Internacionalismo ¿Vida o muerte?
Por Nuria Barbosa León
Es un tema polémico hablar de la Operación Milagros en cuanto al sentido humanitario y a las razones egoístas de quienes no pueden incrementar sus ganancias a costa del dolor de quienes lo necesitan. No es posible silenciar --incluso por los grandes medios de la comunicación-- que esa iniciativa le ha devuelto la luz a muchos latinoamericanos sin recursos económicos con padecimientos crónicos en la visión. Para los cubanos es más que un gesto solidario.
Muchos amigos latinoamericanos me han preguntado qué gana un médico que asiste a una comunidad en lugares apartados. Hay quienes creen que van porque en Cuba no tienen trabajo, en una Isla donde se ha duplicado el número de instituciones sanitarias y el consultorio médico labora en la atención primaria a nivel familiar.
He conversado con muchos médicos internacionalistas y todos sitúan en primer lugar para tomar la decisión de partir el gesto altruista de curar a quienes lo necesitan, luego hablan de un interés profesional de conocer enfermedades no vistas en Cuba por haberlas erradicados y jamás mencionan el aspecto económico que les representa estar en aquel paraje apartado de la geografía mundial.
Si bien el médico cubano internacionalista gana un poco más de salario y logra conseguir artículos materiales para su familia, ese no es el móvil principal, todos van en busca de lo desconocido y en el afán de aliviar las penas humanas.
En Cuba dejan una retaguardia que añoran todos los días. La mayor preocupación es el entorno familiar donde hay hijos pequeños y padres con más de 50 años de edad. Nunca la comunicación por carta, teléfono o mail van a sustituir la presencia imprescindible del internacionalista.
Cuando regresan, las maletas vienen cargadas de historias, las anécdotas de las vivencias y las soluciones a los problemas vistos han fortalecido la ideología y si antes de partir se pensaba que el sistema cubano debía mejorar, se viene con la certeza de que no se puede perder.
En fin, el internacionalismo en el área de la salud, es más que un gesto humanitario, es la proeza que requiere el mundo en los momentos actuales, es el heroísmo de una acción común que no tiene frontera, es la única forma de no perecer como especie y el modo de luchar por la supervivencia.
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