegocios: claves y consecuencias |
por Marcelo Maggio* |
Durante las últimas semanas en
Argentina, el sector de los agronegocios realizó una variada serie
de encuentros donde confluyó el interés de empresas multinacionales
y locales, académicos, terratenientes, el sector financiero y el
Estado. El campo, a nivel mundial, atraviesa una nueva etapa marcada
por la transnacionalización del capital, la utilización de nuevas
tecnologías y un impacto social y ambiental silenciado, tendencia
potenciada por el auge de los ´agrocombustibles´. Para reconstruir
algunas claves y antecedentes de este proceso publicamos la
siguiente entrevista a Silvia Ribeiro,
investigadora del Grupo ETC, quien parte de “analizar la
concentración de las empresas” y develar su objetivo permanente
que es “conseguir el control corporativo”. - La frutilla del postre es
Mundo Agro, tal vez más importante que las anteriores, que convocó
también en el lujoso Hilton de Bs.As los días 26 y 27 de junio bajo
la alentadora consigna “Intensificación de los sistemas de
producción y el manejo del riesgo en Agricultura”. Por cierto
siempre están los daños colaterales, es decir, los riesgos. Esta vez
Monsanto disputó por encabezar el cartel. En el caso de los cultivos insecticidas también. Dicen que usan menos, pero en realidad como la planta genera resistencia porque es un insecticida permanente, los insectos se hacen resistentes y tienen que utilizar más químicos. Además como cambiaste la estructura de la planta empiezan a aparecer otras plagas, nuevas. Sobre los seres humanos lo peor lo estamos por ver, ya que la gran maniobra de la industria biotecnológica fue que la gente tuviera que demostrar el perjuicio en una planta que es artificial, con material genético de otras especies, sobre la que no hay ningún estudio sobre la salud. No hay control ni seguimiento sobre los efectos porque hay un control corporativo, empresas que tienen muchísimo poder sobre los gobiernos, entonces no se puede saber, y van a haber problemas de salud pública porque inhiben el estudio. ¿Cómo nace esta idea del copyright aplicado a la naturaleza? Nace con los transgénicos. Una patente es un invento en donde vos podés ir a una oficina y decir “yo inventé esto y quiero la exclusividad, que nadie lo pueda hacer sin pagarme”. Para eso tenías que demostrar que era nuevo, es decir que antes no existía, que era una invención. De por sí esta idea ya me parece aberrante porque el conocimiento siempre es colectivo, ya que si se te ocurre algo es por las relaciones que tenés con los demás. El argumento de las patentes también es que los inventores tienen que tener una retribución por lo que hicieron, pero por lo general los inventores reciben una parte mínima y quienes se quedan con el ingreso son quienes lo producen y comercializan. La idea de hacer exclusivo algo que se basa en el conocimiento de todos los demás es aberrante. Pero peor es con los seres vivos, porque no podés decir que vos lo inventaste. En general era una cosa que no se aceptaba, las patentes sobre los seres vivos, más allá de algunos casos de plantas ornamentales en los EE.UU. En 1980 hacen una bacteria transgénica para comer petróleo, en relación a los accidentes que había; no funcionó pero igual la registran en la oficina nacional de patentes de los EE.UU. Es la primera vez que se patenta un ser vivo. Cada patente cuesta mucho dinero, deben registrar, mantener, comprobar, y defenderse de las otras empresas que quieren patentar lo mismo. La Universidad de Stanford estima en un estudio que el registro de una patente biotecnológica cuesta 4 millones de dólares, incluyendo los procesos legales contra las otras empresas. No patentan todo, sólo lo que ven que tiene un interés comercial. Ahora aparece toda una
serie de ideas sobre copyleft. ¿Sirve para algo en estos casos? *Publicado por la agencia de
noticias Biodiversidadla. 11-07-2007 |
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PETRÓLEO |
Al fin buenas noticias desde Bagdad: se atasca la ley petrolera |
por Jonathan Steele* |
Resumen: la discusión de una ley petrolera Buenas nuevas al fin desde Bagdad. El parlamento iraquí ha entrado en el receso de verano sin aprobar la ley petrolera, por cuya aprobación presionaba Washington. Esto irrita a la administración Bush, porque la aprobación de la ley contaba como un ´mojón´ en su batalla para que el Congreso no establezca un cronograma para el retiro de las tropas de EEUU. Los ´aros´ políticos por los que se ha instado a saltar al gobierno de Nouri al-Maliki son para acompañar a la oleada de presión de EEUU. Así como el Gral. David Petraeus, el actual comandante norteamericano debe dar su informe sobre la marcha de la situación militar en el próximo mes, se espera que a mediados de septiembre George Bush relate al Congreso cómo el gobierno de Maliki está avanzando con la reforma. En ambos frentes, las señales son que la administración continuará apostando por el tiempo. Bush y sus funcionarios están ya sugiriendo que mantendrán la presión un año más, y que el informe de Petraeus será simplemente una tabla de resultados transitoria. No usará el fatídico lenguaje de la era de Vietnam acerca de la ´luz al final del túnel´, sino que dirá que se está progresando y que, por consiguiente, se necesitará más paciencia de parte del Congreso. De igual forma, Ryan Crocker, el embajador de EEUU en Bagdad, está bajándole la urgencia a los hitos. Ha recordado a los medios norteamericanos que el Congreso puede tomarse años para hacer reformas en temas complejos como la inmigración y la atención de la salud. Él argumenta que no es justo esperar que el parlamento iraquí haga todo tan rápido como lo quieren los de afuera. Dicho esto, la administración –en particular el vicepresidente Dick Cheney- y el lobby petrolero, están furiosos porque la ley petrolera se haya atascado. La