La Plaza de Mayo y sus
adyacencias, repletas. Las oradoras trataron de ponerle paños fríos a la combatividad popular. |
Por Nicolás Riu y Juan Giglio
Horas
antes de la enorme movilización nacional que ganó las
calles para repudiar el escandaloso fallo de la corte -
que posibilitaba la liberación de más de 300 genocidas -
diputados y senadores de todos los partidos se vieron
obligados a anular el dictamen debido al fabuloso
repudio que este provocó.
Se
calcula que más de medio millón de personas se
movilizaron tan solo en la ciudad de Buenos Aires, una
jornada que fue, sin lugar a dudas, la continuación del
6, 7 y 8 de marzo, cuando miles y miles marcharon
repudiando las políticas del gobierno y sus aliados,
obligando a la burocracia a decretar un Paro Nacional
para descomprimir.
Sin
embargo, la “descompresión” no fue tal, ya que la bronca
explotó pocas semanas después provocando una situación
que algún escritor podría denominar como de “Realismo
Mágico”, ya que resulta que ¡Ahora todos se han
declarado enemigos mortales del 2x1, incluso el
presidente, que estuvo a la vanguardia de su
promulgación!
Los
peronistas del Frente Para la Victoria de Cristina y del
Frente Renovador de Massa también han jurado y perjurado
su “total y absoluto antagonismo” con la norma, que de
mantenerse hubiera permitido la vuelta a la vida
“normal” de cientos de los peores represores de la
dictadura del Proceso.
¡Hipócritas! Fueron sus legisladores, en unidad con el
PRO oficialista, quienes votaron los pliegos de los dos
nuevos jueces de la Corte que impulsaron la limitación
de las penas para los genocidas. ¡Mentirosos!
Aquellos que se pasearon por la Plaza de
Mayo,fingiéndose victoriosos luego de haber “derrotado”
– supuestamente - al oficialismo.
Pero
la movilización obrera y popular, que luego de la caída
en desgracia de los milicos asesinos no ha cesado – ni
en cantidad ni en calidad – tiene sus propias reglas,
cuyos resultados más profundos se verán en las próximas
semanas, cuando quedará en evidencia que el movimiento
de masas le asestó un durísimo golpe al gobierno, la
oposición patronal y al conjunto de las instituciones
del régimen democrático burgués, comenzando por su
“justicia”.
Tampoco ha salido indemne la Iglesia, que con el Papa
Bergoglio a la cabeza viene impulsando la
“reconciliación”, que no es otra que la que reclaman –
masticando bronca debido al cachetazo recibido – Elisa
Carrió, María Eugenia Vidal, Marcos Peña y la mismísima
Cristina, quien dio el paso más grande en ese sentido,
cuando puso al frente del ejército al genocida Milani.
Frente a semejante situación, las dirigentas que
hablaron en el palco de la Plaza hicieron lo mismo que
semanas atrás los burócratas sindicales: ¡Trataron de
ponerle “paños fríos” a la calentura popular con un
discurso de tono conciliador, que fue elogiado por un
arco muy variado de personajes que van desde Mauricio
Macri, pasando por Sergio Massa hasta los más acérrimos
kirchneristas!
Por
esto, desde Convergencia Socialista decidimos formar
parte de la fabulosa movilización que le puso un “moño”
a la derrota del régimen, pero sin participar del acto
que se hizo para evitar que la fuerza de las luchas
continúe socavando los pilares de las instituciones
capitalistas. Junto a Tendencia Guevarista, PCT y otras
organizaciones hicimos un acto propio de espaldas a
los/as conciliadores/as.
Este
frente pro régimen tiene una herramienta para consumar
su tarea: ¡Canalizar el odio y las luchas hacia las
elecciones de Octubre! Una táctica a la cual,
lamentablemente, le sucumben casi todas las
organizaciones de izquierda, que no casualmente ayer
estuvieron en la Plaza de Mayo. ¡El documento
“diferenciador” realizado por estas fuerzas y su
“columna independiente” no fueron más que un taparrabos
de la capitulación!
A
diferencia de estas, en nuestro acto, luego de
reivindicar la movilización, apuntamos hacia un objetivo
diferente: ¡El nuevo retroceso del gobierno y el
régimen, que mordieron el polvo de la derrota frente al
movimiento de masas, plantea la posibilidad de empujar
con fuerza el nuevo Argentinazo que hará falta para
hacer cierta la consigna del 2001 “Que se vayan todos,
que no quede ni uno solo”!
Para
eso, desde nuestro escenario nos propusimos continuar
peleando para que la izquierda y los sectores combativos
rompan con la lógica electoralista y convoquen al
Encuentro Nacional de Luchadores y Luchadoras para
resolver el Plan de Lucha que niegan los burócratas. Para
eso, además, nos planteamos la tarea de sembrar el país
de asambleas obreras y populares para que sean las bases
las que se hagan cargo de la pelea de fondo y, al mismo
tiempo, construyan su propio poder político, que es el
que emana del ejercicio de la democracia directa!
La
Izquierda tiene la gran posibilidad de irrumpir frente a
la actual situación de crisis como única alternativa, si
es que se ubica a la altura de las circunstancias
asumiendo este desafío histórico, para lo cual tendrá
que dejar de lado su apatía y conservadurismo. Quienes
hicimos el acto de ayer promovemos la construcción de un
bloque de organizaciones que se pongan a la cabeza de
esta línea.