Corresponde aclarar que el presente texto es brevísimo y no posee pretensiones de ser doctrinario ni pedagógico, sólo propone elementos que disparen la discusión, aun a sabiendas de que faltan detallar diversos factores que actuaron en el período que trata, y que serán expuestos y aportados para nutrir el debate. Los planteos son generales, sin análisis exhaustivos de matices ni detalles muy específicos. El objeto es llegar a conclusiones comunes.

 

 

NEOLIBERALISMO, POPULISMOS Y CAPITALISMO DEPREDADOR

 

Si bien existen matices en las miradas que analizan el proceso político del Capitalismo en los últimos 25 años, a nivel regional y nacional, desde una lectura marxista, y más aun, apelando a las advertencias gramscianas de leer la historia en su movimiento y conjunto y no tan sólo de las coyunturas particulares que pueden confundirse con horizontes cercanos, en esta etapa el Capitalismo ha ido mutando y reacomodándose de forma vertiginosa, con total claridad de objetivos y mecanismos de acumulación y apropiación.

A grandes rasgos, y muy brevemente, podríamos señalar determinadas dinámicas (o etapas si queremos así decirle) que fueron los componentes del capitalismo en su ascenso a este momento concreto de particular impunidad, a pesar de sus crisis y vaivenes.

 

- Sin desmedro de la historia anterior reciente, los 90, o auge del “neoliberalismo”, fueron una etapa determinante y fundante en su carácter de transformador cultural. Lapso en el que podríamos reconocer la caída de la URSS y el “socialismo soviético”, un “imperialismo europeo” en ascenso, con clara hegemonía geopolítica en nuestra región (en desmedro de un EEUU  recomponiendo sus estrategias, con los ojos puestos en los recursos de Oriente).  

El agotamiento de este modelo “neoliberal” en su rol histórico (que cumplió en buena medida su función : la seguridad jurídica para el saqueo básicamente) fue produciendo descontentos (factores necesarios del “neoliberalismo” fueron desocupación y hambre) y ascenso de resistencias populares, con dos claras características : se sabe lo que no se quiere, pero no lo que se quiere; y con total ausencia en algunos casos, o deformaciones y desarrollos insuficientes de referencia política revolucionaria que capitalice y motorice los cambios.

A nivel regional las olas de rupturas sociales fueron una constante, con el ascenso de gobiernos que, con el modelo de políticas populares, sólo funcionaron para amortiguar estas efervescencias en principio sin dirección.

Este momento histórico regional puede caracterizarse como un proceso que fue único a nivel global en esa determinada coyuntura: procesos de gran movilización social y debate de nuevos paradigmas que superen al “neoliberalismo”.

 

Pero el Capitalismo también se reacomoda, muta, tiene nuevas características, y por lo tanto diseña nuevas herramientas y estrategias para recomponerse y continuar con su modelo de saqueo sin que las estructuras del mismo se vean afectadas. Requirió de formas superadoras al modelo neoliberal para ir rematando lo que los 90 no lograron afianzar. Por lo cual su necesidad pasaba por restablecer la gobernabilidad en los países donde se vio afectada y la recreación de nuevos consensos sobre pautas de aceptación de un nuevo modelo de democracia.

Este nuevo actor, el Populismo, vino a cumplir ese rol.

 

Nuevos consensos, firmes y naturalizados, para la continuidad histórica del capitalismo en su nueva etapa de consolidación de las características depredadora y acumuladora.

Los populismos, a nivel regional, solo fueron balbuceos en la construcción de nuevos paradigmas, nunca llegaron al hueso de las estructuras capitalistas, a pesar de intentos particulares que tuvieron limitaciones, dado la dependencia de estos procesos nacionales con el desarrollo populista regional. Procesos caracterizados por su alta fragilidad aun en los intentos de regionalizar una articulación que los fortalezcan, pero con condicionamientos y contradicciones que hasta el día de hoy no supieron resolver.

 

En algunos casos, como en Argentina, se basaron en la cosmética, el gatopardismo, la esquizofrenia política y el doble discurso. Jamás fueron alternativa al Capitalismo, ya dijimos, su rol fue el de amortiguar las luchas y los ascensos populares y funcionar como colchón ante posibles rupturas. Confundieron a las fuerzas sociales movilizadas tras ellas, sacaron de escena el necesario debate para resolver las contradicciones del momento, y estas mismas fuerzas cayeron en la trampa de sólo apreciar la coyuntura sin evaluar el proceso histórico que se desarrollaba.