razón principal no es que el gobierno y el parlamento iraquí sean un conjunto perezoso de incompetentes islámicos o sectarios de mente estrecha, como a menudo se sugiere. Los parlamentarios están estudiando la ley más cuidadosamente, y han empezado a verla como una gran amenaza a los intereses nacionales de Irak, independientemente de las religiones o sectas a las que adhiere la gente. Esta es la segunda noticia buena desde Irak. La sociedad civil, los sindicatos, los profesionales expertos en petróleo y los medios están agitando el asunto petróleo y exponiendo sus opiniones ante el Parlamento, en la forma en que se supone funciona la democracia. Los sindicatos petroleros han hecho huelgas, aun arriesgando que sus miembros y dirigentes puedan ir presos. La imagen que ha penetrado en el exterior de Irak como un país en caída libre, donde la violencia a escala masiva es una amenaza siempre presente, no es errónea. Pero puede enmascarar el hecho que ´una vida normal´ y aún ´una política normal´ todavía son posibles. La razón real de que la administración Bush quería un tránsito rápido de la ley petrolera es que temía la discusión pública, y estaba preocupada porque cuanta más gente entendiera lo que la ley entraña, mayores eran las chances de que fuera derrotada. Los partidos clave del parlamento iraquí se oponen, incluyendo el partido principal Suní –que esta semana se retiró del gobierno- así como los Sadistas Shia y el Fadhila. Washington ha promovido la ley como un asunto de ´reconciliación´, proclamando que su aprobación temprana mostraría que las comunidades étnicas y sectarias podrían compartir los beneficios sobre una base justa. Pero esto es una treta. Sólo uno de los 43 artículos de la ley menciona el reparto de beneficios, y sólo para decir que una “ley federal de beneficios” separada decidiría sobre su distribución. El primer borrador de esta otra ley sólo apareció en junio, y es claramente irrazonable esperar que el parlamento iraquí le dé curso en menos de dos meses. La ley que Washington y el lobby petrolero norteamericano quieren, establecería los acuerdos para que las compañías extranjeras operen en el sector petrolero de Irak. Analistas independientes dicen que los términos que han sido propuestos son mucho más favorables para las petroleras extranjeras que los que rigen en cualquier otro estado productor de petróleo de la región, incluyendo Kuwait y Arabia Saudita. Todos imponen salvaguardias para el interés nacional, sea que una compañía nacional controle la producción, especificando en los contratos el nivel máximo de las ganancias de los extranjeros, limitando a los extranjeros a una cantidad pequeña de yacimientos, o insistiendo en que las disputas sean arbitradas en tribunales locales y no internacionales. Otros grandes países petroleros, incluyendo Rusia y Venezuela, insisten en la aprobación parlamentaria de los contratos que abarcan campos ´estratégicos´ o involucran ´joint ventures´. Platform, un observatorio de la industria petrolífera, advierte que la ley de petróleo y gas de Irak podría “firmar la concesión del futuro de Irak”. Su vicedirector dice: “La ley es permisiva. Todas las reservas no explotadas y las aún no descubiertas, que podrían llegar hasta entre 10.000 y 20.000 millones de barriles, serían para las compañías extranjeras”. La presión pública ya ha causado algunos cambios. Los primeros borradores de 2006 hablaban de acuerdos para compartir la producción, un sistema de concesiones como las que Rusia daba a las empresas petroleras extranjeras en los días de la debilidad proto-capitalista de comienzos de los años ´90, y que Moscú ya no emplea. Los últimos borradores iraquíes hablan ahora de “contratos de exploración de riesgo”. Podrían durar unos 30 años sin oportunidad de revisarlos, y ser igualmente perjudiciales. Uno de los aspectos más significativos del despertar de la sociedad iraquí sobre este tema, es una carta reciente al parlamento dirigida por 106 tecnócratas de la industria petrolera iraquí, incluyendo exiliados que huyeron del régimen de Saddam. Ellos argumentan que no hay necesidad de apurar la ley, ya que en una época de inseguridad, no es probable que haya inversión extranjera. Quieren que el parlamento tenga el derecho de escrutar los contratos propuestos con la compañía nacional de petróleo. Ellos proponen dar curso a la ley de reparto de beneficios antes que a la ley petrolera, y no a la inversa, un punto de vista eminentemente sensato que Bush debería adoptar. No está claro si el tema surgirá en Camp David esta semana, pero el rol del gobierno británico –como el de la mayoría de los gobiernos occidentales- no ha sido bueno. Los funcionarios británicos en Bagdad –que trabajan estrechamente con los norteamericanos- han visto los borradores de la ley presentada al parlamento. Gran Bretaña apoya la línea del FMI en que la tajada final de la deuda de la era de Saddam no puede ser perdonada hasta que Irak tenga una ley que permita a los extranjeros tener un rol en la industria petrolera. Siendo un firme apoyo de la arquitectura financiera internacional actual, es improbable que Gordon Brown presione para suavizar estos términos injustos. Tanto más lamentable, puesto que el mejor camino para que Irak prospere cuando la intervención se haya terminado y supere finalmente su crisis de sectarismos, es que tenga el máximo control de su principal riqueza natural. La mayoría de los iraquíes creen que la invasión del año 2003 fue en gran medida por causa del petróleo. La paz también es por el petróleo, y seguramente es razonable no dejar que el pánico y la confusión por la crisis de seguridad actual sean usados como pantalla para ceder la riqueza del país a los extranjeros. *Publicado por The Guardian- 3-08-2007- Traducción de Hugo Palamidessi |
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