Aun así fueron exitosos en establecer nuevos consensos y en consolidar pautas que naturalizan y normalizan una cultura socio política que no cuestiona el sistema.

 

En lo particular de este punto sabemos que no son todos los gobiernos lo mismo, tienen matices. Algunos populismos fueron pergeñados como tales por sus direcciones; otros, en cambio, se quedaron en populismo porque a pesar de haber tenido en principio una impronta revolucionaria, no pudieron o no supieron ir más allá.

Los casos puntuales de Venezuela y Bolivia, tienen particularidades a discutir en su contexto, aún con fortísimas contradicciones sin poder resolver y limitaciones. No sólo por sus propios errores, sino por la agresión constante del imperialismo, por el aislamiento dentro de circunstancias que han hecho replegar a un proyecto de integración regional y por la dependencia con países como Brasil y Argentina que han tenido gobiernos serviles y de doble discurso. El mismo desarrollo histórico y la relación de fuerza regional desfavorable hace que estos dos casos deban sostenerse sobre aguas vacilantes para mantener la dirección de los procesos de masas en sus países.



 

- Dado estos fenómenos regionales, ya Europa replegada por sus propias crisis internas, los EEUU van recuperando parcialmente su hegemonía geopolítica en la región.

Podemos señalar como puntos de inflexión de esta expresión los golpes de estado de baja intensidad con aval social (Honduras, Paraguay) y la intervención directa en el proceso regional populista (Cumbre Unasur 2008, Bases militares en Colombia).

Cumplida su función de recomposición política de la burguesía y del capital, los procesos populistas entran en retroceso.

Ya en esta etapa del Capitalismo depredador los populismos se encuentran aislados, fragmentados, capitalizados por bandas lumpenizadas, serviles a los dictados de EEUU, dejando como subproducto la desmoralización y sociedades sin capacidad de confrontación seria ni convencimiento para avanzar políticamente. Pueden considerarse las resistencias aisladas y fragmentadas de los pueblos de NuestraAmérica, con innumerables contradicciones producto de una década de confusión.

 

Consolidado el trabajo sucio de los populismos, es decir la licencia social, la construcción de nuevos parámetros culturales, la naturalización de la representación democrática burguesa y al capitalismo como normalidad cotidiana, se requiere de más vueltas de tuerca en esta etapa superior: profundizar la Seguridad Jurídica y el anestesiamiento social.

La nueva correlación de fuerza en la región, con un basamento cultural de corte fascista subyacente, propone gobiernos que administren y gerencien impunemente los negocios del Capital, asegurando la renta y profundizando los vaciamientos en las funciones del Estado como supuesto regulador. La gestión directa del Capital sobre el Estado, repartiéndose los distintos sectores de la economía, y utilizando a este como instrumento que le otorgue legalidad al saqueo (criminalización de la protesta, represión, control social, etc.)

 

Estos gobiernos apelan y apelarán a consensos más forzados, al marketing político cosmético, al terrorismo y al disciplinamiento social, con cierta torpeza, con total impunidad, pero ante tal vacío político que pudiera hacer de contrapeso, tendrán una aceptación mayor que la habitual. La lectura del Poder dominante es que su avance no tendrá resistencias organizadas efectivas.

Motivos le sobran: una sociedad sin posibilidad de respuesta política por falta de referencia (queda claro aquí que el relato K fue una construcción de papel, vacía y declamativa, liderada por la descomposición burguesa y el lumpenaje pequeñoburgués). Será inevitable en este contexto, la acumulación de controversias y contradicciones en el seno de la sociedad, y más aun de las resistencias y luchas existentes. Es un irremediable camino a futuras rupturas sociales y políticas.

Y en esto no debemos subestimar la capacidad de la burguesía en cuanto ha de saber ya sobre recomposición del capitalismo.

 

Ante estos posibles escenarios de quiebre y agotamiento en los ciclos capitalistas es obligación de las fuerzas populares, y en particular de las revolucionarias, marxistas y anticapitalistas, erigir la herramienta de intervención en las circunstancias políticas futuras, de lucha eficaz, unitaria y monolítica que pueda capitalizar la ruptura y producir los cambios verdaderos que requiere la humanidad hoy para evitar el abismo que propone el Capitalismo salvaje.

 

 

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